Las piedras de estaciones de Stonehenge forman un rectángulo con la proporción de 5:12 - Mapa con Stonehenge y la isla Caldey mostrando la distancia proporcional de 12,369 - eso es el número de lunas llenas por año
5. Stonehenge - geometría secreta - triángulo de 5:12, estrella de 7 puntos, número 1234, Stonehenge+isla Lundy -- Nueva York con un triángulo en el Parque Central como Stonehenge tiene -- Stonehenge: la proporción original de 5:12 -- Stonehenge: William Stukeley y druidas para la francmasonería -- Stonehenge: una estrella de 7 puntos e Isis -- Distancias: Stonehenge - Averbury - la colina de Silbury -- Stonehenge, monumento de Averbury y el monumento de Silbury - números con sol, luna y el cubo de Isis -- Stonehenge y su cantera en las montañas Preseli en Gales apr. 130 millas en el oeste -- El número 1234: Stonehenge - isla Lundy 123,4 millas -- Triángulo Stonehenge - cantera de Preseli - isla Lundy: 5:12 -- Copias de Stonehenge en el mundo - francmasones e iluminados criminales ponen sus símbolos de poder - p.e. en Lima en el Perú -- Hay una copia de Stonehenge en el centro de Lima en el parque de fontanas (parque de la reserva) -- 6. Milla y pies y luna y Tierra - números 3456, 108, 528 -- La milla y Stonehenge: 108 millas reales = 123,4 millas internacionales -- Número 108: Tierra, religiones, luna etc. -- Luna y número 108: radio 1080 millas reales -- Pie y Tierra: 360 grados x 365,242 días x pie x 1.000 = circunferencia de la Tierra -- Milla y Tierra: 12 elevado 5 dividido por 10 millas = circunferencia de la Tierra -- El pie inglés es el origen del sistema antiguo de mediciones -- 7. Stonehenge, la cantera y las islas 5:12 - Newton y su número 33 -- Stonehenge: isla Lundy + isla Caldey: 3:2 - Stonehenge-isla Caldey=12,369 = número de lunas llenas por año -- Newton: su escala de temperatura y el número 33
Aqui tenemos a Pi - la circunferencia del toro y la vesica piscis 256/153 equivalente a la raiz cuadrada de 3 En el hipercubo las coordinadas binarias de Piscis son decimal 3 y binario 11 153 los pescados de Jesus en la biblia
El castillo de Montségur , es sin duda el lugar mas representativo que existe en la ruta de los cátaros, debido en parte al su trágico final, y la definitiva decadencia de la herejía cátara, dando pie sobre todo el castillo de Montségur, de toda una serie de leyendas, como supuestos significados exotéricos de todo tipo.
Montségur , según la leyenda, lo fundaron unos colosos hijos de Gerión, arrojando grandes piedras de un monte a otro, todas estas rocas de Montségur , las fue tallando el viento, hasta conformar la construcción del castillo.
La verdad es que el castillo de Montségur , fue construido sobre el pan de azúcar que representa la impresionante mole de la montaña, a 1200 metros de altura sobre el nivel de mar.
Por otra parte Montségur , carece de almenas, lo cual supone fue una construcción hecha para que sirviera de acogida y reunión a los cátaros, es no obstante Montségur una construcción de tipo militar, con todas sus paredes aun conservadas, pero su interior vacío, aun así este castillo de Montségu puede verse traspasando su puerta, una poterna, un gran patio vacío, y una escalera para acceder a las murallas, pero a la vista de sus vestigios el visitante fácilmente puede apreciar la vida que en estos espacios se realizaba.
Sobre el significado en la construcción del castillo de Montségur , y por coincidir el paso del sol al amanecer por las aspilleras de Montségur , tanto en el solsticio de verano como del invierno, se ha querido dar a Montségur un significado misterioso, exotérico o religioso, eso va a gusto de cada uno y de las distintas teorías de los estudiosos.
Alguna de esas teorías, dice que el castillo de Montségur se construyó sobre un templo maniqueo, precisamente por los dichos solsticios, cosa que por otra parte se dan en algunos otros castillos que no sean el de Montségur .
Lugar emblemático como no existe en cualquier otro sitio del catarismo, es el “Prado de los Quemados”, al pie mismo del castillo de Montségur , donde tras la capitulación de los cátaros de Montségur, a los diez meses de asedio que sufrió por parte de los cruzados, en este parado, se alzó una gran pira con troncos de madera y piedras, donde tanto los Perfectos como muchos de sus seguidores fueron quemados vivos, en una cantidad que pasaron de doscientas personas, todos a un mismo tiempo.
En este “Prado de los Quemados” en el año 1960, fue erigida una estela al estilo de la Edad Media, y junto al sendero que conduce al castillo de Montségur , rematada por una cruz patada, bajo la cual hay esculpida una cruz tricúspide, y bajo esta una inscripción de dedicada a los quemados del castillo de Montségur .
