Ahora reposan (acaso la cabeza no), en la catedral de San Marcos de Venecia, pero en origen estuvieron en Alejandría, donde acaso murió.
En ese momento estaba intentando evangelizar el Norte de África, aunque años antes había andado todo el norte de Italia y, embarcado en el mar Adriático, sufrió las consecuencias de una enorme tormenta que le hizo llegar hasta una laguna en donde más tarde se edificaría Venecia. Allí mismo un ángel le dijo: “La paz sea contigo, mi evangelista; tu cuerpo descansará en esta tierra”
Toda esta leyenda medieval escondía una realidad política: la sumisión de Venecia frente a Rávena (en lo político, como un exarcado del Imperio Bizantino) y a Aquileya (en lo religioso, al encontrarse en ella las reliquias de san Hermágoras, discípulo de San Marcos).
Por tanto, todo lo que ocurrirá después habremos de entenderlo como una justificación religiosa (como podría ser el cuerpo de Santiago en nuestra Reconquista por parte de Beato) para romper los lazos político (que no económicos) con el imperio bizantino.
Según sigue narrando la leyenda, dos mercaderes venecianos robaron las reliquias del santo en el 828 de Alejandría bajo el pretexto que no cayeran en manos musulmanas.
Según podemos ver en el propio cuadro que le dedicó Tintoretto, será el propio santo el que se aparecerá (en la parte izquierda) para señalar su lugar de enterramiento en una catacumba.
Para ello contaron con la colaboración de los guardianes oportunamente sobornados que “no quisieron ver” cómo los mercaderes “daban el cambiazo”, sustituyendo el cuerpo de Santa Claudia por el de San Marcos, que fue escondido bajo trozos de cerdo para evitar la curiosidad de las autoridades musulmanas.
La llegada a la ciudad de Venecia se produjo entre grandes recibimientos (aunque Tintoretto seguirá sus maneras emocionales para describirla, tal y como podemos ver en esta imagen)
El cuerpo fue depositado en una capilla realizada en el primitivo palacio Ducal, comenzándose a erigir la actual basílica en la que reposan sus restos (aunque Alejandría sigue manteniendo que ella tiene la cabeza del santo).
A partir de entonces, su figura emblemática, el león, ondea en toda la ciudad como su verdadero símbolo de independencia.
Evidentemente, y como colofón de toda esta urdimbre mítico-política, el cuerpo de San Marcos generó en su entorno numerosos milagros, como el también pintado por Tintoretto en el que el santo se aparece para evitar el terrible martirio de un esclavo que había huido de su casa para adorar sus reliquias.
O su ayuda a un naúfrago sarraceno
https://palios.wordpress.com/2016/11/30/las-dos-vidas-de-san-marcos-2-sus-reliquias/