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General: CRISTO NUESTRO INTERCESOR EN EL CIELO,CREADOR SALVADOR VIENE PRONTO
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Esto es justificación por la fe.Hebreos 9:24 Pues no penetró Cristo en un santuario hecho por mano de hombre, en una reproducción del verdadero, sino en el mismo cielo, para presentarse ahora ante el acatamiento de Dios en favor nuestro,
25 y no para ofrecerse a sí mismo repetidas veces al modo como el Sumo Sacerdote entra cada año en el santuario con sangre ajena.
26 Para ello habría tenido que sufrir muchas veces desde la creación del mundo. Sino que se ha manifestado ahora una sola vez, en la plenitud de los tiempos, para la destrucción del pecado mediante su sacrificio.
27 Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una sola vez, y luego el juicio,
28 así también Cristo, después de haberse ofrecido una sola vez para quitar los pecados de la multitud, se aparecerá por segunda vez sin relación ya con el pecado a los que le esperan para su salvación.
Hebreos 9-> Ver. 24
[V.24-> Santuario. Gr. hágia (ver Nota Adicional del cap. 8). Aquí falta el artículo, pero el adjetivo neutro plural bien puede traducirse “santuario” o “lo santo”. Hecho de mano. Ver com. Heb 9:11. Figura. Gr. antítupos, “copia”, “figura”, “imagen”. “Antitipo” deriva de esta palabra, aunque usamos “antitipo” para expresar lo que es anunciado por el “tipo”.* La palabra griega puede referirse tanto al original como a la copia. Este término griego aparece una vez más en el NT (1Pe 3:21). El cielo mismo. ”El más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos” (Heb 9:11) se iguala aquí con “el cielo mismo”. “Ningún edificio terrenal podría representar la grandeza y la gloria del templo celestial, la morada del Rey de reyes donde millares de millares le sirven y millones de millones están delante de él (Dan 7:10), de aquel templo lleno de la gloria del trono eterno, donde los serafines, sus guardianes resplandecientes, se cubren el rostro en su adoración” (PP 371). Ahora. El autor pone de relieve el pensamiento de que Cristo ya está ministrando como sumo sacerdote, y exhorta a sus lectores a que dejen de depender del antiguo sistema levítico y disfruten plenamente de las gloriosas prerrogativas que dispensa el nuevo pacto (cf. com. Heb 9:9). Por nosotros. O “en favor de nosotros”; intercede por nosotros (Heb 7:25). “Si alguno hubiera pecado, abogado tenemos para con el Padre” (ver com. Jn 2:1). Ante Dios. En contraste con el sumo sacerdote del santuario terrenal (ver com. Heb 9:8), que sólo podía llegar hasta delante de la manifestación de la Deidad en la gloria sobre el propiciatorio (ver com. Gen 3:24), y eso sólo una vez al año. 472 ]
Cuando el pecador penitente, contrito delante de Dios, comprende el sacrificio de Cristo en su favor y acepta este sacrificio como su única esperanza en esta vida y en la vida futura, sus pecados son perdonados. Esto es justificación por la fe. Cada alma creyente debe conformar enteramente su voluntad a la voluntad de Dios y mantenerse en un estado de arrepentimiento y contrición, ejerciendo fe en los méritos expiatorios del Redentor y avanzando de fortaleza en fortaleza, de gloria en gloria.
El perdón y la justificación son una y la misma cosa. Mediante la fe, el creyente pasa de la posición de un rebelde, un hijo del pecado y de Satanás, a la posición de un leal súbdito de Jesucristo, no en virtud de una bondad inherente, sino porque Cristo lo recibe como hijo suyo por adopción. El pecador recibe el perdón de sus pecados, porque estos pecados son cargados por su Sustituto y Garante. El Señor le dice a su Padre celestial: “Este es mi hijo. Suspendo la sentencia de condenación de muerte que pesa sobre él, dándole mi póliza de seguro de vida -vida eterna- en virtud de que yo he tomado su lugar y he sufrido por sus pecados. Ciertamente, él es mi hijo amado”. De esa manera el hombre, perdonado y cubierto con las hermosas vestiduras de la justicia de Cristo, comparece sin tacha delante de Dios.
El pecador puede errar, pero no es desechado sin misericordia. Su única esperanza, sin embargo, es el arrepentimiento para con Dios y la fe en el Señor Jesucristo. Es prerrogativa del Padre perdonar nuestras transgresiones y nuestros pecados, porque Cristo ha tomado sobre sí nuestra culpa y ha suspendido la sentencia que pendía sobre nosotros, imputándonos su propia justicia. Su sacrificio satisface plenamente los requerimientos de justicia.
La justificación es lo opuesto a la condenación. La ilimitada misericordia de Dios se ejerce sobre los que son totalmente indignos. El perdona transgresiones y pecados por amor a Jesús, quien se ha convertido en la propiciación por nuestros pecados. Mediante la fe en Cristo, el transgresor culpable entra en el favor de Dios y en la firme esperanza de la vida eterna.
