OVNIS EN LA ANTIGUEDAD
A continuación expongo supuestos eventos ufológicos de la antigüedad que, por la calidad o cantidad de sus testigos, me han llamado poderosamente la atención. Asimismo, prefiero no comentar nada de los supuestos casos de ovnis relacionados con el cristianismo en general (que van desde el famoso “carro de fuego” que se llevó al profeta Elías –en el Antiguo Testamento-… hasta el milagro de la Virgen, en Fátima (Portugal), a principios del s. XX). No dudo que algunos de los eventos recogidos en la Biblia puedan estar relacionados con inteligencias de origen extraterrestre; pero las elucubraciones sobre esos sucesos son tan enrevesadas y, a menudo, tan cargadas de ideología, que apenas pueden sacarse conclusiones coherentes. Sin embargo, sí dedicaré unas líneas a hablar de los Vímanas; esas naves voladoras descritas en la antigua literatura hindú, que tantos ríos de tinta e interpretaciones han generado.
LA EXPERIENCIA DE GOETHE
Johann Wolfgang von Goethe (1749 Fráncfort – 1832 Weimar), fue un eminente poeta, novelista, dramaturgo y científico alemán. En palabras de George Eliot: "el más grande hombre de letras alemán... y el último verdadero hombre universal que caminó sobre la tierra". Dotado de una gran inteligencia –se dice que era sobredotado-, se entusiasmó con la ola de libertad que recorrió Europa después del estallido de la Revolución Francesa de 1789 y, también, contribuyó decisivamente a la difusión y consolidación del movimiento romántico de principios del s. XIX. Sin duda ha sido una de las grandes personalidades de la Historia Contemporanea y, prueba de ello, es que el gobierno germano ha puesto su nombre al Goethe Institut –el equivalente de nuestro Instituto Cervantes-; el organismo encargado de divulgar la cultura alemana por todo el mundo.
Su biográfo oficial, Johann Peter Eckermann, explica en el tomo VI de Conversaciones con Goethe, que cuando el maestro tenía 16 años –allá por el año 1768- fue testigo de una extraña aparición cuando se dirigía en carruaje desde Fráncfort a la Universidad de Leipzig. En aquella noche que amenazaba tormenta, él y los dos acompañantes de la diligencia, tuvieron que apearse de la misma para recorrer a pie un tramo del camino que estaba muy enfangado (para no embarrancarla...). Fue entonces, cuando vió lo siguiente: De repente, a un lado del camino, vi una especie de anfiteatro enormemente iluminado. En un espacio con forma de tubo había un sinfín de pequeñas lucecitas tan brillantes que dañaban la vista. Estas luces no eran fijas, ya que saltaban en todas direcciones, aunque había algunas que permanecían inmóviles. El Informe Cometa, por precisar un poco, habla de un tubo luminoso posado en el suelo, rodeado por una multitud de pequeñas flamas muy brillantes y móviles. Los tres vieron lo mismo. Y sigue Goethe: Sentí mucho tener que abandonar aquel maravilloso espectáculo, que hubiera querido observar más de cerca, para continuar el viaje. Queda por saber si se trataba de un pandemónium de fuegos fatuos o una asamblea de criaturas luminosas; no podría decidir.
NÜREMBERG –abril de 1561- y BASILEA –agosto de 1566-
Lo que sucedió en los cielos de ambas ciudades, en las fechas señaladas, tuvo un gran impacto en psique de los ciudadanos de la época. Se trata, sin duda, de una oleada de avistamientos ovni comparable a la que afectó a los Países Bajos a finales de los 80 y principios de los 90 del s.XX, Comparable al menos, porque creó gran alarma social e involucró a miles de testigos.
NÜREMBERG, 14 de abril de 1561
En una octavilla (una especie de panfleto) elaborada en 1566 por el artista Hans Glaser, se describe un evento “horripilante” de una hora de duración, que al amanecer involucró a varias figuras con forma de esferas, discos y cigarros, que volaban por el cielo orquestando algún tipo de batalla aérea que consternó a los habitantes de la ciudad. Glaser comentó lo siguiente: fue vista por muchas personas, varones y mujeres; eran esferas y discos de color sangre, azulado y negro, cerca del Sol… por ejemplo tres en fila, cuatro en un cuadrado y algunas solas… y también se han visto entre esas esferas algunas cruces de color sangre. Y prosigue: había dos o tres grandes tubos… Y todas esas figuras comenzaron a pelearse entre sí. Luego, como “ofuscados” por el Sol, cayeron a tierra desde el cielo, como si todo ardiera, en medio de un vapor que poco a poco desapareció.
