«Estamos profundamente entristecidos por la noticia del fallecimiento de nuestro excepcional miembro Stephen Hawking, que ha sido tan fiel a nuestra Academia», escribió en Twitter el ente vaticano fundado en 1603. «A los cuatro Papas con los que se encontró dijo que quería hacer que avanzara la relación entre fe y razón científica. Pedimos al Señor que lo acoja en su gloria».
También el cardenal Vincent Nochols agradeció al científico británico «por su extraordinaria contribución a la ciencia», y subrayó que «le faltará» a la academia a la que pertenece también el arzobispo de Westminster.
El director del portal de Documentación Interdisciplinaria de Ciencia y Fe, creado en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma, Giuseppe Tanzella-Nitti, recuerda cuando escuchó al científico británico en la sede de la academia vaticana, en la Casina Pío IV, en 2008: «Todos escuchábamos con un gran silencio las frases que llegaban del sintetizador vocal y que ofrecían el fruto de su vivísima reflexión intelectual. Su hija y sus asistentes estaban a su lado facilitándole con cuidado singular la tarea encomendada. Al exponer los enormes saltos hacia adelante que ha dado la cosmología en las últimas décadas, Hawking concluyó su relación afirmando que “¿nos estamos acercando a poder responder a las antiguas y siempre actuales preguntas: ¿Por qué estamos aquí? ¿De dónde venimos? Yo creo que es posible responder a estas preguntas dentro del ámbito de las ciencias”. Más allá de las cuestiones metodológicas que podría suscitar esta postura, y que otros ilustres científicos presentes en la Academia, como por ejemplo el director del Proyecto Genoma, Francis Collins, observaron en esa ocasión, Hawking expresaba una percepción real, la de que la ciencia contemporánea, precisamente debido a la profundidad y a la unidad de sus investigaciones, pretende, en la actualidad y con naturalidad, responder a las preguntas de carácter filosófico y existencial».
La Specola Vaticana, observatorio astronómico guiado por el jesuita Guy Consolmgno, «se une al luto de la familia de Stephen Hawking. Apreciamos la enorme contribución científica que ha dado a la cosmología cuántica y la valentía que ha tenido al afrontar la enfermedad».
«La aportación a la ciencia del profesor Stephen Hawking», escribió por su parte el primado anglicano, Justin Welby, arzobispo de Canterbury, «ha sido ilimitada, así como el universo a cuya comprensión ha dedicado la vida. La suya ha sido una vida vivida con valentía y pasión. Mientras rezamos por todos los que lo lloran, que pueda descansar en paz».
Hawking se reunió con el primer Pontífice a la edad de 33 años, y fue Pablo VI, en 1975. «Tenemos la alegría –dijo Montini al final de un encuentro con la Pontificia Academia de las Ciencias– de entregar la medalla Pío XI al Señor Stephen William Hawking, cuyos estudios, entre otras cosas, sobre los “agujeros negros” le han merecido fama internacional. Todas nuestras felicitaciones, querido profesor, y a todos ustedes, queridos señores, mis mejores deseos por sus actividades y las de la Academia. Añadimos, como prenda de nuestra solicitud por su vida espiritual y la de sus seres queridos, nuestra bendición apostólica». El Papa, según recuerda Tanzella-Nitti, se arrodilló durante dos minutos a los pies del científico, que ya se estaba obligado a vivir en una silla de ruedas, debido a la esclerosis lateral amiotrófica, para entregarle la medalla.
En noviembre de 2016, Hawking se reunió con el papa Francisco. «Hay muchos signos esperanzadores de una humanidad que quiere reaccionar, elegir el bien común, regenerarse con responsabilidad y solidaridad», fue la frase que el Pontífice argentino eligió para comentar en su perfil de Instagram la foto con el científico en ocasión de una reunión de la Academia Pontificia sobre “Ciencia y Sostenibilidad. Impacto de los conocimientos científicos y de la tecnología en la sociedad humana y en el medio ambiente”.
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