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General: LOS SACRIFICIOS...
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De: Josediego (Mensaje original) |
Enviado: 03/06/2023 12:47 |
LOS SACRIFICIOS...
HEBREOS 10
10:1
Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen
misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se
ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan.
10:2 De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este
culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. 10:3 Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; 10:4 porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. 10:5 Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. 10:6 Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. 10:7 Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí.
10:8 Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones
por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen
según la ley), 10:9 y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. 10:10 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre.
10:11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y
ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar
los pecados;
10:12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo
sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios, 10:13 de ahí en adelante esperando hasta que sus enemigos sean puestos por estrado de sus pies; 10:14 porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados. 10:15 Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: 10:16 Este es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 10:17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 10:18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado. 10:19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, 10:20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 10:21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios,
10:22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con
agua pura. 10:23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 10:24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
10:25 no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre,
sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca.
Advertencia al que peca deliberadamente
10:26
Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el
conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, 10:27 sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. 10:28 El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
10:29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al
Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue
santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
10:30 Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza, yo daré el pago,
dice el Señor. Y otra vez: El Señor juzgará a su pueblo. 10:31 ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!
10:32 Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después
de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos;
10:33 por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones
fuisteis hechos espectáculo; y por otra, llegasteis a ser compañeros de
los que estaban en una situación semejante.
10:34 Porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de
vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una
mejor y perdurable herencia en los cielos. 10:35 No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; 10:36 porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
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Primera
Epístola Universal de
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2
3
4
5
1ª JUAN 1
La palabra de vida
1:1
Lo que era desde el principio,
lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos
contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida
1:2 (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto,
y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y
se nos manifestó);
1:3 lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros
tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el
Padre, y con su Hijo Jesucristo.
1:4 Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.
Dios
es luz
1:5
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay
ningunas tinieblas en él.
1:6 Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y
no practicamos la verdad;
1:7 pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.
1:8 Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la
verdad no está en nosotros.
1:9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros
pecados, y limpiarnos de toda maldad.
1:10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no
está en nosotros.
1ª
JUAN 2
Cristo, nuestro abogado
2:1 Hijitos míos, estas
cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado
tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.
2:2 Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los
nuestros, sino también por los de todo el mundo.
2:3 Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.
2:4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es
mentiroso, y la verdad no está en él;
2:5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.
2:6 El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
El
nuevo mandamiento
2:7
Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis
tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis
oído desde el principio.
2:8 Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que es verdadero en él y en
vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.
2:9 El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en
tinieblas.
2:10 El que ama a su hermano, permanece en la luz, y en él no hay tropiezo.
2:11 Pero el que aborrece a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas,
y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.
2:12 Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido
perdonados por su nombre.
2:13 Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el
principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno. Os
escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.
2:14 Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es desde
el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la
palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno.
2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al
mundo, el amor del Padre no está en él.
2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de
los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre.
El
anticristo
2:18
Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo
viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el
último tiempo.
2:19 Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de
nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se
manifestase que no todos son de nosotros.
2:20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.
2:21 No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y
porque ninguna mentira procede de la verdad.
2:22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es
anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
2:23 Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al
Hijo, tiene también al Padre.
2:24 Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que
habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros
permaneceréis en el Hijo y en el Padre.
2:25 Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna.
2:26 Os he escrito esto sobre los que os engañan.
2:27 Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no
tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña
todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced
en él.
2:28 Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste,
tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados.
2:29 Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es
nacido de él.
1ª
JUAN 3
Hijos de Dios
3:1 Mirad cuál amor nos
ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios;
por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos
de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él,
porque le veremos tal como él es.
3:3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así
como él es puro.
3:4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es
infracción de la ley.
3:5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados,
y no hay pecado en él.
3:6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha
visto, ni le ha conocido.
3:7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo.
3:8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el
principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo.
3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente
de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.
3:10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo
aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.
3:11 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos
amemos unos a otros.
3:12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano.
¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano
justas.
3:13 Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.
3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida,
en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.
3:15 Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún
homicida tiene vida eterna permanente en él.
3:16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros;
también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.
3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad,
y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?
3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en
verdad.
3:19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros
corazones delante de él;
3:20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y
él sabe todas las cosas.
