"Isabel Perón era lo opuesto a Evita": la enigmática historia de la tercera esposa de Juan Domingo Perón y primera presidenta mujer en América Latina
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Pie de foto,María Estela "Isabel" Martínez de Perón fue la primera presidenta mujer de Argentina y de toda América Latina.Información del artículo
Autor,Analía Llorente
Título del autor,BBC News Mundo
28 mayo 2021
En la Casa Rosada, la sede del gobierno nacional de Argentina, hay un salón que se distingue de otros.
Se trata del "Hall de Honor" o "Galería de los Bustos Presidenciales". Allí están las estatuas de mármol de la mayoría de los presidentes constitucionales que marcaron los 211 años de historia del país.
Pero en ese salón falta un busto significativo: el de la primera mujer presidenta de Argentina, María Estela Martínez de Perón.
Ella también fue la primera mujer en ocupar ese cargo en América Latina.
Martínez es la tercera mujer de Juan Domingo Perón, quien fuera presidente del país por tres períodos.
Los dos primeros fueron consecutivos desde 1946 a 1955, cuando fue derrocado por un golpe de Estado. Y el último, tras un largo exilio, comenzó en 1973 y finalizó con su muerte el 1 de julio de 1974.
Nadie sabe dónde está el busto de "Isabel" como se la conoce. Tampoco nadie parece buscarlo.
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Pie de foto,En la "Galería de los Bustos Presidenciales" están casi todos los jefes de Estado constitucionales de Argentina.
Para muchos, es un personaje difícil de entender. Otros la califican de oscura. Algunos prefieren olvidarla.
Lo cierto es que muy pocos hablan de ella y los que lo hacen dicen cosas muy distintas sobre su vida personal y política.
¿Quién es la mujer que ocupó la presidencia de Argentina entre 1974 y 1976 y por qué su figura es un enigma?
"Discreta"
María Estela Martínez Cartas nació en 1931 en La Rioja, una provincia del noroeste argentino.
A partir de allí, todo lo que se conoce sobre ella es confuso, con muchas versiones, incluso algunas místicas.
Unas dicen que su padre murió cuando ella era muy joven, otra que ella se peleó con él a los 14 años y se fue de casa.
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Pie de foto,Isabel Perón fue presidenta entre 1974 y 1976.
Fue criada por José Cresto y su esposa Isabel Zoila. Se dice que por su madre adoptiva habría tomado el apodo de "Isabelita" y más tarde el de Isabel.
Se trataba de un matrimonio cercano a su familia biológica que supuestamente eran espiritistas, una creencia que afirma que a través de un médium, o de otros métodos, uno se puede comunicar con los espíritus de los muertos.
Con ellos se mudó en su juventud a Buenos Aires, donde estudió danza, piano y francés.
"Ella era muy discreta", dice la actriz argentina Haydée Padilla en el reciente documental "Una casa sin cortinas", que trata sobre la vida de la expresidenta. Ambas se conocieron en clases de danza en 1951.
Juan Domingo e Isabel
¿Cómo una bailarina sin ninguna aparente aspiración política llega a conocer al dos veces expresidente de Argentina?
Esta es otra de las historias con muchas versiones.
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Pie de foto,Isabel y Juan Domingo Perón estuvieron juntos casi 20 años.
En 1954, Perón ya era viudo dos veces. Con Aurelia Tizón estuvo casado nueve años (1929-1938) y con María Eva Duarte "Evita", lo estuvo de 1945 a 1952, cuando esta última falleció.
Una versión dice que Isabel, de unos 25 años, y Juan Domingo, de 60, se conocieron en Panamá en la Navidad de 1955 mientras él estaba exiliado tras el derrocamiento de su segunda presidencia en septiembre de ese año.
Ella había viajado al país centroamericano como parte del ballet de una compañía de danza. Algunos dicen que donde bailaba era en realidad un cabaret.
"Isabel era una bailarina folklórica, no era una cabaretera. El problema es que en Panamá en 1955 no había teatros como el Colón o el Cervantes de Argentina, por lo que los espectáculos se hacían en bares o boliches nocturnos", le dice a BBC Mundo Ignacio Cloppet, abogado y miembro de la Academia Argentina de Historia.
Otras versiones señalan que ambos se conocieron en Caracas, Venezuela, e incluso, en la propia Argentina.
"Isabel comienza su relación con Perón en 1954 en Argentina, no en Panamá. Es más, en esa época conciben un hijo. Isabel lo pierde por un aborto natural", afirma en el documental antes mencionado Juan Gabriel Labake, diputado nacional entre 1973 y 1976 y abogado de Isabel Perón en la década de 1980.
Y las especulaciones sobre los motivos detrás de ese encuentro también son muchas.
"Incluso algunos decían que ella era una agente que se acercó a Perón para enterarse de cosas, otros que era una simple peronista que siempre lo admiró, y otros, que era una cabaretera", asegura a BBC Mundo Julián Troksberg, director de "Una casa sin cortinas", que en 2021 ganó el Premio Flow al Cine Argentino en la 22° edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI).
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Pie de foto,Isabel tenía unos 25 años y Juan Domingo, unos 60 cuando se conocieron.
Lo que es cierto es que desde 1955 la pareja no se separó jamás. Primero ella es presentada como su secretaria y más tarde se confirmó la relación amorosa. En 1961 se casaron en Madrid. El matrimonio duró 13 años hasta la muerte de Perón.
"De las tres esposas, Isabel fue la mujer que más tiempo estuvo al lado de Perón. Pasaron casi 19 años juntos. Ella se transforma en una herramienta de contención y complicidad de Perón", afirma Cloppet.
"Estar (tantos años) al lado de Perón, vale oro. Y la gente lamentablemente no la valora ni por eso", dice.
El exilio y el rol político de Isabel
Perón estuvo en el exilio desde 1955 hasta 1972. Los militares que lo habían derrocado en la autodenominada "Revolución Libertadora" habían prohibido a Perón ysu movimiento en suelo argentino.
En esas casi dos décadas, acompañado de Isabel, Perón pasó por Panamá, Venezuela, República Dominicana y finalmente España.
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Pie de foto,El matrimonio Perón pasó gran parte de su vida en España. En esta foto de 1974, el por entonces príncipe Juan Carlos saluda a Isabel Martínez, que estaba en ejercicio de la presidencia de Argentina.
