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General: VIVIENDO EN DANIEL Y APOCALIPSIS .
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Estudiemos Daniel y Apocalipsis,
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca. Apocalipsis 1:3.
Ha de proclamarse un mensaje que despierte a las iglesias. Ha de hacerse todo esfuerzo para dar la luz, no solo a nuestro pueblo, sino al mundo. Se me ha instruido en el sentido de que las profecías de Daniel y el Apocalipsis deben imprimirse en libros pequeños, con las explicaciones necesarias, y deben enviarse al mundo entero. Nuestros mismos hermanos necesitan que se les presente la luz con más claridad.—Testimonios para los Ministros, 117.
Los que comen la carne y beben la sangre del Hijo de Dios sacarán de los libros de Daniel y el Apocalipsis la verdad inspirada por el Espíritu Santo. Pondrán en marcha fuerzas que no puedan ser reprimidas. Los labios de los niños se abrirán para proclamar los misterios que han estado ocultos...
Muchas de las profecías están por cumplirse en rápida sucesión. Todo elemento de poder está por ser puesto en acción. La historia pasada se repetirá; viejos conflictos resurgirán a una nueva vida, y el peligro asediará a los hijos de Dios por doquiera. La violencia está tomando posesión de la familia humana. Está saturando todas las cosas que hay sobre la tierra...
Estudiad el Apocalipsis en relación con Daniel, porque la historia se repetirá... Nosotros, con todas nuestras ventajas religiosas, debiéramos saber hoy mucho más de lo que sabemos.
Los ángeles anhelan contemplar las verdades que son reveladas a aquellos que, con corazón contrito, investigan la Palabra de Dios y oran para obtener mayores longitudes y anchuras y profundidades y alturas del conocimiento que solo el Señor puede dar.
Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan con los últimos días exigen especialmente nuestro estudio. El último libro del Nuevo Testamento está lleno de verdades que necesitamos entender. Satanás ha cegado las mentes de muchos de manera que aceptan con gozo cualquier excusa para no hacer del libro del Apocalipsis su tema de estudio. Pero Cristo, por medio de su siervo Juan, ha declarado aquí lo que será en los últimos días; y él dice: “Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas”.—Testimonios para los Ministros, 116, 117
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Hola Damarit, bienvenida al foro..
La profecía se manifestó en el hombre..
Desde el principio, en el huerto del Edén..
Cuando Dios le dijo a Adán :
más del árbol de la ciencia del bien y el mal no comerás..
porque el día que de él comieres, ciertamente morirás..
Desde ahí que Dios nuestro Señor es el Espíritu de la profecía..
Y la palabra de Dios, el testimonio de la obediencia a Dios..
Saludos
El Ungido |
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¿PORQUE ESTA CONECTADA ELEN GOULD WHITE CON EL APOLO 11 Y EL 666?
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El juicio de la humanidad ante el trono
de Dios Cristo.Apoc 14:7 Decía con fuerte voz: «Temed a Dios y dadle gloria, porque ha llegado la hora de su Juicio; adorad al que hizo el cielo y la tierra, el mar y los manantiales de agua.»
Parecía haber llegado el gran día de la ejecución del juicio de Dios. Diez mil veces diez millares estaban congregados delante de un gran trono, sobre el cual estaba sentado un personaje de majestuosa apariencia. Delante de él había varios libros y sobre las tapas de cada uno de ellos estaba escrito en letras de oro semejantes a llamas de fuego El libro mayor del cielo. Uno de estos libros, el cual contenía los nombres de los que aseveran creer en la verdad, fue abierto entonces. Inmediatamente perdí de vista los incontables millones que rodeaban el trono y mi atención se dedicó únicamente a los que profesan ser hijos de la luz y la verdad. A medida que se nombraba una tras otra a estas personas, y se mencionaban sus buenas acciones, sus rostros se iluminaban con un gozo santo que se reflejaba en todas direcciones. Pero esto no pareció ser lo que impresionó con más fuerza mi espíritu.
