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General: LA VERDADERA LEY DE DIOS ENSEÑADA POR JESUCRISTO
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Reply  Message 1 of 231 on the subject 
From: Porque77  (Original message) Sent: 25/06/2013 08:27
 

LA VERDADERA LEY DE DIOS ENSEÑADA POR JESUCRISTO

 

Dios, Creador de todas las cosas, entregó la Ley a su pueblo en tiempos de Moisés, pero pasados los años los escribas dominados por los dictadores y hombres codiciosos del pueblo, cambiaron la Ley de Dios.  Los profetas avisaron al pueblo de estas cosas y así dijeron:

 

"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
 

"Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5-6)

 

"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13).

 

Estas cosas escribieron los profetas para avisar al pueblo, pero el pueblo no hacía mucho caso de estas enseñanzas de los profetas. Entonces, Dios se hizo Hombre y, cuando predicó el Evangelio, así dijo a los escribas y sacerdotes del pueblo:

 

"Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
Este pueblo de labios me honra;
Mas su corazón está lejos de mí.
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres
". (
Mateo 15,7-9

 

En tiempos de Jesucristo el pueblo estaba en tinieblas porque ya no conocía la verdadera Ley de Dios.  Entonces, Jesucristo nos volvió a enseñar la verdadera Ley de Dios, y así es como el pueblo que estaba en tinieblas vio una gran Luz:

 

" El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz;
Y a los asentados en región de sombra de muerte,
Luz les resplandeció
".
(Mateo 4:15-16)

 

Jesucristo, cuando nos predicó el Evangelio, nos enseñó la verdadera Ley y los verdaderos mandamientos de Dios, y así nos dijo:

 

"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)

"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas
si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:16-22)

Ésta es la verdadera Ley y estos los verdaderos mandamientos de Dios enseñados por Jesucristo, y esta Ley y estos mandamientos dejan abolidos todos los mandamientos escritos en el viejo testamento que faltaban a la misericordia y que mandaban esclavitud, desigualdad, castigos terribles y penas de muerte..., porque la verdadera Ley de Dios es la misericordia y el perdón...

 

"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)

 

"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo 18:21-22)

 

Jesucristo también les dijo a los fariseos:

 

"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos pende toda la ley y los profetas". (Mateo 22:34-40)

 

Jesucristo volvió a enseñar a los pueblos del mundo la verdadera Ley y los verdaderos mandamientos de Dios.  Estos mandamientos eran misericordiosos, y eran mandamientos de vida.  Los mandamientos de Dios mandaban amar al prójimo como a uno mismo y repartir entre los pobres todos los bienes que se tienen, pero muchos hombres codiciosos no querían repartir sus bienes y privilegrios entre los pobres, y por esta causa se volverion de nuevo a las leyes del viejo testamento y lo cambiaron todo. 

 

JESUCRISTO NO VINO A ABOLIR LA VERDADERA LEY DE DIOS

 

Jesucristo no había venido a abolir la verdadera Ley de Dios, sino que vino a darla a conocer de nuevo cuando nos dijo:   "todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12).

 

Ésta es la Ley que Jesús no vino a abolir, pero sí abolió muchos mandamientos del viejo testamento cuando nos predicó el Evangelio (ver Mateo 5 y otras partes del Evangelio).

 

LOS CAMBIOS QUE OCURRIERON EN EL SIGLO IV

 

Los hombres codiciosos querían dominar sobre los demás y vivir mejor que los demás. Y así es como en el siglo IV los emperadores de Roma (emperador Constantino y sus descendicentes) hicieron ignorar la Ley de Dios como la enseña Jesucristo.

 

Jesucristo nos enseñó la verdadera Ley de Dios y abolió muchos mandamientos del viejo testamento (ver Mateo 5 y otras partes del Evangelio), pero los emperadores de Roma, y después de ellos otros imperios de terror, volvieron a imponer todos los mandamientos del viejo testamento que Jesucristo había abolido, y los volvieron a llamar a todos "palabra de Dios".  Y así, desde que los emperadores de Roma y otros imperios del mundo volvieron a imponer las leyes del viejo testamento, los pueblos han vivido diversos sistema de terror y de inquisiciones que han dejado espantado al mundo.