Mientras tanto, Argentina era escenario del surgimiento de varios grupos armados que apoyaban el peronismo y que luchaban contra el gobierno militar. El país iniciaba una profunda y sangrienta crisis política, social y económica.
En su exilio y con la intención de reagrupar el movimiento político y sumar apoyos, Perón envió a Isabel como su representante a Argentina en dos viajes, en 1966 y en 1971.
"Él la manda a ella pero sigue siendo una delegada. Confía en ella, eso está clarísimo, pero no es él. No creo que él hubiese creído que Isabel podía manejar políticamente la situación y que ella estaba lista políticamente para hacerlo", opina Camila Perochena, historiadora de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires.
Sin embargo, otros piensan que Isabel era la mejor aliada de Perón y que ella sí tenía aspiraciones políticas.
"La realidad es que él la elige porque ve que ella tiene capacidad para poder hacerse cargo de lo que venía después, que era una Argentina prendida fuego", sostiene Ignacio Cloppet.
Pie de foto,Perón designa a su esposa como emisaria política y la envía dos veces a Argentina antes de regresar para la tercera presidencia.
Perón regresó al país en lo que se denominó "El Operativo Retorno" y cientos de miles de personas lo recibieron el 17 de noviembre de 1972.
A partir de ese momento tejió redes, alianzas y acuerdos con distintos sectores que lo volvieron a poner en el centro de la escena política como una de las figuras con mayor apoyo popular.
El gobierno militar finalmente convocó a elecciones para el 11 de marzo de 1973 pero impidió a Perón presentarse argumentando que no tenía domicilio en Argentina.
Entonces Perón decidió volver a Madrid, pero antes designó confidencialmente a Héctor Cámpora para que se presentara a las elecciones por el Partido Justicialista en una campaña electoral cuyo lema fue: "Cámpora al gobierno, Perón al poder".
Cámpora ganó los comicios en marzo. Perón regresó a Argentina en junio y en julio Cámpora renunció. Se llamó a nuevas elecciones y Perón se presentó como candidato.
En ese momento, con 78 años y enfermo con una cardiopatía isquémica crónica, eligió como compañera electoral a su esposa Isabel.
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Pie de foto,La fórmula Perón-Perón arrasó en las elecciones del 23 de septiembre de 1973 con el 62% de los votos
La fórmula Perón-Perón arrasó en las elecciones del 23 de septiembre de 1973 con el 62% de los votos. Así, Perón comenzó su tercera y última presidencia.
Sin embargo, tanto la situación interna de país como la externa estaban convulsionadas. Grupos armados revolucionarios y parapoliciales ejercían violencia en el ámbito local, la Guerra Fría era el escenario a nivel global y había gobiernos militares en todo América del Sur.
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La elección que Perón hizo con Isabel demuestra las pocas ganas de que Perón tenía de que su movimiento continúe sin él"
Camila Perochena Historiadora de la Universidad Torcuato Di Tella de Buenos Aires
Gravemente enfermo y con un frente político y social en crisis, Juan Domingo Perón murió el 1 de julio de 1974.
Isabel Perón se convirtió así en viuda y en la primera presidenta mujer del país y de América Latina.
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Pie de foto,Juan Domingo Perón murió el 1 de julio de 1974.
La presidenta
"Que Dios me ilumine y me fortifique para cumplir con lo que Dios y Perón me otorgaron como misión", dijo Isabel Perón al anunciar la muerte de su esposo en un mensaje a la nación.
La flamante presidenta asumió su rol en medio de una Argentina desbordada de problemas y de violencia. Y la situación estuvo lejos de mejorar.
"Su participación en el gobierno estuvo plagada de oscuridad, no solo por su relación con el mundo esotérico, sino que todos los personajes que la rodeaban, como una corte, eran poco transparentes", detalla Perochena a BBC Mundo.
"Ella deja como legado una nueva dictadura militar y el inicio de la represión interna en Argentina. Es oscura en términos de lo que ella hizo en su presidencia, pero también en su persona", agrega.
En su gobierno hubo un proceso de represión y militarización de la sociedad con desaparición de personas y ejecuciones.
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Pie de foto,"Que Dios me ilumine y me fortifique para cumplir con lo que Dios y Perón me otorgaron como misión", dijo Isabel Perón en un comunicado al país tras la muerte de Perón en 1974.
Se dio por finalizado el pacto social establecido por Perón para mejorar el salario de los trabajadores, consolidar el crecimiento económico y reducir la inflación.
Tras una serie de medidas desacertadas, se desató un descalabro económico que provocó una inflación de tres cifras, algo nunca visto en el país.
"Su gobierno tuvo aciertos y desaciertos", señala Cloppet y enumera una serie de medidas del gobierno de Isabel Perón como "la nacionalización de las bocas de expendio de combustible, la estatización de depósitos bancarios y que no contrajo deuda con el extranjero". Aunque algunas fuentes discrepan de este último dato.
"Yo creo que a ella se le va de las manos este conflicto de guerra intestina, donde prácticamente se le hace muy difícil poder controlarlo con un partido militar que ya había tomado cierto protagonismo en el ejercicio de la política y de la represión", analiza Cloppet.
"A ella la dejan muy sola", dice.
El nuevo exilio
En medio de las profundas dificultades sociales, económicas y políticas del país, Isabel Perón también experimentó numerosas crisis de salud que le obligaron a ausentarse de la presidencia en varias oportunidades.
Todo se estaba gestando para un golpe de Estado, el último que vivió Argentina y con el que se desencadenó un período sangriento con 30.000 personas desaparecidas, según denuncian organismos de derechos humanos.
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Pie de foto,Isabel Perón fue derrocada de la presidencia el 24 de marzo de 1976.
El 24 de marzo de 1976, Isabel Perón fue derrocada y detenida.
Fue presidenta menos de dos años. También fue la jefa de Estado que más tiempo estuvo presa, más de cinco años.
Su encarcelamiento primero fue en la residencia presidencial en Neuquén, en el centro oeste de Argentina. Luego en una base naval en Azul, en el centro de la provincia de Buenos Aires y más tarde en la quinta de San Vicente, que era propiedad de Perón, donde hasta se ocupó de ponerle cortinas a la casa.
En julio de 1981 fue liberada con la condición de exiliarse. Partió hacia España y allí vive hasta el día de hoy.
Visitó Argentina en unas pocas oportunidades y hubo intentos de extradición por acusaciones de participación en crímenes de lesa humanidad durante su gobierno.