Hebreos 12-> Ver. 2
[V.2-> Puestos los ojos en Jesús. Para obtener la gracia y la fortaleza para vencer cada dificultad y soportar hasta el fin. Es peligroso apartar los ojos de Jesús aunque sea por un momento, como le sucedió a Pedro cuando intentó caminar sobre las agitadas olas del mar de Galilea (Mat 14:24-32). Mantener “puestos los ojos en Jesús” es sostener una relación continua con Aquel que es la fuente de todo poder, con Aquel que puede fortalecernos para que resistamos y triunfemos. Autor. Gr. arjegós, “caudillo”, “originador”, “fundador”, “iniciador”. Arjegós se ha traducido en Hch 3:15 como “Autor” (RVR), “Jefe” (BJ), “Caudillo” (BC), “Príncipe” (NC); en Hch 5:31 como “Príncipe” (RVR), “Jefe” (BJ), “Caudillo” (BC), “Príncipe” (NC); en Heb 2:10 como “autor” (RVR, BC, NC), “al que iba a guiarlos [el conductor]” (BJ). En cada caso se hace referencia a Cristo como el centro del plan de salvación y la fuente de toda gracia cristiana. El es quien llama a los hombres caídos a salir de las lúgubres tinieblas del pecado a fin de llevarlos a la gloriosa luz del Evangelio. El los limpia del pecado que ha manchado su vida anterior y los capacita para que se conviertan en hijos e hijas de Dios. El los justifica por su gracia en virtud de su expiación en el Calvario. El afirma los pies de ellos en su camino al ciclo. Consumador. Gr. teleiotés, “perfeccionador”. “ obra de la justificación es apenas el comienzo de la vida cristiana. No sólo debemos poner “el fundamento del arrepentimiento de obras muertas”, sitio seguir “adelante a la perfección” (ver com. Heb 6:1). Debemos crecer “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2Pe 3:18). Mediante su fortaleza debemos conquistar victoria tras victoria sobre los pecados que nos asedian (ver com. Heb 12:1) y crecer “en todo en aquel [Cristo] que es la cabeza” (Efe 4:15). Nuestros caracteres deben ser transformados “por medio de la renovación” de nuestro “entendimiento” (Rom 12:2). Esta es la obra del Cristo que mora interiormente (Gal 2:20) como “perfeccionador” de la fe; esta es la obra de la santificación. Ver com. Mat 5:48. De la fe. ”De la fe” como un principio activo en nuestras vidas. Por. Gr. antí, “en vez de”, “a cambio de”, “en consideración de”. Cristo sufrió el martirio de la cruz a cambio de la gozosa perspectiva de un universo libre de pecado. Gozo. Si para antí se acepta el significado “en consideración de” (ver el comentario de “por”), el pasaje podría entenderse así: Mirando a la cruz desde un punto de vista humano, podríamos decir que fue la fe en os resultados futuros de su sufrimiento y muerte lo que fortaleció a Cristo para soportar el oprobio y la ignominia de la cruz. El sabía que viviría para ver “el fruto de la aflicción de su alma” y que quedaría “satisfecho” (Isa 53:11). Compartir la eternidad con los redimidos de todos los siglos y con los seres no caídos de otros mundos, fue una perspectiva que produjo intenso gozo a nuestro Señor cuando sufrió en el Getsemaní y en la cruz del Calvario. Ver com. Mat 5:12; Stg 1:2. Si para antí se acepta el significado “en vez de” (ver el comentario de “por”), entonces el pasaje enseña que en vez del gozo que estaba a su alcance, ya fuera por su existencia antes de la encarnación, o por su existencia desde la encarnación, con excepción de la cruz, Cristo prefirió soportar la cruz. Sufrió la cruz. Cristo “sufrió la cruz” para que pudiéramos tener fortaleza para soportar nuestros conflictos individuales con los poderes de las tinieblas. Sufrió la cruz para poder ganar la corona. El Autor de nuestra salvación fue perfeccionado “por aflicciones” (Heb 2:10), y a medida que aprendemos a sobrellevar la cruz que es necesario que sobrellevemos, también podremos ser hallados perfectos en él en su venida. Así como el gozo futuro inspiró a Cristo para soportara cruz, de la misma manera, en las dificultades y duras vicisitudes de la vida tenemos el privilegio de mirar hacia adelante al gozo que nos reserva la eternidad. Menospreciando el oprobio. O “sin hacer caso de la ignominia” (NC), “sin importarle la vergüenza”. “Las aflicciones del tiempo presente” son nada en comparación “con la gloria venidera” (Rom 8:18) y, por lo tanto, no deben ser tomadas en cuenta. Podemos regocijarnos mucho, “aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario”, tengamos “que ser afligidos con diversas pruebas” (1Pe 1:6). Como Pablo, podemos considerar todas las cosas terrenales como pérdida por el gozo inefable de conocer a Cristo Jesús como el Señor (ver Fil 3:8). 498 Se sentó. La evidencia textual establece (cf p. 10) el texto “se ha sentado” (BA). La flexión del verbo griego de la variante preferida implica que Cristo se sentó a la diestra del Padre y que ha permanecido en ese puesto de honor: “Está sentado” (BJ, BC, NC). A la diestra. Ver com. Heb 1:3. ]
La ley es una revelación de la voluntad y del carácter de Dios.
