|
General: ¿PORQUE NAPOLEON ERA FRANC MASON? NEXO CODIGO DA VINCI/ISHTAR GATE/ORION
Elegir otro panel de mensajes |
|
¿PORQUE NAPOLEON ERA FRANC MASON? MENSAJES SUBLIMINALES DE YHWH TODOPODEROSO
A pesar de los errores de los lideres politicos, YHWH, LOS USA PARA DARNOS MENSAJES SUBLIMINALES CON REFERENCIA AL SANTO GRIAL. ASI PASO CON ADOLF HITLER, FIDEL CASTRO, CHE GUEVARA, CHAVEZ, JUAN DOMINGO PERON, JOHN KENNEDY, ETC,ETC. NAPOLEON TIENE UN NEXO CON EL LEON, OSEA UN NEXO CON LEONARDO DAVINCI, EN EL MARCO A FRANCIA / ANK / LIBERTAD. ESE ES EL ORIGEN DEL PORQUE NAPOLEON TUVO RELACION CON EL COMPLEJO GIZE/ ORION / ISHTAR GATE. SABEMOS QUE LA ESFINGE DE GIZE, ESTA DISEÑADA EN FUNCION A AL COMIENZO DE LA ERA DE ACUARIO (PATRON DEL CALENDARIO DE NOE) EN funcion a la PRECESION DE LOS EQUINOCCIOS.
En el marco a APOCALIPSIS 12 E INCLUSO APOCALIPSIS 4:7, en funcion al movimiento de la PRECESION DEL PLANETA TIERRA EN SU MOVIMIENTO DE 25920 AÑOS, la tierra hace aproximadamente 12960 AÑOS estaba en LA ERA DE LEO y es en ese MARCO EL DISEÑO DEL COMPLEJO GIZE. LA ESFINGE (HOMBRE-LEON) ESTA DISEÑADA EN FUNCION A LA LINEA LEO-ACUARIO O ACUARIO-LEO. EN DICHA ERA, EL 21/22 DE MARZO VA A ESTAR EN ACUARIO Y EL 21/22 DE SEPTIEMBRE, OSEA EN LOS EQUINOCCIOS VA A ESTAR EN LEO. NO FUE CASUALIDAD QUE NAPOLEON VISITO EGIPTO. TODOS SON MENSAJES SUBLIMINALES DE YHWH TODOPODEROSO. CONCRETAMENTE GIZE ESTA DISEÑADO EN FUNCION A LA ERA DE ACUARIO. LEONARDO DA VINCI O EL CODIGO DA VINCI ES SINONIMO DE GIZE.
freemasonry.bcy.ca/aqc/napoleon.html
"The evidence in favor of a Masonic initiation previous to Napoleon's ... THE question whether Buonaparte was a Freemason or not has never been decided. ... "You ask me Sir, why it was that in my work on Free Masonry I did not say a word ...
www.agustincelis.com/id65.htm
Para los historiadores que se afilian a la leyenda negra de la masonería como sociedad secreta conspiradora, la historia de Napoleón Bonaparte, Le Petit ...
espaciomasonico.bligoo.com.ve/fue-francmason-napoleon
27 Feb 2014 ... Traemos hoy a Memoria Masónica un artículo publicado recientemente por Guy ... ¿Fue Napoleón Bonaparte iniciado francmasón?
masonesfamosos.com/masones-por.../2.../23-bonaparte-napoleon
Napoleón Bonaparte ha sido proclamado y considerado Masón, asi como también lo han sido su padre, hermanos, e incluso los militares tenientes que se ...
https://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid...