En la actualidad Isabel Perón tiene 90 años, vive en las afueras de Madrid casi aislada y dedicada a la religión católica.
"Desde fines de 1990, Isabel Perón vive recluida en su casa, un chalet de unos 250 metros cuadrados ubicado en un barrio cerrado que pertenece a la urbanización Villafranca del Castillo, a unos 32 kilómetros del centro de Madrid", le cuenta a BBC Mundo Hebe Schmidt, excorresponsal de la agencia Télam que colabora con diversos medios en forma independiente y que escribió sobre el exilio de la expresidenta.
Según la periodista, Isabel Perón se mantiene apartada de la vida social y su círculo de contactos es muy estrecho. Vive junto a una mujer que la cuida y acompaña desde hace varios años y es asistida por un chofer que conduce un Audi A6 gris.
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Pie de foto,Isabel Perón tiene 90 años y vive en España. Esta foto es de 2007.
"Antes de la pandemia, el cura de la parroquia de Santa María Soledad Torres, a unos 300 metros del domicilio de Isabel Perón, le llevaba en persona la comunión a su casa, dado que ella había dejado de asistir asiduamente a la misa. Supongo que esto habrá cambiado mucho por el confinamiento y el aislamiento", añade Schmidt.
Enigma, oscuridad y vergüenza, repiten los defensores del movimiento peronista.
"Es un personaje difícil de entender que nos deja a todos perplejos. Es un personaje que no tenía un matiz por donde lo podías agarrar, no tenía ninguna brillantez política (…) no solo nos deja perplejos, nos deja avergonzados", dice en el documental "Una casa sin cortinas" Fernando Porta, militante peronista en la década de 1970 que fue detenido ilegalmente durante la presidencia de Isabel Perón.
Por su parte, Nilda Garré, diputada entre 1973 y 1976 y luego ministra de Seguridad de Argentina entre 2010 y 2013, dice también en el documental que "Isabel es un episodio negro en el peronismo".
"Nadie la reivindica en el peronismo, es una figura realmente ausente hoy en día (…) creo que criticar a Isabel es una manera de defender al peronismo", analiza.
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Pie de foto,La banda presidencial de Isabel Perón se encuentra en el museo Quinta 17 de octubre de San Vicente, en Buenos Aires.
El nombre de Isabel Perón parece también causar incomodidad.
"Su presidencia fue tan caótica que hace que sea una figura muy incómoda para el peronismo, que tiene que lidiar con la memoria de esa presidencia que es previa a la dictadura y donde se inician muchos de los métodos represivos", observa Perochena.
"La elección que Perón hizo con Isabel demuestra las pocas ganas que Perón tenía de que su movimiento continuara sin él", destaca la historiadora.
Y las comparaciones entre Evita e Isabel son casi inevitables.
"Isabel era lo opuesto a Evita. Evita era ambiciosa y quería poder", describe en el documental Harry Ingham, vecino de la residencia que habitó el matrimonio Perón en la localidad de Vicente López, en el norte de la provincia de Buenos Aires, cuando regresó al país en 1972.
Pero otros opinan que hay una cuota de envidia sobre Isabel Perón.
"En realidad su figura es un enigma porque hay mucha maldad y envidia. Y en ella hay una actitud muy humilde en apartarse de la escena pública", piensa Ignacio Cloppet sobre el silencio de Isabel Perón desde que dejó la presidencia.
También existe un debate sobre si ella es una víctima o verdugo del gobierno militar.
"Me parece que es un personaje cruzado por contradicciones. Es totalmente culpable de abrir la represión y a la vez creo que fue una víctima porque estuvo cinco años presa", resume Julián Troksberg.
Lo cierto es que "hay una generación de argentinos a los que les dolió tanto (su gobierno) que no pueden hablar de ella", agrega.
¿Cuestión de género?
Si se compara el rol de la mujer en la política de las Américas, Argentina marcó un hito en la historia.
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Pie de foto,Tras su derrocamiento y años de prisión, Isabel Perón se instaló en España y muy pocas veces volvió a Argentina. Aquí en Menorca, en 1991.
Isabel Perón llegó a ser la primera vicepresidenta y luego presidenta de América Latina en la década de 1970.
Por ello, algunos también creen que hay una cuestión de género detrás del rechazo a su figura.
"Un sindicalista me dijo: 'A Isabel se la desprecia porque es mujer'. No me esperaba que me dijera eso", asegura el director del documental.
"Parece algo que durante mucho tiempo no se pudo ver y que quizás ahora con el movimiento de mujeres tan fuerte en Argentina es más fácil de pensar", dice.
La historiadora Camila Perochena no cree que exista un tema de género.
"Seguramente en ese momento Isabel sufría cosas por ser mujer, la manipulaban permanentemente porque creían que era una mujer que podía ser manipulada", detalla.
"Ahora en el tema de la memoria posterior, me parece que no es tanto una cuestión de género sino que es una cuestión del accionar propio de su gobierno", advierte.
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Los pueblos hacen lo que pueden con la memoria"
Julián Troksberg Director del documental "Una casa sin cortinas"
Isabel Perón, empezando como bailarina, llegó a ser la primera mujer presidenta argentina y terminó recluida y en silencio fuera de su país.
Muchos prefieren olvidarla. Otros sostienen que no recibe el reconocimiento que merece por el lugar que ocupó.
El artista argentino Enrique Savio asegura que hizo un busto de Isabel Perón por encargo del Estado argentino, al que se lo entregó, aunque que no sabe dónde está.
Al final, "los pueblos hacen lo que pueden con la memoria", concluye Julián Troksberg.
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Pie de foto,Este es el modelo en yeso del busto perdido de Isabel Perón, obra del artista Enrique Savio.
Franco nunca quiso recibir a Perón durante su exilio
Por Luis Eduardo Meglioli.
17/11/2021 | 13:23
FOTO: Juan Domingo Perón y Francisco Franco
Luis Meglioli
Fue el 28 de enero de 1960 cuando Juan Domingo Perón inicia su residencia en España, en el camino del largo destierro iniciado en Paraguay el 2 de octubre de 1955, tras su derrocamiento el 16 de septiembre de ese año.
El obligado periplo estuvo nutrido de imprevistos y peligros, pero también de descanso y de sucesos trascendentales en la vida de este hombre que, en esos días de su partida de Buenos Aires, el 8 de octubre, había cumplido 60 años.