Tuvo que ser una experiencia inolvidable… Algunos avistamientos, aunque pocos, pueden llegar a ser tan espectaculares o más. Lo que llama la atención es la riqueza de los elementos que se narran y la duración del fenómeno (quizá inigualables). Las figuras con forma de esfera, de disco o de cigarro son muy conocidas por los ufólogos; así como sus llamativos colores, cuyo origen –siguiendo la teoría de la MHD-, tal vez se deba a la ionización del aire producida por esas naves al volar. Hay algunos elementos, como las cruces y las figuras alargadas en forma de grandes lanzas negras que había bajo las esferas, que son más difíciles de analizar… Parecen metáforas, relacionadas con la cultura de la época, que intentan explicar un fenómeno inexplicable; puede que de la misma manera, estableciendo la analogía…, en que los aztecas entendían la caballería de los conquistadores españoles.
Ilustración del año 1566 que reproduce el fenómeno celestre de Nüremberg (1561), incluida en la colección Wickiana que está en la biblioteca central de Zúrich (Zentralbibliotel)
BASILEA, 7 de agosto de 1566
Es increíble que 5 años y medio más tarde, se produjera en Basilea un espectáculo parecido al de Nüremberg. En la octavilla elaborada por Samuel Coccius para conmemorar ese acontecimiento, también en agosto de 1566, comenta lo siguiente: Al amanecer se vieron en el aire muchas esferas negras que hacia el Sol se desplazaban con gran rapidez y celeridad… volviéndose unas contra otras libraban disputa; tornándose algunas rojas y fogosas que luego se consumieron y disolvieron. Ambos acontecimientos fueron interpretados como una advertencia divina.
Ilustración del año 1566 que reproduce el fenómeno celeste de Basilea de ese mismo año, realizada por Samuel Coccius, ciudadano de Basilea y estudioso de las Sagradas Escrituras y de las Artes Liberales
UNA RAREZA: LOS FRESCOS DE DETCHANI
Detchani es un monasterio cristiano ortodoxo construido por los serbios en Kosovo entre 1327 y 1335. El complejo y sus frescos -de claro estilo bizantino- fueron catalogados por la UNESCO en 2004 como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, en el asunto que nos ocupa, lo verdaderamente importante son sus frescos; al menos el que se refiere a la crucifixión de Jesús. En sus extremos se ven dos estrellas, o naves, en cuyo interior encontramos “ángeles” que parecen pilotarlas por el cielo. La calidad de las pinturas es muy buena. Y es inevitable preguntarse si su desconocido autor quería dejar “algún mensaje” para las generaciones futuras.
(Plano general y detalle)
Esta obra fue citada en el Informe Cometa y, también, por el controvertido Erick von Däniken en su libro Recuerdos del FuturoAGOBARDO DE LYON Y MAGONIA
Una historia interesante, enraizada en la alta Edad Media, es la que dio a conocer el obispo de Lyon, Agobardo, a principios del s.IX. Éste se creía uno de los hombres más cultos y sensatos de su tiempo –y probablemente lo fuera-, y desde siempre destacó por su fe en la razón como arma contra la superchería de la “irracionalidad” popular (es muy posible que estuviera influenciado por la filosofía aristotélica que llegaba con los árabes situados al otro lado de la marca hispánica; ya que Agobardo era, con casi toda seguridad, oriundo de Catalunya). Asimismo tuvo que ser un gran polemista; porque como representante del católico imperio carolingio, combatió política y doctrinalmente las herejías de la época que amenazaban la primacía del Papado.
El caso es que un día el obispo se enteró de que la muchedumbre quería linchar y quemar a cuatro pobres desgraciados, tres hombres y una mujer, a los que acusaban del robo y estropicio de sus cosechas. El populacho decía que venían de Magonia, una extraña región celeste vinculada con la brujería y con el diablo, que se relacionaba con las tempestades y con el granizo que destruía las cosechas. Esta tesis, para desgracia de los infortunados, se vio agravada por sus propias declaraciones... Ante Agobardo, afirmaron estar de regreso en La Tierra después de haber sido recogidos –o raptados- por unos seres celestiales, que navegaban en barcas, que les habían mostrado maravillas y prodigios de difícil explicación. Más tarde el obispo haría un largo informe sobre el tema... pero durante las deliberaciones calificó de “estupidez” el relato, despreciándolo, atribuyéndolo a una ilusión de los afectados que iba en contra de la verdad. Sus explicaciones convencieron al pueblo. De este modo, muy ufano, pudo salvar a sus compatriotas; mediante su amado sentido común.
Es una historia interesante porque, posiblemente, se trata de uno de los primeros casos documentados de una presunta abducción extraterrestre. Es sorprendente que durante cientos o incluso, miles de años, se sucedan eventos parecidos. Uno no sabe que pensar...
