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General: LAIKA, PERRO/CAN SOVIETICA (PRIMER SER VIVO EN ORBITAR LA TIERRA)
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La Tierra, desde un satélite de la NASA
Los Estados Unidos emergieron de la Segunda Guerra Mundial como la potencia indiscutida. Militar, económica y científicamente se sentían muy superiores, especialmente frente a su nuevo contendiente por la supremacía política del mundo, la Unión Soviética (URSS). Tenían razones de sobra para sentir un orgullo nacional sin límite: habían contribuido de manera fundamental a la derrota del nazismo y casi en soledad derrotaron a Japón en el teatro de operaciones del Pacífico; allí demostraron al mundo su superioridad tecnológica al lograr hacerse con el control del poder del átomo y lo probaron lanzando la primera y la segunda (y únicas hasta ahora) bombas atómicas utilizadas contra población enemiga en una guerra.
Inmediatamente después de la rendición de la Alemania nazi, y pasados los primeros momentos de aparente concordia, los dos gigantes de la posguerra comenzaron con recelos, desacuerdos y enfrentamientos más o menos solapados. Los soviéticos cerraron completamente su zona de ocupación en Europa -la famosa "cortina de hierro"- y el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, anunció el 12 de marzo de 1947 la que conocemos como "Doctrina Truman" para contener y combatir la expansión de la influencia soviética en todo el mundo. Se popularizó a partir de entonces el uso del término "Guerra Fría" entre los columnistas de la época para describir esta disputa por la supremacía mundial sin llegar al enfrentamiento directo.
El diario soviético Pravda anuncia la puesta en órbita del Sputnik
La seguridad y el orgullo norteamericanos quedaron por el piso cuando el poder y la tecnología soviética les aplicaron un golpe terrible. El 4 de octubre de 1957 la URSS logró colocar en órbita el primer satélite artificial de la historia. La paranoia y la desesperación se apoderaron del público, los medios y los políticos estadounidenses. El cine, la televisión, los periódicos y la gente en general no hablaban de otra cosa. Todas las noches miraban al cielo buscando al Sputnik –literalmente, "compañero de viaje"– que se atrevía a sobrevolar, solitario y triunfante, el sagrado territorio de los Estados Unidos. Con su aspecto futurista, una esfera plateada con antenas, y su característica señal de radio que emitía sistemáticamente y podía ser captada por cualquier radioaficionado, el ánimo estadounidense estaba por el piso.
Laika, el primer ser vivo terrestre en viajar al espacio (AFP)
Un mes más tarde, sin tiempo para recuperarse ni un poco del primer golpe, llegó el segundo. La URSS anunció el lanzamiento exitoso del Sputnik 2, con el agregado de que llevaba a la perra Laika a bordo, el primer ser vivo terrestre en orbitar la Tierra. Recién tres meses más tarde fue puesto en órbita el satélite de prueba Vanguard por los estadounidenses. Jrushchov, premier de la URSS, lo ridiculizó comparándolo con un "pomelo". La carrera espacial ya formaba parte fundamental de la política, el prestigio y la estrategia de la Guerra Fría.
Estados Unidos reaccionó inyectando los fondos necesarios para alcanzar y superar a los soviéticos. En 1958, el presidente Dwight Eisenhower fundó la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio -NASA por sus siglas en inglés-, que comenzó a funcionar el 1 de octubre de ese año.
El astronauta soviético Yuri Gagarin fue el primer hombre en viajar al espacio
El honor y el prestigio estadounidenses no pudieron ser restaurados por un retraso de apenas 23 días. Ese tiempo les faltó para ganar la carrera por poner el primer hombre en órbita. En consecuencia, el 12 de abril de 1961, a bordo de la nave Vostok 1, el astronauta soviético Yuri Gagarin se convirtió en el primer ser humano en viajar al espacio.
