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General: HISTORIA DE LA IGLESIA (IMPERIO ROMANO)
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De: GOYOBRITO (Mensaje original) |
Enviado: 24/04/2020 00:01 |
HISTORIA DE LA IGLESIA (IMPERIO ROMANO)
La victoria de Constantino, la libertad de culto y el establecimiento de la iglesia católica en el imperio romano:
En los tiempos del paganismo, el imperio romano tenía sus propias deidades, una de las cuales al dios solar “Helio”, y para nada había aceptado al cristianismo. Por esto los cristianos eran perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados; pero llegando un tiempo que habiendo divisiones políticas y militares que ponían en peligro la estabilidad de Roma y la normal continuidad y sucesión dinástica de los monarcas, se estaba por realizar en el puente Milviano (312 d.C.), una batalla entre los adversarios que se disputaban en el cargo de emperador en Roma; y un día antes de esta batalla, ocurrió que le vino a Constantino I el grande, la grandiosa idea de una estrategia política y militar, para aglutinar el apoyo de todo el pueblo a su favor, y poder vencer a su rival Majencio; y es así que diciendo haber pedido la ayuda del dios solar, tuvo una visión de una cruz sobre el sol al poniente con la inscripción: “In hoc signo vinces”, que significa “con este signo vencerás”. Al día siguiente, Constantino I el grande salió a la batalla tras un estandarte de la cruz, y venciendo en tal batalla, declaró convertirse en cristiano. No obstante fue una conversión fingida, ya que cometió varios asesinatos, ¡incluso el de su esposa e hijo!, y por lo que de acuerdo con la Nueva Escritura Testamentaria, es que si alguien de verdad no se arrepiente y se convierte a Jesucristo despojándose del viejo hombre, “ningún homicida tiene vida eterna” (1 de Juan 3:15, Sgd. Esc.1569).
La estrategia política y militar del imperator Constantino I el grande, de utilizar al dios solar y a la cruz para conseguir el apoyo rotundo del pueblo, fue un truco que lo conllevó al éxito, pues el dios solar que se conocía en Roma cómo Helio, tenía una fuerte adoración de parte de la mayoría de los romanos, con una transcendencia histórica impresionante en varias naciones, y el cual con otro nombre era venerado en Babilonia mucho antes de la torre de Babel, específicamente en tiempos de Ninrod, cazador, sacerdote idolátrico y primer gobernante mundial anti-Elohim Verdadero. No solo el pagano dios solar Helio era adorado, sino también la cruz que en Roma para algunos era un signo maldito, era para otros un signo de veneración, incluso para muchos de la cristiandad, se había convertido en un signo cristiano, por el hecho mismo de la crucifixión en el Gólgota de Jesucristo. El conocido historiador Durant dice: “En los ejércitos de Constantino, la cruz no podía ofender a los adoradores de Mitra [los paganos], pues por mucho tiempo habían batallado bajo el estandarte mitraico de la cruz de luz”102. Y así los llamados cristianos y mitraístas paganos del ejército de Constantino fueron unidos y lucharon con éxito en las batallas. Lo cierto es, que la artimaña de Constantino I el grande para mantenerse sobre el cetro de Roma, no sólo le dio éxito con los paganos, sino también con los cristianos e hizo que el Cristianismo tuviera desde el 313 d.C., preeminencia en el imperio romano con el edicto de Milán, puesto que se le dio la libertad de reunirse y practicar el culto cristiano, sin miedo a persecución; pero por el surgimiento más tarde de pugnas entre varias corrientes del cristianismo que ponían en peligro la estabilidad de su dominio, no tuvo otra alternativa de acatar lo aconsejado en un sínodo, presidido por su consejero Osio de Córdova, para convocar en el mismo año 325 d.C., el primer Concilio Ecuménico de Nicea, y dirimir la controversia surgida entre varios obispos y presbíteros cristianos, y así establecer la paz religiosa y construir la unidad de la Iglesia cristiana.
CONCILIO DE NICEA (325 d.C.)