Vale la pena subir por el sendero que conduce al castillo de Montségur , tanto para acariciar las veneradas piedras de los cátaros, para poder disfrutar del excelente paisaje que desde allí puede contemplarse, en primer lugar Plantaurel, los cultivos del valle del Aude, el macizo de San Bartomeu, y al pié del castillo de Montségur , se puede ver el pequeño pueblo de Montségur , con sus tortuosas casas, y tiendas sobre temas exotéricos, cerca del cual visitaremos el pueblo de Occitadelle, con su conocido restaurante, en donde contiene una galería de arte, y una librería, con un amplio material sobre castillos de la ruta cátara.
Para las fiestas de San Juan, las poblaciones de los alrededores, peregrinan al castillo de Montségur ya que para ellos representa un lugar muy emblemático, tanto en el sentido religioso, exotérico, como la significación que tuvo la anexión del Languedoc a la corona francesa, y su pérdida de autonomía.
El castillo de Montségur , es conocido en toda Occitania, por su misterioso contenido de tipo religioso, exotérico, y las variadas leyendas que sobre Montségur , se ha tejido a través de los tiempos.
Se dice por ejemplo que, en el castillo de Montségur el 23 de Agosto, se concentraban las gentes del lugar, para contrarrestar la austeridad religiosa de la época, organizando, fiestas, bailes y según se dice hasta orgías, que la Inquisición siempre perseguía.
En las excavaciones de Montségur , se encontró la célebre mano de “Morenci” con los cinco dedos cortados, esculpida en esteatita, mineral que tan solo se encuentra en Andalucía, otro misterio que se añade a muchos mas.
Según varios autores es conocida la creencia, que en el castillo de Montségur , fué custodiado el famoso “Grial”, así como el tesoro de los cátaros, de donde existe la leyenda del lago junto al castillo de Montségur , al cual, si se arrojaba una piedra, estallaba una pavorosa tormenta, a fin de aterrorizar a los buscadores del tesoro cátaro de Montségur , y desistieran de tal empaño.
Montsegur, (en francés, Montségur), es una pequeña villa y comuna francesa, en el Mediodía-Pirineos, sur de Francia muy cerca de la frontera con España.
El castillo de Montsegur (Montségur en francés) está situado en la comuna francesa de Montsegur, en el departamento francés de Ariège, en la cima de la ...
Sobre el significado en la construcción del castillo de Montségur , y por coincidir el paso del sol al amanecer por las aspilleras de Montségur , tanto en el ...
Las escaleras de los Museos Vaticanos son una obra de arte más que añadir a la Capilla Sixtina, el Laocoonte o los Dalí y Miró que a menudo pasan desapercibidos, porque todo el mundo sigue las flechas hacia la gran obra pictórica de Miguel Ángel.
Escalera de Bramante del Vaticano
Esta increíble escalera que en un genial efecto óptico parece que no va a terminar nunca es obra de Donato d’Angelo Bramante, que ha pasado a la posteridad como Bramante. Vivió a caballo entre los siglos XV y XVI, y fue uno de los arquitectos italianos más reconocido, por ser el ideólogo de la Basílica de San Pedro.Bramante fue además quien introdujo el Renacimiento en Milán y realizó obras tan hipnóticas como esta escalera que emula las espirales del ADN. El efecto “infinito” lo consigue la doble hélice enrollada hacia la derecha. En realidad, cuando nos asomamos a la escalera, si nos fijamos, vemos que en realidad no es una sóla escalera, sino dos enroscadas. Una de ellas es para bajar y otra para subir.
La escalera se encuentra a la salida de los Museos Vaticanos, en realidad, es la última obra de arte que se contempla en las galería y el visitante se lleva de recuerdo esta espiral sin fin. Si la escalera está practicamente vacía, como en la foto, es más difícil de descubrirle el truco al artista, pero si circula gente, que es lo habitual, el secreto está en fijarnos en que una de las espirales está llena de personas – la de bajada – y otra casi vacía, – la de subida -, porque está cerrada al público.
Sapientia Aedificavit Sibi Domum. Es decir, "la sabiduría ha edificado aquí su casa". Resulta curioso que la misma frase aparece en el Evangelio de María Magdalena, un texto apócrifo. Se dice que en el interior de esta iglesia y de otras muchas de Venecia está escondido el tesoro de los templarios. Pero no hay ninguna prueba de ello. Para terminar ya con esta entrada me gustaría que nos acercásemos un momento a uno de los edificios más emblemáticos de Venecia: el Palacio Ducal.
¿Eres uno de los que aún no has leído “El Código Da Vinci“?
Puede ser, es una opción pero, según deduzco de las lecturas de las personas más cercanas a mí, son muy pocos los que si no lo han leído, lo han visto en el cine.
Si tu respuesta ha sido negativa, es posible que este post no lo entiendas del todo. Si tu caso es el contrario, lo has leído, incluso lo has releído o visto en la pantalla gigante, entonces sabrás de lo que vamos a hablar en las próximas líneas.
Iglesia de Saint Sulpice.
Es bueno saber esto, porque Dan Brown como escritor, a la hora de describir lugares o hechos históricos deja mucho que desear con la exactitud de los mismos.
