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General: ACEPTADOS POR CRISTO PARA VIDA ETERNA .
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Aceptados en Cristo en el santuario celestial
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16. Este mensaje es para el mundo, pues “todo aquel” significa que cualquiera y todos los que cumplan con la condición pueden compartir la bendición. Todos los que contemplen a Jesús, creyendo en El como su Salvador personal, no se perderán, mas tendrán vida eterna. Se ha hecho completa provisión para que nosotros podamos tener el galardón eterno. FO 109.1
Cristo es nuestro sacrificio, nuestro sustituto, nuestro garante, nuestro divino intercesor; El nos ha sido hecho justificación, santificación y redención. “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios”. Hebreos 9:24. FO 109.2
La intercesión de Cristo en nuestro favor consiste en presentar sus méritos divinos en ofrenda de sí mismo al Padre como nuestro sustituto y garante; porque El ascendió al cielo para hacer expiación por nuestras transgresiones. “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo”. 1 Juan 2:1, 2. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. 1 Juan 4:10. “Puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos”. Hebreos 7:25. FO 109.3
Por estos pasajes resulta evidente que no es la voluntad de Dios que seas caviloso y tortures tu alma con el temor de que Dios no te aceptará porque eres pecador e indigno. “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. Santiago 4:8. Presenta tu caso delante de El, invocando los méritos de la sangre derramada por ti en la cruz del Calvario. Satanás te acusará de ser un gran pecador, y tú debes admitirlo, pero puedes decir: “Sé que soy pecador, y ésa es la razón por la cual necesito un Salvador. Jesús vino al mundo para salvar pecadores. ‘La sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado’. 1 Juan 1:7. ‘Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad’. Vers. 9. No hay en mí mérito o bondad por la cual pueda reclamar la salvación, pero presento delante de Dios la sangre totalmente expiatoria del inmaculado Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es mi único ruego. El nombre de Jesús me da acceso al Padre. Su oído, su corazón, están abiertos a mi súplica más débil, y El suple mis necesidades más profundas”.
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La fe.
- Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.Hebreos 11:1
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Una definición de fe—Debe enseñarse la fe, la fe salvadora. La definición de esta fe en Jesucristo se puede hacer con pocas palabras: es el acto del alma por medio del cual todo el hombre se entrega a la guarda y el control de Jesucristo. Por la fe él mora en Cristo y Cristo mora supremamente en su alma. El creyente encomienda su alma y su cuerpo a Dios, y con seguridad puede decir: Cristo es capaz de guardar lo que le he encomendado hasta aquel día. Todos los que hagan esto serán salvos para vida eterna. Habrá seguridad de que el alma ha sido lavada en la sangre de Cristo, revestida con su justicia, y es preciosa a la vista de Jesús. Nuestros pensamientos y nuestras esperanzas están concentrados en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo . Ese es el día cuando el Juez de toda la tierra recompensará la confianza de su pueblo.
Otras definiciones—Por la fe, recibimos la gracia de Dios; pero la fe no es nuestro Salvador. No nos hace ganar nada. Es la mano por la cual nos asimos de Cristo y nos apropiamos de sus méritos, el remedio por el pecado.—
La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que no conviene. Por eso nos induce a escoger su camino en lugar del nuestro. En vez de nuestra ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra debilidad, su fuerza; en vez de nuestra pecaminosidad, su justicia. Nuestra vida, nosotros mismos, ya somos suyos; la fe reconoce su derecho de propiedad, y acepta su bendición. La verdad, la justicia y la pureza han sido señaladas como los secretos del éxito en la vida. Es la fe la que nos pone en posesión de estos principios.—
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La fe.
- Ahora bien, la fe es la garantía de lo que se espera, la certeza de lo que no se ve.Hebreos 11:1
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Una definición de fe—Debe enseñarse la fe, la fe salvadora. La definición de esta fe en Jesucristo se puede hacer con pocas palabras: es el acto del alma por medio del cual todo el hombre se entrega a la guarda y el control de Jesucristo. Por la fe él mora en Cristo y Cristo mora supremamente en su alma. El creyente encomienda su alma y su cuerpo a Dios, y con seguridad puede decir: Cristo es capaz de guardar lo que le he encomendado hasta aquel día. Todos los que hagan esto serán salvos para vida eterna. Habrá seguridad de que el alma ha sido lavada en la sangre de Cristo, revestida con su justicia, y es preciosa a la vista de Jesús. Nuestros pensamientos y nuestras esperanzas están concentrados en la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo . Ese es el día cuando el Juez de toda la tierra recompensará la confianza de su pueblo.
