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Respuesta  Mensaje 1 de 165 en el tema 
De: Reina4  (Mensaje original) Enviado: 10/07/2020 01:53
Creados para amar a Dios
Jorge Monroy

Leer | LUCAS 10.25-28

Los fariseos y los saduceos dedicaban mucho tiempo y esfuerzos para analizar la ley de Moisés, y para discutir sobre el valor de sus 613 normas. Pero el Señor Jesús fue al grano de la discusión al resumir la ley en dos principios clave: “Amarás al Señor con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo” (Dt 6.5; Lv 19.34).

Aun antes de decirle a su pueblo que lo amara, Dios se identificó a sí mismo por medio de varios nombres que revelaban su carácter. Por ejemplo, Jehová se refiere a su ser y a ser fiel guardador del pacto, y Elohim se refiere a su poder infinito. Por medio de sus nombres, Dios estaba llamando la atención en cuanto a lo digno que era de ser amado por encima de todos y de todo, y también de su disposición de amarnos sin medida. Él nos hace promesas inquebrantables, y tiene el poder para cumplir cada una de ellas.

La Biblia no exagera el deseo de Dios de que sus hijos lo amen con todo su ser. Cuando Él se llama a sí mismo Dios celoso y exige nuestra devoción, está señalando nuestra absoluta necesidad de Él (Éx 20.5). Cualquier cosa que tenga más prioridad en nuestra vida, es un ídolo y, por tanto, nada debe ser más importante o más fundamental para nuestra existencia que Jehová Dios.

Fuimos creados para ser amados por Dios, y para amarlo a Él en reciprocidad. No adorarle con todo nuestro ser obstruye su propósito para con nosotros. El fiel Guardador del Pacto, que es infinito en poder, nos hizo para relacionarnos con Él, de modo que podamos conocerlo, servirle y honrarlo.


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Respuesta  Mensaje 31 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 14/08/2020 19:45

El destino final del creyente
enviado por Jorge Monroy

Leer | JUAN 14.1-3



La Biblia es clara cuando dice que los que ponen su fe en Jesús como su Salvador personal, vivirán eternamente junto a Él.
El Nuevo Testamento contiene alrededor de 200 referencias del cielo, la mayoría de las cuales proceden de las enseñanzas del Señor mismo. Obviamente, el tema era muy importante para nuestro Señor. ¿Por qué, entonces, no hablamos más a menudo del cielo?

Lamentablemente, una de las razones por las que ignoramos el tema, es porque simplemente nos sentimos demasiado satisfechos aquí en la Tierra. Tal vez pensamos que estamos bastante bien, ya sea por tener una familia, un trabajo o una casa. Rodeados de tanta comodidad, puede parecernos difícil imaginar que haya un lugar mejor.

Las personas que tienen una vida menos cómoda captan el concepto de cielo con mayor facilidad. Las personas que viven padeciendo necesidades, se aferran a la idea de que la vida más allá de la Tierra proveerá todo aquello de lo que carecen actualmente.

Casi nunca es nuestra desesperación lo que hace que sea difícil de imaginar nuestro hogar celestial. Más bien, son nuestros éxitos los que muchas veces constituyen el obstáculo más grande para desear el hogar eterno al que verdaderamente pertenecemos. Podemos estar tan entretenidos por las cosas terrenales, que nos volvemos ciegos a la realidad espiritual de la vida eterna. ¿Por qué no pensamos más en el cielo? Simplemente, porque muchos de nosotros no queremos ir allá todavía.

¿Qué cosas pueden estar obstruyendo la visión de su hogar celestial? Jesús nos precedió para preparar nuestra morada eterna, ¿y quién sabe mejor que nuestro Creador cómo arreglar un lugar a nuestro gusto? No permita que nada oscurezca su visión del hogar maravilloso que le espera.

Respuesta  Mensaje 32 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 22/08/2020 23:57

El cielo: Nuestro hogar eterno
enviado por Jorge Monroy

Leer | APOCALIPSIS 21.1-6


Una persona sabia se preparará para lo inevitable. Y lo más inevitable en el mundo es nuestro fallecimiento físico. No fuimos creados para vivir para siempre en nuestros cuerpos terrenales; somos seres eternos con propósitos eternos. Con un resultado tan seguro, sería sabio pasar el tiempo en la Tierra preparándonos para el futuro en la eternidad.

