Lo concerniente al gran dragón escarlata o bestia de 7 cabezas, es una figura literaria hallada en el Nuevo Testamento, para simbolizar al diablo en predestinados grandes imperios, que encabezados por reyes bárbaros, lograron conquistar mediante cruentos combates y exterminio de los oponentes, extensas regiones de un determinado continente; y los que en recelo de perder la regencia imperial, le practicaron con avidez todo tipo de asesinato, a quienes veían como una amenaza, o aquellos de quienes dudaban que se podían interponer en la continuidad de sus reinados. Tal es el caso de los siete grandes poderíos reseñados en las Sagradas Escrituras, que en cumplimiento a la Palabra del Altísimo, habían de surgir, engrandecerse y entrar en decadencia de sus dominios, para finalmente establecerse un cetro, que en lo dilatado de su reino no tendrá fin.

Todo ello en sí, es porque además de los siete imperios ya revelados a los profetas de ƵƎҒƎ (IEUE) de los ejércitos, que por su voluntad soberana necesariamente debían configurarse en el debido momento, castigar con ellos a su pueblo y cumplir un plan de redención y transformación de la especie humana; y así entre otras cosas, erradicar del todo la imperfección y los actos idolátricos de los humanos, que son hechos abominables y detestables que no deben seguir practicándolo, porque EL es el Creador de todas las cosas, quien en unidad perfecta con su forma corporal de Cristo (el Mesías), se merece toda adoración, mérito, honra y gloria; y quien al derribar el último de los imperios que surja de entre los pies de la imagen vista en sueños por el rey Nabucodonosor de Babilonia, ha de establecer su Reinado universal mesiánico por mil años, para luego hacer el establecimiento del Reinado Eterno, desde la Nueva Jerusalén que descenderá de lo alto. De manera que en cuanto al dragón escarlata se refiere, es un ente con siete cabezas en la simbología de siete imperios, que en lo tocante a cada uno y según la posición numérica indicada a continuación, fueron predestinados y condicionados para gobernar a la humanidad, de acuerdo a como se indica en cada caso: “1) imperio egipcio; 2) imperio asirio; 3) imperio babilónico; 4) imperio medo-persa; 5) imperio greco-macedonio; 6) imperio romano; y 7) Imperio de la Alianza)”. Los cuales representan a una entidad simbolizada en un monstruo de 7 cabezas, que en el transcurrir de los tiempos cada una tendría como a la verdad fue aconteciendo, la sucesión de un monarca por otro más poderoso, mediante una de las cuales actuó Herodes el grande en su representación como rey de Galilea, para procurar la muerte de Jesucristo tan pronto naciese en Belén de Judá, ya que fue la intención orquestada del Diablo/Satanás o adversario de Elohei, por verse amenazado de terminar como gobernante del mundo. Esto y aún de pretender subir al Altísimo para usurpar el reino en las alturas, le acarreó junto a los ángeles rebeldes, que fuesen expulsados desde los cielos a la tierra, tras de ser vencidos por Miguel y los ángeles de parte del Ser Divino.

En relación a todo ello, varios substratos de Apocalipsis se pueden transcribir, a la manera como a seguida el Apóstol Juan nos comenta:

Ap. 12.3: También apareció otra señal en el cielo; he aquí un gran dragón escarlata, que tenía 7 cabezas y 10 cuernos, y en sus cabezas 7 diademas; y su cola arrastraba la tercera parte de la estrella del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. Y ella dio a luz un hijo varón, que regirá con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustentasen por mil doscientos sesenta días. Después hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles, pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. Y fue lanzado fuera el dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue expulsado a la tierra, y sus ángeles fueron expulsados con él. Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido echado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la Palabra del Testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos, ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo! Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer, y se fue hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo.

Ap.13.1-8: ¹ Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en su cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas un Nombre Blasfemo. ² Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. ³ Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, ⁴ y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? ⁵ También se le dio boca que hablaba grande cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. ⁶ Y abrió su boca en blasfemia contra Dios, para blasfemar de su Nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. ⁷ Y se le permitió hacer guerra contra los santos y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. ⁸ Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo.

Ap.17.8-14, 16-17: ⁸ La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombraron viendo la bestia que era y no es, y será. ⁹ Esto es para la mente que tenga sabiduría; Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer. ¹⁰Y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. ¹¹ La bestia que es y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición. ¹² Y los 10 cuernos que has visto son 10 reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. ¹³ Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. ¹⁴ Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles…¹⁶ Y los 10 cuernos que vistes en la bestia, estos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego; ¹⁷ porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso. Ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.