Uno de esos momentos que marcarían el resto de su vida fue cuando conoció a María Estela Martínez, “Isabelita”, en Panamá, y con quien contraería matrimonio en Madrid, el 15 noviembre de 1961.
El último administrador de los bienes de Perón en España, José Miguel Vanni, confió a este periodista en Madrid que aquella boda se produjo antes de lo previsto por la pareja, ante presiones puntuales del dictador español Francisco Franco, que había autorizado la residencia del ex presidente argentino, como tributo a la ayuda a España del líder justicialista durante su presidencia y en momentos de aislamiento internacional de ese país.
Pero no aceptaba la condición de “concubinato” de la pareja. No obstante, no fue la única exigencia a Perón. También le pidió, como condición para quedarse en España, que no participara de ningún acto político ni realizara declaración alguna sobre los gobernantes argentinos de entonces.
En la misma línea de evitar todo “conflicto”, el dictador español nunca recibió a Perón en su residencia del palacio de El Pardo ni tomó contacto alguno con el expresidente en los 12 años de estancia en ese país. Y si bien el primer viaje de Perón a Buenos Aires tuvo lugar un día como hoy, 17 de noviembre, pero de 1972, el definitivo sucedería casi un año después.
Precisamente, Perón y Franco recién se conocerían personalmente en esa ocasión, cuando el nuevo presidente argentino Héctor J. Cámpora, surgido de las elecciones del 25 de mayo de 1973, viajó a Madrid en junio del mismo año para acompañar el traslado definitivo de su jefe político a la Argentina.
Eran los momentos previos a lo que sería luego la renuncia de Cámpora y la postulación como candidato a la presidencia de Perón junto a su esposa Isabel en las elecciones del 23 de septiembre de 1973. Sin embargo, tiempo después, el 1 de julio de 1974, Franco fue uno de los primeros jefes de Estado en enviar sus condolencias a Argentina por la muerte del presidente Juan Domingo Perón.
Tanto el citado Vanni, fallecido hace algunos años, como su esposa Victoria, ex colaboradora de Perón e Isabel en Puerta de Hierro y hoy reconocida historiadora y docente española, comentaron a quien esto escribe que, de entrada, para que pudiese viajar a España y gestionar su residencia allí, Perón le envió una carta al "generalísimo' español para solicitarle permiso para residir como exiliado argentino por un tiempo imposible de determinar.
Tras su aceptación, algunos supusieron que, con el tiempo, Franco recibía a Perón cada tanto, o que el ex presidente argentino asistía a reuniones sociales o cócteles por fiestas o celebraciones oficiales. Nunca sucedió algo así. El único encuentro Franco-Perón tuvo lugar por la citada visita oficial del presidente Cámpora a Madrid en junio de 1973.
Unas tres fotos trascendieron de la despedida de los mandatarios en el aeropuerto de Barajas, con un Perón en la segunda línea de protocolo. Hubo un abrazo de despedida y nada más. Perón había acatado con rigor militar las advertencias de Franco para dejarlo residir en España a partir de 1960, y recibió constantes recomendaciones del dictador para que no lo molestara con reuniones políticas.
Por eso, carece de credibilidad que se lo relacionara a Perón con Franco desde una eventual simpatía o coincidencia "fascista'. Esta versión se escuchó una decena de veces en Madrid y este periodista lo conversó con colegas españoles y con el ex embajador de España en Argentina en tiempos de Perón, el prestigioso escritor, José María de Areilza, conde de Motrico, ya fallecido.
Por otra parte, uno de los momentos más difíciles del ex presidente argentino en Madrid tuvo lugar con motivo de su frustrado viaje a Brasil para volver a la Argentina. Fue el 2 de diciembre de 1964, cuando Perón pisó suelo brasileño en el aeropuerto de El Galeao, Rio de Janeiro.
Como lo señalan los diarios de la época, había llegado en un vuelo de la compañía española Iberia y al iniciar los trámites para su traslado a Buenos Aires, en medio de un fuerte operativo de seguridad, le informaron que no podía continuar y que debía regresar a Madrid.
El jefe de protocolo del Palacio de Itamaratí, sede del ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, a la sazón Jorge Lampreia, fue el encargado de comunicarle al ex presidente que no podía seguir viaje.
Era ni más ni menos lo que había solicitado el gobierno de presidente Arturo Illia, que en ese momento gobernada Argentina. Brasil, que desde ese año era regido por una dictadura encabezada por el presidente mariscal Humberto de Alencar Castelo Bran, había aceptado detenerlo y enviarlo de vuelta a España.
Perón trató de persuadir a las autoridades brasileñas a bordo del avión que era considerado "territorio español', sin poder convencer a nadie. La orden estaba dada y había que cumplirla.
Se sospechó en Argentina que Illia había actuado así presionado por las Fuerzas Armadas de entonces, pero nunca pudo confirmarse, ya que antes había trascendido que Illia le había hecho saber a Perón que "era libre de volver a su país', pero que debía hacer frente a causas judiciales que existieran.
Franco no puso impedimentos para el regreso de Perón a Madrid y recuperar su residencia, ya que se había comprometido en respuesta a una carta del expresidente, previo a partir a Brasil. Pero le volvió a recomendar que no le complicara su relación con el gobierno militar argentino.
La estatua del Gral. Belgrano en GénovaSusana Boragno
En Génova, resulta una grata sorpresa caminar por la avenida XX de Septiembre, continuar por vía corso Buenos Aires y llegar a la plaza Tommaseo donde se encuentra la estatua ecuestre "Al Generale Manuel Belgrano Gli Italo - Argentini MCMXXVII".
Este emplazamiento tiene su historia y sus protagonistas.
El doctor Ángel Gallardo, a poco de finalizar su representación diplomática tuvo inquietud: homenajear al General Belgrano, ya que su padre, Domingo, era de Liguria. La piedra fundamental del monumento se colocó en abril de 1925 y la inauguración se realizó el 12 de octubre de 1927.
El acto coincidió con la llegada al puerto de Génova del vigésimo séptimo viaje de la Fragata Escuela Sarmiento. Había zarpado del puerto de Buenos Aires el 27 de mayo al mando del comandante Honorio Acevedo. En el puerto se sumó el acorazado Belgrano. Las calles de Génova estaban empavesadas con banderas argentinas e italianas. El trayecto desde la Estación Príncipe hasta la Plaza Tommaseo, fue ocupado por un doble cordón de soldados de infantería. Una multitud estaba presente mucho tiempo antes de la hora fijada.