Otras definiciones—Por la fe, recibimos la gracia de Dios; pero la fe no es nuestro Salvador. No nos hace ganar nada. Es la mano por la cual nos asimos de Cristo y nos apropiamos de sus méritos, el remedio por el pecado.—
La fe significa confiar en Dios, creer que nos ama y sabe mejor qué es lo que no conviene. Por eso nos induce a escoger su camino en lugar del nuestro. En vez de nuestra ignorancia, acepta su sabiduría; en vez de nuestra debilidad, su fuerza; en vez de nuestra pecaminosidad, su justicia. Nuestra vida, nosotros mismos, ya somos suyos; la fe reconoce su derecho de propiedad, y acepta su bendición. La verdad, la justicia y la pureza han sido señaladas como los secretos del éxito en la vida. Es la fe la que nos pone en posesión de estos principios.—
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La preocupación y la ansiedad
Lo que mata es la preocupación, no el trabajo—No es el trabajo lo que mata, sino la preocupación. La única manera de evitar la preocupación consiste en llevarle todas nuestras tribulaciones a Cristo en oración . No contemplemos el lado oscuro de las cosas. Cultivemos la alegría de espíritu.—
No nos concentremos en las dificultades—Algunos temen siempre y toman preocupaciones prestadas. Todos los días disfrutan de las pruebas del amor de Dios, todos los días gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones presentes. Sus mentes están siempre espaciándose en algo desagradable que temen pueda venir. Puede ser que realmente existan algunas dificultades que, aunque pequeñas, ciegan sus ojos a las muchas bendiciones que demandan gratitud. Las dificultades con que tropiezan, en vez de guiarlos a Dios, única fuente de ayuda, los alejan de él, porque les despiertan desasosiego y pesar.—
La preocupación añade peso a la carga—Temo mucho que estemos en peligro, por preocuparnos en fabricar yugos para nuestros cuellos. No nos preocupemos; porque si lo hacemos llevaremos el yugo pesado y la gravosa carga. Hagamos todo lo que podamos sin preocuparnos, confiando en Cristo. Estudiemos sus palabras: “Todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis”. Mateo 21:22. Estas palabras son la garantía de que todo lo que un Salvador omnipotente puede concedernos, será dado a los que confían en él. Como mayordomos de la gracia del cielo, debemos pedir con fe, y entonces esperar confiadamente la salvación de Dios. No debemos adelantarnos a él, para tratar de lograr lo que deseamos mediante nuestro propio esfuerzo. Debemos pedir en su nombre, y acto seguido debemos actuar como si creyéramos en su eficiencia.—
No es la voluntad de Dios—No es la voluntad de Dios que su pueblo sea abrumado por el peso de las preocupaciones.—
La ansiedad produce enfermedad—Cuando el mal quedó subsanado, podemos con fe tranquila presentar a Dios las necesidades del enfermo, según lo indique el Espíritu Santo. Dios conoce a cada cual por nombre y cuida de él como si no hubiera nadie más en el mundo por quien entregara a su Hijo amado. Siendo el amor de Dios tan grande y tan infalible, debe alentarse al enfermo a que confíe en Dios y tenga ánimo. La congoja acerca de sí mismos los debilita y enferma. Si los enfermos resuelven sobreponerse a la depresión y la melancolía, tendrán mejores perspectivas de sanar; pues “el ojo de Jehová está sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia.
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EL PUEBLO REMANENTE PROTESTANTE DE CRISTO SU SANTA LEY DEL SINAI En la profecía del primer mensaje angélico, en el capítulo 14 del Apocalipsis, se predice un gran despertamiento religioso bajo la influencia de la proclamación de la próxima venida de Cristo. Se ve un “ángel volando en medio del cielo, teniendo un evangelio eterno que anunciar a los que habitan sobre la tierra, y a cada nación, y tribu, y lengua, y pueblo”. “A gran voz” proclama el mensaje: “¡Temed a Dios y dadle gloria; porque ha llegado la hora de su juicio; y adorad al que hizo el cielo y la tierra, y el mar y las fuentes de agua!” Apocalipsis 14:6, 7 .Apocalipsis 14:7 Decía con fuerte voz: «Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su Juicio; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua.»