No quiero entrar en si su calidad literaria es buena, mala o regular, sino que, al plasmar sus relatos en el papel adapta hechos y espacios de tipo histórico-geográfico propias del escritor de ficción y no de un profesor de historia. Es lo lógico en un escritor de novelas, por otra parte, no estoy descubriendo nada que ya no se conozca..
En cuanto a su calidad literaria, me parece que Dan Brown tiene buenas ideas argumentales, pero sus recursos lingüísticos son muy pobres, especialmente a la hora de construir los diálogos de la novela. Pero esto es algo de mi percepción personal y que es fácil de rebatir por lo millones de lectores que ha tenido su obra. Utiliza los hechos reales a su antojo, si la verdad histórica no coincide con sus necesidades narrativas, las acomoda sin rubor. Es algo que no se le puede echar en cara, para eso es escritor imaginativo, sino que hay que, simplemente, puntualizarlo para poder entender lo que después vamos a describir.
Lo mismo ocurre con descripciones de lugares que llegan a sonrojar al menos entendido por su laxitud y poco rigor, pero repito, es un libro de ficción no histórico. Se disfruta de su literatura si utilizas “El Código” como modo de evadirte de la realidad. Si buscas una referencia literaria a la que asir tus conocimientos y que te sirva de refencia, olvídate de su obra.
Iglesia de Saint Sulpice.
Dicho lo cual, retomemos el hilo conductor que da pie al título de este post y vayamos a centrarnos en el capítulo 22 de “El Código Da Vinci”.
Recordamos que, Silas, el religioso albino del Opus Dei, a las órdenes del Obispo Aringarosa, va buscando el secreto del Santo Grial envíado y dirigido por su desconocido “Maestro”. Tras matar, no sin antes arrebatarle el dato importante, a los cuatro “sénéchaux” del Priorato de Sión, conocedores de la clave del Santo Grial, se dirige a la Iglesia de Saint Sulpice a una hora intempestiva, la una de la mañana.
Allí, debido a las influencias del Obispo Aringarosa, consigue adentrarse en la Iglesia tras una breve conversación con Sor Endrine, su custodia.
Estamos en el momento en que Silas busca una línea en suelo y un obelisco, en cuya base, bajo el frío mármol, debe encontrarse la clave que descubra la situación exacta del Santo Grial.
Inicio del Gnomón.
Aquí nos paramos, porque vamos llegando, poco a poco, al lugar donde Dan Brown, me imagino que por una adecuación de un lugar a su historia ficticia, utiliza un dispositivo astrológico (que ahora describiremos más concienzudamente) como si fuera una supuesta “Línea Rosa”, el lugar por donde, según él, pasaría el meridiano cero, el Meridiano de París, el lugar desde donde se medía la distancia entre dos puntos hacia el este o el oeste antes de que, en 1884, apareciera un barrio en las afueras de Londres llamado Greenwich.
Gnomón astronómico en el suelo de Inicio de Saint Sulpice.
Es verdad que el Meridiano de París exitió. Es verdad que este meridiano está documentado sobre las piedras de las calles de París con unas placas redondas, las célebres “ARAGO”, que indican el camino exacto norte-sur por donde discurre el meridiano. Y es verdad también que dicho meridiano pasa a más de 100 metros de la Iglesia de Saint Sulpice, en el Barrio Latino, 6º Arrondissement de París. Pero…
… Dan Brown miente. El Código Da Vinci miente. Y la línea que cruza el altar de la iglesia no es la Línea Rosa. Y la Línea Rosa no existió. Y el Obelisco tampoco forma parte del meridiano de París.
Obelisco del Gnomón.
Entonces, ¿qué artilugio es ese al que Dan Brown hace referencia? La respuesta es evidente: es un gnomón astrológicoy lo vamos a describir continuación.
El gnomón astronómico de Saint Sulpice fue una petición que hizo el Padre Jean Baptiste Langet a Henry Sully, un relojero y astrónomo británico. Sully lo fabricó en granito de la región de París y fue colocado y terminado en 1727. El gnomón es un calendario solar que sirve para determinar la fecha en la que se producen los solsticios y los equinoccios durante el año.
Obelisco del Gnomón.
El elemento principal del gnomón, y, sin él, no puede funcionar es el Sol. Aquí es la madre naturaleza la que manda. Para los demás elementos, es la mano del hombre la que construye.
El segundo elemento del gnomón de Saint Sulpice es una vidriera en la pared central del ala derecha del crucero. Dicha vidriera está dividida en pequeños cristales. Todos son transparentes y dejan pasar la luz del Sol, a excepción de uno, que es opaco y será el encargado de proyectar la sombra sobre el suelo. Este cristal está situado una distancia de 24 metros y 54 centímetros del mismo.
Obelisco del Gnomón.
Conforme va pasando el año y las estaciones, el Sol cambia de posición con respecto a la Tierra. En invierno los rayos son más inclinados, en verano son más verticales. Pues bien, tenemos el sol brillando y una sombra proyectada sobre el suelo. En el solsticio de verano (21 de junio de cada año) es cuando el Sol está en su línea más cercana a la vertical. Por tanto donde proyecte las sombra este día se marcará como “Solsticio de Verano”. En Saint Sulpice hay una placa de mármol sobre el suelo que lo marca. Esta placa está situada a 11 metros 34 centímetros de la pared donde se encuentra el cristal opaco.