¿Ha puesto usted su fe en Jesucristo como su Salvador? Si es así, entonces puede estar seguro de que pasará la eternidad con Él en el cielo. Sin embargo, ¿qué haremos cuando lleguemos allá?” A pesar de las descripciones habituales de la vida venidera, no estaremos sentados en las nubes tocando arpas, pues nos aguarda un futuro emocionante.

Alabaremos a Dios. Si usted estuvo alguna vez enamorado apasionadamente de alguien, probablemente recordará lo difícil que le era pensar en alguna otra cosa. En cierto modo, así es como veremos a Dios en el cielo: como nuestra máxima fuente de amor y compañía. Nuestra relación con Él superará cualquier “sentimiento” de amor que hayamos experimentado jamás. Mucho más que un simple sentimiento, será el fruto de una unión totalmente perfecta con nuestro Padre celestial.

Brillaremos para Dios. En el cielo, las limitaciones terrenales serán eliminadas, permitiendo que la gloria de Dios brille en cada creyente (Mt 13.43).

Reinaremos con Dios. ¿Entiende cuán valioso es usted para su Creador? Romanos 8.16, 17 nos dice que no solo somos hijos de Dios, sino también coherederos con Cristo. Esto significa que seremos parte de todo lo que el Padre ha designado para su Hijo.

El cielo es una realidad, y en Juan 14.6, Jesús dijo que solamente hay una manera de llegar allá: Por medio de Él.

Respuesta  Mensaje 33 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 23/08/2020 00:00

Triunfo por medio del fracaso
enviado por Jorge Monroy
Leer | JUAN 21.1-19


Todos hemos vivido algún fracaso. Pero lo que importa es cómo respondemos: ¿Nos damos por vencidos y vivimos derrotados, o creemos en que Dios nos restaurará?

La historia del fracaso de Pedro y de su restauración posterior, nos sirve de aliento. Jesús sabía que Pedro le fallaría, pero Él había orado específicamente para que la fe del discípulo no flaqueara. El Señor también le dijo de antemano que ese fracaso no sería el fin de la historia; que se levantaría otra vez y fortalecería a los demás.

Notemos una diferencia importante. Pedro falló, pero no era un fracasado. El Enemigo quiere que veamos nuestras fallas como parte de nuestra identidad, en vez de verlas como el resultado de nuestras acciones. Pero la verdad es que pertenecemos a Dios y nuestras fallas pueden realmente prepararnos para ser utilizados enormemente por Él. En su mano, esos momentos de nuestra vida son herramientas para que avancemos en nuestro caminar. Para que el Señor pudiera moldear a Pedro como el líder fuerte y humilde en que habría de convertirse pronto, el corazón del discípulo debía experimentar la purificación que produce el quebrantamiento.

Cuando construimos muros alrededor de nuestro corazón para negar el acceso a Dios, estamos resistiendo el quebrantamiento y la sanidad. Si queremos que el Señor nos use, debemos permitirle que elimine lo que nos impida alcanzar nuestro máximo potencial.

Increíblemente, el fracaso puede ser el catalizador que nos lleve a tener una visión nueva de lo que Dios está haciendo en nuestras vidas. Él puede utilizar nuestros tropiezos para que nos enfoquemos en sus planes y sus propósitos para nuestra vida. El resultado será para la gloria de Dios, y una bendición para nosotros.

Respuesta  Mensaje 34 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 23/08/2020 00:02

Confianza al orar
enviado por Jorge Monroy

Leer | MATEO 7.7-11


A veces, nos volvemos impacientes en nuestra vida de oración. Podemos enojarnos, o simplemente darnos por vencidos y llegar a la conclusión de que Dios no nos escucha cuando no responde nuestras oraciones de inmediato o de la forma exacta que esperábamos. La verdad es que Dios se deleita en responder nuestras oraciones, y ha dado abundantes promesas que deben motivarnos a hablar con Él. Si entendemos lo que Jesús estaba diciendo en Mateo 7, podremos orar con mayor confianza.

Pedir es la parte fácil. Pedimos ayuda para hacer nuestro trabajo o protección para nuestros hijos. E incluso, pedimos estar más cerca de Dios.

Sin embargo, algunas veces necesitamos hacer algo antes de que Dios dé una respuesta a nuestras oraciones. Por ejemplo, si le decimos a Dios: “Señor, ayúdame a entender la Biblia”, debemos proceder a abrir la Biblia y comenzar a leerla.

