La Ley
que Jesucristo no vino a abolir es la Ley del Evangelio
Algunas
religiones imponen la creencia de que Jesucristo no vino a abolir las leyes de
muerte y de esclavitud del viejo testamento, pero esta enseñanza es totalmente
contraria a las enseñanzas del Evangelio, pues el Evangelio nos enseña que
Jesucristo abolió muchos mandamientos del viejo testamento. Y es que Moisés
recibió la Ley, pero después de Moisés los escribas judíos la cambiaron, como nos dice el profeta Jeremías:
"...
mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y
la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente
la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas"
(Jeremías 8:7-9).
Dios
había dado la Ley a Moisés en Diez Palabras o Diez Mandamientos, pero en
tiempos de Jesucristo las leyes del viejo testamento ya tenían más de 600
preceptos, muchos de ellos preceptos y tradiciones de hombres. Por eso,
Jesucristo abolió muchos preceptos del viejo testamento y restableció la
verdadera Ley de Dios. Pero muchos poderosos codiciosos de las naciones no
recibieron los mandamientos del Evangelio y siguieron aplicando las leyes del
viejo testamento.
Desde
el siglo IV (emperador Constantino y sus sucesores), la religión dominada por
el imperio interpretó mal el Evangelio para volver a imponer las leyes de
muerte y de esclavitud del viejo testamento que Jesucristo había abolido. Y esta
interpretación que ha confundido a muchos es la interpretación errónea que hacen
algunas religiones de las
siguientes palabras del Evangelio:
"No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas..." (Mateo 5:17-20).
En
estas palabras se basan muchos para decirnos que Jesucristo no vino a abolir
ningún mandamiento del viejo testamento, pero eso es un error porque estas palabras del Evangelio no
hacen referencia a la ley del viejo testamento, pues Jesucristo sí que
abolió muchos mandamientos del viejo testamento, como podemos ver en Mateo 5:21-48 y otras partes del
Evangelio.
Las palabras de Jesucristo en este famoso versículo (Mateo 5:17), que nos dice
que Él no había venido a abolir la Ley y los profetas, hacen
referencia a la verdadera Ley de Dios, que es la que el mismo Jesucristo nos enseña en el
Evangelio. Jesucristo nos da a conocer que la Ley y los profetas que
Él no había venido a abolir es
la siguiente:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con
vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12).
Por
tanto, ésta es la Ley que Dios dio a Israel porque Jesucristo mismo dice que
"ésta es la ley y los profetas".
Ésta es la Ley que sigue vigente, que Jesucristo no vino a abolir ("No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas").
Y de esta Ley es de la que no ha pasado
"ni una jota ni una tilde":
de la Ley que Jesucristo nos enseña en el Evangelio y que es la verdadera Ley
que Dios había dado a Moisés.
Aclarado
este punto, veamos lo que nos sigue diciendo el Evangelio en cuanto a los
mandamientos de la Ley:
Jesucristo
también nos enseña los mandamientos de la Ley, que son "mandamientos muy pequeños",
unos pocos mandamientos, que son los que
Jesucristo también nos enseña en el Evangelio. El Evangelio así nos
dice:
"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener
la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino
uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo:
¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás.
No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he
guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús
le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el
joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo
19:16-22)
La
figura de este hombre que tenía muchos bienes y que no quiso seguir los
mandamientos de Jesucristo, es la figura de los dictadores poderosos de las
naciones que hicieron religiones a su gusto para que justificaran la opulencia y
el dominio de los dictadores poderosos. El Evangelio también nos dice:
"Entonces los fariseos, oyendo que
había hecho callar a los saduceos, se juntaron a una. Y uno de ellos,
intérprete de la ley, preguntó por tentarle, diciendo: Maestro, ¿cuál es el
gran mandamiento en la ley? Jesús le dijo: Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos pende toda
la ley y los profetas". (Mateo 22:34-40)
¿Cómo
voy a amar a mi prójimo como a mí mismo si no reparto con él todo lo que
tengo para que él viva como yo vivo?... Las religiones que justifican a
los poderosos dictadores en su codicia de poder y riquezas, no cumplen con lo
que manda el Evangelio.
Lo que Dios quiere es la
misericordia:
"... si supieseis qué significa: Misericordia
quiero, y no sacrificio,
no condenaríais a los inocentes" (Mateo
12:7)
Jesús mandó perdonar
setenta veces siete:
"Entonces
se le acercó Pedro y le dijo: Señor,
¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?
Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete".
(Mateo18:21-22)
La misericordia y el
perdón es la enseñanza de la verdadera Ley de Dios.
Muchas
religiones dominadas por los poderosos dictadores nunca aceptaron estos
mandamientos de Jesucristo, pues con sus filosofías e interpretaciones lo
cambiaron todo, y así es como se volvieron a la leyes del viejo testamento de
penas de muerte y de esclavitud para imponerlas como si todas fueran
mandamientos de Dios.
