Nuestro amor propio...
Muchas veces nuestro amor propio anda por los suelos…
especialmente cuando vemos alrededor de nosotros personas
que han triunfado en la vida.
La tendencia de compararnos con el cuerpo perfecto,
cara hermosa, más inteligencia, etc.
hace que nos sintamos inadecuados.
Nuestro Padre Dios nos ayuda a buscar la importancia
de nuestro valor.
Nuestra vida tiene un infinito valor...
no por que tenemos una buena apariencia
o por que tenemos la mente de un ganador del Premio Nobel,
sino por que fuimos creados a la imagen de Dios y por que somos amados por él.
Cuando nuestro amor propio está fundado,
no en nosotros mismos,
sino en el amor de nuestro Creador,
es entonces que nos liberamos de poner demasiado
énfasis en nosotros mismos.
Que Dios lo acompañe siempre...
Hortencia