Napoleón Bonaparte nace el 15 de Agosto de 1769 en Ajaccio, capital de la isla de Córcega, en ese entonces recientemente anexada a ...
zoevaldes.net/2013/02/.../la-sombra-de-una-duda-era-napoleon-franc-mason/
27 Feb 2013 ... Les recomiendo además la novela de César Vidal, Los Hijos de la Luz (Plaza Janés, 2005), yo estuve en el jurado que la premió Con el ...
inmf.org/casinfrancmac.htm
En vísperas de la revolución francesa, la masonería reunía adeptos de todas ..... «Franc-Maçonnerie et sociétés secrètes contre Napoléon» (Francmasonería y ...
es.wikipedia.org/wiki/Francmasonería_en_Francia
Después del nacimiento en Inglaterra de la denominada masonería ... favorecido pero al mismo tiempo utilizado por el Emperador Napoleón I, ... Es un hecho simbólico que Eugène Pottier, que escribió La Internacional, fue francmasón.
|
|
|
|
Napoleón fue capturado por los Ingleses y desterrado a la isla de Santa Helena. Allí, fueron escritas sus Memorias las cuales describen con precisión a sus amos, los Jesuitas:
«Los Jesuitas son una organización militar, no una orden religiosa. Su jefe es un general de un ejército, no el mero padre abad de un monasterio. Y la meta de esta organización es: PODER. Poder en su más despótico ejercicio. Absoluto poder, universal poder, poder para controlar el mundo por la voluntad de un solo hombre. Jesuitismo es el más absoluto de los despotismos: y a la vez el más grande y más enorme de los abusos …
«El general de los Jesuitas insiste en ser el amo, soberano, sobre los soberanos. Dondequiera que los Jesuitas son admitidos ellos serán amos, cueste lo que cueste. Su sociedad es por naturaleza dictatorial, y por lo tanto es el enemigo irreconciliable de toda autoridad constituida. Cada acto, cada crimen, aunque sea atroz, es una obra meritoria, si se comete para el interés de la Sociedad de los Jesuitas, o por la orden del General». [Cincuenta Años En La Iglesia de Roma, Charles Chiniquy, 1968, reimpreso de la edición de 1886 , citando el Memorial De La Cautividad de Napoleón en Santa Helena, General Montholon]
|
|
|
|
¿Emperador maldito?
La historia de la noche que Napoleón Bonaparte durmió dentro de la Gran Pirámide de Egipto y vio algo que lo dejó aterrorizado
En 1798, el militar francés viajó con 30.000 soldados y 150 sabios al país del Nilo, donde vivió una extraña experiencia.
Napoleón ante la Esfinge de Egipto. (Oleo de Jean-Léon Gérôme)
08/08/2020 8:01
Actualizado al 08/08/2020 8:01
Era joven pero ya muy popular. Tras sus éxitos en Italia, la ambición de Napoleón Bonaparte crecía a pasos agigantados. En medio de todo esto, en 1798, la República francesa le confió la conquista de Egipto, una campaña que acabó en fracaso militar. Eso sí: logró una gran victoria cultural.
Napoleón no se embarcó solo con 30.000 soldados a los que arengó frente a las Pirámides: llevó también una tropa de unos 150 sabios encargados de investigar la historia, la naturaleza y la geografía del país del Nilo. "Desde estos monumentos cuarenta siglos de historia los contemplan", aseguran que dijo el militar en aquel momento.
El resultado fue la obra "Description de l'Égypte" ("Descripción de Egipto"). Además, el destino quiso que uno de sus tenientes descubriera la piedra Rosetta, la pieza clave para que Jean-François Champollion lograra descifrar más tarde los jeroglíficos.
Napoleón Bonaparte fue emperador de Francia entre 1804 y 1814. (Foto: Archivo)
Napoleón, atrapado por la egiptología
Antes del regreso a Francia (tras pasar incluso por Nazaret), Napoleón sorprendió a sus hombres con un extraño aviso: iba pasar una noche completamente solo en el interior de la Gran Pirámide, la última morada del gran faraón Keops.
La Gran Pirámide de Keops, en Egipto. (Foto: AP)
A recordar: todavía nadie hablaba de la maldición de Tutankamón, ya que aún faltaban más de 120 años para que Howard Carter descubriera su tumba. Pero las historias de momias eran populares desde hacía milenios.
Los libros de historia cuentan lo sucedido: en una calurosa noche del 12 de agosto de 1799, el general accedió a la Gran Pirámide acompañado de su séquito y de un religioso musulmán.