Estas
enseñanzas del Evangelio que nos devuelven la verdadera Ley y los verdaderos
mandamientos de Dios, nos descubren que los mandamientos de muerte y de esclavitud
del viejo testamento (preceptos que justificaban que unos hombres tuvieran a
otros como esclavos y que mandaban que unos hombres hicieran daño y mataran a
otros hombres) no son la Ley que realmente había dado Dios a Moisés y al
pueblo desde antiguo.
Ningún
versículo aislado de las escrituras puede suplantar toda la enseñanza del
Evangelio, la cuál nos enseña la verdadera Ley y los verdaderos mandamientos
que Dios había dado a los hombres desde el principio.
Moisés
recibió la Ley, pero después de Moisés los escribas judíos la cambiaron en
mentira, como nos dice el profeta Jeremías:
"...
mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y
la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente
la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas"
(Jeremías 8:7-9).
Esto
había ocurrido con las escrituras antes de Jesucristo y el pueblo ya no
conocía la verdadera Ley de Dios, por eso el pueblo estaba en tinieblas. Y
cuando Jesucristo comenzó a predicar y restableció la verdadera Ley de Dios,
el pueblo que estaba en tinieblas vio una gran luz:
"El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció".
(Mateo 4:15-16)
Otra
interpretación equivocada de algunos religiosos
Muchos
nos quieren hacer ver que el Evangelio no es la Ley sino que viene a confirmar
las leyes del viejo testamento. Y por otra parte, también quieren hacer
ver que el Evangelio es solamente lo que dice la siguiente cita de
las cartas atribuidas a Pablo:
"Además
os declaro, hermanos, el evangelio que os he
predicado, el cual también recibisteis,
en el cual también perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra
que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente
os he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras..."
(1ª Corintios 15:1-4)
¿Es
ésta toda la enseñanza del Evangelio? ¿que Jesucristo murió por
nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día?...
Cuando
una verdad tan amplia como es la enseñanza del Evangelio se la quiere reducir
toda a unas pocas palabras, esa verdad tan reducida puede llegar a ser
incomprensible para muchas personas sencillas. Esta enseñanza que reduce
tanto el significado de lo que realmente es el Evangelio, es una enseñanza muy
difundida por muchos religiosos, pero esta enseñanza no nos dice toda la
verdad. Y al no decirnos toda la verdad, muchos pueden ser confundidos por
diferentes religiones.
La verdad amplia y completa hay que buscarla en todo el contexto
del Evangelio, el cuál nos enseña que Jesucristo también dio su vida para
enseñarnos la verdadera Ley de Dios y los verdaderos mandamientos que Dios
había dado desde el principio y que su pueblo ya no conocía. Ley que el
pueblo ya no conocía porque había sido cambiada por la pluma mentirosa de los
escribas (Jeremías 8:7-8).
Pero muchos judíos, celosos de
las leyes del viejo testamento, no recibieron la Ley de Dios como Jesucristo la
enseñaba. Y esta gran discusión que mantuvo Jesucristo con los escribas
y fariseos por causa de la ley, muchas religiones del mundo la quieren hacer
olvidar. Por eso dicen que el Evangelio es que Jesucristo murió por
nuestros pecados, que fue sepultado y que resucitó al tercer día.
Esta
enseñanza reducida de lo que es el Evangelio puede confundir a muchos cristianos, y por eso es necesario
que todo cristiano conozca el Evangelio completo para saber qué es lo que nos
enseñó Jesucristo realmente. El mismo Pablo nos dice que no creamos en
"evangelios" diferentes al que nos predicó Jesucristo, pues así nos
dice:
"Estoy maravillado de
que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo,
para seguir un evangelio diferente. No que haya otro, sino que
hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del
cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea
anatema. Como antes hemos dicho, también
ahora lo repito: Si alguno os predica
diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema". (Gálatas 1,6-9).
Esto nos enseña que los puntos difíciles de las cartas atribuidas a Pablo hay
que examinarlos a la luz del Evangelio siempre recordando estas palabras del
propio Pablo: "hay algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de
Cristo. Mas si aun nosotros, o un ángel del
cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea
anatema".
En
relación con estas palabras de Pablo, el apóstol Pedro también nos dice:
"Y tened entendido que
la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado
hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en
todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender,
las
cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así
que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de
vuestra firmeza. Antes bien, creced en la
gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro
3:15-18)
La
Gracia y el conocimiento de Nuestro Señor Jesucristo es toda la enseñanza del
Evangelio, enseñanza que deja abolidos muchos mandamientos del viejo testamento
porque no eran verdadera Ley de Dios y nos revela la Ley y los mandamientos que
realmente había dado Dios a Moisés y a su pueblo.
En la
siguiente respuesta escribiré varios mandamientos del viejo testamento abolidos
por Jesucristo.