Por último, llamar demuestra que estamos viniendo al Señor con un sentido de dependencia de Él. Reconocemos que no podemos manipular una respuesta a nuestras peticiones, sino confiar en el poder de Dios. Además, nuestra capacidad de “llamar” es incomparable, porque nuestro Dios está de una manera intensa y personal interesado en nosotros.

El Señor Jesús utiliza las palabras pedir, buscar y llamar, de tal manera que nos anima a “pedir y seguir pidiendo; buscar y seguir buscando; llamar, y seguir llamando”. En la Biblia, la oración es comparada con el incienso, lo que implica una corriente continua que fluye de nosotros hasta llegar al cielo. ¿Está usted ofreciendo una fragancia continua al Señor por medio de sus oraciones al Él?

Respuesta  Mensaje 35 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 23/08/2020 00:04
 
La oración: Un privilegio extraordinario
enviado por Jorge Monroy

Leer | 1 JUAN 5.14-15


Una pregunta resuena en el corazón de casi todos los cristianos en algún momento de su vida: Si Dios lo sabe todo acerca de mí, ¿por qué tengo que orar por mis necesidades? El Señor tiene razones específicas por las cuales no utilizar su omnipotencia para responder a ciertos deseos y sufrimientos nuestros, a menos que le hablemos de ellos.

Dios nos anima a orar para crear una relación estrecha entre Él y nosotros. El Señor está interesado en mucho más que la satisfacción de nuestras necesidades; también quiere convertirse en nuestra fuente de fortaleza en cada prueba. Sabemos que para que una amistad crezca se requiere invertir tiempo. Las oraciones rápidas de tres minutos, aunque son valiosas e importantes para mantener un continuo olor de “incienso fragante” delante de Dios, no son suficientes para mantener una conexión personal con nuestro Padre celestial.

Santiago 1.17 dice. “Toda buena dádiva...desciende de lo alto”. El Señor quiere que le reconozcamos como la fuente de todas nuestras bendiciones. Dirigir nuestras oraciones a Dios, y confiar en que serán respondidas de acuerdo con su voluntad y en su tiempo, fortalece nuestra conciencia de que sin Él, no podemos lograr nada. En la vida cristiana, nuestra dependencia de Dios crece en proporción directa a nuestra madurez espiritual. Ese concepto va en contra de nuestra naturaleza y cultura, que valoran la independencia por encima de todo lo demás.

Somos privilegiados de pertenecer a un Dios que desea tener una relación de Padre-hijo con nosotros. Él puede, desde luego, satisfacer nuestras necesidades sin una sola palabra de nuestra parte, pero entonces nunca conoceríamos la maravilla de pedir y recibir por amor.

Respuesta  Mensaje 36 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 23/08/2020 00:07


Con la mirada más allá de la decepción
enviado por Jorge Monroy

Leer | JUAN 11.3-6


Cuando se sufre desilusiones en la vida, es fácil culparse a uno mismo o a otros —o incluso a ambos. Con frecuencia, es difícil saber qué decir o qué hacer, por no poder identificar realmente la causa o el propósito verdadero de la decepción.

La desilusión suele ser una respuesta emocional a nuestro fracaso, o al de otros, por no lograr que un deseo, una esperanza, un sueño o una meta se conviertan en realidad. Esto puede llevar a perder la fe en alguien en quien confiábamos, e incluso en una persona que amamos.

El evangelio de Juan nos dice que Jesús amaba a Marta, a su hermana María, y a Lázaro, el hermano de ellas. Por esto, no sintieron la necesidad de decir al Señor algo más que “el que amas está enfermo” (Jn 11.3). Su expectativa era que tan pronto Jesús oyera esto, Él vendría para sanar a su hermano. Sin embargo, Jesús no se puso en marcha sino hasta dos días después.

Cuando llegó, Marta salió a su encuentro y le dijo: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto” (v. 21). Había tenido la esperanza de que Él viniera de inmediato, para salvar la vida de Lázaro. Ella no veía el propósito del Señor, que era el de hacer un milagro más grande.

Dios tiene razones para dejar que suframos decepciones. Él podría evitarlas, pero quiere mostrarnos su propósito. Su deseo es que confiemos, creamos y dejemos que nuestras circunstancias lo glorifiquen a Él (vv. 4, 25). Cuando lleguen las desilusiones, ¿quedará usted paralizado y desorientando en cuanto a los planes de Dios para su vida? ¿O estará abierto a lo que el Señor quiere enseñarle, y ansioso por entender el propósito de Él, y su lección en esas situaciones? La respuesta correcta es simplemente confiar en Él.