El grupo anduvo por los bajos y estrechos pasadizos hasta llegar a la cámara del rey, el mismísimo corazón de la única de las siete maravillas de la antigüedad que se mantenía (y todavía se mantiene) en pie. Y allí dejaron a Napoleón durante toda una noche.
La noche que Napoleón pasó dentro de la Gran Pirámide de Egipto
El joven militar tuvo tiempo de analizar detalladamente la sala, rectangular, construida a base de losas de granito lisas, sin ninguna decoración ni inscripciones.
Napoleón decidió pasar la noche dentro de la Gran Pirámide de Egipto.
Era una especie de minimalismo faraónico. En toda la estancia noble, de unos diez metros y medio de largo por poco más cinco de ancho, se encontraba un único elemento, un sarcófago de granito rojo tallado de una sola pieza, completamente vacío.
La pregunta se hace desde ese momento: ¿por qué Napoleón decidió encerrarse en un lugar tan peculiar? Según explicó Peter Tompkins en su célebre obra "Secretos de la Gran Pirámide", pretendía emular a otros dos grandes estrategas militares que también habrían decidido vivir esta experiencia, como Alejandro Magno y Julio César, con el objetivo de encontrarse a sí mismos.
Las pirámides, la única de las 7 maravillas del mundo antiguo que sobrevive.
Una mirada alternativa es que tal vez buscaba recibir una especie de revelación mística o iniciática vinculada al simbolismo de renacimiento inherente a las pirámides, según especuló el egiptólogo Bob Brier en "Secretos del Antiguo Egipto mágico".
Lo cierto es que Napoleón salió de la Pirámide tras 7 horas, cuando el Sol ya iluminaba la meseta funeraria de Guiza. Lo hizo pálido y aterrorizado.
Sus hombres, claro, quisieron saber qué era lo que había sucedido, pero el general solo respondió: "Aunque lo contara, no lo creerían". Napoleón nunca más quiso hablar al respecto. El secreto, al cabo, quedó entre él y las milenarias piedras de la Pirámide de Keops.
Con información de La Vanguardia
https://www.clarin.com/internacional/historia-noche-napoleon-bonaparte-durmio-dentro-gran-piramide-egipto-vio-dejo-aterrorizado_0_-eCuVyxlg.html |
|
|
|
Foto: RMN
1 / 7
Batalla ante las pirámides
Este óleo, de Louis-Joseph François, recrea la batalla entre las tropas de Napoleón y las fuerzas mamelucas en 1798. Museo de Bellas Artes, Valenciennes.
Foto: Friedel Gierth / Age Fotostock
2 / 7
Ocupación de Malta
En su camino a Egipto, Napoleón invadió Malta, dominada desde hacía siglos por los caballeros de San Juan. La fotografía muestra el fuerte de San Ángel, una de las poderosas defensas de La Valetta, la capital maltesa.
Foto: Prisma
3 / 7
El conquistador de Egipto
En 1798 el gobierno de la República francesa puso en pie un gran ejército con la misión de conquistar Egipto. A su frente colocó al general más popular del momento, Napoleón Bonaparte, que buscaba nuevas oportunidades para aumentar su prestigio.
4 / 7
La gran victoria de Nelson
Medalla conmemorativa de la victoria británica en Abukir sobre la armada francesa. 1798. Museo Nelson, Birmingham.
Crédito: AKG / Album
5 / 7
Rebelión en la mezquita
Los cairotas se rebelaron contra los franceses, pero se rindieron cuando Napoleón ocupó la importante mezquita de Al-Azhar (en la imagen) con su caballería.
Crédito: Reinhard Schmid / Fototeca 9x12
6 / 7
Los triunfos del emperador
El arco de triunfo de la plaza del Carrusel, en París, erigido entre 1806 y 1808, conmemora los éxitos militares de Napoleón a su retorno de Egipto.