De esta marca en el suelo que, como dijimos está en el ala derecha del trasepto de la iglesia, nace un línea de cobre incrustada en el suelo en dirección al otro ala del trasepto en un ángulo aproximado de 60 grados. Dicha línea atraviesa el altar que está situado en medio del trasepto bajo la hermosa cúpula de la iglesia. Conforme van transcurriendo los días, la sombra se va desplazando por la línea hasta llegar junto al altar donde hay una plancha redonda de cobre rodeada por un semicírculo del mismo elemento. Este punto marcará los Equinoccios, el momento en el que el día dura exactamente igual que la noche, lo que ocurre los días 23 de Septiembre y 20 de Marzo. Desde la placa de mármol hasta este punto hay 16 metros y 32 centímetros.
Cristalera del Gnomón.
La línea continua progresando, atraviesa el altar y llega hasta la pared central del ala izquierda del transepto. Ha recorrido 23 metros y 97 centímetros. Allí tropieza con un obelisco que tiene 10 metros y 72 centímetros de altura. El obelisco termina en una bola redonda de bronce. Cuando el Sol proyecte la sombra sobre dicha bola, habremos alcanzado el Solsticio de Invierno, justo el día del año en el que la noche es mayor durante todo el año. Ocurre todos los días 21 de Diciembre.
En pocas palabras este es el funcionamiento del gnomón de Saint Sulpice, la segunda iglesia en importancia de París tras la Catedral de Notre Dame.
Cristalera del Gnomón.
Espero que, cuando releamos “El Código Da Vinci” y lleguemos al capítulo 22, podamos decir con conocimiento de causa que el elemento que nos presenta Dan Brown es un gnomón astronómico al que él, como autor de ficción, le añade cierto aire de novela de intrigas.
St Sulpice. El gnomon astrologico famoso por el Codigo da Vinci
El éxito de la novela El Código Da Vinci ha convertido en tema de moda la cuestión de si existió una descendencia de Jesús. El autor de un libro de reciente aparición, titulado “El legado de María Magdalena”, ha realizado una fascinante investigación iconográfica que se saldó con importantes descubrimientos inéditos. En este artículo extractamos algunos de sus hallazgos.
Mi fuente de información me había emplazado a realizar un enigmático viaje que me llevaría a descubrir aspectos insólitos y desconocidos sobre la figura de María Magdalena, el nombre que la tradición cristiana dio a la Myriam Migdal o Myriam de Magdala en el judío original, que desempeña un papel tan relevante en el Nuevo Testamento.
Mucho se ha escrito sobre Jesús “el Nazareno”, nombre que algunos atribuyen a la aldea de Nazareth. En cambio, otros autores sostienen que indicaba su pertenencia a la secta judía de los nazaritas o nazareos, entre cuyos votos se incluía no cortarse el cabello ni la barba.
Sin embargo, muy poco sabemos con certeza sobre su vida. Los cuatro Evangelios canónicos recogen algunos momentos fundamentales de la existencia de Jesús. Pero sólo hacen referencia a su vida pública, con el objetivo de demostrar que era el Mesías prometido a Israel, y únicamente aluden de manera muy escueta a su vida privada.
Sin embargo, en los evangelios apócrifos obtenemos una información complementaria. Entre éstos destacan los descubiertos en 1945 en Nag Hammadi (Alto Egipto).
En dichos apócrifos de cuño gnóstico se habla de un Jesús íntimamente vinculado con María Magdalena, e incluso se afirma que Pedro mostraba hostilidad hacia esta mujer, negándose a aceptar que, tras su muerte, Cristo resucitado le hubiese confiado sus enseñanzas secretas y el liderazgo sobre la comunidad de sus seguidores.
Según alguno de estos apócrifos, como el Evangelio de Felipe, Magdalena era la compañera o consorte de Jesús, e incluso se menciona la existencia de una descendencia de ambos en términos aparentemente claros: “existe el misterio del Hijo del Hombre y el misterio del hijo del Hijo del Hombre”.
Más aún: este evangelio sostiene que Cristo tenía la capacidad de crear y también la de “engendrar”, para culminar sugiriendo que su unión con Magdalena fue un “matrimonio sagrado”, al que califica de “auténtico misterio” y lo diferencia del “matrimonio de poluciones” o profano. En este tema es importante que el navegante que desconoce el tema de la sexualidad sagrada visite el espacio, que está en esta misma Web, “Más allá de la materia”.
No cabe duda de que estos textos –perseguidos y destruidos por la Iglesia desde los años que siguieron al Concilio de Nicea en el siglo IV d.C.– dieron lugar a una leyenda que circuló ampliamente durante la Edad Media. Pero, ¿hasta qué punto era posible documentar la persistencia de esta tradición?