Se abrió otro libro en el cual estaban anotados los pecados de los que profesan la verdad. Bajo el encabezamiento del egoísmo venían todos los demás pecados. Había también encabezamientos en cada columna, y debajo de ellos, junto a cada nombre, estaban registrados en sus respectivas columnas los pecados menores.
Bajo la codicia venían la mentira, el robo, los hurtos, el fraude y la avaricia; bajo la ambición venían el orgullo y la extravagancia; los celos encabezaban la lista de la malicia, la envidia y el odio; y la intemperancia, otra larga lista de crímenes terribles, como la lascivia, el adulterio, la complacencia de las pasiones animales, etc. Mientras contemplaba esto me sentía abrumada de angustia indecible, y exclamé: “¿Quién puede salvarse? ¿Quién puede ser justificado delante de Dios, cuyas vestiduras están sin mancha? ¿Quién está sin defecto a la vista de un Dios puro y santo?”
Mientras el Ser santo que estaba sobre el trono hojeaba lentamente las páginas del libro mayor y sus ojos se posaban un momento sobre las personas, su mirada parecía penetrar como fuego hasta sus mismas almas y en ese momento todas las palabras y las acciones de sus vidas pasaba delante de sus mentes tan claramente como si hubiesen sido escritas ante su visión en letras de fuego. El temblor se apoderó de aquellas personas y sus rostros palidecieron. Al principio, mientras rodeaban el trono, aparentaban una indiferencia negligente. Pero ¡cuán cambiadas estaban! Había desaparecido la sensación de seguridad y en su lugar reinaba un terror indecible. Cada alma se sentía presa de espanto, no fuese que se hallara entre los que eran hallados faltos. Todo ojo se fijaba en el rostro de Aquel que estaba sentado sobre el trono; y mientras sus ojos escrutadores recorrían solemnemente la compañía, los corazones temblaban porque se sentían condenados sin que se pronunciase una palabra. Con angustia en el alma, cada uno declaraba su propia culpabilidad, y de forma terriblemente vívida veían que al pecar habían desechado el precioso don de la vida eterna.
Una clase de personas estaba anotada por haber estorbado la siembra. A medida que el ojo escrutador del Juez se posaba sobre ellos, se les revelaban distintamente sus pecados y negligencia. Con labios pálidos y temblorosos reconocían que habían traicionado su santo cometido. Habían recibido advertencias y privilegios, pero no los habían escuchado ni aprovechado. Podían ver ahora que habían presumido demasiado de la misericordia de Dios. En verdad, no tenían que hacer confesiones como las de los viles bajos y corrompidos; pero, como la higuera, eran malditos porque no llevaron frutos, porque no aprovecharon los talentos que se les habían confiado.
Esta clase había hecho de su yo algo supremo, y había trabajado solamente en favor de sus intereses egoístas. No eran ricos para con Dios ni habían respondido a sus derechos sobre ellos. Aunque profesaban ser siervos de Cristo, no le llevaron almas. Si la causa de Dios hubiese dependido de sus esfuerzos, habría languidecido; porque no solamente retuvieron los recursos que Dios les había prestado, sino que se retuvieron a sí mismos. Pero ahora podían ver y sentir que al mostrarse irresponsables con la obra de Dios, se habían colocado a la izquierda. Habían tenido una oportunidad, pero no quisieron hacer lo que podían y debían haber hecho.