De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:12.
Muchos maestros en religión aseveran que Cristo abolió la ley por su muerte, y que desde entonces los hombres se ven libres de sus exigencias. Algunos la representan como yugo enojoso, y en contraposición con la esclavitud de la ley, presentan la libertad de que se debe gozar bajo el Evangelio.
Pero no es así como los profetas y los apóstoles consideraron la santa ley de Dios. David dice: “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos”. Salmos 119:45. El apóstol Santiago, que escribió después de la muerte de Cristo, habla del Decálogo como de la “ley real”, y de la “perfecta ley, la de la libertad” Santiago 2:8; 1:25. Y el vidente de Patmos, medio siglo después de la crucifixión, pronuncia una bendición sobre los que “lavan sus ropas [o “guardan sus mandamientos”], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14.
El aserto de que Cristo abolió con su muerte la ley de su Padre no tiene fundamento. Si hubiera sido posible cambiar la ley o abolirla, entonces Cristo no habría tenido por qué morir para salvar al hombre de la penalidad del pecado. La muerte de Cristo, lejos de abolir la ley, prueba que es inmutable. El Hijo de Dios vino para engrandecer la ley, y hacerla honorable. Isaías 42:21. Y con respecto a sí mismo declara: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Salmos 40:8.
La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable. Es una revelación de la voluntad y del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y al hombre. “Así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Romanos 13:10. El carácter de Dios es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: “Tu ley la verdad”; “todos tus mandamientos son justicia”. Salmos 119:142, 172. Y el apóstol Pablo declara: “La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Semejante ley, expresión del pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor.
Es obra de la conversión y de la santificación reconciliar a los hombres con Dios, poniéndolos de acuerdo con los principios de su ley. Al principio el hombre fue creado a la imagen de Dios. Estaba en perfecta armonía con la naturaleza y la ley de Dios; los principios de justicia estaban grabados en su corazón. Pero el pecado lo separó de su Hacedor. Ya no reflejaba más la imagen divina... Mas “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”, para que el hombre fuese reconciliado con Dios. Por los méritos de Cristo puede restablecerse la armonía entre el hombre y su Creador
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Después de esto vi que se abría en el cielo el Santuario de la Tienda del Testimonio,
Apocalipsis (de Juan) 15-> Ver. 1
[V.1-> Otra. Es decir, con referencia a la que se menciona en Ap 12:1. Señal. Gr. s’méion (ver com. Ap 12:1). Grande y admirable. Se refiere a sus vastos efectos. Siete ángeles. En cuanto al uso del número “siete” en el Apocalipsis, ver com. Ap 1:11. Siete plagas postreras. Literalmente “siete plagas, las últimas”. Estas plagas se presentan en el cap. 16. Son las últimas de su clase. No habrá más plagas semejantes, aunque la destrucción final de Satanás y los pecadores está aún en el futuro (Ap 20:11-15). Consumaba. Gr. teléō, “terminar”, “ejecutar”, “realizar”, “cumplir”. El castigo especial reservado para los adoradores de la bestia y su imagen (Ap 16:2) se resume en las siete últimas plagas (ver com. Ap 14:10). Ira de Dios. Ver com. Ap 14:10. ]
Apocalipsis (de Juan) 15-> Ver. 5
[V.5-> El templo. Gr. naós (ver com. Ap 14:15). Tabernáculo del testimonio. Este nombre indudablemente se aplica al lugar santísimo en Num 17:7 (ver el comentario respectivo). En Hch 7:44 parece referirse a toda la es del desierto era un símbolo del “verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (Heb 8:2). ]
NUMEROS 9 -> Ver.
[V.15-> Tienda del testimonio. La expresión hebrea así traducida aparece sólo aquí y, como "tabernáculo del testimonio", en Num 17:7; Num 17:8; Num 18:2; 2Cr 24:6. Testimonio. Es decir, las dos tablas de piedra escritas por el dedo de Dios y colocadas dentro del arca. Esta ley moral, el Decálogo, era la piedra fundamental sobre la cual estaba basado el judaísmo. La nube cubría aquella parte del santuario que contenía el arca, en la cual descansaba la santa ley, los Diez Mandamientos. Apariencia de fuego. En Gen 15:17 Dios es representado con una figura similar. ]
EXODO 25-> Ver.