Respuesta  Mensaje 37 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/08/2020 02:21


Cuando nos sintamos decepcionados
Jorge Monroy
Leer | EFESIOS 3.17-19


¿No es maravilloso saber que no podemos desilusionar a Dios? Puesto que el Señor conoce cada decisión que haremos, Él nunca puede ser sorprendido o decepcionado por nuestras decisiones. El Señor no tiene falsas expectativas de lo que Él puede o no lograr, y nos ama, pase lo que pase.

Cuando otras personas pasan por experiencias difíciles, dolorosas o decepcionantes, algunos cristianos se apresuran a citar Romanos 8.28: “A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a sus propósito son llamados”. Pero, ¿aplicamos este versículo a los desafíos de nuestra propia vida? ¿Tenemos fe en que Dios está trabajando en nuestras circunstancias, no importa cuán preocupantes puedan ser, para al final traernos un beneficio?

Creemos que Jesús es el Mesías que vendrá otra vez. Creemos en la salvación por gracia solamente. Creemos que pasaremos la eternidad en el cielo. Decimos sinceramente “¡Amén!” a todo eso, pero cuando sufrimos una gran desilusión en la vida, clamamos: “Señor, ¿dónde estás? ¡Ayúdame!”

Una cosa es conocer esas verdades intelectualmente, pero otra cosa es vivir por fe. ¿Podemos aplicar los principios de las Sagradas Escrituras a nuestra vida diaria para que las desilusiones imprevistas no nos impidan ser las personas que Dios quiere que seamos?

Sufrir decepciones no significan que nuestro Padre no nos ama. Él desea que saquemos provecho de las circunstancias difíciles, y quiere lo mejor para nosotros. Recordemos que Dios está más interesado en nuestro crecimiento espiritual que en aliviar nuestro dolor. Es posible que lo mejor de Él no sea siempre lo que quisiéramos, pero debido a que su naturaleza es amarnos (1 Jn 4.8), podemos tener la absoluta seguridad de que hasta las desilusiones son para nuestro bien.

Respuesta  Mensaje 38 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/08/2020 02:23


Escuchar cuando Dios llama
enviado por Jorge Monroy

Leer | 1 REYES 19.11-13



¿Piensa usted en el Señor como un poder o como una persona? Ser testigos de su gran poder es importante, sin duda, si vamos a confiar en su capacidad de hacer su voluntad. Pero a menos que tengamos una relación personal con el Padre celestial, podríamos perder de vista la manera en que se interesa por nosotros.

En el pasaje de hoy, encontramos al profeta Elías luchando con esos dos aspectos de su relación con el Señor. Solo un capítulo antes, él había experimentado la victoria por el poder maravilloso de Dios, en un enfrentamiento con cientos de falsos profetas (18.17-40). Sin embargo, inmediatamente después de eso, Elías temió por su vida, y huyó. El profeta sabía intelectualmente que el Soberano del universo era más que capaz de protegerlo. Pero lamentablemente, el temor por su vida había creado una brecha entre el conocimiento que tenía del poder y el interés de Dios por él, y la intimidad que tenía continuamente con Dios. Así que como resultado, Elías huyó.

Elías llegó al monte Horeb, donde esperaba que Dios pasara de largo. Luego, tres poderosas fuerzas de la naturaleza llegaron a ese lugar en rápida sucesión. Pero el profeta sabía que Dios no estaba en esos dramáticos eventos. Después que el viento, el terremoto y el fuego cesaron, Elías escuchó un débil y suave soplo. Reconoció de inmediato que se trataba de Dios, y de ese modo descubrió a su Señor, justo en medio de esa tenue brisa.

¿Está usted escuchando atentamente la tenue voz de Dios? ¿O a menudo se encuentra distraído por las fuerzas dramáticas que claman por su atención? Pida a su Padre celestial que atenúe el ruido, para que pueda aprender a detectar su suave susurro capaz de transformar vidas.

Respuesta  Mensaje 39 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/08/2020 02:25
Aliento para todas las temporadas
Enviado por Jorge Monroy

Leer | DEUTERONOMIO 7.7-9



Al igual que el año, la vida tiene sus temporadas. Algunas están llenas de alegría, mientras que otras se caracterizan por las dificultades. Pero no se desanime, porque hay un precepto bíblico que puede alentarle y sostenerle en cada temporada: Nuestro Dios es fiel.