 

Estos sistemas de terror aún subsisten en el mundo de diversas formas, y por eso se mata públicamente a las personas, fusilándolas, colgándolas, matándolas a pedradas en las plazas, o de diferentes formas.  Muchos de estos pueblos, que viven la desigualdad (que unos tengan mucho y otros no tengan nada) y practican las penas de muerte, son pueblos adoradores de las leyes del viejo testamento.  El Evangelio es diferente, es todo misericordia.

 

El fin del mundo viene, pero muchos pueblos del mundo que abandonaron la Ley y los mandamientos misericordiosos del Evangelio no se arrepienten.  El único camino de salvación es volver al Evangelio y vivir según sus mandamientos.




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Reply  Message 217 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 23/02/2025 10:30
Se ve que muchos no aprenden de lo que enseña el Evangelio. Y deberían aprender de lo que Jesucristo enseña en el Evangelio y ser más fieles a los mandamientos que Jesucristo mandó guardar para entrar en la vida.

Reply  Message 218 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 24/02/2025 09:37
La Ley y los mandamientos de Dios que fueron entregados al mundo en tiempos de Moisés, despues de los años y los siglos fueron cambiados por los escribas judíos que reescribieron las leyes antiguas del viejo testamento, así como nos dicen los profetas Jeremías e Isaías.

Entonces, fueron los escribas antiguos después de Moisés los que cambiaron los mandamientos de Dios, y de esta forma el viejo testamento en tiempos de Jesucristo estaba cargado de preceptos y tradiciones de hombres que Dios no había mandado. Los profetas nos dicen:

 "...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas(Jeremías 8:7-9).

"Así ha dicho Yavé el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos". (Ezequiel 5:5-6)

"Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes,cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno(Isaías 24:5-6).

Reply  Message 219 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 25/02/2025 12:02

Jesús abolió muchas leyes del A.T.

Jesucristo nos dejó la guía y el camino para todo camino sobre las escrituras, pues todas las respuestas están en el Evangelio... Todo lo que Jesucristo dejó abolido en las leyes del viejo testamento, es que no era verdadera Ley de Dios.

Jesucristo no vino a abolir la verdadera Ley de Dios que es la que Jesucristo mismo nos enseña en el Evangelio..., pero si abolió muchas leyes del viejo testamento.

Jesucristo, con su enseñanza del Evangelio (amor, misericordia y perdón), nos enseñó los verdaderos mandamientos de Dios, y con ellos dejó abolidas todas esas leyes crueles del viejo testamento que mandaban penas de muerte, guerras, genocidios (matar a hombres, mujeres y niños de los pueblos vencidos en las guerras), esclavitud y muchos sacrificios que Dios no había mandado..., y los abolió porque no eran mandamientos de Dios.

Jesús dejó abolidos muchos mandamientos, unos del decálogo y otros de las leyes del viejo testamento.  Y algunas de esas leyes abolidas se pueden ver en las siguientes citas:

Mateo 5:31-48, Mateo 12:1-8, Mateo 20:25-28, Juan 5:8-11, Juan 5:16-18, Juan 8:3-11 y todo el contexto del Evangelio.

...

Citas - Jesús abolió muchas leyes del A.T.

Mateo 5:31-48, Mateo 12:1-8, Mateo 20:25-28, Juan 5:8-11, Juan 5:16-18, Juan 8:3-11 y todo el contexto del Evangelio


Reply  Message 220 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 26/02/2025 23:12
Los judíos celebraban la pascua así como enseñaban las escrituras del viejo testamento que ellos tenían, Y los cristianos celebran la pascua como manda y enseña Jesucristo en el nuevo pacto, así como lo enseña el Evangelio:

""El primer día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos a Jesús, diciéndole: ¿Dónde quieres que preparemos para que comas la pascua?
Y él dijo: Id a la ciudad a cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua con mis discípulos.
Y los discípulos hicieron como Jesús les mandó, y prepararon la pascua.
Cuando llegó la noche, se sentó a la mesa con los doce"". (Mateo 26:18

""Y mientras comían, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dio a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo.
Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos;
porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados.
Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre"". (Mateo 26:27

Reply  Message 221 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 28/02/2025 19:20
Pablo fue un amigo fiel de los apóstoles, pero sus cartas fueron torcidas por los indoctos en algunos puntos, como nos dice el apóstol Pedro, que así nos dice:

"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaosno sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro 3,15-18.)