[V.9-> Conforme a todo lo que yo te muestre. Esto indica que aunque la artesanía era humana, el plan era divino. Dios siempre ha contado con la cooperación de instrumentos humanos para la construcción de su casa. En esta obra, cada individuo pudo tener la satisfacción de participar. En el monte, Moisés vio "una representación en miniatura" del santuario celestial (PP 356; Hch 7:44; Heb 8:5), del "verdadero tabernáculo" (Heb 8:2). Se dice que el santuario terrenal era "figura" de las cosas celestiales" (Heb 9:23; Heb 9:24), porque fue hecho "conforme al modelo" que le fue mostrado a Moisés (Heb 8:5). Era una "copia" del gran "original" del cielo (CS 466). En visión, Juan entró en el santuario celestial (Ap 15:5), donde vio el arca (Ap 11:19), el altar del incienso (Ap 8:3-5), y posiblemente el candelero (Ap 1:12; Ap 11:4). Por lo tanto, tenemos "pruebas indiscutibles de la existencia de un santuario en los cielos" donde el Rey del universo tiene su trono (CS 467) y donde Cristo ministra como nuestro gran Sumo Sacerdote (Heb 8:1; Heb 8:2). Sin embargo es inútil especular en cuanto a las dimensiones, la apariencia exacta o la disposición precisa del santuario celestial, porque "ningún edificio terrenal podría representar la grandeza ni la gloria de ese templo" (PP 370, 371). El hombre fue hecho "a la imagen de Dios" (Gen 1:27), pero sólo Cristo es "la imagen misma de su sustancia" (Heb 1:3). Lo finito apenas si puede asemejarse a lo infinito. A Moisés no se le mostró el santuario celestial mismo, sino una representación de él. El santuario terrenal fue trazado según el modelo celestial, puesto que constituía una vívida representación de los diversos aspectos del ministerio de Cristo en favor del hombre caído (PP 370, 371). Debiéramos centrar nuestra atención en lo que allí está haciendo por nosotros, como lo hace Pablo en Hebreos (Heb 3:1; Heb 10:12; Heb 10:19-22; etc.). Al igual que el santuario terrenal, el santuario celestial fue establecido para hacer frente al problema del pecado. Cristo comenzó su obra mediadora luego de su resurrección y antes de que ascendiera 40 días más tarde (DTG 758). Estaba preparado para asumir su ministerio sacerdotal por haber obtenido la redención para nosotros mediante su sangre (Heb 9:12). Salomón sabía que aunque su templo era más grande y más hermoso que el tabernáculo del desierto, no podría contener a Dios (1Rey 8:27). Y sin embargo Dios lo reconoció como su casa (Isa 56:7), como también lo hizo más tarde con el templo de Herodes (Mat 21:13). Dios, que habita "en la altura y en la santidad", también está dispuesto a morar "con el quebrantado y humilde de espíritu" (Isa 57:15). ] YA
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El ministerio final de Cristo en el santuario celestial Apocalipsis 15:5,14:7 Antes del regreso de Cristo cuando las plagas caen a los sentenciados a muerte eterna por rechazar a Cristo su santa ley del cielo Sinaí .
La prédica de una fecha precisa para el juicio, en la proclamación del primer mensaje, fue ordenada por Dios. El cómputo de los períodos proféticos en que se basa ese mensaje, que colocan el fin de los 2.300 días en el otoño de 1844, permanece firme sin impugnación.—
El profeta Daniel dice: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. Daniel 7:9, 10.
Así se presentó a la visión del profeta el día grande y solemne en que los caracteres y vidas de los hombres habrán de ser revistados ante el Juez de toda la Tierra, y en el que a todos los hombres se los recompensará “conforme a sus obras”. El Anciano de días es Dios el Padre. El salmista dice: “Antes que naciesen los montes, y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios”. Romanos 2:6; Salmos 90:2. Es él, Origen de todo ser y Fuente de toda ley, quien debe presidir en el juicio. Y “millares de millares... y millones de millones” de santos ángeles, como ministros y testigos, están presentes en ese gran tribunal.
“Y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Daniel 7:13, 14. La venida de Cristo descrita aquí no es su segunda venida a la Tierra. Él va al Anciano de días en el cielo para recibir el dominio y la gloria, y un reino, que le será dado a la conclusión de su obra como mediador. Es esta venida, y no su segunda venida a la Tierra, la que la profecía predijo que ocurriría al fin de los 2.300 días, en 1844. Acompañado por ángeles celestiales, nuestro gran Sumo Sacerdote entra en el Lugar Santísimo y allí, en la presencia de Dios, da inicio a los últimos actos de su ministerio en beneficio del hombre: cumplir la obra del juicio investigador y hacer expiación por todos aquellos que resulten tener derecho a sus beneficios.
¿Qué casos se consideran?
