Sin
embargo, ¿es cierto que el trato bíblico de la mujer presenta un
código de ética inmoral y falsifica la idea de que la Biblia fue
inspirada por un Creador perfectamente moral? Absolutamente no.
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“La
Biblia es un libro por y para hombres. Las mujeres son criaturas
secundarias y usualmente inferiores.” (Charles Templeton, “Farewell
to God”)
“Una
prueba consistente de que la religión es antropomórfica e inventada
por el hombre puede ser encontrada en el hecho de que es hecha
por el hombre,
en el sentido masculino. El Antiguo Testamento, como lo llaman los
Cristianos de forma condescendiente, tiene a la mujer como clonada
del hombre para su uso y bienestar. El Nuevo Testamento tiene a San
Pablo expresando aprensión y desprecio hacia la mujer.”
(Christopher Hitchins)
Estas
citas tienden a reflejar el sentimiento común que tienen los
opositores al Cristianismo sobre lo que la Biblia dice de la mujer.
Interesantemente,
ya hemos visto que, sin
Dios, los conceptos de bien y mal, moral e inmoral no tienen
significado alguno.
Sólo un
Creador moral puede explicar la existencia de la moralidad en el ser
humano.
Por lo tanto, cualquier intento de cuestionar la moralidad del Dios
de la Biblia a base de ideas ateas son auto-condenadas a estar llenas
de errores y contradicciones desde su origen.
Por
lo tanto, ¿de dónde argumentan estos opositores al Cristianismo
para el “derecho” de la mujer? De seguro no puede ser desde un
punto de vista Darwiniano. Una cita que muchos ateos no utilizan
fue escrita en la obra monumental de Charles Darwin, “The Descent
of Man”, en el 1871:
“La
principal distinción en las facultades intelectuales de ambos sexos
se muestra en la capacidad del hombre en alcanzar una más alta
eminencia, en lo que se propone, por encima de la mujer – sea en lo
que requiera pensamiento profundo, razonamiento, imaginación o mero
uso de los sentidos y las manos [...] El poder mental del hombre debe
ser por encima del de una mujer [...] En última instancia, el hombre
se ha convertido superior a la mujer.” (páginas 873 – 874)
Según
Darwin, los hombres evolucionaron a un más alto nivel que las
mujeres. Como evidencia de esta conclusión, sencillamente afirmó
que los hombres alcanzan una “más alta eminencia” en todo lo que
hacen, al compararlos con la mujer. Por lo tanto, si el hombre es más
fuerte y más apto para sobrevivir y gobernar, entonces no está
errado tratar a la mujer como inferior. En una sociedad donde la
visión atea de la evolución es cierta y como los hombres somos
superiores a las mujeres (como estableció Darwin), entonces que la
mujer sea inferior al hombre es el orden natural de la vida.
Irónicamente,
esto iría de acuerdo con la supuesta enseñanza bíblica que se
trata de condenar.
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El
Valor de la Mujer, según la Biblia
Cuando
se utiliza el trato de la mujer en el ataque a la integridad de la
Biblia, muchos hacen afirmaciones generalizadas sobre la postura
bíblica, sin representar un manejo balanceado y contextual del tema.
Por ejemplo, Templeton escribió: “La mujer era asociada con maldad
y debilidad. Sin duda, los israelitas le daban gracias a Dios en el
templo por no haber nacido mujeres.”
Pero
estos amplios comentarios están diseñados a apelar a las emociones
de una audiencia del Siglo XXI, pero, sencillamente, no representan
los verdaderos significados detrás del texto bíblico. Por ejemplo,
utilizando el tipo de razonamiento que escoge a conveniencia
versículos bíblicos sin explicaciones adecuadas, se podría decir
que los hombres son tratados injustamente porque se le requiere al
esposo que esté dispuesto a dar su vida por su esposa, pero a ella
no se le requiere cosa semejante (Efesios 5:25), entre otras cosas.
Una
inspección más de cerca revela que la Biblia, en su totalidad,
presenta una imagen de la mujer que tasa su valor como igual al del
hombre. Mientras es cierto que la Biblia ofrece diferentes
papeles para
el hombre y la mujer, no es cierto que la Biblia valora el
hombre por encima de la mujer.