Reply  Message 222 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 03/03/2025 11:54
LOS MANDAMIENTOS dados al HOMBRE RICO son para todos los hombres...

Los mandamientos que Jesucristo le entrega al hombre rico son para todos los hombres, y son los mandamientos que Dios entregó a los hombres en tiempos de Moisés...

""...es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".

"........ si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo:

No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

" El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme."

Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios".

Reply  Message 223 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 04/03/2025 11:32
LA BIBLIA NO es TODA PALABRA DE DIOS...

LA BIBLIA NO ES TODA PALABRA DE DIOS...

   Jesucristo que es Dios, no mandó predicar biblias, pues las biblias judías del viejo testamento estaban sobrecargadas de preceptos de hombres que Jesucristo abolió...

   Luego los Emperadores de Roma (siglo IV, emperador Costantino), como no amaban el Evangelio porque el Evangelio les mandaba: NO MATARAS, Y QUE REPARTIERAN TODOS SUS BIENES ENTRE LOS POBRES... Entonces se volvieron de nuevo a las leyes judías del viejo testamento que Jesucristo había dejado abolidas, y las volvieron a imponer en sus biblias, llamándolo a todo leyes de Dios...

   Las viejas leyes judías mandaban: Penas de muerte, guerras, genocidios donde se mataban a hombres mujeres y niños, esclavitud y muchos sacrificios que Dios no había mandado...

   Desde entonces, los emperadores de Roma y de otros imperios de terror, imponiendo al mundo sus biblias y dejando mal entendido el Evangelio, se sintieron con las manos libres para seguir imponiendo sistemas de terror...

   Y de esos imperios de terror impuestos por los emperadores de Roma y de otros imperios de terror, aparecerían luego las terribles inquisiciones que imponían terribles castigos y que dejaron aterrorizado al mundo... El Evangelio no mandaba esas atrocidades, y este es el motivo de dejarlo mal comprendido entre todos los libros de las biblias que los poderosos de los imperios impusieron...

   Los cristianos que realmente aman a Jesucristo deben volver a los misericordiosos mandamientos del Evangelio... Y esto hará que muchos cristianos vuelvan a vivir una vida misericordiosa así como vivieron los primeros cristianos...

   Jesucristo abolió de las biblias del viejo testamento todos los preceptos que mandaban matar o hacer daño a las personas, y los abolió porque solo eran preceptos de hombres... Entonces lo que mandó predicar Jesucristo por todos los pueblos fue el Evangelio y sus misericordiosos mandamientos...

   Jesús cito de los profetas para citar palabras de Dios y otras veces para corregir a los judíos que cambiaban las escrituras... Jesucristo así les dijo:

   "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
   Este pueblo de labios me honra;
   Mas su corazón está lejos de mí.
   Pues en vano me honran,
   Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9

   "...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).

   "Así ha dicho Yavé el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos". (Ezequiel 5:5-6)

   "Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, cambiaron los mandamientos, quebrantaron el pacto sempiterno" (Isaías 24:5-6).

   "Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos" (Isaías 10,1-2)

   Y Jesucristo, recordando las palabras del profeta Isaías, también les dijo a los escribas y fariseos que estaban enseñando mandamientos de hombres:

   "Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:
   Este pueblo de labios me honra;
   Mas su corazón está lejos de mí.
   Pues en vano me honran,
   Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres". (Mateo 15,7-9

   Los escribas judíos habían cambiado la Ley de Dios y la habían aumentado con muchos preceptos de hombres, preceptos de hombres que mandaban penas de muerte y castigos terribles... Entonces Jesucristo volvió a enseñar al mundo los verdaderos mandamientos de Dios..., mandamientos que así dicen:

   "todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)

   "Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
   "........ si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo:

   No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

   El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

   Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios". (Mateo 19:16-24)

   Jesucristo también mandó ir por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda criatura.

   "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).

   "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén". (Mateo 28,19-20).

   "Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24,11-14).


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Reply  Message 224 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 05/03/2025 19:17
TODAS LAS RELIGIONES DICEN que ellos son el verdadero pueblo de Dios...

