El presidente Javier Milei presentará un plan para reimpulsar el sector nuclear, mientras su gobierno paraliza proyectos clave, recortando financiamiento y debilitado el sistema científico nacional. Natalia Stankevicius, exgerenta de la CNEA, y expertos alertaron sobre el éxodo de profesionales y el impacto en la soberanía tecnológica
En el marco del balance de su primer año de gestión, el presidente Javier Milei anunció la presentación del “Plan Nuclear Argentino”, un proyecto que será formalizado por su asesor Demian Reidel el próximo 20 de diciembre en conferencia de prensa. Este plan promete reposicionar a Argentina como referente en el campo nuclear, sin embargo, las políticas implementadas por el propio gobierno desde su asunción contradicen ese objetivo. La suspensión de obras clave, el desfinanciamiento de organismos científicos y el éxodo de profesionales especializados ponen en duda la viabilidad del proyecto.
Desde su llegada al poder, el gobierno de Milei paralizó las obras del reactor CAREM y del reactor multipropósito RA-10, dos desarrollos que posicionaban al país como líder regional en innovación nuclear. Ambos proyectos, que estaban en etapas avanzadas, ahora enfrentan una incertidumbre total. El reactor CAREM, considerado el primer reactor modular de diseño argentino, era un símbolo del desarrollo tecnológico autónomo del país, mientras que el RA-10 estaba destinado a la producción de radioisótopos para la medicina nuclear y la investigación científica.
En paralelo, el sector enfrenta un severo ajuste presupuestario. Según el informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPYPP), la subejecución de fondos destinados a la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y al área nuclear es alarmante: apenas se ejecutó el 47% de lo presupuestado para este año, lo que llevó a la acumulación de deudas millonarias con contratistas y al despido de más de 600 trabajadores tercerizados.
Natalia Stankevicius, exgerenta de Producción de Radioisótopos y Aplicaciones de la CNEA, explicó en La Marca de la Almohada la magnitud de la contradicción del anuncio presidencial: “Argentina, desde sus inicios en 1950, sentó las bases del uso pacífico de la energía nuclear. Como toda ciencia, la política la atraviesa y puede usarse para bien o mal. En los fines pacíficos aparece el estudio de los radioisótopos, que se utilizan en medicina y permiten salvar vidas”.
La especialista destacó que el país tiene un prestigio internacional en materia nuclear que “se construyó a partir de décadas de inversión, desarrollo tecnológico y formación de profesionales altamente capacitados”. Sin embargo, advirtió que estas capacidades están en riesgo debido al desfinanciamiento y a la situación salarial del personal científico: “La realidad es que cuesta muchísimo forjar un sector nuclear autónomo y retener al personal. Estamos viendo un éxodo alarmante de profesionales, porque el costo para formar a esos expertos es altísimo y, cuando se pierden, no se recuperan”.
La privatización de Nucleoeléctrica Argentina S.A., empresa encargada de operar las centrales Atucha I, II y III, es otro punto que genera preocupación. El gobierno ha iniciado un proceso de venta de activos estatales sin brindar detalles claros sobre cómo se garantizará la operación y la seguridad de estas plantas estratégicas. Esto abre la puerta a la pérdida de soberanía sobre un recurso clave para la matriz energética del país.
El gobierno busca privatizar Nucleoeléctrica bajo el argumento de “eficiencia” y “reducción del gasto público”. Sin embargo, los expertos coinciden en que esta decisión podría dejar al país en manos de intereses privados o extranjeros, afectando la continuidad de las operaciones y el acceso a la tecnología nuclear para usos pacíficos, como la producción de energía y aplicaciones médicas.
El plan nuclear anunciado por Milei también incluye promesas de construcción de nuevos reactores y la investigación en tecnologías emergentes, como los reactores pequeños y modulares. Stankevicius recordó que el país ya cuenta con capacidades avanzadas en este campo gracias a desarrollos como el RA-3, el RA-10 y el CAREM: “Argentina tiene la capacidad de exportar reactores y plantas de producción de radioisótopos. Eso no surge de la nada, sino de un ecosistema científico y tecnológico que ha llevado décadas construir y que hoy está siendo desmantelado”.
La experta subrayó que el sector nuclear argentino, con plantas clave como el Centro Atómico Bariloche, el Centro Atómico Ezeiza y el Instituto Balseiro, constituye un ecosistema único en la región, que cumple con estándares internacionales de calidad y seguridad. Sin embargo, remarcó que “estas capacidades se deterioran rápidamente si no se las respalda con políticas de financiamiento y estabilidad laboral”.
El informe del IPYPP agrega que la paralización de los proyectos CAREM y RA-10, junto con los despidos y recortes, afecta la posición de Argentina en el mercado global de radioisótopos, donde competía con países desarrollados como Estados Unidos, Canadá y Francia. Estos radioisótopos son fundamentales para aplicaciones médicas, como el tratamiento del cáncer y el diagnóstico por imágenes.
Por otra parte, Stankevicius advirtió que el abandono del sector nuclear también tiene consecuencias en la soberanía energética del país. Argentina, que cuenta con una matriz energética diversificada gracias a sus centrales nucleares, podría perder independencia si se cede el control a empresas privadas extranjeras.
El anuncio del “Plan Nuclear Argentino” generó dudas y críticas entre científicos, trabajadores y expertos del sector. Mientras el gobierno promueve un discurso de reactivación y desarrollo, los hechos reflejan una política de ajuste y desarticulación del sistema científico nacional.
Finalmente, Stankevicius resumió la situación con claridad: “Argentina tiene todas las herramientas para liderar en el campo nuclear, pero eso requiere políticas coherentes y sostenidas. Si seguimos desfinanciando el sector y perdiendo profesionales, el país perderá uno de sus mayores activos en ciencia y tecnología”.