Al doctor Gallardo lo acompañó una comitiva desde el hotel Miramar, seguido por otros coches con autoridades diplomáticas. También asistieron sus descendientes, Francisco Chas y Mario Belgrano. El acto comenzó a las 10.30 cuando fue anunciada la llegada del rey Víctor Manuel III en medio de aclamaciones del público y con la ejecución de la marcha real. Los abanderados de los dos países quedaron ubicado uno frente a otro.
El momento de descubrirse el monumento fue anunciado con toques de clarines, salva de cañones y las sirenas de los barcos anclados en el puerto. El rey se adelantó y en medio de la expectativa general oprimió el botón eléctrico, haciendo caer las cortinas que envolvían la figura ecuestre del General Belgrano en medio de grandes exclamaciones. El arzobispo de Génova, cardenal Minoretti, procedió a la bendición del monumento. El maestro Soria, director de la banda de la fragata Sarmiento, acompañó musicalmente con los acordes el Himno Nacional Argentino y 1200 niñas vestidas de blanco, de las escuelas públicas municipales, cantaron la canción patriótica en castellano.
Se gritó un "¡Hurra!" vibrante y las niñas volvieron a cantar agitando las banderitas patrias. Los discursos recordaron la versatilidad del homenajeado, su trabajo abnegado puesto en su compromiso militar, político, economista, filósofo, abogado, educador, diplomático y soldado. El desfile de los guardamarinas fue "perfecto y brillante", suscitó la admiración del soberano y las más vivas felicitaciones.
El bronce utilizado para moldear la figura del héroe y la bandera que levanta en su brazo derecho se utilizó un cañón español rescatado en la batalla de Salta. La obra fue realizada con el procedimiento "a la cera perdida". El bronce del caballo es de calidad común. El granito para el pedestal se extrajo de Sierra Chica, en la provincia de Buenos Aires, enviado sin costo por los buques italianos. El autor de la escultura fue el florentino Arnaldo Zocchi, presente en el acto. Otra copia fue obsequiada por el gobierno italiano para sellar la amistad de los dos países y colocada en la ciudad de Rosario.
El escultor era conocido en Buenos Aires por ser el quien realizó la estatua de Colón inaugurada en 1921. La maestra argentina que visitaba a su familia en Génova, Josefina Bevilacqua, les enseñó a las niñas a vocalizar el Himno en castellano. Un cronista del periódico Secolo XIX destacó la algarabía de la fiesta, "parecía una ciudad sudamericana donde por las calles, los teatros, los hoteles se hablaba el idioma castellano".
El viaje de Evita a Europa: miedo a que la mataran, una asesora personal y una comitiva fuera de control
Un 6 de junio de 1947 Eva Perón partía en una gira por España, Italia y Francia y que incluyó unos misteriosos y “oscuros” días en Suiza, fuera de agenda. Sorprendió a los europeos por su belleza y su soltura: Lillian Lagormarsino fue quien la asesoró desde el protocolo a la ropa. Sus miedos y las gestiones para salvar a una condenada a muerte
Perón estaba en su primer mandato como presidente cuando recibió la invitación de España. El eligió a su esposa de 27 años para que lo representase. (Fortografía de Keystone/Hulton Archive/Getty Images)
La presión del matrimonio presidencial se había hecho insoportable. Evita estaba por emprender el viaje a Europa y además de la comitiva que la acompañaría, necesitaba a alguien que la asesorase sobre cómo comportarse en ceremonias oficiales y en los vericuetos del ceremonial.
La persona que ella y que Juan Domingo Perón habían elegido era Lillian Lagormarsino, esposa de Ricardo Guardo, presidente de la Cámara de Diputados. Guardo había sido uno de los radicales que en 1945 se lanzó a apoyar a Perón y se había transformado en un estrecho colaborador. Además, ambos matrimonios tenían cierta familiaridad porque solían almorzar y cenar juntos y Lillian ya acompañaba a Evita en sus quehaceres no oficiales en el gobierno. Su hermano Rolando era Secretario de Industria y Comercio y había sido de los que había contribuido a financiar la campaña electoral de Perón.
La mujer, a pesar de la insistencia de Evita, rechazó la invitación porque su cuarto hijo tenía un año y medio y no quería dejarlo solo. Primero Evita presionó al marido y como no dio resultado, fue el turno del presidente. Una noche, cuando las dos parejas se disponían a cenar en la residencia presidencial, Lillian vio salir a Perón del toilette secándose las manos. Le dijo: “Evita me dijo que usted no quiere ir a Europa con ella. Si es así, ella tampoco irá”. La mujer debió ceder.
Lillian Lagomarsino pertenecía a una reconocida familia. Su papá había fundado la primera fábrica de sombreros para hombre. Al momento del viaje tenía 36 años y cuatro hijos. Fotografía del libro "Y ahora hablo yo"
Todo había comenzado a principios de 1947 cuando se recibió una invitación del generalísimo Francisco Franco para visitar Madrid y Sevilla. Era parte de la estrategia del jefe de estado español en buscar ayuda económica, cuando percibía que el Plan Marshall iba a marginar a su país.
Perón recibió de buen grado la invitación, era una forma de mostrar el país en el exterior. Se le ocurrió que su esposa sería una buena representante. Evita se entusiasmó y en marzo respondieron a España afirmativamente la invitación y se sorprendieron saber que la que viajaría sería la joven esposa del presidente.
La comitiva estuvo integrada por los edecanes presidenciales teniente coronel Jorge Ballofet, capitán de fragata Adolfo Gutiérrez y el vicecomodoro Jorge Rodríguez; los sacerdotes Hernán Benítez y Pedro Errecart; Juan Duarte, hermano de Eva; su médico personal Francisco Alsina; su peluquero Julio Alcaraz, que en una valija de cuero de chancho llevaba las joyas de Evita; Asunta, modista de la casa Henriette y Juanita, de la casa Naletoff, y los diplomáticos españoles el marqués de Chinchilla López de Haro y el conde Foxá. Francisco Muñoz Azpiri, encargado de los discursos oficiales, quien había ido a despedirla, lo hicieron subir de prepo a último momento, con lo puesto. También iba el fotógrafo Emilio Abras y un periodista del diario Democracia.