Mis primeros hallazgos se situaron en el Camino de Santiago, al que considero más apropiado llamar de Prisciliano, el “Obispo hereje”. Nacido en Galicia en el año de 340 d. C. Prisciliano predicaba una doctrina gnóstica que tuvo un notable éxito en el norte de Hispania y en el sur de la Galia.
Muchos lugares relacionados con el Camino en el sur de Francia y el norte de España están salpicados de referencias que lo vinculan con María de Magdala y el secreto del Grial en el Languedoc, situándonos en el entorno de Rennes-le-Chteau, una de las claves de esta tradición apócrifa.
Fue en el Monasterio de Santa María de Oia, en su iglesia monacal cisterciense del siglo XII, donde encontré la primera pista. Allí se halla un retablo que reproduce la venida del Espíritu Santo. Por un lado, llamó mi atención su gran parecido con el sello de los caballeros templarios de la abadía de Nuestra Señora del Monte Sión. Por otro, la figura central representa a Magdalena rodeada por los apóstoles, mientras el Espíritu Santo en forma de paloma desciende sobre ellos.
Muy cerca de donde yo vivía descubrí otro elemento significativo. Se trataba del Reial Monestir de Santes Creus, perteneciente a la orden del Císter, situado en Aiguamurcia, provincia de Tarragona (España).
Al margen de la indudable calidad artística de los diferentes estilos representados en esta iglesia monacal, atrajo mi atención una de las dos capillas dispuestas en los laterales del templo, junto a la puerta de la entrada principal.
Esta capilla, denominada de San Juan Evangelista, me iba a deparar grandes y gratas sorpresas ya que, en la imagen central del retablo, aparece la figura de un San Juan con aspecto señaladamente femenino, de largos y rizados cabellos pelirrojos, labios de color carmesí carnosos y sensuales, sosteniendo una copa o grial con la mano izquierda, a la altura del pecho.
Conforme fui contemplando con más detenimiento el retablo, realizado en madera policromada y pintada al óleo, descubrí que había siete iconos adicionales en la parte inferior del mismo y, al observarlos de cerca, vi que reproducían diferentes pasajes bíblicos sobre Jesús y María Magdalena.
Aunque la figura central del retablo pretende ser la de San Juan Evangelista, demasiados detalles contradicen esta atribución. Tradicionalmente a éste se le representa con aspecto varonil, barba poblada y edad madura, casi siempre con un libro en las manos.
Baste recordar los lienzos sobre San Juan Evangelista de pintores como El Greco, Tiziano o Velázquez. En cambio, la imagen central del retablo es indudablemente femenina.
Yo la identifiqué como María Magdalena, por la larga melena de color cobre-rojizo y el tipo de vestimenta y colorido más utilizado en las representaciones de esta santa. También por el hecho de sujetar con la mano izquierda la urna donde se guardan los óleos con que ungió a Jesús, un dato inequívoco, pues así es como se la ha representado mayoritariamente.
Como hemos mencionado, debajo de la imagen central hay siete iconografías de menor tamaño, cuatro de cuyas figuras se identifican con María Magdalena, y otras tres centrales, que representan episodios de la vida de Jesús: el nacimiento, la crucifixión y el descendimiento de la cruz. Exponer y describir en detalle lo representado en todos los iconos resultaría imposible en el presente artículo.
Pero como la principal evidencia a la que nos hemos estado refiriendo se encuentra precisamente en algunos de estas imágenes, vamos a abordar en concreto este tema resumidamente.
En el central aparece la escena de la crucifixión de Jesús, junto a los dos ladrones, y a los pies encontramos la mayor de las sorpresas: ¡María Magdalena embarazada! Contemplé la escena desde todos los ángulos posibles para excluir la posibilidad de una ilusión óptica. Pero no se trataba de ningún error de apreciación.
La Magdalena representada a los pies de la cruz de Jesús, totalmente desolada, con el cabello suelto y el pañuelo en la mano izquierda enjugándose las lágrimas, había sido evocada como una mujer embarazada, con sus pechos hinchados y su vientre abultado de forma característica.
Es un vientre muy bajo, a punto de parir, en la posición que adoptaban antiguamente las mujeres de Oriente para dar a luz. Junto a ella aparece una calavera, símbolo tradicionalmente asociado con Magdalena en la iconografía cristiana.
Para no dejar ninguna duda respecto de su embarazo, el autor del icono pintó una especie de cíngulo –tal como se hacía entonces para remarcar los pechos en las embarazadas, según me indicó Manuel de Perea, pintor, orfebre y escultor–, que va desde el hombro hasta la cintura, remarcando el pecho hinchado de Magdalena.
En esta imagen sólo aparecen las dos mujeres que, tradicionalmente, son identificadas con María la Virgen (madre de Jesús) y María Magdalena, lo que despeja cualquier duda sobre la identidad y el estado de embarazo de la segunda mujer. El tercer personaje representado es el apóstol Juan.
Esta era la prueba o evidencia definitiva que había estado buscando. ¿Sería posible que nadie antes lo hubiese advertido? ¿Durante cuánto tiempo había permanecido oculto el mensaje del retablo?