Sabemos de este atributo del Señor por pasajes tales como 1 Corintios 1.9, en el que Pablo dice: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor”. Decir que Dios es fiel, significa que Él siempre hace exactamente lo que dice que hará.

Qué tranquilizador es saber que Él cumplirá sus promesas y nunca se apartará de nuestro lado cualquiera que sea la “estación” de la vida en que nos encontremos. No importa qué tan profundas, lóbregas, deprimentes, desesperadas o buenas puedan parecer las cosas, sus hijos podemos contar con la constante presencia del Padre celestial.

Así que, independientemente de nuestras pruebas o triunfos, recordemos estas tres verdades:

1. Dios será fiel porque eso es parte de su naturaleza intrínseca (Sal 36.5).
2. Dios lo sabe todo acerca de nuestra situación; jamás estamos solos en la vida (Sal 139.7-12).
3. Dios es omnipotente; por eso es poderoso para satisfacer cada necesidad, y sabe cómo animarnos en las diversas estaciones de la vida (Ro 8.28).

Aférrese a la realidad de que usted y las estaciones cambiarán, pero nuestro maravilloso Dios siempre será el mismo. Eso significa que no le fallará, que no titubeará para ayudarle, y que no cambiará; por eso puede confiar plenamente en Él. El Señor jamás se olvidará de usted, pues está a su lado, siempre. ¡Grande es su fidelidad!

Respuesta  Mensaje 40 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/08/2020 02:27

Cómo ser alentados
enviado por Jorge Monroy

Leer | SALMO 139.7-10


La mayoría de nosotros anhela tener una sensación de confianza y seguridad en esta vida. Vea si el siguiente escenario le describe a usted: Al final de su día o de su semana, se siente agotado. Sus nervios ya no aguantan más; parece estar en una temporada de pruebas, caminando pesadamente a través de valles, de aguas y de fuegos. Sabe que la Biblia dice que el Señor es omnisciente y que usa todas las cosas para bien, pero los sentimientos de aislamiento y desánimo le dejan con la duda si Él está consciente de la situación.

Si esto le suena familiar, entonces necesita recordar que usted no está transitando por esta vida solo. Nuestro amoroso Padre celestial está y ha estado con cada creyente todos y cada uno de sus días. Él viaja con nosotros lado a lado, tomando nuestra mano. Estamos caminando en la presencia del Dios viviente, cuyo Espíritu mora con y en nosotros (Jn 14.16, 17).

No importa en qué temporada de la vida se encuentre usted, y no importa cuán larga, corta, dolorosa o fácil pueda ser esa temporada, Dios quiere que sepa que nunca está solo. Él está con usted siempre (Mt 28.20). Deje que esta verdad le sirva de aliento.

David reflexionó en cuanto a esta seguridad en el Salmo 139; comprendió que no importa dónde podamos ir, el Señor está allí con nosotros. Nunca estamos más allá del alcance de un Dios que está lleno de misericordia, benignidad y consuelo (1 Cr 16.34; 2 Co 1.3).

Recuerde que Dios es fiel y omnipresente. Usted tiene un compañero en esta vida, un amigo que es más fiel que un hermano (Pr 18.24), y Él nunca le dejará ni desamparará. Disfrute hoy un tiempo maravilloso en compañía de Él.

Respuesta  Mensaje 41 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 29/08/2020 02:30

La necesidad de la sangre de Cristo
enviado por Jorge Monroy

Leer | ROMANOS 3.21-26



Romanos 3 comunica la esencia misma de las Sagradas Escrituras. Sin la cruz de Cristo y su muerte expiatoria, nadie puede ser declarado justo.

En otras palabras, solo hay una manera de llegar a ser un hijo de Dios: por medio de la sangre del Salvador (Jn 14.6). Las buenas obras y la vida correcta no ganarán el favor del Señor, porque toda persona peca inevitablemente y un pecador no puede entrar a la presencia del Dios santo. El derramamiento de la sangre de Cristo en favor del mundo, hizo posible que cualquier persona sea limpiada del pecado y tenga una relación con el Creador. El único requisito es confiar en el Señor Jesús como su Salvador.