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Hechas
a imagen de Dios
Muchos
piensan que “la prueba” de que la mujer es inferior al hombre
está en que la mujer fue “clonada” del hombre y es nombrada como
su “ayuda” idónea.
El
problema más grande es que este pensar ignora el hecho importante de
que la Biblia enfatiza que ella es imagen de Dios, exactamente igual
que el hombre (Génesis 1:27). Esto significa que desde el primer
capítulo de la Biblia, ésta considera que las mujeres también
fueron hechas a imagen y semejanza de Dios y también merecen ser
tratadas con la dignidad inherente que conlleva tal composición.
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La
sabiduría como el retrato de una mujer
El
libro de los Proverbios es un género literario conocido como
Literatura de Sabiduría. El tema principal del libro es el concepto
de sabiduría. Es lo principal y lo más importante de conseguir
(4:7). Es más valioso que las piedras preciosas y todo lo que se
pueda desear (8:11). En el libro de Job hace referencias adicionales
sobre su importancia (Job 28:12-20). Es explícito que los escritores
bíblicos veían la sabiduría como un rasgo de personalidad que era
extremadamente valioso.
¿Cómo
entonces se personificaba esta característica de tanto valor? Como
una mujer.
A
través del libro de Proverbios, la sabiduría es identificada como
fémina; una personificación de mujer. Siempre se identifica como
una “ella.” La ilustración más viva de la virtud de sabiduría
que el escritor de Proverbios pudo ofrecer es una de mujer (John T.
Willis, “Mujeres en el Antiguo Testamento”, página 37).
¿Dónde
estarán textos bíblicos como el de Proverbios 31, en el cual habla
del rol de una mujer virtuosa (nunca menospreciándola), en los
argumentos en contra de Biblia?
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Atributos
de Dios ilustrados con características de una mujer
Es
muy explícito que, en la Biblia, Dios ilustra aspectos de su
carácter utilizando características de ciertas categorías de
personas. Por ejemplo, una ilustración muy conocida es aquella que
Dios utiliza para comparar el amor que Él tiene hacia nosotros como
el que tiene un padre con sus hijos (1 Juan 3:1-2). Si el Dios de la
Biblia fuese verdaderamente sexista, sería razonable pensar que
cualquier comparación que utilizase Dios para ilustrar su carácter
se limitaría al género masculino. Es decir, si Dios fuese machista,
nunca se compararía con una mujer.
Sin
embargo, hay muchas instancias en las cuales Dios
ilustra su carácter a través de cualidades femeninas.
Un ejemplo es en Isaías 66:12-13:
“Esto
dice el Señor: Yo le daré a Jerusalén un río de paz y
de prosperidad. Las riquezas de las naciones fluirán hacia
ella. Sus hijos se alimentarán de sus pechos, serán
llevados en sus brazos y sostenidos en sus piernas. Los
consolaré allí, en Jerusalén, como
una madre consuela
a su hijo.”
(énfasis añadido)
Además,
si fuese cierto que Pablo es un misógino, no haría sentido que él
mismo se comparase a una mujer, ¿cierto? Sin embargo en 1
Tesalonicenses 2:7 escribió:
“Como
apóstoles de Cristo, sin duda teníamos el derecho de hacerles
ciertas exigencias; sin embargo, fuimos como niños entre
ustedes. O bien, fuimos como
una madre que
alimenta y cuida a sus propios hijos.” (énfasis añadido).
Sin
duda alguna, es un error pensar que los escritores de la Biblia
tenían algo en contra de la mujer o, peor aún, que la veían como
inferior al hombre.
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Pablo:
¿Enemigo No.1 de las mujeres?