Crédito: Günter Grafenhain
7 / 7
Mamelucos: de enemigos de Napoleón a su brazo armado
Los mamelucos eran una casta de guerreros que gobernaban Egipto desde el siglo XIII. Seleccionados por su coraje y agresividad, entrenados de manera sistemática desde la infancia, eran una fuerza de combate temible. En 1808 varias decenas de mamelucos, con sus pantalones bombachos, chalecos y turbantes, sus gumías curvas y sus largos alfanjes, participaron en la represión de los madrileños en la revuelta del Dos de Mayo, como recogió Francisco Goya en este óleo de 1814. Museo del Prado, Madrid.
Crédito: Oronoz / Album
para saber más
TEST: ¿Cuánto sabes sobre Napoleón Bonaparte?
Leer artículo
en 1798, Napoleón era un hombre flaco y enjuto de 28 años, devorado por la ambición y los sueños de gloria. Sus grandes victorias en Italia lo habían convertido en el ídolo de las masas y lo habían acostumbrado a mandar sin dar cuentas a nadie. Barras, su antiguo protector, dijo a sus colegas en el gobierno de Francia: "Promocionad a éste, o se promocionará a sí mismo".
Estás a un clic de conocer la historia mejor que nadie.
SABER MÁS
Lo cierto es que al Directorio –un gobierno colegiado de cinco miembros, que regía el país desde hacía cuatro años– le faltaba el prestigio que a Bonaparte le sobraba. Corrupción, golpes de Estado e insurrecciones habían marcado su trayectoria. La situación era tan inestable que Bonaparte tenía siempre un caballo ensillado por si tenía que partir a toda prisa. "Debería derrocarlos y proclamarme rey –confesaba el joven general–; pero aún no es el momento. Estaría solo".
Fue entonces cuando surgió la idea de la conquista de Egipto. Algunos miembros del Directorio, como Talleyrand, ministro de Asuntos Exteriores, pensaron que Francia podría establecer allí un dominio colonial. No sólo eso. Egipto podría ser la primera etapa de un proyecto más ambicioso: establecerse en la India, donde Gran Bretaña, el gran enemigo de la República francesa, gozaba de una amplia zona de influencia.
Bonaparte aceptó el desafío. Como muchos contemporáneos se sentía atraído por el exotismo oriental; había leído una obra muy popular por entonces, el Viaje a Egipto y Siria de Constantin Volney, publicada en 1794, la mejor fuente de información sobre Egipto.
Bonaparte conoció a Volney, pero obvió una advertencia del libro: "Si los franceses se atreviesen a desembarcar allí, turcos, árabes y campesinos se armarían contra ellos [...]. El fanatismo ocuparía el lugar de la habilidad y el coraje". En realidad, Bonaparte sólo quería mantener su popularidad con nuevas victorias, y si no las obtenía en Europa sería en África. "Quiero sorprender una vez más al pueblo [...]. Iremos a Egipto".
para saber más
La batalla de Marengo
Leer artículo
El 18 de mayo de 1798 partía de Tolón la impresionante armada francesa con destino a Egipto, compuesta por más de cincuenta navíos de guerra y 280 barcos para el transporte de tropas; en total, unos 40.000 hombres. Con los soldados también iban 167 científicos con la misión de estudiar todos los aspectos de la historia y la situación presente de Egipto. La armada se detuvo en Malta una semana, el tiempo que Bonaparte necesitó para arrebatar la isla a la orden de San Juan de Jerusalén. Luego continuó viaje hacia Egipto.
ALEJANDRÍA SE RINDE
El 1 de julio, y a pesar del mar embravecido, Napoleón desembarcó cerca de Alejandría. La operación se llevó a cabo con éxito porque nadie acudió a combatirles; los espías otomanos habían descubierto el plan francés, pero no tomaron medidas. Tampoco reaccionaron los mamelucos, la casta de guerreros mercenarios establecidos en el país desde hacía siglos. Éstos reconocían al sultán de Estambul como soberano nominal y le enviaban un tributo anual, pero actuaban con total independencia y y gobernaban el país a su antojo.
Bajo su dominio, las defensas de Alejandría –con 25.000 habitantes, la décima parte de los que tuvo en sus tiempos de esplendor– se reducían a unas murallas ruinosas, veinte jinetes mamelucos, quinientos infantes egipcios, un par de cañones y muy poca pólvora.