Recién el 5 de mayo de 1961, Estados Unidos envió a Alan Shepard en un vuelo suborbital a bordo de la cápsula Mercury Redstone 3, y Jrushchov volvió a reír calificándolo de mero «salto de pulga». La nave de Shepard alcanzó una altitud de 187 km, en un vuelo que duró 15 minutos, frente a los 357 km de altura máxima y la hora y 48 minutos de Gagarin. Claramente, el marcador era muy malo para Estados Unidos. Estaban perdiendo.
Alan Shepard, primer astronauta estadounidense en el espacio
Pero quedaba el premio mayor, una última carta para restaurar el honor: ser los primeros en pisar la Luna. La carrera se volvió frenética: prácticamente todos los meses se conocía un nuevo logro soviético y casi al mismo tiempo un avance norteamericano.Los medios y la población del mundo seguían el tema con un interés, diríamos nosotros, "futbolístico". Los columnistas especulaban, los militares se alarmaban, y los niños –incluso los estadounidenses- soñaban con ser Gagarin.
Yuri Gagarin en un afiche que demuestra la importancia simbólica y propagandística que la Unión Soviética le daba a la carrera espacial
Recién cuatro meses después del lanzamiento del Sputnik 1, Estados Unidos consiguió lanzar poner en órbita su primer satélite, el Explorer 1. Durante ese tiempo se habían producido varios lanzamientos fallidos, cuyos fracasos fueron ampliamente difundidos, de los cohetes Vanguard desde Cabo Cañaveral. Mientras en la carrera a la Luna ya la URSS llevaba una clara ventaja tras el éxito soviético de colocar el primer satélite en órbita, los estadounidenses centraron sus esfuerzos en enviar una sonda a la Luna. El programa "Pioneer" fue el primer intento.
La Vostok, la nave que llevó a Yuri Gagarin al espacio
El programa soviético "Luna" empezó a funcionar con el lanzamiento de la "Luna 1" el 4 de enero de 1959, convirtiéndose en la primera sonda en llegar a la Luna. Además del programa "Pioneer", los estadounidenses, tenían el "Ranger", el "Lunar Orbiter" y el robótico "Surveyor", con el objetivo de buscar lugares de alunizaje para el Programa "Apolo", que apuntaba al mayor logro de la carrera espacial, el de más alto costo y mayor riesgo, con el cohete más grande y pesado jamás construido: llevar a una tripulación humana hasta la Luna.
Alan Shepard, con el logo de la NASA en su traje. Luego de unos primeros ensayos de vuelos espaciales, los estadounidenses se centran en la misión más difícil: enviar una nave tripulada a la luna
El nuevo presidente, John Kennedy, y su vice Lyndon Johnson, buscaron un proyecto espacial que capturara la imaginación de la gente. El nuevo Programa "Apolo" reunía los requisitos y prometía vencer tanto las resistencias de quienes defendían gastar ese presupuesto en programas sociales como de aquellos que exigían orientarlo a un proyecto más claramente militar. Kennedy y Johnson consiguieron cambiar la opinión pública: hacia 1965, el 58 por ciento de los estadounidenses apoyaban el proyecto "Apolo",en contraste con el 33 por ciento de 1963.
La revista Time le dedicó su tapa a Gagarin. Signo del impacto causado por este logro soviético
Después de que Johnson se convirtiera en presidente, en 1963, el apoyo al programa no sólo continuó sino que se incrementó al ritmo de la información que indicaba que la URSS estaba también tras el premio mayor. Sin embargo, los soviéticos, a pesar de haber ya construido un módulo de alunizaje y seleccionado los cosmonautas para la misión a la superficie lunar, diversificaron su programa espacial que comenzó a tener un carácter cada vez más militar. Debido a esto, y a los sucesivos fracasos de lanzamiento del cohete N1 soviético en 1969, los planes para el alunizaje tripulado sufrieron primero varios retrasos y más tarde una postergación indefinida.
https://www.infobae.com/america/50-anios-del-hombre-en-la-luna/2019/07/17/el-robot-olvidado-en-la-luna-en-1970-que-desmiente-las-teorias-conspirativas/ |
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