Sin
duda alguna, el Apóstol Pablo es el que siempre citan cuando
presentan estas “evidencias” a favor de la inferioridad de la
mujer en la Biblia. Templeton resumió este tipo de sentimiento
cuando dijo: “Al juzgar por las epístolas, el apóstol Pablo era
un misógino confirmado.” (p. 185)
Por
supuesto, tales afirmaciones ignoran por completo uno de los
versículos más importantes de Pablo cuando habla de que, en Cristo,
todos somos uno:
“Ya
no hay judío ni gentil, esclavo ni libre, hombre
ni mujer,
porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28,
énfasis añadido)
Insistir
que Pablo era un misógino a pesar de lo que dijo en este versículo,
es contrario al razonamiento a base de evidencia.
Entonces,
¿por qué algunos insisten que Pablo odiaba a las mujeres, aún
sabiendo lo que dijo en Gálatas 3:28?
La
razón primordial es que Pablo consistentemente mantuvo que los
hombres y las mujeres, aunque son iguales ante Dios, han sido
otorgados diferentes tareas y roles. Los que utilizan el “odio
bíblico hacia las mujeres” en contra del Cristianismo erróneamente
igualan el concepto de los diversos papeles que
juegan los hombres y las mujeres con la idea de diferentes estatus.
El
hecho de que tengan diferentes roles NO significa que uno es menos
que otro. Por ejemplo, en Tito 3:1, Pablo dice que tenemos que
someternos y ser obedientes a nuestro gobierno y sus funcionarios.
¿Esto significa que Pablo está diciendo que los ciudadanos son
inferiores a las personas que tienen puestos gubernamentales?
¿Implica que Pablo ve a los funcionarios del gobierno son más
intelectual, física o espiritualmente superior a personas que no son
funcionarios del gobierno? ¡Claro que no! El hecho de que
tengamos que obedecer a los funcionarios del gobierno no habla del
estatus espiritual, intelectual ni físico de ninguna de las dos
partes. Sólo se refiere a los roles que le tocan a cada cual.
Entonces,
el hecho de que la mujer se debe someter a su esposo (Efesios
5:22:24) no significa que son inferiores ni que deben ser
subordinadas. La sujeción es un acto voluntario. Como se
explica en ésta entrada sobre el matrimonio:
“Someterse
(o sujeción) es algo voluntario; es rendirse a la autoridad de otro.
No es algo que es obligado o impuesto. Sin embargo, “subordinar”
es clasificar algo como inferior en orden con respecto a algo (los
esposos, en este caso). Esta segunda NO es como Dios lo intencionó.
Se
puede pensar de esta manera: Sumisión es como ir a bailar. Él va a
donde ella y le pide bailar. Si ella accede, ella va con él.
Mientras bailan, uno guía y el otro sigue – si no, ¡estarían
constantemente pisándose los pies!”
Lógicamente
hablando, los roles diferentes no pueden ser utilizados para apoyar
una acusación de que dichos roles necesariamente implican diferentes
valores o estatus.
Es
interesante porque las afirmaciones traídas en contra de la mujer
esconden unas omisiones importantes. Las omisiones son
interesantes porque la Biblia le pone un deber al esposo con su
esposa. Como cabeza del hogar, las responsabilidades de varón son
mayores: honrar a sus esposas (1 Pedro 3:7), amarlas (como a sus
propios cuerpos) y sacrificarse por ellas – así como Cristo lo
hizo por Su Iglesia (Efesios 5:25-33).
El
esposo no la ve como incapaz o inferior a él. El varón
la trata (pero no
la estima)
como vaso más frágil (1 Pedro 3:7). Es decir, se tratan con ternura
y cuidado, no porque se piense que sean inútiles, sino porque son
amadas.
Aunque
se dice mucho sobre lo “injustas” que son las instrucciones de
Pablo, es productivo preguntar: ¿quién tendría el último asiento
en el bote salvavidas si un hombre Cristiano y su esposa estuviesen
en un crucero que se hunde? El esposo Cristiano se entrega por su
esposa en estas instancias. ¿Es justo que él es llamado a aceptar
el rol sacrificado de entregar su vida por su esposa? ¿Es ella más
valiosa que él porque Dios le dijo que la amara, la protegiera y que
entregara su vida por ella, si fuese necesario? Claro que no. Es sólo
una diferencia de los roles asignados; no tiene que ver con estatus
ni valor.
http://verdadyfe.com/2013/05/19/mujer/