Todas esas cabezas simbolizadas en Apocalipsis como siete montes, son siete imperios, que cada uno bajo la dirección de un monarca; y de entre los que para los tiempos del Apóstol Yojanán (Juan), cinco de ellos habían caído, uno era y el otro no había aun venido, porque se trata de una sucesión de monarcas por cada regencia, que al surgir una venía en destronamiento de quien estuviera subyugando, y que en el orden de importancia y para el tiempo de la decadencia de cada una, estuvieron como reyes:

“1.Taharqo del Antiguo Egipto (690-664 a.C); 2. Asurbanipal de Asiria (668-627 a.C.); 3.Belsasar de Babilonia (553-529 a.C.); 4. Darío III de los medos persas (380-330 a.C.); 5. Alejandro Magno de Macedonia (336-323 a.C.); y 6. Otro al que Juan hace referencia en Apocalipsis como “uno es”, era Domiciano del Imperio romano (81-96 d.C), cual cuando al apóstol en mención se le dio la revelación o Apocalipsis en la isla de Patmos, aún estaba imperando en su grandeza, pero tendría su decadencia, para ser sucedido por el séptimo, quien simbolizando al imperio mezclado con hierro y barro de la imagen vista en sueño por Nabucodonosor, durará breve tiempo, para darle paso al octavo rey que vendrá, y es de entre los siete imperios antes mencionados, e irá luego a perdición".

Mediante el octavo rey o monarca que será de entre los 7 imperios en mención, revivirá el dragón o monstruo de 7 cabezas, porque los 10 reyes que simbolizan a los 10 dedos de los pies de la imagen vista mediante el sueño profético que tuvo Nabucodonosor, le darán autoridad y dominio. Dicho Monarca tendrá a su favor, un sumo pontífice de una iglesia que practica la idolatría de imágenes; pues es evidente que esto sea así, por la imagen mandada hacer de la bestia, para obligar a los de la humanidad mediante decreto internacional, a darle adoración, bajo pena de muerte para quienes se rehúsen.

Se entiende perfectamente que el anticristo por ser el octavo, es de entre los siete imperios (1 Egipcio; 2 Asirio; 3 Babilónico; 4 Medo-Persa; 5 Greco-Macedonio; 6 Romano; y 7 Reino de la Alianza). Así que de entre estos 7 ha de surgir el hijo de pecado; y probablemente es uno que tendrá una gran aceptación, de los 10 reyes que representarán los 10 dedos de los pies de la imagen vista en el sueño profético que tuvo Nabucodonosor.

Lo breve del séptimo imperio, es porque necesariamente no tendrá tanto tiempo de duración; y a diferencia de la sexta cabeza imperial (Roma), que tan sólo tuvo como 1.261 años de existencia, es que actualmente el séptimo imperio, no llega y ni todavía pasa de seiscientos años, y el cual es posible que esté representado por un delegado designado de común acuerdo, entre todas las naciones que lo componen. Necesariamente su poca duración, es para dar paso al octavo reinado que vendrá, quien es escogido por 10 reyes de las diez antiguas provincias romanas, que ahora son del séptimo imperio, y que conjuntamente recibirán autoridad con el Anticristo para hacer un octavo imperio, y todos teniendo un sólo plan o propósito: “pelear contra el Cordero, pero el Cordero los vencerá, porque es Rey de reyes y Señor de Señores” (Ap. 17:13-14; y 19:19-21).

La pelea que entablan esos reyes contra el Cordero de Elohei, es claramente entendible, ya que el Anticristo suprime cualquier otra religión o culto que esté en contra de su creencia o ideología religiosa, y será un ser opuesto al Cristo de la Gloria, a los escogido y a los dos olivos. Tanto así, que el hijo de pecado se asentará en el templo de Elohim, como Elohim, haciéndose pasar por Elohim, y hará la guerra a los que guardan los mandamientos de Elohim y el testimonio de IESUE (2 Ts. 2:3-12; y Ap.); y lo más abominable o detestable del caso, es que por intermedio del falso profeta o bestia de dos cuernos le erigirán una imagen asquerosa y repugnante al hijo de perdición, y harán morir a quienes no la veneren (Ap. 13:11-15). Esto es semejante a lo que hizo Nabucodonosor, pues, mandó hacer una imagen o estatua de oro y emitió un edicto bajo pena de muerte para que todos al oír el sonido de instrumentos musicales se postraran ante ella y la adorasen (Dn. 3:1-7).

Así que cuando ello ocurra, los verdaderos cristianos no se postrarán ni adoran a la imagen de la bestia, y muchos serán asesinados; pero en contra del adversario y de sus seguidores, se desatará además de una úlcera maligna y pestilente, otras seis plagas, entre las que habrá la plaga de fuego, para que muchos de los hombres mueran por el gran calor, pues el sol alumbrará siete (7) veces más de lo acostumbrado. Sin embargo, los que estén con Cristo no sólo serán librados de la mayoría de las plagas que Elohim en su ira mandará, sino también de la prueba de fuego que vendrá sobre los moradores de la tierra, ya que semejante a lo ocurrido con Sadrad, Mesag y Abenego, un Ángel de El Altísimo los librará de morir.