El que ama a padre o a madre más que a mí, no es digno de mí. El que ama a hijo o a hija más que a mí, no es digno de mí.
Duras palabras del Señor Jesús que muchos no entienden, pues se deben aplicar con la debida sensatez. No significa que debamos abandonar nuestros seres queridos, sino que debemos evitar aquella “veneración” hacia ellos que fácilmente se convierte en idolatría. Por otra parte Jesús nos previene contra las exageraciones en la entrega que debemos a nuestros seres queridos, olvidándonos que existe un “prójimo” del cual también somos responsables.
Es conducta general dedicar todos nuestros esfuerzos a nuestros familiares, especialmente a nuestros padres e hijos; actitud que en la mayoría de los casos nos convierten en idólatras de personas antes que a Dios.
Delante de la eternidad los padres, los hijos, y el prójimo se “funden” en la unidad extraordinaria de los hijos de Dios, en la conformación inefable del Espíritu Santo.
Por ejemplo es una obligación proveer a nuestras familias de alimento, techo, salud, educación; pero justificar nuestra codicia y avaricia en el pensamiento de llevar a nuestras familias en la exageración “sibarita” de las necesidades primarias, afirmando que deben comer como “reyes”, y vivir en la lujuria (amor por el lujo), y vestir con ropa “costosa”, es una equivocación que resalta la idolatría hacia nosotros mismos: es vanidad. Idolatría que ha conducido al agotamiento del planeta por cuanto la producción de bienes de consumo ha rebasado los límites de lo necesario, solamente para enriquecer a unos cuantos super-poderosos y toda su “corte” de adoradores.
Hoy en día nos escandalizamos por las muertes innecesarias de miles de esclavos que se apagaron construyendo pirámides a la gloria de tantos “despistados”. Algún día nos escandalizaremos de las leyes laborales que sometieron a una clase social llamada proletariado, para el sostenimiento de otros despistados aficionados al lujo y a los deleites sensuales; sistema social que creó una clase aún más miserable, llamada en los países subdesarrollados “los desechables”.
Y ¿Qué hizo la llamada “iglesia de Cristo”? Dictaminó que estos eran los malditos endemoniados, merecedores de tanta deshonra, para apaciguar el fuego de sus conciencias, solamente para poder disfrutar de los placeres que el mundo les ofrece.
Pero el profeta señalaba este fenómeno en Zacarías 11: 4, 5,…7 4 “Así ha dicho Jehová mi Dios: apacienta las ovejas de la matanza, 5 a las cuales matan sus compradores, y no se tienen por culpables; y el que las vende, dice: Bendito sea Jehová, porque he enriquecido; ni sus pastores tienen piedad de ellas. … 7 Apacenté, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mi dos cayados: al uno puse por nombre Gracia, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas”.
Y el profeta Jeremías dice al respecto (Jeremías 5: 26, 27, 28, 29, 30, 31): 26 “Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quién pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres. 27 Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos. 28 Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo [hacedores de maldad]; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron. 29 ¿No castigaré esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará mi alma? 30 Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; 31 los profetas profetizaron mentiras, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?”.
“Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra” dice el versículo 30, refiriéndose específicamente a la forma injusta e infame cómo fueron despojados los pequeños para satisfacer la absurda ambición de los pocos que desean vivir en una exagerada forma de hedonismo y egolatría.
Nos hacen creer a través de la imagen que hizo la bestia el prototipo de hombre eregido desde la televisión y los medios impresos que sube de la tierra (la que tiene cuernos como de cordero) de la otra bestia que subió del mar (Apocalipsis 13: 11,…15) que el climax de la “bendición” es vestirse con lujo y comer con deleite de manera exagerada.
Es importante anotar que Juan el bautista se vestía con pieles y comía langostas con miel, y no hubo en la tierra un hombre más grande que Juan (Mateo 11: 11). Desde luego que quién no esté atento a las necesidades de su familia es “peor que un publicano” (1ª de Timoteo 5: 8). Para los hijos es más importante contar con la amistad y la presencia los padres en el hogar, y su apoyo moral, que recibir de ellos bienes materiales, los cuales cuando superan los límites de lo aconsejable, vuelven a los hijos vanos y superficiales.
=Basado en las notas del maestro Ignacio Gómez Yackovich=