Eva Perón llega a España. Fue objeto de múltiples agasajos de parte de Francisco Franco y de su esposa (Wikipedia)
Cuando la gira se extendió a Italia y Francia -cuyos gastos correrían por cuenta del gobierno argentino- debieron recurrir a la ayuda económica de Alberto Dodero, un empresario naviero amigo de Perón. Dodero se encargaría de la coordinación de la comitiva y de los gastos del viaje.
El 6 de junio de 1947 a las tres de la tarde Perón llevó a Evita a El Palomar, donde esperaba un DC-4 de Iberia, con capacidad para 42 personas. Habían quitado algunos asientos y colocaron un par de literas para la primera dama y Lilliana. En un segundo avión de la Flota Aérea Mercante Argentina iba el equipaje.
Cien mil personas fueron a despedirla, además de los embajadores de Italia, España, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos, junto a ministros, gobernadores, legisladores y militares. Carlos Veccar, empleado de la Aduana, leyó el discurso de despedida. “Me voy dejándoles mi corazón”, dijo ella.
Eva saluda al jefe de Estado español Francisco Franco
Perón y Evita se abrazaron al pie de la escalerilla y a las 16 y 20 despegó. En la última ventanilla ella saludó con la mano.
Cuando ya estaban en vuelo, fue terminante: “Voy a pedirles que se porten bien. En todo el mundo nos están mirando y algunos esperan que metamos la pata para caernos encima. No vayan a hacer macanas”. Todos sospecharon que el blanco del mensaje era su hermano.
A las 20 y 30 del 8 de junio aterrizaron en Barajas, escoltados por una escuadrilla de aviones de combate. La esperaban Franco y su esposa Carmen Polo. De allí hasta la plaza Independencia, unos diez kilómetros, una multitud la aclamó.
Junto a Carmen Polo, la esposa de Franco. No se llevaron bien
Ella viajaba con el jefe de Estado español y en un segundo auto iba su esposa junto a Lillian. Pasaron revista a las tropas alineadas en la calle de Alcalá y fueron al Palacio del Pardo. Allí Evita leyó un discurso que Muñoz Azpiri había escrito durante el vuelo.
Recibió innumerables regalos: un tapiz con la reproducción de un cuadro de El Greco, un abanico de marfil y oro, un mantón de Murcia y un collar de filigrana de plata, cerámica española, perfumes y polveras.
Esa primera noche a Evita le confesó a Lillian sus temores y le pidió que durmiesen en la misma habitación. “Tengo miedo a algún atentado”, le confesó. Hizo amontonar los muebles trabando la puerta. Su acompañante debió descansar en un sillón.
Juana Doña Jiménez era una militante comunista de 29 años que Evita salvó del pelotón de fusilamiento
En la mañana del 9, una multitud la esperaba en la plaza. Hubo asueto en las escuelas y los obreros tenían permiso para faltar a sus trabajos. Ella apareció vestida con un traje de fresas con adornos negros y un casquete de plumas. Franco le otorgó la Orden de Isabel la Católica.
“El general Franco siente en estos momentos la misma emoción que Perón experimenta cuando es aclamado por los descamisados”, aseguró. Por las noches hablaba con su marido por teléfono.
Estuvo 15 días en España. La esposa de Franco la acompañó a todos lados y por cada pueblo por los que pasaban era una verdadera conmoción, especialmente entre los niños cuando ella arrojaba billetes de 100 pesetas. Carmen Polo renegaba de esas visitas a pueblos que, según ella, estaban poblados por “rojos”, en alusión a los del bando republicano. La relación entre ambas no era buena. Evita le retrucaba con que su marido no había sido elegido por el pueblo. Además, en cuanto ocasión tenía, hablaba en público sobre el derecho de los trabajadores y las mujeres.
Francisco Muñoz Azpiri era el encargado de escribirle los discursos (Keystone/Getty Images)
Se ofreció como madrina de los niños que nacieran durante su estadía..
Pidió por la vida de Juana Doña Jiménez, una importante dirigente del Partido Comunista Español de 29 años, que iba a ser fusilada. A su hermana Valia se le ocurrió que Alexis, el hijo de la condenada, le escribiese a Evita. “Señora Eva Perón, necesito que me ayude, a mí me han fusilado a mi padre y ahora van a fusilar a mi madre”. Franco no tuvo más remedio que ceder. Nunca le dio las gracias a la que ella llamaba “la Perona”. Doña fue liberada en 1962 y falleció en noviembre de 2003.
Cuando el alcalde de Madrid la invitó a una corrida de toros, ella fue el centro y nadie prestó atención a la lidia y a la gente no le importó que llegase media hora tarde.
Le llamó la atención en más de una oportunidad a su hermano Juan cuando salía de farra junto a Dodero, enloqueciendo a la custodia.
A medida que pasaban los días, ella se relajó y empezó a ser impuntual. Visitó Toledo, Sevilla, Granada y Galicia. En cada ciudad se repetía la algarabía, los homenajes, los regalos, los agasajos y los bailes típicos.
La primera dama argentina en su paso por la ciudad italiana de Milán (Keystone/Getty Images)
Se despidió de España en Barcelona donde le habían preparado una función especial de Sueño de una noche de verano en un anfiteatro al aire libre. El espectáculo debía empezar a las 21, y ella llegó después de las diez y media. Las velas que adornaban el lugar se habían consumido y hubo que cambiarlas. Muchos dormían. Pero ella subsanaba esos desaires con una soltura natural que cautivó a los españoles. “Estos gallegos son macanudos. Tutean a todo el mundo. Además, aquí no hay políticos, no hay oposición, nadie critica y se respeta al gobierno”.
Tuvo tiempo de responder a las críticas de los radicales quienes la acusaron de querer armar un eje Buenos Aires–Madrid. “Es mentira, vine a tender un arco iris de paz”, y se definió como “la mensajera del pueblo argentino trabajador que está construyendo la nueva Argentina”.
En Barcelona la despidió Franco, quien fue a esa ciudad en avión. Fue un gran esfuerzo del jefe de estado que hacía diez años que no volaba, ya que le daba miedo hacerlo. El 26 de junio Evita aterrizó en el aeródromo de Ciampini y fue recibida por el conde Carlos Sforza, el canciller italiano, el encargado de negocios de la Santa Sede Federico Quinta; la esposa del premier Alcides De Gásperi y el embajador argentino en Roma Rafael Ocampo Giménez, mientras que 80 niños vestidos de azul y blanco agitaban sus pañuelos. Ella retrasó su descenso por la escalerilla al posar para las cámaras.