Aun así, cuando los franceses llegaron a Alejandría se produjo una dura lucha. El general Menou recibió siete heridas al cruzar las murallas, pero al final los franceses forzaron las brechas. Bonaparte ofreció una rendición pactada y liberó a setecientos esclavos árabes procedentes de Malta. Al ver su generosidad, otras poblaciones, como Rosetta, se rinderon sin luchar e incluso expulsaron a los odiados gobernadores mamelucos.
El viaje de Alejandría hasta El Cairo fue un vía crucis por las elevadas temperaturas y la falta de agua
Los invasores ya disponían de una sólida cabeza de puente, pero escaseaban las provisiones. El viaje de Alejandría hasta El Cairo fue un vía crucis por las elevadas temperaturas y la falta de agua. Un general escribía a un amigo: "Jamás lograría describirte el horrible país que fuimos a conquistar". Algunos soldados se suicidaron por culpa de la sed. Además, en El Cairo, el gran muftí, la principal autoridad religiosa del país, publicó una sentencia o fatua en la que llamaba a todos los verdaderos musulmanes a atacar a los infieles. Así, las aldeas ya no recibieron a los franceses como libertadores y fueron acosados por los beduinos.
El 12 de julio, en Shubrakhit, unos 130 kilómetros al sur de El Cairo, el principal caudillo mameluco, Murad Bey, lanzó su primer ataque. Pronto se vio que la causa mameluca era desesperada. Aquellos soberbios jinetes cargaban en desorden, disparando sus carabinas al galope con cierta precisión; luego descargaban dos pistolas y embestían con la lanza y con afiladas cimitarras, capaces de cortar en dos a un hombre. Pero ese coraje de nada les sirvió frente a una infantería disciplinada que formaba cuadros cerrados erizados de bayonetas. Tras sufrir grandes bajas sin apenas causar daño al enemigo, Murad volvió a El Cairo.
para saber más
La Revolución Francesa: el fin del Antiguo Régimen
Leer artículo
Días después, el 21 de julio, franceses y mamelucos se encontraron de nuevo en la aldea de Embada, frente a El Cairo. Como desde las posiciones francesas se veían las pirámides, Bonaparte, con fino instinto para la propaganda, decidió que aquella no sería la batalla de Embada ni la batalla de El Cairo, sino la batalla de las Pirámides. En su arenga antes de la batalla, dijo: "Soldados, cumplid con vuestro deber; desde esos monumentos cuarenta siglos de historia os contemplan".
El ejército mameluco superaba al francés en número, en artillería y en poder naval, pero la infantería egipcia era mediocre, y la caballería mameluca no era capaz de romper los cuadros franceses. Ibrahim Bey, segundo líder mameluco, pensó usar el Nilo como foso, forzando a Napoleón a un arriesgado asalto frontal anfibio. Pero Murad despreciaba a los invasores y cruzó el Nilo impetuosamente, cargando más allá del alcance de su propia artillería. Los orgullosos mamelucos fueron destrozados por las descargas de la infantería francesa. Todo acabó en un par de horas.
EN EL NOMBRE DE ALÁ
Ordenó construir hospitales, exterminó las jaurías de perros callejeros, organizó la recogida de basuras e introdujo el alumbrado público
Cuando Bonaparte entró en El Cairo se encontró con una ciudad de 250.0000 habitantes, caótica y deprimida. Los viajeros hablaban de "calles estrechas, sin pavimentar y sucias, casas oscuras a menudo en ruinas, incluso los edificios públicos parecen mazmorras. Las tiendas son poco mejores que los establos, el aire está lleno de polvo y del hedor de la basura". Bonaparte ordenó construir hospitales, exterminó las jaurías de perros callejeros, organizó la recogida de basuras... Hasta introdujo el alumbrado público.
Para atraerse a las élites intentó crear un Diván o consejo de gobierno. En sus proclamas –editadas en una imprenta de tipos árabes confiscada al papa, la primera que se usó en Egipto– invocaba a Alá y en alguna ocasión llegó a ponerse un vestido árabe.