Ahora empezaban a encajar todas las piezas del rompecabezas. Pero necesitaba observar con atención el resto de la iconografía.
No tocar a los muertos
En la siguiente escena, correspondiente al icono de la derecha, podemos ver el descenso de la cruz de Jesús ya fallecido, rodeado de varios personajes.
De izquierda a derecha aparecen María, esposa de Cleofás y prima de la madre de Jesús; José de Arimatea, con barba y el turbante que llevaban algunos fariseos; Magdalena, quien aparece con la urna de los óleos en sus manos; Juan, sujetando por los brazos a la Virgen María; Juana, hermana de la Virgen María y tía de Jesús, quien aparece arrodillada, recogiendo los pies del crucificado; y por último y subido en la escalera que hay apoyada en la cruz, un personaje que bien podría ser Nicodemo.
En las imágenes del descenso de la cruz, el autor nos da un detalle de suma importancia: todos los personajes que aparecen en esta escena, por fuerza tenían que ser parientes de Jesús.
Según la Ley de Moisés no estaba permitido tocar a los muertos, a menos que fuesen parientes, como podemos confirmar en Números 19,11: “El que tocare un muerto, el cadáver de un hombre cualquiera, será impuro por siete días”, un tabú de contacto con el cadáver reiterado en Números 19, 14 y 19, 16.
En Levítico 21, 1-3, tenemos una mayor precisión: «Yahveh dijo a Moisés: ‘Habla a los sacerdotes, hijos de Aaron, y diles: Ninguno se contamine con el cadáver de uno de los suyos, excepto si es de alguno de sus parientes más próximos: su madre, su padre, su hijo, su hija, su hermano.
Podrá también hacerse impuro por el cadáver de su hermana, todavía virgen, si, por no haber pertenecido a ningún hombre, era su pariente próxima’».
Un pasaje que también corrobora Ezequiel 44, 25: “No se acerquen a una persona muerta para no contaminarse, pero por el padre, la madre, el hijo, la hija, el hermano, la hermana que no tenga marido, si podrán contaminarse”.
Como vemos, sólo estaba permitido tocar a los muertos a los familiares más cercanos. En este caso, el autor del icono dejaba claro una vez más la relación de pariente próximo que ostentaba María Magdalena con respecto a Jesús, aunque cabe objetar que entre los familiares que pueden tocar el cadáver la Biblia no menciona a la esposa.
En cualquier caso, el resto de las imágenes también hace referencia a la relación entre ésta y Jesús. De hecho, vuelve a insistir en la misma idea, como podemos ver en la imagen en la cual aparece ella con los signos inequívocos del embarazo.
Finalmente, la posible descendencia de Jesús y María Magdalena queda testimoniada por el autor del retablo en otra de las figuras, en la cual podemos observar a esta mujer acompañada ya por sus dos vástagos, en este caso dos niñas gemelas.
Por tanto, el retablo dejó constancia de una tradición antiquísima que, a pesar de la hostilidad de la Iglesia y de su notoria heterodoxia, se transmitió a lo largo de toda la Edad Media.
Básicamente, dicha tradición comunica el mensaje siguiente:
- El estatus social de María Magdalena, representada como princesa y acompañada con la inscripción de IVSTICIA.
- Esposa de Jesús, vestida de luto tras la crucifixión, con la palma de martirio, igualmente testigo del martirio al que fue sometida su memoria, al ser presentada como una prostituta, cuando no existe ninguna base firme para relacionarla con el personaje de la pecadora evangélica. Esta arbitraria identificación se consolidó en los siglos V y VI.
- Grial viviente, en calidad de portadora de la sangre de Jesús a través de su descendencia (imagen que la presenta embarazada, soportando la cruz, la carga).
- Confirmación de la descendencia (icono con los dos niños gemelos en brazos, mostrando claramente su parecido con los progenitores).
No es posible detallar en un artículo toda la información que recabé respecto al autor del retablo –tarea que abordo en mi libro–, pero baste recordar que el Monasterio de Santes Creus pertenecía al Císter, fundado por San Bernardo de Claraval, quien a su vez intervino decisivamente en la creación de la Orden de los Caballeros Templarios.
Posteriormente, éstos llegaron hasta el Monasterio de Santes Creus, a través de la Orden Militar de Santa María de Montesa, fundada en 1319 por el monarca Jaume II de Aragón para acoger a los caballeros de la Orden del Temple que consiguieron huir de la persecución de Felipe IV “el Hermoso”.
Los caballeros templarios que lograron escapar de Francia, también se refugiaron en otras órdenes, como la de Calatrava. Con ellos llegarían los conocimientos secretos de la Orden, por los cuales habían sido acusados de herejes.
Entre estos secretos se ha destacado el de la existencia de una sangre real (Santo Grial) que reivindica una ascendencia sagrada y se remonta a Jesús y Magdalena.
El retablo que hemos examinado fue realizado en el año 1603, según consta en el mismo, utilizando el lenguaje oculto de los iniciados para transmitir de forma encubierta una tradición considerada herética, cuyos depositarios en Europa occidental habían sido los caballeros templarios y, antes, los cátaros.
