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General: EL FIN del MUNDO...
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De: Josediego (Mensaje original) |
Enviado: 13/02/2023 19:02 |
EL FIN del MUNDO...
""Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares"" (Mateo 24:7) ....
Las guerras de nación contra nación, y reino contra reino se están sucediendo en el mundo...
Las pestes y hambres, también...
""y terremotos en diferentes lugares"",
también se están cumpliendo, terremotos donde se deja de buscar a
personas que aún pueden estar con vida atrapados bajo los escombros...,
faltando con ello a la misericordia que Jesucristo manda tener con las
personas condenadas a morir... Pero Jesucristo sigue diciendo al mundo:
"Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte,
diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?
Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.
Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis,
porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares............ (Mateo 24:3-7)
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En el fin del mundo todos estarán haciendo guerra contra Jesucristo:
En los tiempos del fin se levantarán falsos cristos para engañar si
pudieran a los mismos escogidos, pero Jesucristo no nos dejó solos ante
las mentiras de los hombres, pues nos dijo que cuando Él viniera su
venida seria inconfundible e indiscutible porque será un acontecimiento
que dejará maravillada a toda la tierra, y nadie tendrá que preguntar o
discutir donde está Jesucristo, porque todo el mundo le verá en el
cielo:
"Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí
está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. Porque se levantarán
falsos Cristos, y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios,
de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. Ya
os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: Mirad, está en el
desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis.
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el
occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre". (Mateo 24:23-27)
"He aquí que viene con las nubes, y todo
ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra
harán lamentación por él". (Apocalipsis 1:7)
"Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un
caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con
justicia juzga y pelea.......... Y los ejércitos celestiales, vestidos
de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos
blancos........... Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus
ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y
contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso
profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había
engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado
su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego
que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía
de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de
las carnes de ellos" (Apocalipsis 19:11-21)
"E inmediatamente después de la tribulación
de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su
resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los
cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre
en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y
verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y
gran gloria. Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán
a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo
hasta el otro". (Mateo 24:29-31)
"Entonces habrá señales en el sol, en la
luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes,
confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; desfalleciendo
los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán
en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas.
Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y
gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguíos y levantad
vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca" (Lucas 21:25-28.) "Y
os dirán: Helo aquí, o helo allí. No vayáis, ni los sigáis. Porque como
el relámpago que al fulgurar resplandece desde un extremo del cielo
hasta el otro, así también será el Hijo del Hombre en su día". (Lucas 17:23-24)
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Los verdaderos mandamientos de Dios son los que Jesucristo nos enseña en el Evangelio...
Jesucristo
es Dios mismo que se hizo Hombre, y Él nos revela en el Evangelio los
mandamientos que realmente había dado Dios desde siempre y para siempre.
En el
Antiguo testamento y en las cartas atribuidas a Pablo hay muchos
preceptos contrarios a lo que manda Jesucristo en el Evangelio, y
Jesucristo mandó predicar solamente el Evangelio. Entonces, ¿por qué las
religiones del mundo impusieron las biblias?...
JESUCRISTO ABOLIÓ MUCHOS PRECEPTOS DEL VIEJO TESTAMENTO PORQUE NO ERAN LEY DE DIOS
Jesucristo nos dice: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas"
(Mateo 5,17). Y muchas religiones interpretan que eso significa que
Jesús no abolió nada del viejo testamento. Pero esa interpretación es un
error, pues Jesús sí dejó abolidos muchos preceptos del viejo
testamento cuando nos dice:
"oisteis que fue dicho... pero yo os digo..." (Mateo 5,21-48)
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Como
vemos, la Ley de Dios había sido cambiada, pues Dios había mandado: "NO
MATARÁS", perdonar a los hombres sus ofensas y amar a los enemigos,
pero los escribas judíos se olvidaron de la misericordia de Dios y
escribieron en el viejo testamento que Dios les había mandado que
aplicaran penas de muerte, que hicieran guerras y cometieran genocidios
con los pueblos.
Ahora vamos a recordar las guerras
y genocidios que los judíos imponían a los pueblos como si esos
mandamientos de muerte los hubiera mandado Dios a Moisés. Veamos lo que
nos dice el viejo testamento sobre las guerras que los judíos mantenían
con los pueblos vecinos:
"Entonces
Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la
guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Yavé en
Madián......... y mataron a todo varón.......
Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes
de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés:
¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?......... Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente" (Versículos de Números 31)
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Los verdaderos mandamientos de Dios son los que Jesucristo nos enseña en el Evangelio... Jesucristo
es Dios mismo que se hizo Hombre, y Él nos revela en el Evangelio los
mandamientos que realmente había dado Dios desde siempre y para
siempre. En
el Antiguo testamento y en las cartas atribuidas a Pablo hay muchos
preceptos contrarios a lo que manda Jesucristo en el Evangelio, y
Jesucristo mandó predicar solamente el Evangelio. Entonces, ¿por qué
las religiones del mundo impusieron las biblias?... JESUCRISTO ABOLIÓ MUCHOS PRECEPTOS DEL VIEJO TESTAMENTO PORQUE NO ERAN LEY DE DIOS Jesucristo nos dice: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas"
(Mateo 5,17). Y muchas religiones interpretan que eso significa que
Jesús no abolió nada del viejo testamento. Pero esa interpretación es
un error, pues Jesús sí dejó abolidos muchos preceptos del viejo
testamento cuando nos dice: "oisteis que fue dicho... pero yo os digo..." (Mateo 5,21-48)
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Las
naciones del mundo con sus armas nucleares y sus pruebas atómicas, han
hecho morir muchísimas personas en guerras y bajo la contaminación.
En
las guerras tenemos el triste recuerdo de la bombas atómicas arrojadas
sobre Hiroshima y Nagasaki; y en las pruebas nucleares, la gran
contaminación nuclear que están sufriendo las naciones.
Sólo
tenemos un camino, y éste es arrepentirnos por haber seguido los
caminos de las guerras y las penas de muerte, y volvernos al Evangelio
de Jesucristo para vivir conforme a sus misericordiosos mandamientos.
Muchas
religiones llamadas cristianas, después de haber conocido los
mandamientos misericordiosos del Evangelio, se volvieron a las leyes de
muerte y de esclavitud del viejo testamento para imponerlas a los
pueblos cristianos de formas sofisticadas con la intención de dejar
ahogado y desplazado el Evangelio de Jesucristo. Los cristianos debemos
volver a los mandamientos del Evangelio.
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LAS BIBLIAS HABLAN DE SACRIFICIOS, PERO DIOS NO HABÍA MANDADO SACRIFICIOS...
Los
"testigos de Jehová", los "evangélicos, los judíos y otras religiones
Judaizantes imponen la creencia de que todas las leyes de penas de
muerte y de sacrificios del viejo testamento son mandamientos de Dios,
pero nos dicen las escrituras que Dios no había mandado sacrificios:
JESUCRISTO TAMBIÉN ABOLIÓ DEL VIEJO TESTAMENTO LAS LEYES SOBRE LOS
SACRIFICIOS, QUE ERAN INSOPORTABLES PARA LOS POBRES (sacrificios , que
Dios no había mandado)...
No es lo mismo ofrendas de amor en
agradecimiento a Dios, que no cuesten sacrificios, que los sacrificios
que a veces tenían que hacer los pobres, que Dios no había mandado, y
que les imponían los sacerdotes cuando los pobres en muchos casos no
tenían ni para comer. Jesucristo, cuando nos habló de los sacrificios,
así nos dijo:
"Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes". (Mateo 12,7).
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JUAN
17:20 Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer
en mí por la palabra de ellos,
17:21 para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que
también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste.
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Dios
es misericordioso y Él no quería sacrificios para sus hijos, pero
satanás, enemigo de Dios siempre quería hacer ver que Dios era cruel y
que mandaba al pueblo llevar cargas insoportables. Pero esa carga de los
sacrificios escritos en las leyes del viejo testamento no venía de Dios
ni la quería Dios, sino que fueron los hombres los que impusieron esas
leyes como si fueran leyes de Dios..., pues los escribas había cambiado
la Ley de Dios, como nos dicen los profetas:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo
decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros?
Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
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El
que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el
que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me
manifestaré a él."
(Juan 14:15)
"Le
dijo Judas (no el Iscariote): Señor, ¿cómo es que te manifestarás
a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús y le dijo: El
que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a
él, y haremos morada con él.
El que no me ama, no guarda mis
palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre
que me envió. Os he dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el
Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo
que yo os he dicho". (Juan 14:22)
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EL PAN Y EL VINO DEL SEÑOR
Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados. Y
os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta
aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
Jesús anuncia la negación de Pedro.
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- RECORDEMOS LOS MANDAMIENTOS
- DE JESUCRISTO, NECESARIOS PARA
- ENTRAR EN LA VIDA.