Católicos, protestantes, judíos, mahometanos etc, todos se hacen llamar pueblo de Dios. Pero todos están de acuerdo en hacer guerras contra sus enemigos, y en muchos casos imponen penas de muerte. Pero el verdadero pueblo de Dios no imponen penas de muerte, ni guerras, ni genocidios.

El Verdadero pueblo de Dios solo sigue los mandamientos que Jesucristo enseña en el Evangelio. Y el Evangelio manda ...NO MATARÁS.... y tener misericordia con todos.

Reply  Message 225 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 09/03/2025 15:01
Muchas religiones, desde el siglo IV (emperador Constantino y su religión del imperio de Roma) impusieron la creencia de que es Palabra de Dios todo lo escrito en las Biblias que ellos impusieron, pero esto no es cierto, porque LAS BIBLIAS CONTIENEN MUCHOS PRECEPTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO QUE JESUCRISTO ABOLIÓ, y todo lo que abolió Jesucristo no es Palabra de Dios.

Los verdaderos mandamientos de Dios son los que Jesucristo nos enseña en el Evangelio...

Jesucristo es Dios mismo que se hizo Hombre, y Él nos revela en el Evangelio los mandamientos que realmente había dado Dios desde siempre y para siempre.

En  el Antiguo testamento y en las cartas atribuidas a Pablo hay muchos preceptos contrarios a lo que manda Jesucristo en el Evangelio, y Jesucristo mandó predicar solamente el Evangelio. Entonces, ¿por qué las religiones del mundo impusieron las biblias?...

JESUCRISTO ABOLIÓ MUCHOS PRECEPTOS DEL VIEJO TESTAMENTO PORQUE NO ERAN LEY DE DIOS

Jesucristo nos dice: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas" (Mateo 5,17). Y muchas religiones interpretan que eso significa que Jesús no abolió nada del viejo testamento. Pero esa interpretación es un error, pues Jesús sí dejó abolidos muchos preceptos del viejo testamento cuando nos dice:

"oisteis que fue dicho... pero yo os digo..." (Mateo 5,21-48)

Reply  Message 226 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 10/03/2025 19:13
Los cristianos que realmente aman a Jesucristo deben volver a los misericordiosos mandamientos del Evangelio... Y esto hará que muchos cristianos vuelvan a vivir una vida misericordiosa así como vivieron los primeros cristianos...

Jesucristo abolió de las biblias del viejo testamento todos los preceptos que mandaban matar o hacer daño a las personas, y los abolió porque solo eran preceptos de hombres... Entonces lo que mandó predicar Jesucristo por todos los pueblos fue el Evangelio y sus misericordiosos mandamientos...

Reply  Message 227 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 12/03/2025 15:04
JESUCRISTO ES DIOS, porque DIOS ES el PADRE, el HIJO y el ESPÍRITU SANTO, y estos tres son UNO, como nos dice en su carta el apóstol Juan:

1ª Juan 5:7
Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: 
el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

Espero que muchos puedan comprenderlo y comprendan que Jesucristo es Dios, que fue manifestado en carne:

1ª Timoteo 3,16
E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad:
Dios fue manifestado en carne,
Justificado en el Espíritu,
Visto de los ángeles,
Predicado a los gentiles,
Creído en el mundo,
Recibido arriba en gloria.

Y es que Jesucristo es el Verbo que se hizo carne. Y antes del Verbo (la Palabra) no existía nada, pues al principio era el Verbo, la Palabra y por el Verbo de Dios, la Palabra de Dios, fueron creadas todas las cosas, porque la Palabra era Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

Y eso no es doctrina de religiones de hombres sino lo que enseña el Evangelio:

Juan 1:1
Al principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios, 
y el Verbo era Dios.
1:2 El estaba al principio en Dios.
1:3 
Todas las cosas fueron hechas por EL, y sin El no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.
1:4 En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Juan 1:14
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos visto su gloria, gloria como de Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Reply  Message 228 of 231 on the subject 
From: Unica-esperanza Sent: 13/03/2025 13:10
Los cristianos que amamos las escrituras del Evangelio lo examinamos todo....y tenemos en cuenta todas las escrituras, y todas las escrituras del Evangelio que te demuestran QUE.... Jesucristo es Dios Hecho Hombre. Pues Jesucristo así te dice;