En el ritual típico sólo quienes se habían presentado ante Dios con confesión y arrepentimiento, y cuyos pecados fueron llevados al Santuario a través de la sangre de la ofrenda por el pecado, tenían parte en el servicio del Día de la Expiación. De modo que en el gran Día de la Expiación final y del juicio investigador, los únicos casos considerados son los de quienes profesaron ser el pueblo de Dios. El juicio de los impíos es una obra distinta y separada, y se verificará en una fecha posterior. “Ha llegado el tiempo de comenzar el juicio por la casa de Dios. Pues si comienza por nosotros, ¿qué fin tendrán los que no creen en el Evangelio de Dios?” 1 Pedro 4:17,
Los libros de registros del cielo, en los cuales están consignados los nombres y los hechos de los hombres, determinarán los fallos del juicio. El profeta Daniel dice: “El Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”. El Revelador, al describir la misma escena, agrega: “Otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apocalipsis 20:12.
El libro de la vida contiene los nombres de todos los que alguna vez entraron en el servicio a Dios. Jesús pidió a sus discípulos: “Regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos”. Pablo habla de sus fieles compañeros de trabajo, “cuyos nombres están en el libro de la vida”. Daniel, al vislumbrar un “tiempo de angustia, cual nunca fue”, declara que el pueblo de Dios será librado, es decir, “todos los que se hallen escritos en el libro”. Y el Revelador dice que sólo entrarán en la ciudad de Dios aquellos cuyos nombres “están inscritos en el libro de la vida del Cordero” Lucas 10:20; Filipenses 4:3; Daniel 12:1; Apocalipsis 21:2
Delante de Dios está escrito “un libro de memoria”, en el cual quedan consignadas las buenas obras de “los que temen a Jehová, y de los que piensan en su nombre”. Malaquías 3:16, VM. Sus palabras de fe, sus actos de amor, están registrados en el cielo. A esto se refiere Nehemías cuando dice: “¡Acuérdate de mí por esto, Dios mío; no borres las obras de piedad que yo hice por la Casa de mi Dios!” Nehemías 13:14. En el libro de memoria de Dios está inmortalizado todo acto de justicia. Está registrada fielmente toda tentación resistida, todo pecado vencido, toda palabra de tierna compasión expresada. Y está consignado todo acto de sacrificio, todo padecimiento y pesar sufridos por causa de Cristo. El salmista dice: “Tú cuentas los pasos de mi vida errante: pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están en tu libro?” Salmos 56:8,
También hay un registro de los pecados de los hombres. “Pues que Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala”. Eclesiastés 12:14. Dice el Salvador: “De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. Mateo 12:36, 37. Los propósitos y motivos secretos aparecen en el registro infalible, pues Dios “sacará a la luz lo que está oculto en la oscuridad y pondrá al descubierto las intenciones de cada corazón”. 1 Corintios 4:5, NVI. “He aquí que esto está escrito delante de mí... vuestras iniquidades y las iniquidades de vuestros padres juntamente, dice Jehová”. Isaías 65:6, 7,
La obra de cada persona pasa bajo la mirada de Dios y es registrada como fiel o infiel. En los libros del cielo frente a cada nombre está anotado, con terrible exactitud, toda mala palabra, todo acto egoísta, todo deber incumplido y todo pecado secreto junto con todo disimulo astuto. Las admoniciones o reconvenciones divinas despreciadas, los momentos malgastados, las oportunidades no aprovechadas, la influencia ejercida para bien o para mal, con sus abarcantes resultados, todo fue anotado por el ángel registrador.
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La ley de Dios es la norma.Exodo 20:1,17Exodo31:12,18Apocalipsis 14:7,14:12,12:17,22:14,15:2
La ley de Dios es la regla por la cual serán probados los caracteres y las vidas de los hombres en el juicio. Dice el sabio: “Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es la suma del deber humano. Pues... Dios traerá toda obra a juicio”. Y el apóstol Santiago amonesta a sus hermanos: “Así hablad... y así obrad, como hombres que van a ser juzgados por la ley de libertad”. Eclesiastés 12:13, 14, VM; Santiago 2:12Salmo 119
Los que en el juicio “serán tenidos por dignos” tendrán parte en la resurrección de los justos. Jesús dijo: “Los que serán tenidos por dignos de alcanzar aquel siglo venidero, y la resurrección de entre los muertos... son iguales a los ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección”. Lucas 20:35, 36, VM. Y además declara que “los que hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida”. Juan 5:29. Los justos muertos no serán resucitados hasta después del juicio en el cual habrán sido considerados dignos de la “resurrección de vida”. De esto se deduce que no estarán presentes en persona ante el tribunal cuando sus registros sean examinados y sus causas falladas.