Para que Dios sea justo, Él debe mantenerse fiel a sus propios principios. Su santidad dictaba que “el alma que pecare, esa morirá” (Ez 18.4). El castigo por el pecado, es decir, la muerte, tenía que ser pagado de una manera aceptable a Dios. Él dijo por medio de Moisés que era necesario un sacrificio: “Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona” (Lv 17.11). Había que dar una vida, para que la vida de otra persona pudiera salvarse.

En consecuencia, el Padre celestial proveyó un sacrificio perfecto y sin pecado en favor de toda la humanidad. La única manera que había para que la justicia de Dios fuera satisfecha era que Jesucristo tomara nuestra culpa y nuestro pecado sobre sí mismo, y muriera en lugar nuestro.

Cuando decimos que hay un solo camino al Padre, queremos decir que una persona debe creer que Jesucristo murió a su favor como un sacrificio perfecto. Confiar en cualquier otra cosa, es ignorar la santidad de Dios y lo que dice su Palabra (Hch 4.12).

Respuesta  Mensaje 42 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 05/09/2020 01:28

La santidad Personal
Jorge Monroy

Leer | HEBREOS 9.11-14


Si usted se dirigiera al azar a cualquier persona en la calle y le preguntara si irá al cielo, muy probablemente le diría que sí. Si le pregunta por qué, lo más probable es que le mencione las cosas buenas que ha hecho. A los no creyentes, y algunos creyentes también, se les hace difícil entender por qué sus obras no son suficientes para la salvación. En realidad, muchas personas no reconocen en absoluto su necesidad de ser salvas.

Suponen que ser un buen esposo o un padre dedicado que no engaña a nadie y hace bien su trabajo, es suficiente para ganar la vida eterna. No se ven a sí mismos como pecadores, ni comprenden que el pecado los ha separado del Dios santo. Creen que pueden ganar un lugar en el cielo por medio de su conducta.

La trampa para las personas que piensan de esta manera, es que son incapaces de reconocer que el Señor es el único que puede hacer algo en cuanto a la condición pecaminosa del ser humano. La mayoría de nosotros nos vemos muy bien a nuestros propios ojos porque, al utilizar a otros como un patrón para hacer la comparación, siempre podemos encontrar a alguien cuyo estilo de vida o sus malas acciones nos hacen lucir mejor. Pero cuando nos comparamos con la santidad perfecta de Dios, ninguno de nosotros da la talla.

El Salvador murió por los pecados de la humanidad y resucitó para que cada persona pudiera ser santa, así como Dios es santo. Juan explicó cómo es lavado el pecado del creyente: “La sangre de Jesucristo su Hijo [de Dios] nos limpia de todo pecado” (1 Jn 1.7). Las buenas obras no significan nada, a menos que sean el resultado de un espíritu limpio. Podemos tener santidad personal solamente recibiendo al Señor Jesucristo y su regalo de la salvación.

Respuesta  Mensaje 43 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 05/09/2020 01:31
La santificación del creyente
enviado por Jorge Monroy

Leer | ROMANOS 6.17-22


El Señor tiene un plan grandioso para la vida de cada persona, que puede resumirse en una sola palabra: santificación. Si usted se está rascando la cabeza pensando en lo que significa ese término, no es el único. Muchas personas, incluso algunos cristianos, no conocen su definición. Sin embargo, los creyentes deben procurar adquirir ese conocimiento, porque es una palabra importante que los define a ellos.

En su forma verbal —santificar— la palabra quiere decir “hacer santo” o “separar”. Por tanto, cuando algo es santificado, es separado del uso común a uno sagrado. En el Antiguo Testamento, se nos dice que el Señor santificó algunas cosas: hizo santo el día séptimo, apartó a la tribu de los levitas como sacerdotes, e incluso consagró lugares como el Lugar Santísimo en el tabernáculo (Gn 2.3; Nm 3).

El Señor sigue santificando a las personas hoy. Antes de que alguien reciba la salvación, está muerto espiritualmente (Ef 2.1-3). Además, Romanos 5.10 nos dice que antes de llegar a la fe, somos, en realidad, enemigos de Dios. Pero en el momento que alguien pone su fe en Jesús como su Salvador personal, sus pecados son borrados y es adoptado en la familia del Señor. Esa persona es luego apartada como un hijo de Dios para un propósito sagrado. Esto significa que los creyentes no estamos aquí simplemente para buscar su beneficio personal. Más bien, estamos para servir a Dios y glorificarlo.

