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General: TENOCHTITLAN (LAND/ENOCH-LA TIERRA DE ENOCH)=CLAVE VATICANO
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From: BARILOCHENSE6999  (Original message) Sent: 05/08/2017 16:03
BARILOCHENSE6999  (Original message) Sent: 07/06/2016 17:59

Mexicas o Aztecas

 

Los mexicas —llamados también aztecas— fueron un pueblo indígena de filiación nahuatl que tras una larga peregrinación fundó México-Tenochtitlán. Hacia el siglo XV esta ciudad se convirtió en el centro de uno de los Estados más extensos que conoció la Mesoamérica precolombina.

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Los mexicas procedían, según parece, de un lugar llamado Aztatlán o Aztlán, que según varias leyendas significa "lugar de garzas", por lo cual se les conoce mejor bajo el nombre de aztatecas o aztecas, aun cuando ellos preferían denominarse culhuas-mexicas.

Se dice que Aztatlán estaba situado en una isla de la laguna de Mexcaltitlán en la costa de Nayarit y que el grupo salió de ahí entre el 890 y el 1111, atravesaron primero algunas regiones del norte de Jalisco y después, siguiendo el curso del río Lerma, partes de Guanajuato y Michoacán. Realizaron un largo peregrinaje por diversos lugares hasta que, entre 1273 y 1276, se establecieron en Chapultépec.

En realidad, hasta su llegada a Chapultépec, los mexicas sólo permanecían, en calidad de "temporeros” o “paracaidistas", unos años en cada lugar por donde pasaban, pues todas las tierras estaban ocupadas y nadie les quería como vecinos por ser muy pendencieros, practicar formas crueles de sacrificios humanos, y tener la costumbre de robarse a las mujeres casadas.

En Chapultépec, sitio estratégico de fácil defensa, se sintieron al fin seguros y desde allí comenzaron a merodear por los lugares próximos, haciéndose, como siempre, odiosos a sus vecinos. Estos, cansados de soportarlos, formaron una coalición con casi todos los señoríos del Valle de México, encabezados por el de Xaltocan y, en 1319, lograron derrotar a los aztecas gracias a una estratagema urdida por los tepanecas: éstos les hicieron creer que necesitaban su ayuda militar para combatir a los de Culhuacan. Así lograron que salieran de Chapultépec todos los guerreros quedando sólo los ancianos, las mujeres y los niños, a quienes fácilmente pudieron aprisionar.

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Vista del actual lago de Chapultépec, en Ciudad de México.

Desmoralizados, los mexicas fueron vencidos por los culhuas y quedaron como sus cautivos o siervos, confinados en Tizapan, lugar poblado de serpientes. Los de Culhuacan esperaban que éstas hiciesen perecer a muchos de los prisioneros, pero resultó que los mexicas consiguieron exterminarlas.

Más tarde, los culhuas, que sostenían una ardua lucha contra los xochimilcas, utilizaron a los mexicas como soldados mercenarios para vencer a sus enemigos y les ofrecieron la libertad a cambio de 8.000 prisioneros xochimilcas. Por ser reducido el grupo mexica y no poder conducir hasta Culhuacan a los 8.000 prisioneros, se contentaron con cortarles las orejas y llevar éstas, en sacos, a Coxcoxtli, señor de Culhuacan, el cual, horrorizado, les concedió la libertad y les permitió establecerse en Mexicatzingo.

Edificaron allí de inmediato un templo en honor a Huitzillopochtli y pidieron a Coxcoxtli una hija "para tenerla como una reina y venerarla como una diosa". Sin saber que los mexicas se proponían desollarla, el señor culhua accedió e incluso aceptó la invitación que le hicieron para que él mismo fuera a reverenciarla. Cuando se percató de lo que habían hecho se enfureció e hizo que sus súbditos persiguiesen sin tregua a los mexicas y los arrojaran a los carrizales que había a orillas del lago, en donde encontraron refugio en un islote abandonado.

 

Fundación de Tenochtitlán

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Señal divina para asentarse.

En aquel islote fue donde, según la historia, vieron la señal expuesta por Huitzillopochtli: el águila devorando una serpiente sobre un nopal y empezaron a edificar Tenochtitlán en 1345. Doce años después otro grupo mexica se estableció en un islote contiguo, fundando Tlatelolco en 1357. Hacia 1371, ambos grupos alcanzaron el rango de señoríos Tlatelolco y Tenochtitlán.

Más tarde, luego de innumerables guerras tribales, aliados ahora con el señor tepaneca de Tlacopan (conocida luego como Tacuba), tuvieron que continuar luchando contra varios señoríos que habían formado parte de aquel imperio, y por eso les fue preciso llevar al cabo numerosas conquistas como la de Xochimilco en 1430 y la de Tetzcoco en 1431.

Así fue como, en 1434, se constituyó una Triple Alianza integrada por los señores de Tetzcoco, de Tenochtitlán y de Tlacopan (Tacuba) que, de común acuerdo, se repartieron los territorios hasta entonces sojuzgados y establecieron además el convenio de que los señoríos que posteriormente dominasen deberían pagarles tributo: dos quintas partes a Tetzcoco, otras tantas a Tenochtitlán y sólo una a Tacuba.