Las evidencias hablan por sí solas. Más si tenemos en cuenta que se trata de un retablo de principios del siglo XVII y que, con anterioridad a esa época, ya existían diversas iconografías sobradamente conocidas de San Juan Evangelista que presentan una imagen acusadamente viril de esta figura, excluyendo que este personaje pueda corresponderse con la imagen femenina representada en el Monasterio de les Santes Creus.
Me parece increíble que aparentemente aquel retablo no hubiese llamado la atención de nadie con anterioridad. Pero como dijera “Hermes” (mi enigmático informante): “Todo tiene su momento”. Y quizá ahora había llegado el momento propicio.
Fue en el Monasterio de Santa María de Oia, en su iglesia monacal cisterciense del siglo XII, donde encontré la primera pista. Allí se encontraba un retablo que describía la venida del Espíritu Santo. Por un lado, llamó mi atención su gran parecido con el sello de los Caballeros Templarios de la abadía de Notre Dame du Mont Sion. Por otro, la figura central representaba a Magdalena rodeada por los apóstoles, mientras el Espíritu Santo en forma de paloma descendía sobre ellos. IZQUIERDA: Retablo de Maria Magdalena con los apóstoles. CENTRO: Sello templario de la abadía du Mont de Sión. DERECHA: Monasterio de Santa María de Oia (Pontevedra). Muy cerca de donde yo vivía descubrí otro elemento significativo. Se trataba del Reial Monestir de Santes Creus, perteneciente a la orden del Císter, situado en Aiguamurcia, el Alt Camp, provincia de Tarragona. Al margen de la indudable calidad artística de los diferentes estilos representados en esta iglesia monacal, atrajo mi atención una de las dos capillas dispuestas en los laterales del templo, junto a la puerta de la entrada principal.
Prisciliano predicaba una doctrina gnóstica, que tuvo un notable éxito en el norte de Hispania y en el sur de la Galia. Casi todos los lugares relacionados con el Camino están salpicados de referencias toponímicas a Oc.
No es casual que una a Compostela con María de Magdala y el Secreto del Grial, en el Languedoc francés, situándonos en el entorno de Rennes le Chteau, una de las claves del enigma. Fue en el Monasterio de Santa María de Oia, en su iglesia monacal cisterciense del siglo XII, donde encontré la primera pista. Allí se encontraba un retablo que describía la venida del Espíritu Santo.
Por un lado, llamó mi atención su gran parecido con el sello de los Caballeros Templarios de la abadía de Notre Dame du Mont Sion. Por otro, la figura central representaba a Magdalena rodeada por los apóstoles, mientras el Espíritu Santo en forma de paloma descendía sobre ellos.
IZQUIERDA: Retablo de Maria Magdalena con los apóstoles. CENTRO: Sello templario de la abadía du Mont de Sión. DERECHA: Monasterio de Santa María de Oia (Pontevedra).
El proceso de elección tuvo el mayor número de solicitantes de la historia.
Selfie. Los 12 nuevos astronautas seleccionados por la NASA. AFP
La NASA seleccionó a siete hombres y cinco mujeres como sus nuevos astronautas, en un proceso de selección que tuvo el mayor número de solicitantes de su historia.
Los 12 nuevos astronautas seleccionados por la NASA. (Michael Ciaglo/Houston Chronicle via AP)
El anuncio de la promoción de astronautas del 2017 se hizo en el Centro Espacial Johnson, en Houston, que contó con la presencia del vicepresidente de los Estados Unidos, Mike Pence.
“
Ustedes son lo mejor de nosotros. Con el presidente Donald Trump, Estados Unidos liderará en el espacio una vez más y el mundo se maravillará.
Que el cáliz que se venera en la Catedral de Valencia como el Santo Grial es la copa que utilizó Jesucristo en la Última Cena puede creerse o no. Pero esta reliquia es venerada cada año por miles de fieles, los últimos Papas han querido celebrar Misa con ella en sus visitas a la ciudad, y las réplicas del Santo Cáliz que el arzobispo de Valencia está entregando a diversas personas y entidades están contribuyendo a la difusión de la piedad eucarística y a la creación de cofradías.
Con el objetivo de añadir rigor científico a los estudios, análisis y documentos y a la fuerza de la tradición que señalan la autenticidad de la reliquia, diversos arqueólogos, historiadores, teólogos y expertos en arte, física y otras disciplinas han celebrado, en Valencia del 7 al 9 de noviembre, el 1º Congreso Internacional sobre el Santo Cáliz, titulado ‘Valencia, la ciudad del Santo Grial’.
El simposio ha contado con la presidencia de honor del rey Don Juan Carlos, ha sido organizado por el Arzobispado de Valencia, el Cabildo Metropolitano de la Catedral, la Universidad Católica, el Centro Español de Sindonología, la Real Hermandad y la Cofradía del Santo Cáliz. Además, han colaborado en la organización la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén y la Fundación COSO.