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.7-> Gran voz. Los mensajes del primero y del tercer ángel se proclaman a “gran voz” (Ap 14:9). La “gran voz” indica que el mensaje se proclamará en tal forma que todos podrán oírlo. También se destaca la importancia del mensaje. Temed. Gr. fobéō, “temer”, “reverenciar”. Fobéo no significa aquí sentir temor de Dios, sino acercarse a él con reverencia y respeto. Incluye el pensamiento de absoluta lealtad a Dios, en una sumisión a Dios, en una sumisión completa a su voluntad. (cf. com. Deu 4:10). Dios. El mensaje de temer a Dios es especialmente oportuno en el período representado por la predicación de este ángel, porque los hombres se han entregado a la adoración de los dioses del materialismo y el poder y muchos otros que han inventado. Gloria. Gr. dóxa (ver com. Rom. 3; 23). Aquí significa sin duda “honor”, “alabanza”, “homenaje”. Cf. Sal 115:1; Isa 42:12; 2Pe 3:18; Jud 1:25. Hora. O “tiempo”, no es hora literal. Compárese este uso de “hora” con Jn 4:21; Jn 4:23; Jn 5:25; Jn 5:28; Ap 14:15. Entendida así, es posible comprender la clase “hora de su juicio” se refiere al tiempo, en sentido general, cuando se efectuará el juicio, y no necesariamente al momento exacto cuando comenzará el juicio. En esta forma es posible que el mensaje del primer ángel fue proclamado en los años que precedieron a 1844, aun cuando la verdadera obra de juicio aún no había comenzado (ver com. “juicio”). 842 Juicio. Gr. krísis, “la acción de juzgar”, en contraste con kríma, “la sentencia del juicio” (ver com. Ap 17:1). Los expositores adventistas del séptimo día entienden que el juicio que aquí se menciona fue el que comenzó en 1884, representando simbólicamente por la purificación del santuario terrenal (ver com. Dan 8:14). Puede deducirse que no se refiere al ejecutivo cuando venga Cristo y todos recibirán su retribución, porque los mensajes de los tres ángeles (Ap 14:6-12) preceden a la segunda venida de Cristo (Ap 14:14). Además, el mensaje concerniente al juicio es acompañado por una exhortación y una amonestación que revelan que el día de la salvación aún no ha pasado. Los hombres pueden aún buscar a Dios y escapar de la ira que vendrá. La predicación de Guillermo Miller y sus colaboradores en el período desde 1831 hasta 1884, respecto a la terminación de los 2.300 días en 1844, puede considerarse históricamente como el comienzo de la predicación del mensaje del primer ángel (ver F. D. Nichol, The Midnight Cry, p. 284). Pero ese mensaje ha tenido validez desde entonces, y continuará teniéndola hasta que caiga el telón que pondrá fin a la oportunidad de salvación para el hombre. Ha llegado. O “ha venido”. Adorad. Gr. proskunéo, “rendir homenajes”, “adorar”. La adoración a Dios contrasta con la adoración a la bestia (Ap 13:8; Ap 13:12) y su imagen (Ap 14:15). En la crisis que pronto vendrá, los habitantes de la tierra tendrán que escoger, como lo hicieron los tres fieles hebreos de la antigüedad, entre el culto al verdadero Dios y el culto a los dioses falsos (Dan. 3). El mensaje del primer ángel tiene el propósito de preparar a los seres humanos para que hagan la debida elección y permanezcan firmes en el tiempo de la crisis. Hizo el cielo y la tierra. El Creador del universo es el verdadero y único objeto de adoración. Ningún hombre ni ningún ángel es digno de adoración. Esta prerrogativa sólo pertenece a Dios. El poder de crear es uno de los rasgos distintivos del verdadero Dios, en contraste con los dioses falsos (Jer 10:11-12). La exhortación a adorar a Dios como el Creador ha llegado a ser especialmente oportuno desde los años siguientes a la predicación inicial del mensaje del primer ángel, debido a la rápida propagación de la teoría de la evolución. Además, la exhortación a adorar a Dios como el Creador de todas las cosas, indica que debe prestarse la debida atención al monumento que recuerda las obras creadas por Dios: el sábado del Señor (ver com. Exo 20:8-11). Si el sábado hubiese sido guardado como era el propósito de Dios, hubiera servido una gran salvaguardia contra la credulidad y la evolución (ver Hch 14:15; PP 348). El sábado será un punto especial controversia en la crisis final que se avecina (ver com. Ap 13:16). ] Apocalipsis 14:12 Aquí se requiere la paciencia de los santos, de los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.
Apocalipsis (de Juan) 14-> Ver.