Pero los egipcios recelaban del dominio francés y la mayoría de la población era hostil. Un nuevo impuesto sobre la propiedad, sumado a un censo que dificultaba escapar a los recaudadores, contribuyó a exaltar los ánimos. Así, cuando el sultán otomano llamó a la guerra santa, estalló la revuelta en forma de caza de europeos. Bonaparte respondió con una represión implacable: cañoneó la ciudad, saqueó la mezquita de Al-Azhar e hizo decapitar a ochenta de los cabecillas del motín.
UNA EXPEDICIÓN FRACASADA
Napoleón siempre recordaría la expedición de Egipto como una aventura romántica y exótica, a la manera de Alejandro Magno. Pero lo cierto es que, en términos militares, fue un fracaso. La flota británica, mandada por Nelson, sorprendió a los franceses en la rada de Abukir y destruyó totalmente su armada. El general Desaix emprendió una fatigosa campaña Nilo arriba persiguiendo a Murad, que finalmente se pasó al bando francés.
En febrero de 1799, Bonaparte se internó en Siria buscando un choque decisivo con los otomanos. Las tropas, tras extenuantes travesías por el desierto, debieron luchar duramente para tomar plazas como El Arish y Jaffa. En esta última, Bonaparte cometió uno de los actos que más han empañado su reputación: la ejecución de tres mil prisioneros turcos a los que no podía alimentar, pero tampoco liberar porque si lo hacía volverían a enfrentarse a él. Su ejército llegó hasta San Juan de Acre, plaza defendida por turcos y británicos que resistió todos los asaltos franceses. El 21 de mayo, Napoleón tuvo que retirarse y aunque organizó una entrada triunfal en El Cairo, todos sabían que la expedición había sido un fracaso.
Semanas después, a Bonaparte se le presentó la ocasión de resarcirse. En julio, los turcos desembarcaron un ejército en la bahía de Abukir, al mando de Sayd Mustafá Pachá. El ejército otomano era superior en número, pero una carga de caballería del general Murat sembró el pánico en sus filas. Muchos intentaron salvarse nadando hacia los buques británicos. Pese a la victoria, la situación francesa no era buena: seguían varados en Egipto, sin poder volver por mar a Francia a causa del bloqueo de la armada británica y turca, a la que incluso se sumaron los rusos. Una flota española de veintiún buques que iba a ayudar a Napoléon fue también bloqueada por los británicos.
para saber más
El final de Napoleón en Santa Elena
Leer artículo
Los periódicos europeos que llegaron al campamento francés hablaban de la desesperada situación de Francia: los rusos habían entrado en Italia y destruido los logros obtenidos por Napoleón, Francia estaba a punto de ser invadida y el Directorio se mostraba inoperante. Bonaparte decidió regresar como fuera y la noche del 22 de agosto se embarcó en Alejandría rumbo a Europa.
De hecho, Bonaparte estaba desertando de su puesto, un delito punible con la muerte, y lo cierto es que sus tropas se sintieron traicionadas. Ni siquiera se despidió del general Kléber, al que había designado sucesor, temiendo sus reproches. Napoleón llegó a Francia el 9 de octubre de 1799. Un mes más tarde, el 18 de brumario según el calendario de la Revolución, ya era el amo de Francia. Egipto y la India sólo fueron un sueño.
PARA SABER MÁS
Napoleón en Egipto. Paul Strathern. Planeta, Barcelona, 2009.
El Nilo azul. Alan Moorhead. Serbal, Barcelona, 1986.
Napoleón: el camino hacia el poder. Philip Dwyer. La Esfera de los Libros, Madrid, 2008.
|
|
|
|
La extraña experiencia de Napoleón Bonaparte en la Gran Pirámide
Sharing is caring!