3:21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;
3:22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos
sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él.
3:23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo,
y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
3:24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en
esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.
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1ª
JUAN 4
El Espíritu de Dios y el
espíritu del anticristo
4:1 Amados, no creáis a
todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos
profetas han salido por el mundo.
4:2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que
Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;
4:3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de
Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que
viene, y que ahora ya está en el mundo.
4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el
que está en vosotros, que el que está en el mundo.
4:5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.
4:6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de
Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de
error.
Dios
es amor
4:7
Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama,
es nacido de Dios, y conoce a Dios.
4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.
4:9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su
Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.
4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en
que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros
pecados.
4:11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a
otros.
4:12 Nadie ha visto jamás a Dios.
Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha
perfeccionado en nosotros.
4:13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha
dado de su Espíritu.
4:14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el
Salvador del mundo.
4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en
él, y él en Dios.
4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con
nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios
en él.
4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos
confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este
mundo.
4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor;
porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor.
4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.
4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues
el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no
ha visto?
4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también
a su hermano.
1ª
JUAN 5
La fe que vence al mundo
5:1 Todo aquel que cree
que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que
engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
5:2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y
guardamos sus mandamientos.
5:3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos;
y sus mandamientos no son gravosos.
5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5:5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de
Dios?
El
testimonio del Espíritu
5:6
Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua
solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio;
porque el Espíritu es la verdad.
5:7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el
Espíritu Santo; y estos tres son uno.
5:8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la
sangre; y estos tres concuerdan.
5:9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios;
porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
5:10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no
cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que
Dios ha dado acerca de su Hijo.
5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida
está en su Hijo.
5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no
tiene la vida.
El
conocimiento de la vida eterna
5:13
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios,
para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo
de Dios.
5:14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa
conforme a su voluntad, él nos oye.
5:15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que
tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
5:16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá,
y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte.
Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
5:17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
5:18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues
Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
5:19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento
para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo
Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
5:21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
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2da. de
Pedro
Principal
2da. de
Juan
1ra. de
Juan
Principal
3ra. de Juan
Segunda
Epístola de
Salutación
1
El anciano a la señora elegida y a sus hijos, a quienes yo amo en la verdad; y
no sólo yo, sino también todos los que han conocido la verdad,
2 a causa de la verdad que permanece en nosotros, y estará para siempre con
nosotros:
3 Sea con vosotros gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor
Jesucristo, Hijo del Padre, en verdad y en amor.
Permaneced
en la doctrina de Cristo
4
Mucho me regocijé porque he hallado a algunos de tus hijos andando en la
verdad, conforme al mandamiento que recibimos del Padre.
5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote un nuevo mandamiento, sino el
que hemos tenido desde el principio, que nos amemos unos a otros.
6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos. Este es el
mandamiento: que andéis en amor, como vosotros habéis oído desde el principio.
7 Porque muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que
Jesucristo ha venido en carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo.
8 Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo,
sino que recibáis galardón completo.
9 Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene
a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al
Hijo.
10 Si alguno viene a vosotros, y no trae esta doctrina, no lo recibáis en casa,
ni le digáis: ¡Bienvenido!
11 Porque el que le dice: ¡Bienvenido! participa en sus malas obras.
Espero
ir a vosotros
12
Tengo muchas cosas que escribiros, pero no he querido hacerlo por medio de
papel y tinta, pues espero ir a vosotros y hablar cara a cara, para que nuestro
gozo sea cumplido.
13 Los hijos de tu hermana, la elegida, te saludan. Amén.
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1ra. de
Juan
Principal
3ra. de
Juan
2da. de
Juan
Principal
Judas
Tercera
Epístola de
Salutación
1
El anciano a Gayo,
el amado, a quien amo en la verdad.
2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma.
3 Pues mucho me regocijé cuando vinieron los hermanos y dieron testimonio de tu
verdad, de cómo andas en la verdad.
4 No tengo yo mayor gozo que este, el oír que mis hijos andan en la verdad.
Elogio
de la hospitalidad de Gayo
5
Amado, fielmente te conduces cuando prestas algún servicio a los hermanos,
especialmente a los desconocidos,
6 los cuales han dado ante la iglesia testimonio de tu amor; y harás bien en
encaminarlos como es digno de su servicio a Dios, para que continúen su viaje.
