Muchos venezolanos se compraron el discurso de Fidel..
Sabiendo que serían otra Habana empobrecida..
Y los que se resistieron al encanto cubano, huyeron de ahí..
Tal dice el refrán :
La culpa no es del chancho sino del que le da el afrecho..
Ahí no hay síndrome de Estocolmo..
Saludos
El Ungido