- La LEY y los MANDAMIENTOS DE DIOS ENSEÑADOS POR JESUCRISTO
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Jesucristo
es Dios y Él vino a enseñar al mundo los verdaderos mandamientos de Dios que
el pueblo ya no conocía...
La verdadera Ley de Dios es la que Jesucristo nos enseñó en el Evangelio, que
así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque ésta
es la ley y los profetas". (Mateo
7:12)
Jesús también enseña los verdaderos mandamientos de la Ley de Dios que
debemos guardar para entrar en la vida y que así nos dicen:
"Mas si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás.
No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a
tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El
joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende
lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un
rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un
camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios" (Mateo
19:16-24)
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Jesucristo así dijo: "... si hubierais comprendido lo qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio,no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7 )
LA LEY DE DIOS:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
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En ninguna parte del Evangelio nos dice Jesucristo que
los sacrificios antiguos fueron reemplazados por el sacrificio de
Cristo. Eso solo viene en las cartas atribuidas a Pablo que fueron
torcidas por los indoctos. No se puede ser cristiano y seguir otras
doctrinas diferentes a la doctrina de Cristo. La doctrina de Cristo es
el Evangelio y punto, no hay nada más.
Jesucristo dice misericordia quiero y no sacrificios, entonces no es
correcto que alguien venga diciendo que a Jesucristo le agrada el
sacrificio que hicieron con Él. ¿Te gustaría a ti que te sacrificaran,
te torturaran y te crucifican? Por supuesto que no. Pues a Jesucristo
tampoco le gustó que le crucificaran, pues sudó gotas de sangre de
terror cuando vio que le iban a crucificar. Entonces a Jesucristo no le
agradaban los sacrificios ni aquel sacrificio que hacían con Él.
Y la gran pregunta es esta: ¿Por qué Jesucristo se dejó crucificar?
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DESPUES DEL REGRESO DE CRISTO LOS IMPIOS DESDE Tiempo ADAN AL ULTIMO DEL REGRESO DE CRISTO CONDENADOS PARA MUERTE ETERNA Apocalipsis 19:2 .porque sus juicios son verdaderos y justos; porque ha juzgado a la Gran Ramera que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos.»cap20 Luego vi a un Angel que bajaba del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo y una gran cadena. 2 Dominó al Dragon, la Serpiente antigua - que es el Diablo y Satanás - y lo encadenó por mil años. 3 Lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso encima los sellos, para que no seduzca más a las naciones hasta que se cumplan los mil años. Después tiene que ser soltado por poco tiempo. 4 Luego vi unos tronos, y se sentaron en ellos, y se les dio el poder de juzgar; vi también las almas de los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en su mano; revivieron y reinaron con Cristo mil años. Los impíos son destruidoscon el resplandor de Cristo en su segunda venida después de las plagas del Apocalipsis a los del Vaticano y aliados ; la tierra queda desolada—A la venida de Cristo los impíos serán borrados de la superficie de la tierra, consumidos por el espíritu de su boca y destruídos por el resplandor de su gloria. Cristo lleva a su pueblo a la ciudad de Dios, y la tierra queda privada de sus habitantes. “He aquí que Jehová vaciará la tierra, y la dejará desierta, y cual vaso, la volverá boca abajo, y dispersará sus habitantes”. “La tierra será enteramente vaciada y completamente saqueada; porque Jehová ha hablado esta palabra”. “Porque traspasaron la ley, cambiaron el estatuto, y quebrantaron el pacto eterno. Por tanto la maldición ha devorado la tierra, y los que habitan en ella son culpables: por tanto son abrasados los habitantes de la tierra”. Isaías 24:1, 3, 5, 6
Toda la tierra se asemejaba a un desolado desierto. Las ciudades y las aldeas, sacudidas por el terremoto, yacían en ruinas. Las montañas, descuajadas de sus asientos, habían dejado grandes cavernas. Sobre toda la superficie de la tierra estaban esparcidos los desmochados peñascos que había lanzado el mar o se habían desprendido de la misma tierra. Corpulentos árboles desarraigados estaban tendidos por el suelo. La desolada tierra iba a ser la habitación de Satanás y sus malignos ángeles durante mil años. Allí quedaría Satanás recluido, vagabundo y errante por toda la tierra para ver las consecuencias de su rebelión contra la ley de Dios. Durante mil años iba a poder gozar del fruto de la maldición que había causado. Recluido en la tierra, no tendrá ocasión de ir a otros planetas para tentar y molestar a quienes no han caído. Durante todo ese tiempo Satanás sufrirá muchísimo. Sus características malignas han estado en constante ejercicio desde su caída; pero se verá entonces privado de su poder y obligado a reflexionar con terror y temblor en lo que le reserva el porvenir cuando haya de penar por todo el mal que hizo y ser castigado por todos los pecados que hizo cometer.