Se mencionaron los nombres de todos los que profesan la verdad. Se reprendió a algunos por su incredulidad y a otros por haber sido perezosos. Habían dejado que otros hiciesen la obra de la viña del Señor y llevasen las más pesadas responsabilidades, mientras que ellos servían egoístamente a sus propios intereses temporales. Si hubiesen cultivado la capacidad que Dios les había dado, habrían llevado fielmente las responsabilidades y habrían trabajado en favor de los intereses del Maestro. El Juez dijo: “Todos serán justificados por su fe, y juzgados por sus obras”. ¡Cuán vívidamente aparecía entonces su negligencia, y cuán prudente el arreglo de Dios al dar a cada uno una obra que hacer para promover la causa y salvar a sus semejantes! Cada uno debía manifestar una fe viva entre su familia y su vecindario, revelando bondad hacia los pobres, compasión hacia los afligidos, dedicándose a la obra misionera y ayudando a la causa de Dios con sus recursos. Pero, como en el caso de Meroz, la maldición de Dios recaía sobre ellos por lo que no habían hecho. Habían amado el trabajo que les producía el mayor provecho en esta vida; y frente a sus nombres, en el libro mayor dedicado a las buenas obras, había un lamentable espacio en blanco.
Las palabras que se dirigieron a estas personas fueron muy solemnes: “Sois pesados en la balanza y se os ha hallado faltos. Habéis descuidado las responsabilidades espirituales en favor de las actividades temporales, mientras que vuestra misma posición de confianza hacía necesario que tuvieseis sabiduría más que humana y un juicio superior al juicio finito. Lo necesitabais incluso para cumplir la parte mecánica de vuestro trabajo; y cuando separasteis a Dios y su gloria de vuestros quehaceres, os apartasteis de su bendición”.
Se hizo luego la pregunta: “¿Por qué no lavasteis las vestiduras de vuestro carácter y no las emblanquecisteis en la sangre del Cordero? Dios envió a su Hijo al mundo, no para condenarlo, sino para que por él pudiese salvarse. Mi amor hacia vosotros fue más abnegado que el amor de una madre. Para que pudiese borrarse vuestro sombrío registro de iniquidad, y ofrecerse a vuestros labios la copa de la salvación, sufrí la muerte de la cruz, llevando el peso y la maldición de vuestra culpabilidad. Soporté los dolores de la muerte y los horrores de las tinieblas de la tumba para vencer a aquél que tenía el poder de la muerte, abrir su cárcel y franquearos las puertas de la vida. Me sometí a la vergüenza y la agonía porque os amaba con amor infinito, y quería hacer volver al paraíso de Dios, al árbol de la vida, a mis ovejas extraviadas. Habéis despreciado esta vida de bienaventuranzas que compré para vosotros a un precio tan elevado. Habéis rehuido la vergüenza, el oprobio y la ignominia que llevó vuestro Maestro por vosotros. No habéis apreciado los privilegios que fueron puestos a vuestro alcance por su muerte. No quisisteis participar de sus sufrimientos, y no podéis ahora participar de su gloria”.
Entonces se pronunciaron estas palabras solemnes: “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía”. Apocalipsis 22:11. El libro se cerró luego, y cayó el manto de la persona que estaba sentada sobre el trono, revelando la terrible gloria del Hijo de Dios.
La escena se disipó después y me encontré nuevamente en la tierra, inefablemente agradecida de que el día de Dios no había venido todavía, y que aún se nos concede un precioso tiempo de gracia en el cual podemos prepararnos para la eternidad.
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EL SANTUARIO CELESTIAL LAS PLAGAS SOBRE EL PAPADO LOS DEL CATECISMO DOMINGO EGIPTO Y LOS SELLADOS DE CRISTO ISRAEL ESPIRITUAL VIVIENDO SIN LAS PLAGAS SI CONDENADOS A MUERTE POR EL PAPADO POR LOS QUE OBEDECIERON EL SABADO SEPTIMO DIA .
LEVITICOS 19:30 Guardad mis sábados y respetad mi santuario. Yo, Yahveh.Apocalipsis 15 : 5 Después de esto vi que se abría en el cielo el Santuario de la Tienda del Testimonio,
6 y salieron del Santuario los siete
Angeles que llevaban las siete plagas,
vestidos de lino puro,
resplandeciente, ceñido el talle con
cinturones de oro.Apocalipsis 16 :1
Y o í una fuerte voz que desde el
Santuario decía a los siete Angeles:
«Id y derramad sobre la tierra las
siete copas del furor de Dios.»