En acatamiento de las recomendaciones devenidas de un Sínodo, dirigido por Osio de Córdova, fue que Constantino I el Grande, decidió la realización del primer concilio ecuménico de Nicea, actualmente Iznik, ciudad de Asia Menor, en el territorio de la actual Turquía, y la controversia a dirimir en el palacio imperial de verano, era por un lado los que bajo el liderazgo del obispo Alejandro de Alejandría y de su discípulo y sucesor Atanasio, defendían que Cristo tenía la naturaleza humana y la Divina, y por tanto era el mismo Dios; y por otro lado los que a favor de Arrio y del obispo Eusebio de Nicomedía, se oponían diciendo que Cristo era la primera creación de Dios, antes del inicio de los tiempos, pero que, habiendo sido creado, no era Dios mismo, sino su servidor. En este Concilio, Constantino I, quien presidiendo y dirigiendo la reunión, propuso la formula decisiva que expresaba la relación de Cristo con Dios en el credo que el concilio emitió, que es ‘consustancial con el Padre’; y lo que a pesar del desacuerdo de algunos, y dos excepciones para no estampar las rubricas, finalmente fue firmado por 298 de los trecientos (300) asistentes. Era pues de esperarse, que siendo el deseo de Constantino poner fin a un conflicto que amenazaba la paz de su dominio, y que durante dos meses de intrincado y cansoso debate religioso, hubiera un declive de unos hacia otros, y así fue que finalmente inclinó la balanza a favor de quienes decían que IESVS era Dios, pues tomó también en cuenta que estos eran la mayoría, y que luego no se tendría excusa alguna para los ausentes y presentes. “Básicamente, Constantino no entendía nada de las preguntas que se hacían en teología griega”, dice A Short History of Christian Doctrine (Breve historia de la doctrina cristiana). Lo que sí entendía era que aquella división religiosa era una amenaza para su imperio, y él quería fortalecer su dominio.
CREDO NICENO-CONSTANTIPOLITANO (381 d.C.):
Después del Credo Niceno, los debates discrepantes sobre el Padre y Jesucristo siguieron por décadas y el propio Constantino y sus sucesores fueron alternando su apoyo entre los arrianos y los partidarios de las resoluciones de Nicea. Finalmente el emperador Teodosio I, no solo acogió el credo del Concilio de Nicea como normativa, sino que convocó el Concilio de Constantinopla en 381 d.C., para aclarar la fórmula y hacer una mescolanza. Este concilio acordó establecer el “Credo Niceno-Constantinopolitano”, pues colocó al Espíritu Santo en el mismo nivel de Dios y de Cristo, en procedencia de estos dos; y aunque esto generó el cisma entre católicos de oriente y occidente, empezó a perfilarse así, la doctrina trinitaria. Sin embargo de la supresión del paganismo y de quedar por imposición como la única base doctrinal en tofo el extenso imperio romano, ni siquiera después del Concilio de Constantinopla, el dogma de la trinidad no llegó a ser un credo generalmente aceptado; porque algunos se oponían al credo de la trinidad, y se atraían por ello violenta persecución y muerte; y solo fue en siglos posteriores que el dogma de la trinidad, quedó formulada en credos fijos. La Encyclopedia Americana dice: “El desarrollo pleno del trinitarismo tuvo lugar en Occidente, en el escolasticismo de la Edad Media, cuando se quiso dar una explicación en términos filosóficos y psicológicos”. Esto debido a que el Filósofo Santo Tomás de Aquino, hizo que en 1272 d.C., la trinidad tuviera un determinado asentamiento, porque en la Universidad de París, que en vista de la necesidad de los escolásticos (filosofía escolástica) de armonizar la revelación cristiana con el pensamiento de Aristóteles “el filósofo” del pensamiento racional, de no por la revelación y de la mortalidad del alma individual, que pregonada por los averroístas contradecían las enseñanzas de la iglesia, tuvo éxito en decir que las verdades derivadas de la razón y las verdades obtenidas por la fe, no podían estar en conflicto entre sí. |
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