Oí, de parte de los ángeles y de los santos redimidos, exclamaciones de triunfo que resonaban como diez mil instrumentos músicos, porque ya no se verían ellos molestados ni tentados por Satanás, y porque los habitantes de otros mundos quedaban libres de él y de sus tentaciones.—
Nuevamente mi atención fue dirigida hacia la tierra. Los impíos habían sido destruidos y sus cadáveres yacían por el suelo. La ira de Dios se había derramado sobre los habitantes de la tierra mediante las siete postreras plagas, que les habían hecho morderse la lengua de dolor y maldecir a Dios. Los falsos curas Vaticano y aliados habían sido el objeto especial de la ira de Jehová. Aun estando en pie se habían consumido sus ojos en sus órbitas y su lengua en su boca. Después de ser librados los santos por la voz de Dios, los impíos se volvieron unos contra otros. La tierra parecía inundada de sangre y cubierta de cadáveres desde uno a otro confín.—Pero lo más inicuo que se registra en el lóbrego catálogo de los crímenes, el más horrible de los actos diabólicos de aquella sucesión de siglos espantosos, fue la “matanza de San Bartolomé”. Todavía se estremece horrorizado el mundo al recordar las escenas de aquella carnicería, la más vil y alevosa que se registra. El rey de Francia instado por los sacerdotes y prelados de Roma sancionó tan espantoso crimen. El tañido de una campana, resonando a medianoche, dio la señal del degüello. Millares de protestantes que dormían tranquilamente en sus casas, confiando en la palabra que les había dado el rey, asegurándoles protección, fueron arrastrados a la calle sin previo aviso y asesinados a sangre fría.volvera la inquisición por parte del papado los que decidieron pecar y recibir la marca de la bestia .
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EL Vaticano Y Aliados Los Jesuitas son los verdaderos autores del socialismo-comunismo LA ONU VATICANO EEUU Y LOS ALIADOS DEL MUNDO .IRAN ENCONTRA EL PUEBLO DE CRISTO DE LA SANTA BIBLIA PARA MATARLOS POR CULPARLOS POR OBEDECER EL Sábado SEPTIMO DIA Y EL VATICANO TENER LAS PLAGAS SIN COMIDA NI AGUA ,MAS EL PUEBLO DE CRISTO CON AGUA Y PAN
.APOCALIPSIS 13:7,17:6,18:24
Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.
Siglo tras siglo la sangre de los santos había sido derramada. Mientras los valdenses sucumbían en las montañas del Piamonte “a causa de la Palabra de Dios y del testimonio de Jesús”, sus hermanos, los albigenses de Francia, testificaban de la misma manera por la verdad. En los días de la Reforma los discípulos de esta habían sucumbido en medio de horribles tormentos. Reyes y nobles, mujeres de elevada alcurnia, delicadas doncellas, la flor y nata de la nación, se habían recreado viendo las agonías de los mártires de Jesús. Los valientes hugonotes, en su lucha por los derechos más sagrados al corazón humano, habían derramado su sangre en muchos y rudos combates. Los protestantes eran considerados como fuera de la ley; sus cabezas eran puestas a precio y se les cazaba como a fieras.
La “iglesia del desierto”, es decir, los pocos descendientes de los antiguos cristianos que aún quedaban en Francia en el siglo XVIII, escondidos en las montañas del sur, seguían apegados a la fe de sus padres. Cuando se arriesgaban a congregarse en las faldas de los montes o en los páramos solitarios, eran cazados por los soldados y arrastrados a las galeras donde llevaban una vida de esclavos hasta su muerte. A los habitantes más morales, más refinados e inteligentes de Francia se les encadenaba y torturaba horriblemente entre ladrones y asesinos (Wylie, lib. 22, cap. 6). Otros, tratados con más misericordia, eran muertos a sangre fría y a balazos, mientras que indefensos oraban de rodillas. Centenares de ancianos, de mujeres indefensas y de niños inocentes, eran dejados muertos en el mismo lugar donde se habían reunido para celebrar su culto. Al recorrer la falda del monte o el bosque para acudir al punto en donde solían reunirse, no era raro hallar “a cada trecho, cadáveres que maculaban la hierba o que colgaban de los árboles”. Su país, asolado por la espada, el hacha y la hoguera, “se había convertido en vasto y sombrío yermo”. “Estas atrocidades no se cometieron en la Edad Media, sino en el siglo brillante de Luis XIV, en que se cultivaba la ciencia y florecían las letras; cuando los teólogos de la corte y de la capital eran hombres instruidos y elocuentes y que afectaban poseer las gracias de la mansedumbre y del amor” (ibíd., cap. 7).