Los ponentes han coincidido en señalar que el Santo Cáliz de Valencia que permanece allí desde el siglo XV es único y científicamente no se le puede reprochar ningún argumento que niegue su autenticidad. Por eso, han instado a las autoridades a promover que la Unesco declare la reliquia Patrimonio de la Humanidad y han propuesto nuevas investigaciones de todas las piezas que componen el Santo Grial.
¿Dónde está el Santo Grial? La copa superior es la que utilizaría Jesucristo
Los expertos también han coincidido en destacar la vigencia del importante análisis realizado hace 50 años por el catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza Antonio Beltrán, que concluyó que la copa superior del actual Santo Cáliz de Valencia bien pudo estar en la mesa de la Santa Cena y ser la que Jesucristo utilizó para beber, para consagrar o para ambas cosas.
Se trata de una copa labrada, entre los siglos II y I a.C en un taller oriental de Egipto, de Siria o de la propia Palestina, con forma semiesférica, de piedra ágata cornalina oriental, que mide 9,5 cm de diámetro medio en la boca y 5,5 cm de profundidad por el interior, toda lisa sin ningún adorno, excepto una línea de corte redondeado paralela al borde.
A esta copa se añadió en la Edad Media el pie, formado por un vaso ovalado e invertido y la vara con su nudo, de oro, que sirve para unir las dos partes.
Todavía no se puede aplicar ninguna técnica científica tipo la del carbono-14 al Santo Cáliz, pero se cree que la copa ha sido utilizada por los primeros Papas, después por el abad del monasterio de San Juan de la Peña y por los arzobispos de Valencia, el día de la fiesta del Santo Cáliz. Además, ha sido muy valorada por miembros de la realeza (especialmente los reyes de la Corona de Aragón) y ahora por diversos historiadores y escritores de varios países.
Unos frescos medievales únicos en el mundo, nueva prueba de que el Santo Grial de Valencia es auténtico
Entre las nuevas pruebas de la autenticidad de la reliquia presentadas durante el Congreso se encuentran unos frescos medievales de la Virgen con el Santo Grial, “únicos por su iconografía”, encontrados en iglesias pirenaicas que “podrían tener relación con la estancia del Santo Cáliz en aquellas tierras”, según el profesor de Historia del Arte Vicent Zuriaga.
Se trata de frescos románicos, la mayoría del siglo XII, que se encuentran en iglesias y monasterios situados en las localidades ilerdenses de Sant Climent de Taüll, Ginestarre y Burgal y la de Sant Romà de Les Bons, en Andorra. Representan a la Virgen sosteniendo un “cáliz llameante, lo que nos lleva a pensar que es el auténtico Santo Grial”.
“Si no conseguimos encontrar este tipo iconográfico en ninguna otra zona del mundo, como de momento sucede, interpreto como hipótesis de trabajo que los artistas que representaron estas obras recogieron o bien la tradición que subyace en las leyendas medievales griálicas, o bien toman la referencia de un objeto concreto y próximo”, señaló Zuriaga.
Otro ponente, el experto en heráldica José Luis Sampedro, ha afirmado en el Congreso que la única reliquia del mundo “que puede ser el auténtico grial que utilizó Jesús en la Última Cena es el Santo Cáliz” que se venera en la Catedral de Valencia y ha afirmado que el resto de reliquias que “pretenden presentarse como la copa que empleó Jesús carecen de credibilidad, porque no tienen apoyo documental de ninguna fuente mínimamente rigurosa”.
Entre otras copas “u objetos similares que pretenden ser el Santo Grial auténtico y es evidente que no lo son”, citó el Cáliz de Antioquía, que se encuentra en el Metropitan Museum de Nueva York, el Sacro Cátino de Génova, el Santo Cáliz de Cebreiro (Pontevedra) y “una patena que se conserva en el Palacio Imperial de Viena”.
¿Cómo llegó el Santo Grial de Valencia hasta allí?
En el periplo del Santo Grial desde Tierra Santa hasta Valencia, se realizaron algunos documentos de cesión o intercambio que se han conservado hasta hoy y constituyen también pruebas de la autenticidad de la reliquia.
Después de la última Cena, la importancia que los primeros cristianos otorgaban a la liturgia permitió guardar con celo la reliquia, que fue llevada a Roma por el primer Papa, San Pedro. Allí la conservaron los Papas hasta San Sixto II, quien, para salvarla de la persecución del emperador Valeriano y de la amenaza de los bárbaros, la entregó a su diácono San Lorenzo, oriundo de España, que la envió a tierras de Huesca, en el siglo III.
Durante la invasión musulmana, la copa de la Cena fue ocultada en el Pirineo. Los cristianos de Huesca huyeron con ella a las montañas del norte en el año 712 Primero estuvo en las cuevas de Yebra y después encontró refugio en monasterios, el último de ellos, el de San Juan de la Peña.
En el año 1399, su prior entregó la reliquia al Rey de Aragón Martín el Humano, que la tuvo en el palacio real de la Alfajería de Zaragoza. En 1424, su sucesor Alfonso V el Magnánimo llevó el relicario real al palacio de Valencia y lo entregó, en 1437, a la Catedral, donde hoy se venera.