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Tenochtitlán.

Merced a estas alianzas con pueblos de la cuenca lacustre del valle de México los mexicas sometieron a varios pueblos indígenas y ocuparon el centro y el sur del territorio actual de México.

Después de la formación de la triple alianza, el modelo político del Estado Mexica se asentó definitivamente como una monarquía electiva. Un consejo se encargaba de elegir al emperador, al cual se le daban facultades absolutas y sin restricción. Sin embargo, se sospecha que un emperador, Tizoc, fue envenenado por el consejo, por ser considerado inepto y débil.

Las conquistas de los mexicas duraron cuarenta años. Tenían su propio calendario, este consistía en una piedra tallada de 1,2 metros de ancho y 3,6 de diámetro y pesaba más de 24 toneladas. El calendario tenía 20 días, también se podía ver el día del fin del mundo, los huracanes, “fuegos” que era cuando un volcán hacia erupción, las lluvias, el dios sol y el universo.

Para los mexicas la capital del imperio no solo era el centro del imperio, sino también del mundo, y en su corazón se hallaba el recinto sagrado donde se celebraban diariamente sus sangrientos rituales.

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Calendario azteca.

A la llegada de los españoles, los mexicas mantenían relaciones de tensión tanto con sus aliados como con los pueblos sometidos, a los que se les imponían fuertes cargas tributarias.

Esta situación fue aprovechada por los recién llegados en 1519, que rápidamente establecieron alianzas con los zempoaltecas y los tlaxcaltecas. El fin del Estado mexica ocurrió en 1521, con la derrota final de Tenochtitlán a manos de los españoles.

Tenochtitlán estaba ubicado en la zona lacustre de la cuenca de México, sobre un islote al occidente del lago de Texcoco.

La extensión geográfica del estado mexica ocupaba la mayor parte del centro y sur de la actual República Mexicana, se extendía, desde el poniente del valle de Toluca, abarcando casi todos los estados de Veracruz, Puebla, en el centro, Hidalgo, México y Morelos, en el sur; gran parte de los estados de Guerrero y Oaxaca, así como la Costa de Chiapas hasta la frontera con Guatemala.

Sin embargo, quedaban fuera de su dominio los señoríos de Meztitlán (en Hidalgo), Teotitlán y Tututepec (en Oaxaca), Purepechas (en Michoacán), Yopitzingo (en Guerrero) y Tlaxcala.

La cuenca de México es una entidad geográfica de más de 7.800 kilómetros cuadrados de superficie que se localiza en la parte meridional del Altiplano Central en la República Mexicana.

Se trata de una cuenca limitada por cadenas de altas montañas en forma de anfiteatro. Donde el nivel era bajo y las aguas dulces, como en los lagos de Xochimilco y Chalco, era posible el cultivo chinampero.

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Chinampas en Xochimilco.

Entre los 2.270 y los 2.750 metros sobre el nivel del mar está comprendida la zona de somonte, cuyas tierras fértiles son propicias para el desarrollo de bosques así como para la práctica agrícola extensiva. A partir de los 2.750 metros sobre el nivel del mar las laderas están dominadas por bosques de coníferas y pobladas por fauna mayor.

Pese a estar situada al sur del Trópico de Cáncer, la cuenca de México tenía en la época prehispánica un clima templado con precipitaciones medias de 700 milímetros anuales.

Los estados sometidos por el pueblo mexica no formaban un sistema político unificado sino, mejor dicho, un sistema de tributo a Tenochtitlán. Entre los pueblos nahuas, el dirigente más importante era llamado huey tlatoque (gran jefe), también conocido como huey tlahtoani (el que habla).

Ver: Aztecas: Historia y Cultura

Fuentes Internet:

http://www.geocities.com/CapeCanaveral/Hangar/6830/Aztecas.html

Ver, además:

http://www.mitareanet.com/histomex.htm

http://www.geocities.com/CapeCanaveral/Hangar/6830/Aztecas.html

http://webdemexico.com.mx/principal/index.html

Es propiedad: www.profesorenlinea.cl. Registro Nº 188.540



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Reply  Message 2 of 62 on the subject 
From: BARILOCHENSE6999 Sent: 05/08/2017 16:04
2 - EL REINO PERDIDO DE CAÍN

La capital azteca, Tenochtitlán, era una impresionante metrópolis cuando llegaron los españoles. Sus crónicas la describen como una ciudad grande, si no más grande que la mayoría de las ciudades europeas de su tiempo, bien diseñada y administrada. Situada en una isla del lago Texcoco, en el valle central de las tierras altas, estaba rodeada de agua y cruzada por canales -una especie de Venecia del Nuevo Mundo.

 

Las largas y amplias calzadas que conectaban a la ciudad con la tierra firme impresionaron enormemente a los conquistadores, al igual que las numerosas canoas que surcaban sus canales, las calles inundadas de gente, o los mercados repletos de mercaderes y mercancías de todo el reino.