Pero lo más inicuo que se registra en el lóbrego catálogo de los crímenes, el más horrible de los actos diabólicos de aquella sucesión de siglos espantosos, fue la “matanza de San Bartolomé”. Todavía se estremece horrorizado el mundo al recordar las escenas de aquella carnicería, la más vil y alevosa que se registra. El rey de Francia instado por los sacerdotes y prelados de Roma sancionó tan espantoso crimen. El tañido de una campana, resonando a medianoche, dio la señal del degüello. Millares de protestantes que dormían tranquilamente en sus casas, confiando en la palabra que les había dado el rey, asegurándoles protección, fueron arrastrados a la calle sin previo aviso y asesinados a sangre fría.
Así como Cristo era el jefe invisible de su pueblo cuando salió de la esclavitud de Egipto, así lo fue Satanás de sus súbditos cuando acometieron la horrenda tarea de multiplicar el número de los mártires. La matanza continuó en París por siete días, con una furia indescriptible durante los tres primeros. Y no se limitó a la ciudad, sino que por decreto especial del rey se hizo extensiva a todas las provincias y pueblos donde había protestantes. No se respetaba edad ni sexo. No escapaba el inocente niño ni el anciano de canas. Nobles y campesinos, viejos y jóvenes, madres y niños, sucumbían juntos. La matanza siguió en Francia por espacio de dos meses. Perecieron en ella setenta mil personas de la flor y nata de la nación.
“Cuando la noticia de la matanza llegó a Roma, el regocijo del clero no tuvo límites. El cardenal de Lorena premió al mensajero con mil duros; el cañón de San Angelo tronó en alegres salvas; se oyeron las campanas de todas las torres; innumerables fogatas convirtieron la noche en día; y Gregorio XIII acompañado de los cardenales y otros dignatarios eclesiásticos, se encaminó en larga procesión hacia la iglesia de San Luis, donde el cardenal de Lorena cantó el Te Deum [...]. Se acuñó una medalla para conmemorar la matanza, y aun pueden verse en el Vaticano tres frescos de Vasari, representando la agresión contra el almirante, al rey en el concilio maquínando la matanza, y la matanza misma. Gregorio envió a Carlos la Rosa de Oro; y a los cuatro meses de la matanza, [...] escuchó complacido el sermón de un sacerdote francés, [...] que habló de ‘ese día tan lleno de dicha y alegría, cuando el santísimo padre recibió la noticia y se encaminó hacia San Luis en solemne comitiva para dar gracias a Dios’” (H. White, The Massacre of St. Bartholomew, cap. 14)
Al final de la Segunda Guerra de los Treinta Años (1945) los Jesuitas, con su Línea de Fuga del Vaticano, ayudaron a los Nazis sobresalientes a escapar a Sud América. Y ¿dónde en Sud América? A los antiguos dominios donde el comunismo socialista había sido perfeccionado por los padres Jesuitas –en la nación de Paraguay.