La mente de los creyentes debía ser dirigida al Santuario celestial, donde Cristo ha entrado para hacer expiación por su pueblo”.
“La correcta comprensión del ministerio en el Santuario celestial es el fundamento de nuestra fe”.
Apocalipsis (de Juan) 15-> Ver. 4
[V.4-> ¿Quién no te temerá? Cf. Jer 10:7. El mensaje del primer ángel de Apoc. 14 es: “’Temed a Dios, y dadle gloria sábado séptimo día del verdadero Dios de la creación Génesis 1:1Genesis2:1,4Exodo 20:8,11 ”. Los santos prestaron atención a esa exhortación, y ahora que ha terminado su peregrinación se unen en este maravilloso tributo de alabanza a la gloria de Dios. Compárese con el clamor de los adoradores de la bestia papado y aliados catecismo Domingo Laudato si : “¿Quién como la bestia?” (Ap 13:4). Glorificará tu nombre. Cf. Sal 86:9. Santo. Gr. hósios (ver com. Hch 2:27; cf. com. Ap 13:34). Este adjetivo aparece con referencia a Dios en Deu 32:4 (LXX). Esta es la primera de las tres razones que se dan por las cuales los hombres deben glorificar a su Hacedor Las otras dos son: “por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán”, y “porque tus juicios se han manifestado cuando el decreto de muerte sobre los adoradores del sábado y las plagas caen sobre el mundo Apoc 15:2 después de la segunda venida de Cristo ”. Tus juicios. Se trata sin duda de los juicios de Dios las plagas y condenación sobre el papado vaticano y aliados satanás contra la bestia, su imagen y sus adoradores. Apoc 16 y cap19:20,21 .]
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Jordan River (Utah)
From Wikipedia, the free encyclopedia
The Jordan River, in the state of Utah, United States, is a river about 51 miles (82 km) long. Regulated by pumps at its headwaters at Utah Lake, it flows northward through the Salt Lake Valley and empties into the Great Salt Lake. Four of Utah's six largest cities border the river: Salt Lake City, West Valley City, West Jordan, and Sandy. More than a million people live in the Jordan Subbasin, part of the Jordan River watershed that lies within Salt Lake and Utah counties. During the Pleistocene, the area was part of Lake Bonneville.
Members of the Desert Archaic Culture were the earliest known inhabitants of the region; an archaeological site found along the river dates back 3,000 years. Mormon pioneers led by Brigham Young were the first European American settlers, arriving in July 1847 and establishing farms and settlements along the river and its tributaries. The growing population, needing water for drinking, irrigation, and industrial use in an arid climate, dug ditches and canals, built dams, and installed pumps to create a highly regulated river.
Although the Jordan was originally a cold-water fishery with 13 native species, including Bonneville cutthroat trout, it has become a warm-water fishery where the common carp is most abundant. It was heavily polluted for many years by raw sewage, agricultural runoff, and mining wastes. In the 1960s, sewage treatment removed many pollutants. In the 21st century, pollution is further limited by the Clean Water Act, and, in some cases, the Superfund program. Once the home of bighorn sheep and beaver, the contemporary river is frequented by raccoons, red foxes, and domestic pets. It is an important avian resource, as are the Great Salt Lake and Utah Lake, visited by more than 200 bird species.