 

El palacio real tenía numerosas dependencias llenas de riquezas, rodeado de jardines en donde había una inmensa pajarera y un zoo. Una gran plaza, rebosante de actividad, era el escenario de las fiestas y los desfiles militares.

Pero el corazón de la ciudad y del imperio era su enorme centro religioso, un inmenso rectángulo de casi cien mil metros cuadrados rodeado por un muro trabajado para dar el aspecto de serpientes retorcidas. Había multitud de edificios dentro de este recinto sagrado, los más sobresalientes de los cuales eran el Gran Templo, con sus dos torres, y el templo parcialmente circular de Quetzalcóatl.

 

En la actualidad, la gran plaza -el Zócalo- de Ciudad de México y la catedral ocupan parte de aquel antiguo recinto sagrado, al igual que muchas calles y edificios adyacentes. Tras una excavación fortuita que tuvo lugar en 1978, ahora es posible ver y visitar una parte importante del Gran Templo, y en la última década se ha podido conocer lo suficiente como para hacer una reconstrucción a escala del recinto, tal como fue en sus tiempos gloriosos.

El Gran Templo tenía la forma de una pirámide escalonada, elevándose por pisos hasta una altura de alrededor de cincuenta metros con una base de unos 45 por 45 metros. Era la culminación de varias fases de construcción: como una muñeca rusa, la estructura externa estaba construida sobre otra anterior más pequeña, y ésta cubría otra estructura aún más antigua. En total, siete estructuras se sobreponían unas a otras. Los arqueólogos pudieron acceder, capa tras capa, hasta el Templo II, que fue construido en los alrededores del 1400 d.C; éste, al igual que el último, ya tenía las dos torres gemelas distintivas en su cúspide.

Simbolizando un curioso culto doble, la torre del lado norte era un santuario dedicado a Tláloc, dios de las tormentas y los terremotos (Fig. 3 a). La torre sur estaba dedicada a la deidad tribal azteca Huitzilopochtli, su dios de la guerra. Se le representaba habitual-mente con un arma mágica llamada la Serpiente de Fuego (Fig. 3b), con la cual había derrotado a cuatrocientos dioses menores.

Figura 3
 

Dos monumentales escalinatas llevaban hasta la cúspide de la pirámide por su lado occidental, una para cada torre. Ambas estaban decoradas en su base con dos feroces cabezas de serpiente talladas en piedra, siendo una de ellas la Serpiente de Fuego de Huitzilopochtli, y la otra la Serpiente de Agua que simbolizaba a Tláloc.

 

En la base de la pirámide se encontró un disco de piedra grande y grueso en cuya parte superior había tallada una representación del cuerpo desmembrado de la diosa Coyolxauhqui (Fig. 3c). Según la tradición popular azteca, se trataba de la hermana de Huitzilopochtli, y tuvo un percance con él durante la rebelión de los cuatrocientos dioses, en la cual se vio involucrada. Parece que su destino fue una de las razones de la creencia azteca de que había que aplacar a Huitzilopochtli con la ofrenda de los corazones de víctimas humanas.

El motivo de las torres gemelas quedó realzado posteriormente en el recinto sagrado con la erección de dos pirámides coronadas con torres, una a cada lado del Gran Templo, y dos más algo más atrás, hacia el oeste. Las dos últimas flanqueaban el templo de Quetzalcóatl, que tenía la poco habitual forma de una pirámide escalonada regular por delante, pero con una estructura escalonada circular por detrás, desde donde seguía elevándose hasta convertirse en una torre circular con cúpula cónica (Fig. 4). Muchos creen que este templo servía como observatorio solar.

 

A. F. Aveni (Astronomy in Ancient Mesoamerica) concluyó en 1974 que, en los días de los equinoccios (21 de marzo y 21 de septiembre), cuando el Sol se eleva en el este exactamente sobre el ecuador, la salida del Sol se podía ver desde la torre de Quetzalcóatl justo entre las dos torres de la cúspide del Gran Templo.

 

Y ello es posible porque los arquitectos del recinto sagrado habían erigido los templos a lo largo de un eje arquitectónico que no estaba alineado exactamente con los puntos cardinales, sino con un eje desviado siete grados y medio hacia el sudeste; así se compensaba exactamente la posición geográfica de Tenochtitlán (al norte del ecuador), permitiendo la visión del Sol en aquellas fechas cruciales elevándose por entre las dos torres gemelas.

Figura 4
 

Aunque los españoles pudieran no darse cuenta de este sofisticado detalle del recinto sagrado, las crónicas que dejaron hablan de su asombro al encontrarse no sólo con un pueblo cultivado, sino también con una civilización muy similar a la española. Aquí, al otro lado de lo que había sido un océano prohibido, a todos los efectos aislado del mundo civilizado, había un Estado encabezado por un rey -al igual que en Europa.

 

Nobles, funcionarios y cortesanos llenaban la corte real. Había emisarios que iban y venían. Se obtenía tributo de las tribus vasallas, los ciudadanos leales pagaban sus impuestos. En los archivos reales se conservaban los registros escritos de la riqueza, las dinastías y las historias tribales. Había un ejército con un mando jerárquico y armas perfeccionadas.



 
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