Al día siguiente el Papa Pio XII le concedió 25 minutos en la biblioteca del Vaticano. A pesar de lo que le había adelantado su confesor, ella esperaba recibir un marquesado pontificio o la Rosa de Oro, pero debió conformarse con un rosario de oro.
Antes a Dodero le había avisado: “A mí el Papa no me va a joder. Cuando yo salga de la audiencia vos me preguntás cómo me fue. Si te digo ‘excelente’ entregás el donativo mayor. Si te digo ‘muy bien’ ponés el segundo. Y si te digo ‘bien’ ponés el mínimo”.
A la ceremonia frente a la tumba del soldado desconocido llegó una hora tarde. Fue agasajada por Enrico Nicola, presidente de Italia, quien canceló algunas actividades con Evita por la intensa actividad del Partido Comunista, en vísperas electorales.
Lillian describe como “motivos oscuros” la visita no prevista a Suiza entre el 4 y el 9 de agosto y se tejieron miles de historias, como que había ido a depositar dinero de los nazis y se habló de unas cajas de seguridad a las que Perón, años después, estuvo interesado en poder acceder. Cuando en Berna se aprestaba a tomar el tren, fue blanco de una lluvia de tomates, uno de los cuales impactó en el ministro de Relaciones Exteriores. Horas después un piedrazo hizo estallar el parabrisas del auto en el que se movilizaba.
La esposa de Guardo no se despegaba de ella: era su traductora, asistía a todos los actos, le aconsejaba, la protegía del sol, le masajeaba los tobillos, y por las noches dormía en la misma habitación, por los temores de Evita.
Evita esperaba más del encuentro con el Sumo Pontífice (Central Press/Getty Images)
Hubo un intento por visitar Gran Bretaña y que fuera recibida por la reina Isabel, esposa del Rey Jorge VI. Fueron días de cruces de mensajes diplomáticos. En aquel país no veían bien que Evita hubiera sido homenajeada por el franquismo. Finalmente, el embajador argentino en Londres le comunicó que la invitaban semioficialmente, que no se podía alojar en Buckinghman y que se la invitaba a tomar el té. Pero como la invitación no era oficial, se negó a viajar.
Cuando en Gran Bretaña se anunciaba que la visita había sido cancelada “por la propia interesada”, Evita llegaba a París, donde también las opiniones estaban divididas. Si bien fue por una invitación oficial del presidente Vicent Auriol, a pesar de la oposición del Partido Comunista.
Se alojó en el hotel Ritz y le advirtieron que sería mal visto la impuntualidad en los actos oficiales. Durante su estadía se firmó un acuerdo comercial entre los dos países en el que Perón concedía un préstamo de 150 millones de pesos.
La gira incluyó Lisboa y se entrevistó, a pesar de las advertencias de que no lo hiciera para no irritar a Franco, con Juan de Borbón, príncipe español heredero al trono. “Yo voy donde me da la gana y no tengo que pedir permiso a nadie. Si al gordo no le gusta, mala suerte”.
Evita en San Remo, en uno de los últimos puntos visitados antes de regresar al país (Archivo General de la Nación)
Desde Lisboa habló una hora con su marido. Perón, temeroso por los accidentes que habían sufrido aviones de la línea aérea argentina, le aconsejó que regresase en barco. Antes de embarcar, anunció la donación de dos mil toneladas de trigo a España y mil de maíz a las Canarias.
En Dakar abordó el transatlántico Buenos Aires. El 17 de agosto llegó a Recife y de allí voló a Río de Janeiro, donde se celebraba la Conferencia Interamericana de Cancilleres. El 20 de agosto llegó a Montevideo donde anunció que “estoy empeñada en una cruzada por los derechos cívicos femeninos. Ustedes deberían hacer lo mismo para que no haya diferencias en ambas orillas”. El presidente Luis Battle Berres le respondió que en su país la mujer votaba desde los tiempos de Battlle y Ordóñez, por 1927.
Al regreso del viaje, Ricardo Guardo cayó en desgracia y la relación con Lillian se enfrió notoriamente. Ella falleció el 27 de junio de 2012.
Al día siguiente, a las tres de la tarde el Ciudad de Montevideo entró al puerto de Buenos Aires. Bajó la escalerilla llorando mientras su marido la esperaba con su característica sonrisa. Estrenaba peinado para los argentinos: pelo tirante y un rodete en la nuca.
Era otra mujer.
Fuentes: Y ahora… hablo yo, de Lillian Lagomarsino de Guardo; Evita íntima, de Vera Pichel; Eva Perón. La biografía, de Alicia Dujovne Ortiz.
La pieza fue colocada en la sede de la Federación Internacional del Sector de Servicios, en la ciudad de Nyon. Es una versión a escala de la que se ubica sobre el edificio del ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Se inauguró la obra de Eva Perón en Nyon, Suiza. Se trata de un mural como el que se encuentra en el edificio del Ministerio de Desarrollo Social, a metros del Obelisco. Es un trabajo del artista argentino Alejandro Marmo que está enmarcado en un proyecto que realizó en conjunto con UNI Global Union, y que empezaron antes de la pandemia con la jefa del Departamento de Igualdad de Oportunidades, Verónica Fernández Méndez.
En diálogo con este diario, el escultor contó lo que simbólicamente significa el evento y la instalación de la pieza artística. “Soy un trabajador del arte y la fuerza de mi trabajo se origina en la usina de emociones que uno tiene en el mundo interior”, expresó Marmo a Tiempo. “El abrazo es una simbología que remite a lo más básico y a lo que va a salvar al mundo: que es encontrarse en las emociones”, agregó.
“Vivimos en un mundo frustrado, donde realmente no podemos conectar desde los sentimientos, sino que estamos cada día más conectados con la tecnología, con ese sentimiento digital”, describió Marmo. “Creo que también nos estamos alejando del contacto físico, del abrazo, de la mirada. El abrazo básicamente busca reubicarnos en los sentimientos, en las emociones y en las miradas para que el otro deje de ser una caricatura o una pantalla” agregó.
“El desembarco de la imagen de Evita en Suiza también marca el corazón del pueblo a través de la cultura”, remarcó el artista. ”Me parece que ya es indiscutible que la figura de Evita es una agenda cultural. Ya no tiene que ver con lo político. Evita marcó un rumbo respecto a la defensa de género, con sus limitaciones y el contexto de su época, ella es un símbolo” aseguró. Continuó ahondando en que ella “fue la mujer que dejó esa lucha impregnada en el corazón del pueblo”.