Por otro lado, cambiando un poco de tema, estos hechos sirvieron de inspiración a Steven Spielberg para realizar su conocida película Encuentros en la Tercera Fase.LOS TESTIGOS CLÁSICOS
Varios autores latinos, como Dion Cassio, Plinio el Viejo, Tito Livio o el mismo Cicerón, relataron en un momento dado de sus vidas, la aparición de múltiples luces en el cielo semejantes al Sol o a la Luna; o bien con forma de esfera o de escudo ardiente. Se trata de testigos de gran calidad, en su mayoría historiadores o políticos de primer nivel. La mayoría de estos testimonios fueron recogidos por Iulius Obsequens –escritor romano del s.IV d.C.- en su famoso Libro de los Prodigios (Liber Prodigiorum); que no es otra cosa que una selección de textos sobre eventos extraordinarios acaecidos en la Antigua Roma, entre los años 249 a.C. y 12 a. C. Veamos algunos comentarios:
- Plinio el Viejo, en el libro II de su Historia Naturallis (23 a.C), afirma que durante el consulado de Gneo Octavio y de Cayo Suetonio: se vieron en el cielo nocturno, objetos tan brillantes como la Luna.
LOS VÍMANA EN LA ANTIGUA LITERATURA HINDÚ
Los Vímana estan descritos en la antigua literatura de la India; a saber: en los textos védicos (su origen se remonta a cientos o miles de años a.C –nadie lo sabe con certeza-), en el Majábharata (del s. VI a.C., el texto religioso más extenso del mundo), en el Ramaiana (s. III a.C.), en el Kirata arvuníia (s. VI d.C.), en el Samarangana Sutradhara (s. XI d.C.) y, también, en el Bhágavat Puraná (s. XII d.C.). En todos esos textos se describe a los Vímana; es decir, a carros o carrozas de diferentes tamaños y formas, que servían a los dioses y semidioses para desplazarse por el aire, por los mares e, incluso, para ir a otros planetas. Normalmente, estos vímana estaban tirados por animales (generalmente caballos, pero también por bueyes, cabras, etc.) y sus formas eran variadas: podían tener forma de pájaro, tener el tamaño de un edificio de siete plantas, ser como el mismo Sol, etc. La literatra hindú dice que los dioses los utilizaban para desplazarse y para guerrear por el aire; lo cuál no es nada extraño, porque esa literatura procede de la cultura arya, en cuyo seno el carro de guerra tenía una importancia capital (convendría recordar aquí que, fue gracias al carro de guerra tirado con caballos, que los arios pudieron conquistar la India a principios del II milenio a.C.).
Sin embargo, la polémica con los vímana procede de sus atribuciones ufológicas. Si tenían algo que ver o no con los ovnis, no lo sé (aunque hay tantas referencias, que bien pudiera ser en algunos casos...). Lo que no se puede, sin duda, es dejarse llevar por las presunciones pseudo-científicas de tipos como von Däniken, puramente inventadas para vender libros, que no llevan a ninguan parte y que oscurecen el fenómeno ufológico en general. Estos tipos plantan tantos árboles, que al final no es posible ver el bosque... Respecto al tema de los vímana, a von Däniken se le ocurrió afirmar que en el Samarangana Sutradhara: hay capítulos completos dedicados a describir aeronaves que escupen fuego y mercurio por la cola; teoría que fue aprovechada por “investigadores” como Jonathan Eisen, para asegurar que los vímana estaban impulsados por motores de mercurio... Esta aseveración esta recogida en su libro Suppressed inventions, así como otros delirios, como que existían vímanas-robot y varias variedades de combustible para impulsar las naves. Pero resulta que el Samaranga Sutradhara, para su desgracia, es una obra enciclopédica que profundiza en la arquitectura clásica hindú (en la construcción de casas y templos, en el planteamiento urbanístico de las ciudades, etc.) y en la que apenas se dedican 6 versos a los vímana, definidos con forma de pájaro y que nadan tienen que ver con los supuestos diseños de naves espaciales sin alas que les atribuye Eisen.
En cualquier caso, el tema de los vímana me llama la atención por varios motivos. En primer lugar porque se trata de un mito con miles de años de antiguedad que se remonta al albor de los tiempos; cuando el ser humano explicaba los fenómenos que no comprendía como buenamente podía, con ejemplos o metáforas sacados de su realidad cotidiana. Y si entonces veían ovnis, como los vemos hoy en día de vez en cuando, cómo iban a describirlos sino a través de analogías como la del “carro volador”. Asimismo, el hecho de que los dioses o semidioses a veces utilizaran los vímana en batallas aéreas, como se menciona en algunos textos, me recuerda sospechosamente los casos de Nüremberg y de Basilea mencionados más arriba.