Big Cottonwood, Little Cottonwood, Red Butte, Mill, Parley's, and City creeks, as well as smaller streams like Willow Creek at Draper, Utah, flow through the sub-basin. The Jordan River Parkway along the river includes natural areas, botanical gardens, golf courses, and a 40-mile (64 km) bicycle and pedestrian trail, completed in 2017.[6]
The Jordan River is Utah Lake's only outflow. It originates at the northern end of the lake between the cities of Lehi and Saratoga Springs. It then meanders north through the north end of Utah Valley for approximately 8 miles (13 km) until it passes through a gorge in the Traverse Mountains, known as the Jordan Narrows. The Utah National Guard base at Camp Williams lies on the western side of the river through much of the Jordan Narrows.[7][8] The Turner Dam, located 41.8 miles (67.3 km) from the river's mouth (or at river mile 41.8) and within the boundaries of the Jordan Narrows, is the first of two dams of the Jordan River. Turner Dam diverts the water to the right or easterly into the East Jordan Canal and to the left or westerly toward the Utah and Salt Lake Canal. Two pumping stations situated next to Turner Dam divert water to the west into the Provo Reservoir Canal, Utah Lake Distribution Canal, and Jacob-Welby Canal. The Provo Reservoir Canal runs north through Salt Lake County, Jacob-Welby runs south through Utah County. The Utah Lake Distribution Canal runs both north and south, eventually leading back into Utah Lake.[9] Outside the narrows, the river reaches the second dam, known as Joint Dam, which is 39.9 miles (64.2 km) from the river's mouth. Joint Dam diverts water to the east for the Jordan and Salt Lake City Canal and to the west for the South Jordan Canal.[10][11][12]
Map of the Salt Lake Valley
The river then flows through the middle of the Salt Lake Valley, initially moving through the city of Bluffdale and then forming the border between the cities of Riverton and Draper.[7] The river then enters the city of South Jordan where it merges with Midas Creek from the west. Upon leaving South Jordan, the river forms the border between the cities of West Jordan on the west and Sandy and Midvale on the east. From the west, Bingham Creek enters West Jordan. Dry Creek, an eastern tributary, combines with the main river in Sandy. The river then forms the border between the cities of Taylorsville and West Valley City on the west and Murray and South Salt Lake on the east. The river flows underneath Interstate 215 in Murray. Little and Big Cottonwood Creeks enter from the east in Murray, 21.7 miles (34.9 km) and 20.6 miles (33.2 km) from the mouth respectively. Mill Creek enters on the east in South Salt Lake, 17.3 miles (27.8 km) from the mouth. The river runs through the middle of Salt Lake City, where the river travels underneath Interstate 80 a mile west of downtown Salt Lake City and again underneath Interstate 215 in the northern portion of Salt Lake City. Interstate 15 parallels the river's eastern flank throughout Salt Lake County. At 16 miles (26 km) from the mouth, the river enters the Surplus Canal channel. The Jordan River physically diverts from the Surplus Canal through four gates and heads north with the Surplus Canal heading northwest. Parley's, Emigration, and Red Butte Creeks converge from the east through an underground pipe, 14.2 miles (22.9 km) from the mouth.[7] City Creek also enters via an underground pipe, 11.5 miles (18.5 km) from the river's mouth. The length of the river and the elevation of its mouth varies year to year depending on the fluctuations of the Great Salt Lake caused by weather conditions. The lake has an average elevation of 4,200 feet (1,300 m) which can deviate by 10 feet (3.0 m).[3] The Jordan River then continues for 9 to 12 miles (14 to 19 km) with Salt Lake County on the west and North Salt Lake and Davis County on the east until it empties into the Great Salt Lake.[7][8][11]
Discharge[edit]
The United States Geological Survey maintains a stream gauge in Salt Lake City that shows annual runoff from the period 1980–2003 is just over 150,000 acre-feet (190,000,000 m3) per year or 100 percent of the total 800,000 acre-feet (990,000,000 m3) of water entering the Jordan River from all sources. The Surplus Canal carries almost 60 percent of the water into the Great Salt Lake, with various irrigation canals responsible for the rest. The amount of water entering the Jordan River from Utah Lake is just over 400,000 acre-feet (490,000,000 m3) per year. Inflow from the 11 largest streams feeding the Jordan River, sewage treatment plants, and groundwater each account for approximately 15 percent of water entering the river.[13]
Watershed[edit]
Map of the entire Jordan River Basin
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