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Jesús, el abogado para su pueblo sellado con la vida eterna.Apocalipsis 7:2,39:4,15:7,14:12,12:17,15:2
Jesús aparecerá como el Abogado de ellos, para interceder en su favor ante Dios. “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. 1 Juan 2:1. “Cristo no entró en un santuario hecho por manos humanas, simple copia del verdadero santuario, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora ante de Dios en favor nuestro”. “Por eso también puede salvar por completo a los que por medio de él se acercan a Dios, ya que vive siempre para interceder por ellos”. Hebreos 9:24; 7:25, NVI. CES 115.2
A medida que los libros de registros se van abriendo en el juicio, las vidas de todos los que hayan creído en Jesús pasan ante Dios para ser examinadas por él. Empezando con los que vivieron primero en la Tierra, nuestro Abogado presenta los casos de cada generación sucesiva y termina con los vivos. Cada nombre es mencionado, cada caso cuidadosamente investigado. Habrá nombres que serán aceptados, y nombres rechazados. Cuando alguien tenga en los libros de registros pecados de los cuales no se arrepintió y no fueron perdonados, su nombre será borrado del libro de la vida y el registro de sus buenas obras será borrado del libro de memoria de Dios. El Señor declaró a Moisés: “Al que haya pecado contra mí, a éste borraré de mi libro”. Éxodo 32:33, VM. Y el profeta Ezequiel dice: “Si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad... ninguna de las justicias que hizo le serán tenidas en cuenta”. Ezequiel 18:24. CES 115.3
A todos los que se hayan arrepentido verdaderamente de su pecado, y por medio de la fe reclamen la sangre de Cristo como su sacrificio expiatorio, se les ha inscrito el perdón frente a sus nombres en los libros del cielo; como llegaron a ser partícipes de la justicia de Cristo y su carácter está en armonía con la ley de Dios, sus pecados serán borrados y ellos mismos serán considerados dignos de la vida eterna. El Señor declara a través del profeta Isaías: “Yo, yo soy aquel que borro tus transgresiones a causa de mí mismo, y no me acordaré más de tus pecados”. Isaías 43:25, VM. Jesús dijo: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles”. “A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también lo confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negaré delante de mi Padre que está en los cielos”. Apocalipsis 3:5; Mateo 10:32, 33.
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LA LEY DE DIOS CRISTO LA CONSTITUCION DEL CIELO Y LA TIERRA . STGO 2 : 10 Porque quien observa toda la Ley, pero falta en un solo precepto, se hace reo de todos.
11 Pues el que dijo: No adulteres, dijo también: No mates. Si no adulteras, pero matas, eres transgresor de la Ley.
12 Hablad y obrad tal como corresponde a los que han de ser juzgados por la Ley de la libertad.
Santiago 2-> Ver. 10
[V.10-> Guardare. Gr. teréo, “guardar”, “prestar cuidadosa atención”. Santiago presenta como ejemplo el caso hipotético de un miembro de iglesia que guarda toda la ley, excepto un mandamiento. No afirma que ese caso fuera real. Ofendiere. Gr. ptáio, “tropezar”, “delinquir”, “faltar al deber”. Punto. La ley no es una simple colección de preceptos aislados: es un trasunto perfectamente armonioso de la voluntad divina. Todos los preceptos son manifestaciones del amor en acción, ya sea hacia Dios o hacia nuestros prójimos. Preferir la parte de la ley que nos conviene e ignorar el resto, aunque sólo se trate de un pequeño detalle, revela el deseo de hacer nuestra propia voluntad y no la de Dios. Se quebranta la unidad del amor y aparece el pecado básico del capricho egoísta. Culpable de todos. Para quebrantar la ley, ya sea civil o religiosa, no es necesario violar todas las leyes: una sola falta es suficiente. El punto esencial es la cuestión básica de ser leal a la autoridad; es suficiente una sola violación para manifestar la inclinación del corazón. ”Un vidrio que es golpeado en un solo punto queda, sin embargo, destrozado. La ley no es un conjunto de diez bolos, uno de los cuales puede ser derribado mientras los otros quedan firmes. La ley es una unidad; su unidad es el amor. Si se viola en un punto, se viola el amor como tal, o sea la unidad de ella”Así como una cadena queda rota cuando se rompe su eslabón más débil, así como una nota puede echar a perder toda la armonía musical, así como una parte herida hace sufrir todo el cuerpo, o así como la lepra en cualquier lugar del cuerpo hace que todo el hombre sea catalogado como leproso, así también quebrantar un mandamiento arruina la plenitud y la armonía de toda la ley para el transgresor ]
Santiago 2-> Ver.