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SELLO DE CRISTO EN SU PUEBLO APOCALIPSIS 7:2,3 ,9:4 Señal. En hebreo, tau, última letra del alfabeto hebreo. En tiempos de Ezequiel, esta letra tenía la forma de X. El sellamiento se efectuó en visión, y es posible que la manera específica de hacerse no tenga importancia. La antigua interpretación que consideraba que esa marca era una prefiguración de la cruz es mera fantasía. En la visión, la señal era sin duda literal, pero su significado atañía plenamente al carácter. El mensajero no debía prestar atención a la alcurnia o posición, sino sólo debía poner la señal a quienes gimieran por la pecaminosidad que prevalecía y se mantuvieran alejados de ella. La visión se refería en primer lugar a la destrucción de Jerusalén ordenada por Nabucodonosor. Tendrá otro cumplimiento cuando transcurran las escenas finales de la historia de este mundo. Es muy similar a las visiones de Apoc. 7; 15; 16. En el Apocalipsis la señal distintiva es el “sello de Dios”, y al igual que la señal de Ezequiel, es colocada sobre quienes están en condiciones de recibirlo. Dios coloca su señal de aprobación sobre todos los que, por medio del poder del Espíritu Santo, reflejan la imagen de Jesús (ver PVGM 51). Se ha comparado esta señal con la marca que indica que Dios es dueño, como si Dios inscribiera sobre los que están en condiciones de ser ciudadanos de su reino, su nombre y dirección: “Dios, Nueva Jerusalén” (TM 446). La señal externa y visible de que la obra de gracia se ha completado en el alma será la observancia del sábado bíblico (3JT 232). Esto transcurrirá de la siguiente manera: El día sábado siempre ha sido el día designado por Dios para el descanso del hombre. Establecido en la creación (Gen 2:1-3), debía ser una obligación perpetua. La orden de observarlo fue colocada en el corazón de la ley moral (Exo 20:8-11). Ni Cristo ni sus apóstoles abrogaron el sábado. La gran apostasía que siguió a la muerte de los apóstoles pretendió ponerlo de lado para colocar en su lugar otro día de reposo, el primero de la semana. Pero la Palabra de Dios predice que una gran obra de reforma con respecto al sábado precederá a la segunda venida de Cristo (Isa 56:1-2; Isa 56:6-8; 636:12-13; Ap 14:6-12; ver CS 504-513). También predice que al mismo tiempo Satanás, el gran caudillo apóstata, ensalzará su propio fraudulento sistema de religión que ostenta un falso día de reposo, el día domingo, como día de culto (Apoc. 13; 14:9-12; cf. Dan 7:25). Logrará éxito hasta el punto de que podrá unir a todo el mundo en un gran movimiento a favor del domingo (Ap 13:8; Ap 14:8; Ap 16:14; Ap 18:3; ver CS cap. 36-41). Como resultado de sus esfuerzos, el mundo se dividirá en dos sectores, los que son fieles a Dios y guardan su sábado, y los que se unen al falso movimiento religioso universal y guardan el falso día de reposo. De este modo la observancia del sábado se convertirá en una señal distintiva del verdadero adorador de Dios. Sin embargo, no es la observancia visible del sábado lo que constituye la señal. El sello representa la aprobación divina que deberán recibir todos los que han de ser ciudadanos del reino de gloria que está a punto de ser establecido. Sólo aquellos cuyas almas hayan sido purificadas se aferrarán al sábado en aquel terrible tiempo de angustia que precederá al retorno de Jesús. Los guardadores del sábado que no sean sinceros abandonarán las filas del pueblo de Dios y se unirán con Satanás en contra del cielo, en la batalla contra el Rey del universo (TM 473). Así sólo los verdaderamente leales quedarán como únicos defensores del santo sábado de Dios. A ellos se les unirán otros de los verdaderos hijos de Dios, los cuales hasta entonces habrán estado esparcidos en las diferentes iglesias cristianas. Ellos, ante la creciente luz del fuerte clamor, se decidirán por la observancia del sábado y, pese a cualquier oposición, se unirán al pueblo remanente de Dios (CS 669-670). Se coloca la señal sobre todos los “que gimen y que claman a causa de todas las abominaciones que se hacen”. Quienes pertenecen a este grupo se caracterizan por la profunda angustia que sienten debido a las divisiones que existen entre los que afirman que son seguidores de Dios. Se lamentan y afligen sus almas porque en la iglesia hay todo tipo de avaricia, egoísmo y engaños. Se sienten incapaces de detener la marea de iniquidad y se llenan de dolor y de alarma (2 JT 65-66). Los que pertenecen al otro sector procuran encubrir los males que existen y disculpar la gran impiedad que prevalece por doquiera. Afirman que Dios es demasiado bueno y demasiado misericordioso como para castigar el mal. Dicen que el Señor no hará ni bien, ni mal. Aseveran que Dios no espera que el hombre alcance una norma tan elevada, y que se satisfará con que el hombre tenga un mero deseo de hacer el bien. Pero el Señor no puede modificar su norma. Hacer eso equivaldría a cambiarse él mismo. Al contrario, proporciona gracia para el logro de toda virtud y la corrección de todo defecto. Pide de todo cristiano que aproveche al máximo lo que Dios le concede. No exige nada menos que la perfección. Si no está en perfecta relación con Cristo, el alma no podrá recibir el sello de Dios cuando concluya el tiempo de gracia. ]
CRISTO SELLA SU PUEBLO DESDE SU SANTUARIO EN EL CIELO .
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