7 Porque ellos salieron por amor del nombre de El, sin aceptar nada de los
gentiles.
8 Nosotros, pues, debemos acoger a tales personas, para que cooperemos con la
verdad.
La
oposición de Diótrefes
9
Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer
lugar entre ellos, no nos recibe.
10 Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con
palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a
los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohibe, y los expulsa de la
iglesia.
Buen
testimonio acerca de Demetrio
11
Amado, no imites lo malo, sino lo bueno. El que hace lo bueno es de Dios; pero
el que hace lo malo, no ha visto a Dios.
12 Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros
damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.
Salutaciones
finales
13
Yo tenía muchas cosas que escribirte, pero no quiero escribírtelas con tinta y
pluma,
14 porque espero verte en breve, y hablaremos cara a cara.
15 La paz sea contigo. Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos, a cada
uno en particular.
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EL TRIGO SON LA PALABRA Y LOS MANDAMIENTOS DE JESUCRISTO
Jesucristo
cuando predicó el Evangelio abolió muchos mandamientos del viejo
testamento porque sólo eran preceptos de hombres, Y TAMBÍEN ABOLIÓ TODO
ACTO DE HACER MAL A LAS PERSONAS (TODO ACTO DE HACER EL MAL O HACER DAÑO
ES LA CIZAÑA):
LA LEY DEL "Ojo por ojo, y diente por diente" ESCRITA EN EL VIEJO TESTAMENTO FUE ABOLIDA POR JESUCRISTO
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No
resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la
mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a
pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa....... ". (Mateo 5:...)
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Jesús también enseña los
verdaderos mandamientos de la Ley de Dios que debemos guardar para
entrar en la vida y que así nos dicen:
"Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No
matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a
tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. " (Mateo 19:16-24)
Como vemos, Jesucristo mandó: "NO MATARÁS". Y eso fue lo que Dios había mandado a los hombres desde el principio.
El Señor no mandó que se mate a las personas, sino que se les perdone y
que se ame a los enemigos, pues el Evangelio así nos dice:
"Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra........". (Mateo 5:...)
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Muchas religiones, desde el siglo IV (emperador Constantino y su
religión del imperio de Roma) impusieron la creencia de que es Palabra
de Dios todo lo escrito en las Biblias que ellos impusieron, pero esto
no es cierto, porque LAS BIBLIAS CONTIENEN MUCHOS PRECEPTOS DEL ANTIGUO
TESTAMENTO QUE JESUCRISTO ABOLIÓ, y todo lo que abolió Jesucristo no es
Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la Palabra que Jesucristo nos
enseña en el Evangelio. Jesucristo es Dios mismo que se hizo Hombre,
y Él nos revela en el Evangelio los mandamientos que realmente habia
dado Dios desde siempre y para siempre. En el Antiguo testamento y en
las cartas atribuidas a Pablo hay muchos preceptos contrarios a lo que
manda Jesucristo en el Evangelio, y Jesucristo mandó predicar solamente
el Evangelio. Entonces, ¿por qué las religiones del mundo impusieron las
biblias?...
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Muchas religiones, desde el siglo IV (emperador Constantino y su
religión del imperio de Roma) impusieron la creencia de que es Palabra
de Dios todo lo escrito en las Biblias que ellos impusieron, pero esto
no es cierto, porque LAS BIBLIAS CONTIENEN MUCHOS PRECEPTOS DEL ANTIGUO
TESTAMENTO QUE JESUCRISTO ABOLIÓ, y todo lo que abolió Jesucristo no es
Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la Palabra que Jesucristo nos
enseña en el Evangelio. Jesucristo es Dios mismo
que se hizo Hombre, y Él nos revela en el Evangelio los mandamientos que
realmente habia dado Dios desde siempre y para siempre. En el Antiguo
testamento y en las cartas atribuidas a Pablo hay muchos preceptos
contrarios a lo que manda Jesucristo en el Evangelio, y Jesucristo mandó
predicar solamente el Evangelio. Entonces, ¿por qué las religiones del
mundo impusieron las biblias?...
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