-¿Por qué el regalo y reconocimiento a las mujeres trabajadoras?
-Es porque ellas hacen el trabajo todo el tiempo.
“Es decir, no es mi obra la que se inauguró en la sede de UNI Global, sino es el trabajo de todas ellas, las mujeres trabajadoras” subrayó Marmo. “Creo que la obra ya está hecha por todas ellas, no porque hayan hecho la pieza que se instaló, sino porque el trabajo de las mujeres es lo que le da valor y también un sentido”, agregó.
“Considero que soy un colaborador de este proyecto junto a la coordinación de Verónica Fernández Méndez”, señaló, además de agregar que ella “ha sido receptiva de esta idea, ubicó el trabajo en un modo colaborativo en un hecho cultural y significativo”.
La obra de Evita
Es una obra de dos metros de alto y uno y medio de ancho. Hay una de similares características en el Museo Evita de la Ciudad de Buenos Aires, ubicado en el barrio de Palermo. La pieza fue colocada en la sede de UNI Global Union -Federación Internacional del Sector de Servicios- que agrupa a más de novecientos sindicatos de todo el mundo y cuenta con más de 20 millones de afiliados en ciento cincuenta países.
La visita al Papa Francisco
Una semana antes de la inauguración -que se realizó la semana pasada- el artista visitó al Papa Francisco en el Vaticano. Marmo aseguró que el Papa argentino ya marcó una forma de pensamiento. Además, explicó que el pueblo entenderá a Francisco dos décadas más adelante. También aseguró que el Papa está muy comprometido con la realidad social.
Ludwing Freude fue un empresario maderero cercano al expresidente argentino; sus hijos y nietos mantienen una disputa con un banco suizo por los fondos aportados entre los años 30 y 40Fabián Marelli - LA NACION
Está ubicado en la página 70, lleva el número 405 y figura su fecha de nacimiento, el 22 de enero de 1890 en Ludwigshafen, Alemania. Ludwig Freude, el empresario maderero que "escondió" a Perón y Evita de los militares que los buscaban, es uno de los nombres más llamativos de la lista de 12.000 adherentes a la filial local del partido nazi, que se radicaron en la Argentina durante la década del 30 y que aportaron dinero a una cuenta única en Suiza cuyos fondos, como contó LA NACION ayer, podrían haber surgido de la expoliación de los judíos durante el régimen nazi de Adolf Hitler.
La conexión de Freude y su familia con el dinero depositado en la cuenta 4063 del hoy Credit Suisse llega hasta la actualidad. Su hijo Rudolf, que fue secretario privado del propio Perón, insistió hasta su muerte ante las autoridades del banco helvético para que acceder a su parte de esos fondos, calculados en 1300 millones de euros. Sus nietos, por estas horas, acompañan el reclamo del Centro Wiesenthal, que ayer pidió al Credit Suisse el acceso a los movimientos de la cuenta a fin de determinar si parte o la totalidad de ese dinero perteneció a judíos que fueron privados de sus derechos –y sus bienes– durante el Tercer Reich.
"Ludwig Freude fue uno de los más grandes empresarios de la Argentina en los años treinta, cabeza de playa de toda inversión alemana que venía", afirmó a LA NACION Ariel Gelblung, director para América latina del Centro Wiesenthal, y firmante –junto con Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales del organismo– del pedido por carta a las autoridades del Credit Suisse para conocer el destino de los fondos, congelados luego de la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial.
El empresario maderero, y afiliado a la Unión Alemana de Gremios como el resto del colectivo que figura en el listado, se hizo famoso por haberle prestado en 1945 al entonces secretario de Trabajo y Previsión y su esposa la quinta Ostende, en el Tigre. Fue una gentileza que le permitió a Perón ganar tiempo antes de ser detenido por sus pares del gobierno del Grupo de Oficiales Unidos, detención que derivaría en un hecho clave de la política nacional: el 17 de octubre y el nacimiento del justicialismo.
Freude también presidió el Banco Alemán Transatlántico, en las calles Reconquista y Bartolomé Mitre, en pleno microcentro, y desde allí anudó contactos con la banca suiza. Estaba, físicamente, muy cerca de la sede del partido nazi, en 25 de mayo 145.
Los documentos que encontró el investigador Pedro FilipuzziFabián Marelli - LA NACION
Sus actividades nazis en el país, según cuenta a LA NACION Pedro Filipuzzi, el investigador que encontró los listados y los cedió al Centro Wiesenthal, eran "prácticamente desconocidas hasta ahora". Pero no para el régimen nazi, que en 1941 le otorgó el "águila al mérito por su desempeño industrial" en la Argentina.
Perón lo recompensaría poco después con un lugar de privilegio para su hijo Rudolf, nacido en 1920 en Argentina. Fue secretario personal, con despacho en el primer piso de la Casa Rosada del ya presidente Perón. Desde allí ayudó -según coincidieron diversos historiadores, como el periodista Uki Goñi- a refugiarse en el país a jerarcas nazis como Adolf Eichman, ejecutor de la Solución Final de exterminio de los judíos europeos en campos de concentración; el médico Josef Mengele, y el capitán Erich Priebke, responsable de la masacre de las Fosas Ardeatinas, entre otros.
Retirado de la política luego del golpe de Estado de 1955, Rodolfo Freude dedicó muchos de sus esfuerzos a recuperar ese dinero. Según Filipuzzi, "Freude hizo al menos catorce presentaciones ante la banca suiza para recuperar el dinero que tenía depositado su padre", pero enfermó y murió de cáncer, en 2003, sin haber conseguido su objetivo.
Sus nietos, sobre todo Alfredo, que vive en Buenos Aires, continúa con su reclamo, a la espera de novedades. "Siendo presidente del Banco Alemán Transatlántico, Ludwig Freude puso a salvo dinero en Suiza que es el dinero que buscan sus familiares en Argentina", detalló Filipuzzi.
En enero pasado, y con la firma de su vicepresidente, Cristian Kung, la sede central del Credit Suisse le rechazó por carta a Freude nieto una vez más la apertura de cuentas, pero abrió una puerta. Habló, en su respuesta a los representantes legales de la familia, de la "herencia de Ludwig Freude" y condicionó una respuesta a la resolución de trámites vinculados a la sucesión de bienes. Después de años de mantener las cuentas congeladas, la banca suiza sigue teniendo la última palabra sobre el destino de los fondos.