[V.11-> El. Hay sólo un Legislador (cf. Stg 4:12),y la ley es la expresión de la voluntad divina(ver com. Exo 20:1); por lo tanto, la autoridad de Dios se revela igualmente en cada uno de los diez preceptos pronunciados por él en el Sinaí, y cualquiera que voluntariamente viole un mandamiento, se rebela contra la expresa voluntad de Dios. Dijo. Probablemente sea una referencia al hecho de que el Señor pronunció personalmente los Diez Mandamientos (Exo 20:1; Deu 5:26). No cometerás adulterio. El apóstol cita, como ejemplo, dos de los Diez Mandamientos; pero otros dos pudieran igualmente haber servido como ilustración. El Señor citó esos dos mandamientos en el Sermón del Monte, en donde mostró que pueden ser violados tanto en el corazón como con las acciones 537 (Mat 5:21-28). Con esta ilustración Santiago enseña que la observancia de una parte de la ley no justifica la violación de otra parte. Ningún juez perdonaría la violación de una ley sencillamente porque el infractor ha respetado muchas otras leyes. Por eso se recordaba a los miembros de la iglesia que excusaban su parcialidad hacia los ricos como el cumplimiento de la ley del amor, que esa práctica no anulaba sus injusticias con los pobres. Así se destruía la unidad del genuino amor cristiano. Transgresor. Ver com. Stg 2:9. Ley. De ese modo es violado el espíritu de toda la ley y se revela la falta de una entrega completa a la voluntad de Dios. ]
Santiago 2-> Ver.
[V.12-> Hablad. En resumen: el apóstol exhortaba a sus hermanos en la fe a esforzarse para que sus palabras y acciones diarias se sujetaran a la ley de Dios. La afirmación de Santiago de que somos responsables por nuestras palabras y nuestros hechos, es característica de él; es otra alusión a las enseñanzas de Cristo (Mat 12:36-37). Juzgados. El registro de la vida de cada ser humano será un día revisado por Dios (ver com. Hch 17:31; 2Co 5:10). Ley de la libertad. Ver com. Stg 1:25. Además del Decálogo, las otras “palabras” que Jesús habló finalmente juzgarán a los hombres (ver com. Jn 12:48). “El pecado puede triunfar solamente debilitando la mente y destruyendo la libertad del alma. La sujeción a Dios significa la rehabilitación de uno mismo, de la verdadera gloria y la dignidad del hombre. La ley divina a la cual somos inducidos a sujetarnos, es “la ley de la libertad’ “
La ley es una revelación de la voluntad y del carácter de Dios.EXODO 20:1,17,EXODO31:12,18 ESCRITA SU PROPIO DEDO EN PIEDRAS Y EN EL CORAZON .
De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Romanos 7:12.
Muchos maestros en religión aseveran que Cristo abolió la ley por su muerte, y que desde entonces los hombres se ven libres de sus exigencias. Algunos la representan como yugo enojoso, y en contraposición con la esclavitud de la ley, presentan la libertad de que se debe gozar bajo el Evangelio. RJ 38.2
Pero no es así como los profetas y los apóstoles consideraron la santa ley de Dios. David dice: “Y andaré en libertad, porque busqué tus mandamientos”. Salmos 119:45. El apóstol Santiago, que escribió después de la muerte de Cristo, habla del Decálogo como de la “ley real”, y de la “perfecta ley, la de la libertad” Santiago 2:8; 1:25. Y el vidente de Patmos, medio siglo después de la crucifixión, pronuncia una bendición sobre los que “lavan sus ropas [o “guardan sus mandamientos”], para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad”. Apocalipsis 22:14.
El aserto de que Cristo abolió con su muerte la ley de su Padre no tiene fundamento. Si hubiera sido posible cambiar la ley o abolirla, entonces Cristo no habría tenido por qué morir para salvar al hombre de la penalidad del pecado. La muerte de Cristo, lejos de abolir la ley, prueba que es inmutable. El Hijo de Dios vino para engrandecer la ley, y hacerla honorable. Isaías 42:21. Y con respecto a sí mismo declara: “El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón”. Salmos 40:8. La ley de Dios, por su naturaleza misma, es inmutable. Es una revelación de la voluntad y del carácter de su Autor. Dios es amor, y su ley es amor. Sus dos grandes principios son el amor a Dios y al hombre. “Así que el cumplimiento de la ley es el amor”. Romanos 13:10. El carácter de Dios es justicia y verdad; tal es la naturaleza de su ley. Dice el salmista: “Tu ley la verdad”; “todos tus mandamientos son justicia”. Salmos 119:142, 172. Y el apóstol Pablo declara: “La ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno”. Semejante ley, expresión del pensamiento y de la voluntad de Dios, debe ser tan duradera como su Autor. Es obra de la conversión y de la santificación reconciliar a los hombres con Dios, poniéndolos de acuerdo con los principios de su ley. Al principio el hombre fue creado a la imagen de Dios. Estaba en perfecta armonía con la naturaleza y la ley de Dios; los principios de justicia estaban grabados en su corazón. Pero el pecado lo separó de su Hacedor. Ya no reflejaba más la imagen divina... Mas “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito”, para que el hombre fuese reconciliado con Dios. Por los méritos de Cristo puede restablecerse la armonía entre el hombre y su Creador
La ley de Dios aparece en los cielos a su segunda venida.