SEVILLA 8.8.2020 / Jose Manuel García Bautista
Llegó a Alejandría a bordo del buque francés “L´Orient” un primero de Julio de 1798, era el buque insignia del almirante François-Paul Brueys D´Aigalliers, un buque con 120 cañones. Se trataba de un joven de 28 años que atendía al nombre de Napoleón Bonaparte. Su campaña en Egipto haría historia…
Aunque quizás la historia más enigmática fue aquella que lo llevó a tomar la decisión de pasar toda una noche en la Cámara del Rey de la Gran Pirámide, en soledad… Era un 12 de Agosto de 1799. A la mañana siguiente sus oficiales miraron a la entrada de la Gran Pirámide, la llamada “de Keops”, y allí vieron emerger la figura desencajada de Napoleón Bonaparte, sudoroso, nervioso, pálido…
No aceptó la ayuda de sus hombres, estaba nervioso y dejó que los rayos del sol bañaran su rostro. Nunca revelaría lo que le sucedió aquella noche de magia, recuerdos, sensaciones, sentimientos…
Su aventura comienza un 19 de mayo de 1798, en el puerto francés de Toulon. En las fechas previas el Directorio postrevolucionario de París le dotó de una flota de 328 embarcaciones y más de treinta mil hombres para acometer una misión secreta hasta pasadas las primeras semanas de navegación.
Poco tiempo después se conocía el objeto de la misión: conquistar Malta y marchar sobre Egipto. Napoleón desembarca en el Delta del Nilo el primero de julio de 1798, veinte días después, cerca de las pirámides de Giza, los hombres de Napoleón tuvieron su primer a “batalla” con los mamelucos que gobernaban Egipto.
Parecía una batalla sin igual, los mamelucos era aliados de los británicos, los hombres de Murad Bey formaban con seis mil jinetes, doce mil fellahs y las de tropas no regulares armadas con sables y lanzas. Sin embargo el ejército francés contaba con un arma secreta: la estrategia de Napoleón Bonaparte que dispuso a sus hombres de tal manera que resto la superioridad numérica mameluca con facilidad.
La victoria fue francesa y fue el momento de descubrir las bellezas de aquel arenoso país, comenzando por aquellas tres silueta que de divisaban en el horizonte…
Con Napoleón viajaban importantes científicos y eruditos franceses, 167 en cuestión, entre ellos un joven François Jomard, que se enfrentaba a los desniveles de la Gran Pirámide y los excrementos de murciélago.
No había nada, no había tesoros, sólo una inmensa y sosegante soledad. Alguien del grupo disparo su arma y comprobaron como la pirámide resonaba…
El científico comenzó su labor de medición y palideció, aquellos “ignorantes” egipcios habían utilizado en su construcción medidas como el estadio, el codo o el pie, que eran fracciones exactas del tamaño de la Tierra, Jomard escribía impresionado en su cuaderno de campo: “Nos han transmitido el patrón exacto de la dimensión del globo terráqueo y la inapreciable noción de la invariabilidad del Polo”.
Jomard fue el primero, conocido, que planteó que aquella monumental construcción no sirviera jamás como tumba de ningún faraón sino de “patrón de medida” destinado a conservar algún remoto conocimiento matemático.
Napoleón estaba fascinado con el país del Nilo y quiso saber que se podría construir con todas las piedras de la Gran Pirámide, la respuesta fue tan monumental como la Maravilla del Mundo Antiguo que tenía ante si: un muro de tres metros de altura por casi uno de espesor, que rodeara toda Francia.
Los científicos seguían sorprendiéndose con aquel monumento, la siguiente sorpresa sería la precisa orientación de sus caras a los cuatro puntos cardinales.
La noche del 12 de Agosto de 1799 Napoleón pidió a sus oficiales que le dejaran solo, quería pasar la noche en el interior de la Gran Pirámide. Sus oficiales de más rango se miraron, no entendían aquella petición y revisando el monumento la desalojaron reforzando la presencia de vigilancia en torno a él. Lo que iba a ocurrir en su interior quedó para siempre como el mayor secreto del emperador.
Antiguo Egipto mágico
En “Secretos de la Gran Pirámide” Peter Tompkins explica: “En un determinado momento Bonaparte quiso quedarse solo en la Cámara del Rey, como hiciera Alejandro Magno, según se decía, antes que él”, fue tras una campaña Siria y Palestina.