[V.12-> Paciencia. Gr. hupomon’ (ver com. Rom 5:3). La traducción “perseverancia” o “aguante” sería aquí más adecuada. “Aquí está la perseverancia de los santos” (BA). El contexto llama la atención a la intensa lucha contra la bestia y su imagen. Se hará todo esfuerzo posible para obligar a que el remanente se una con el movimiento promovido por la segunda bestia; incluso será amenazado con aislamiento y muerte (Ap 13:11-17); Satanás obrará al mismo tiempo con todo “engaño de iniquidad” (2Ts 2:10; cf. Mat 24:24) para hacer que parezca que el poder de Dios se manifiesta en ese movimiento. Pero en medio de todo perseverará hasta el fin el fiel remanente y mantendrá su integridad. Su firmeza a toda prueba merece una alabanza especial. Santos. Gr. hágios (ver com. Rom 1:7). Guardan los mandamientos de Dios. Esta declaración es muy significativa por el contexto en que se halla. El mundo, cautivado por los engaños de Satanás, se inclinará delante de la bestia y su imagen, y cumplirá sus dictados y decretos (ver com. Ap 13:8); pero los santos se negarán a cumplir sus exigencias porque guardan los mandamientos de Dios. El asunto crucial del conflicto será el cuarto mandamiento de la ley de Dios. Los cristianos concuerdan en términos generales en cuanto al carácter obligatorio de los otros nueve mandamientos; pero a principios de la era cristiana se comenzó a poner a un lado el sábado, séptimo día de la semana, y a sustituirlo por la observancia del primer día de la semana como día de culto (ver com. Dan 7:25). Los cristianos que observan el domingo presentan diversas razones por las cuales observan el primer día de la semana en lugar del séptimo, y por qué se sienten autorizados para despreciar las exigencias del mandamiento original. Algunos afirman que los Diez Mandamientos fueron abolidos junto con todas las leyes ceremoniales del AT; Otros sostienen que el elemento temporal del cuarto mandamiento es ceremonial, pero que la orden de observar un día en siete es una obligación moral. Estas opiniones no se basan en las Escrituras. El punto de vista de la iglesia de Roma es que ella transfirió el carácter sagrado de un día al otro por autoridad divina. Pero los protestantes no pueden aceptar esta posición, porque la Biblia y solamente la Biblia es su regia de fe. El asunto llegará a su punto culminante cuando Babilonia la grande se imponga sobre el Estado para que éste haga de la observancia del domingo un asunto de ley civil, obligatorio, y decida castigar a todos los que no le obedezcan. 847 Este es el conflicto que describe Ap 13:12-17 (ver el comentario respectivo, especialmente los Ap 14:12; Ap 14:16). En esa hora tenebrosa los hijos de Dios se aferrarán a la Biblia y no le rendirán homenaje a ningún poder, excepto a Cristo. Entre los muchos rasgos característicos que podrían habérsele mencionado al profeta, se le indicó que destacase dos predominantes: la observancia de los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. La fe de Jesús. O “fe en Jesús”. El texto griego puede entenderse en ambas maneras, aunque generalmente se prefiere la segunda. En cuanto a la diferencia entre las dos expresiones y la importancia de la fe en la experiencia cristiana, ver com. Rom 3:22. La fe de Jesús y la observancia de los mandamientos representan dos aspectos importantes de la vida cristiana. Los mandamientos de Dios son un reflejo de su carácter, pues exponen la norma divina de justicia que Dios anhela que alcance el hombre, pero que debido a su condición pecaminosa no puede lograr. “La mente carnal... no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede” (Rom 8:7). A pesar de sus mejores esfuerzos, el hombre continuamente está destituido de la gloria de Dios (ver com. Rom 3:23); pero Jesús vino para capacitar a los seres humanos y restaurarlos a la imagen divina. Vino para mostrar cómo es el Padre, y en este sentido amplió el significado de la ley moral o Diez Mandamientos del Sinaí escrito con el dedo de Dios . Los hombres pueden guardar los requisitos divinos por medio del poder de Cristo (ver com. Rom 8:3-4) y reflejar así la imagen divina. La iglesia remanente honra los mandamientos de Dios del Sinaí sábado séptimo día en Cristo Jesús creador de su ley Dios y Salvador en el santuario celestial y los observa, no con un sentido legalista sino como una revelación del carácter de Dios y Cristo, que mora en el corazón del verdadero creyente (Gal 2:20). ]Apoc 10:11
Entonces me dicen: «Tienes que profetizar otra vez contra muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes.»
Apocalipsis (de Juan) 10-> Ver. 11
[V.11-> El. Cristo, el “ángel” de los Ap 10:1; Ap 10:9. Es necesario que profetices otra vez. Cf Eze 3:1; Eze 3:4. Aunque el comer el rollo le había producido amargura a Juan, las palabras consoladoras que Cristo dirige al profeta son que ahora debe profetizar nuevamente. A Juan como representante de los creyentes adventistas después del chasco, se le impone la obligación de proclamar un mensaje adicional, más amplio. Aún queda por hacer una gran obra. Deben salir a proclamar el mensaje del tercer ángel de Ap 14:9-12. Sobre. ”Acerca de” o “para”; cualquiera de estos significados concuerda con el contexto. Los mensajes serían “para muchos pueblos...” y “acerca de muchos pueblos”. Muchos pueblos. A medida que los creyentes adventistas comprendían el pleno significado del mensaje del tercer ángel, se dieron cuenta más y más que era un mensaje para el mundo, que tenía que ser llevado a “muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”. Esta convicción ha dado como resultado uno de los programas más extensos de evangelización mundial que haya visto la historia cristiana a medida que los adventistas del séptimo día han proclamado “a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Ap 14:6) el mensaje que les fue dado. ]
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