Y los cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez. Salmos 50:6.Las nubes se retiran, y el cielo estrellado brilla con esplendor indescriptible en contraste con el firmamento negro y severo en ambos lados. La magnificencia de la ciudad celestial rebosa por las puertas entreabiertas...En el templo se verá el arca del testimonio, en la cual están colocadas las dos tablas de piedra, sobre las que está escrita la ley de Dios. Esas tablas de piedra serán sacadas del lugar donde estaban ocultas, y sobre ellas se verán los Diez Mandamientos escritos por el dedo de Dios. Esas tablas de piedra que ahora reposan en el arca del pacto, serán un testimonio convincente en favor de la verdad y de la vigencia de los requerimientos de la ley de Dios...Mentes y corazones sacrílegos pensaron que eran lo suficientemente poderosos como para cambiar los tiempos y leyes de Jehová; pero a salvo en los archivos del cielo, en el arca de Dios, están los mandamientos originales, escritos sobre dos tablas de piedra. Ningún potentado de la tierra tiene la facultad de sacar esas tablas de su sagrado escondite, ubicado bajo el propiciatorio.Aparece en el cielo la mano de Dios padre que sostiene dos tablas de piedra puestas una sobre otra. El profeta dice: “Denunciarán los cielos su justicia; porque Dios es el juez”. Salmos 50:6. Esta ley santa, justicia de Dios, que entre truenos y llamas fue proclamada desde el Sinaí como guía de la vida, se revela ahora a los hombres como norma del juicio. La mano abre las tablas en las cuales se ven los preceptos del Decálogo inscriptos como con letras de fuego. Las palabras son tan distintas que todos pueden leerlas. La memoria se despierta, las tinieblas de la superstición y de la herejía desaparecen de todos los espíritus, y las diez palabras de Dios, breves, inteligibles y llenas de autoridad, se presentan a la vista de todos los habitantes de la tierra.Es imposible describir el horror y la desesperación de aquellos que pisotearon los santos preceptos de Dios... Los enemigos de la ley de Dios... reconocen demasiado tarde que el día de reposo del cuarto mandamiento es el sello del Dios vivo.
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SALID DE ELLA PUEBLO MIO CRISTO ADVIERTE LA MARCA DE LA BESTIA FALSA ADORACION DOMINGO CATECISMO LAUDATO SI CAMBIO CLIMATICO INMORTALIDAD DEL ALMA SANTIDAD DEL DOMINGO Apoca. 16:2 El primero fue y derramó su copa sobre la tierra; y sobrevino una úlcera maligna y perniciosa a los hombres que llevaban la marca de la Bestia y adoraban su imagen 18:4 Luego oí otra voz que decía desde el cielo: «Salid de ella, pueblo mío, no sea que os hagáis cómplices de sus pecados y os alcancen sus plagas.Apocalipsis (de Juan) 16-> Ver. 13> Vi. Ver com. Ap 1:1. De la boca. La boca es el instrumento del habla. Estos “tres espíritus inmundos” que salen de las bocas del “dragón”, de la “bestia” y del “falso profeta”, representan la política que esta triple unión religiosa proclamará al mundo, la cual se menciona en el Ap 17:2 como el “vino catecismo ” de Babilonia (ver com. Ap 16:14; Ap 17:2; Ap 17:6). Dragón satanás . Ver com. Ap 12:3; Ap 13:1. El primer miembro de esta triple unión religiosa se identifica generalmente con el espiritismo o con el paganismo. Este último consiste principalmente en la adoración de espíritus maléficos los muertos María santos , y por eso se parece esencialmente al espiritismo moderno tal como se practica en los países cristianos. La bestia. Ver com. Ap 13:1; Ap 17:3; Ap 17:8. Falso profeta PROTESTANTISMO apóstata hijas del domingo . Evidentemente debe identificarse con la segunda bestia del Ap 13:11-17 (ver com. Ap 16:11), que apoya a la primera bestia Vaticano de los Ap 16:1-10, y que por medio de los milagros que tiene el poder de hacer en presencia de la bestia (Ap 16:12-14), engaña a los hombres para que le hagan a ésta una “imagen”. Ap 19:20; Ap 20:10. Tres espíritus inmundos. Los defensores de ambas opiniones concuerdan en identificar al “dragón”, la “bestia” y el “falso profeta”, con el espiritismo moderno o paganismo, el papado, y el protestantismo apóstata (cf. Ap 13:4; Ap 13:14-15; Ap 19:20; Ap 20:10), respectivamente. Los “tres espíritus inmundos” evidentemente simbolizan o representan a este trío maléfico de poderes religiosos, que juntos constituyen la “gran Babilonia” de los últimos días (Ap 16:13-14; Ap 16:18-19; ver com. Ap 16:19; Ap 17:5). A manera de ranas. Tal vez no deba atribuirse ningún significado a esta comparación, que quizá sólo tiene el propósito de destacar lo repulsivo que son los “tres espíritus inmundos” delante de Dios. EL PUEBLO QUE DIOS CRISTO LLAMA ES A LOS QUE ESTAN EN BABILONIA PARA NO SER MARCADOS .
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