Como miembros de la familia de Dios estamos llamados a reflejar su gloria, a los creyentes se les conoce como “santos”. Esta palabra tiene la misma raíz de santificación. Se nos conoce de esta manera, no porque vivimos vidas intachables, sino porque vivimos una vida consecuente con Aquel a quien representamos.

Respuesta  Mensaje 44 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 05/09/2020 01:33

Cuente su propia historia
enviado por Jorge Monroy

Leer | JUAN 9.1-7



El Señor usará el testimonio del cristiano de una manera poderosa. Cuando contamos cómo Dios nos salvó y nos transformó, el Espíritu Santo puede aumentar el interés de las personas por los asuntos espirituales, y usar nuestras palabras para ayudarlas a buscar a Cristo como su Salvador.

En Juan 9, leemos acerca de un ciego a quien el Señor curó. Había sido invidente desde su nacimiento, y muchas personas querían saber cómo se produjo su sanidad milagrosa. A todos los que lo interrogaban, les contaba los hechos tal como los había experimentado: “El hombre al que llaman Jesús hizo lodo, me lo untó en los ojos y me dijo: ‘Ve al estanque de Siloé y lávate’. Entonces fui, me lavé, ¡y ahora puedo ver!” (Jn 9.11, NTV).

Cuando obedecemos los mandamientos del Señor, las personas que nos rodean notarán que hay algo diferente en nosotros. Es posible que tengan curiosidad en cuanto a nuestra manera de afrontar el sufrimiento o de mantenernos tranquilos en tiempos de adversidad. Pueden preguntarnos por qué hemos renunciado a ciertas actividades o evitamos ciertos lugares. Podemos responder de la misma sencilla manera que el ciego: “Yo estaba ciego espiritualmente y separado de Dios por el pecado. Jesús, el Salvador, murió en la cruz para pagar mis pecados. Por la fe en Él, sé que he sido perdonado y adoptado en la familia de Dios. Es por eso que no soy el mismo”.

No tenemos que dar respuesta a todas las preguntas para poder hablar de nuestro Salvador. Solo necesitamos decir lo que nos ha sucedido personalmente. Tómese el tiempo para escribir su testimonio en unas pocas líneas y cuente su historia de manera breve y clara. Después, busque la oportunidad de compartir con alguien más lo que Dios ha hecho en su vida.

Respuesta  Mensaje 45 de 165 en el tema 
De: Reina4 Enviado: 05/09/2020 01:35

Decir las cosas como son
enviado por Jorge Monroy

Leer | JUAN 9.13-25


El ciego estuvo dispuesto a responder las preguntas acerca de su sanidad, sin importar quién se lo estuviera preguntando. Las reacciones en cuanto a su testimonio variaban. Quienes lo conocían discutían en cuanto a la autenticidad de su historia, y exigían saber cómo había llegado a ver. El hombre les dijo lo que había pasado: había conocido a un hombre llamado Jesús, quien le dio ciertas instrucciones. Cuando obedeció, fue sanado. Aunque esas personas no podían negar lo que había sucedido, tuvieron problemas para aceptar el relato, porque no podían entenderlo. Las personas en el mundo siguen haciendo lo mismo todavía, tratan de negar lo que no son capaces de explicarse.

Los fariseos también le preguntaron cómo había recibido la vista. El hombre dijo otra vez: “Me puso lodo sobre los ojos, y me lavé, y veo” (Jn 9.15). Estos líderes se negaron a creerle, porque no querían aceptar a Aquel que había sido responsable del milagro. Cuando le preguntaron por segunda vez, el hombre se limitó a repetir su testimonio. “Habiendo yo sido ciego, ahora veo” (v. 25). Rechazaron otra vez sus palabras, porque se negaron a cambiar sus creencias. Muchas personas rechazan la verdad de Dios, y se aferran a su propia interpretación de los hechos.

Una tercera respuesta se ve en los padres del hombre, a quien los fariseos interrogaron para confirmar el testimonio. Pero se negaron a hacerlo porque tenían temor a las autoridades. El miedo a la reacción de alguien puede impedirnos hablar de nuestra vida transformada.

La próxima vez que tenga la oportunidad de hablar del Señor, comparta algo que ha cambiado en usted desde que lo conoció. Diga. “Yo era ___, y ahora soy ___, gracias a Jesús”.


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