Napoleón quería imitar a otros grandes estrategas cuya leyenda decía que habían pasado la noche en soledad en el interior de la pirámide, grandes genios militares como el propio Alejandro o Julio César. El paleopatólogo Bob Brier, prestigioso egiptólogo, decía: “por lo visto, creía en las propiedades mágicas de la pirámide”.
En su libro “Secretos del Antiguo Egipto mágico”, aclara qué esas propiedades -según los Textos de las Pirámides, grabados sobre monumentos de la V Dinastía-, un siglo más modernos que la Gran Pirámide, eran una especie de “máquinas para la resurrección” de los faraones.
Así el proceso –dicen esos antiguos salmos religiosos– se componían de tres fases: la primera, el despertar del difunto en la pirámide; la segunda, su ascensión al más allá, atravesando los cielos, y la tercera, su ingreso en la cofradía de los dioses. ¿Se trataba entonces de una iniciación faraónica?
Napoleón había leído la obra del abad Terrasson “Sethos ou vire tirée des monuments et anecdotes de l’ancienne Egypte” (1733), en cuyas páginas se imaginan las pruebas iniciáticas a las que el faraón Seti debió someterse en la Gran Pirámide. Terrasson magnificó una serie de creencias que se basaban en algo real: Gran Pirámide había visto para por sus pasillos a muchos altos dignatarios y reyes, probablemente para participar en extraños ceremoniales que pocos conocían.
Uno de ellos es el llamado “Hebsed” que es una fiesta en la que se creía que el faraón se rejuvenecía mediante el acceso a los secretos de la vida eterna, y que se celebraba cada treinta años de reinado o cada vez que la salud del monarca se resentía… Pues bien, Napoleón Bonaparte, aquella noche del 12 de Agosto, le restaban sólo tres días de cumplir esa edad… ¿Casualidad? ¿Era parte un rito iniciático faraónico?
Otro dato más: junto a Napoleón en aquella campaña viajaban un nutrido grupo de masones, generales de su ejército como Jean Baptiste Kléber o Joachin Murat. Para Gérard Galtier, historiador sobre francmasonería, los franceses exportaron los ritos masónicos a Egipto en aquella campaña napoleónica, destacando el Rito de Menfis. Solutore Zola, pariente del escritor francés Zola y Gran Maestre afirmaba en 1863 que Bonaparte y Kléber: “recibieron la iniciación y la filiación del Rito de Menfis de un hombre de edad venerable, muy sabio en la doctrina y las costumbres, que se decía descendiente de los antiguos sabios de Egipto” y prosigue: “La iniciación tuvo lugar en la pirámide de Keops y recibieron como única investidura un anillo”.
La confesión de Napoleón
Otro dato más: el padre de Napoleón, su hermano José Bonaparte conocido en España como “Pepe Botella” durante su reinado o su esposa Josefina fue Gran Maestre de una logia masónica femenina que fundó en Estrasburgo con su marido de entonces, Alejandro de Beauharnais.
A Napoleón se le señaló como miembro de la logia Hermes Egipcio; a muchos de los científicos y sabios que llevó consigo a la campaña de Egipto como Monge, Norry, Saint-Hilaire –entre otros– se dijo que pertenecían a la logia de los sophisiens, que anualmente se reunían en París para celebrar cierto “banquete egipcio” .
En la obra “Mémoires historiques et secrets de l’impératrice Joséphine” de 1820 se recoge una confesión de Bonaparte a su esposa: “He consumido mi vida entre movimientos continuos” y sigue “que no me han dejado ni un solo minuto para cumplir mis deberes de iniciado a la secta de los egipcios”.
Es el último trabajo del autor en: “Egipto Misterioso”.
TE ASESORAMOS https://www.isbylex.com/
https://elitediario.com/la-extrana-experiencia-de-napoleon-bonaparte-en-la-gran-piramide/ |
|
|
Primer
Anterior
15 a 29 de 59
Siguiente
Último
|
|
|
|
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados | |
|
|