"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?". (Juan 14:6-11)

Reply  Message 229 of 231 on the subject 
From: Josediego Sent: 14/03/2025 13:30
Los cristianos que amamos las escrituras del Evangelio lo examinamos todo....y tenemos en cuenta todas las escrituras, y todas las escrituras del Evangelio que te demuestran QUE.... Jesucristo es Dios Hecho Hombre. Pues Jesucristo así te dice;

"Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre? ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí?". (Juan 14:6-11)


Respuesta

Reply  Message 230 of 231 on the subject 
From: Josediego Sent: 15/03/2025 18:00

LA MISERICORDIA NOS ENSEÑA A TENERLO TODO EN COMÚN...

Los dictadores codiciosos de las naciones no aman la misericordia, y obligan y condenan a los inocentes indefensos a la esclavitud y a los sacrifícios..., y así vivian los pueblos del mundo antes de Jesucristo... Entonces, Jesucristo que es Dios y que quiere la misericordia así les dijo:

"Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)


Reply  Message 231 of 231 on the subject 
From: Josediego Sent: 16/03/2025 09:23
AGUSTÍN DE HIPONA, TOMÁS DE AQUINO Y LAS PENAS DE MUERTE

Estos dos escritores eclesiásticos del imperio de Roma fueron dos de los que más influyeron para justificar las penas de muerte y los castigos terribles que se impondrían como ley en aquel imperio religioso que se impuso en Roma a partir del siglo IV. Para comprobar sus escritos y los escritos de otros escritores que justificaban las penas de muerte. EXAMINEMOS.

  

La pena de muerte

Autor: José Juan García

La preocupación por la compleja cuestión de la pena de muerte no es patrimonio exclusivo de nuestro tiempo. Sin embargo sigue concitando la atención, el debate intelectual y hasta la acalorada polémica. Es verdad que el siglo XXI que hemos comenzado a transitar es testigo de una sensibilidad creciente a poner límites a la aplicación de la pena de muerte, al menos para delitos comunes. Pero no menos es verdad que aún hoy más de sesenta Estados la sostienen y aplican en sus jurisdicciones. Argumentos a favor y en contra se suceden y aspiran a tener vigencia legal. Todos somos conscientes que la sociedad civil está llamada a administrar justicia, mediante sus magistrados, y no venganza, llevando así a la sociedad en su conjunto la paz, la seguridad y la armonía requeridas.

1. Una mirada a la historia

La pena de muerte ha sido un castigo contemplado en las costumbres y en los ordenamientos jurídicos de las distintas culturas desde los albores de la humanidad. En ella se ve la superación de la simple venganza, estableciendo los casos en los que el reo de un delito debe pagar sus culpas con la vida. Sin embargo, sólo en ámbito occidental —por estímulo del Cristianismo— han madurado una reflexión y un debate serios a nivel filosófico y teológico, que cuestionan su legitimidad y utilidad para la sociedad. Por esta razón, la exposición histórica del problema se centrará en aquellos aspectos que tienen relevancia para comprender la discusión ética sobre este tema de gran actualidad.

1.1. La pena de muerte en la antigüedad

Durante el tercer y el segundo milenio antes de Cristo, el derecho de aplicar la pena de muerte en las culturas del Antiguo Oriente casi no se discute, compartiendo tradiciones comunes, a excepción de Egipto [De Vaux 1958: 223-224]. Como se sabe, la tradición jurídica en el Antiguo Oriente se encuentra en las fuentes legales conservadas en textos cuneiformes. Los más conocidos son el Código de Ur-Nammu, de origen sumerio, del siglo XXI a C.; el Código de Lipit-Ishtar, también sumerio, del siglo XIX,; los acádicos Código de Eshnunna y Código de Hammurabi del siglo XVII; las Leyes Asirias también acádicas del siglo XVII; y las Leyes Hititas, del siglo XVIII. La comparación entre estos códigos permite observar ciertas semejanzas, si bien poseen elementos particulares. No estamos entonces frente a una legislación monolítica, aunque se observan no pocas similitudes entre sí.

En aquellas culturas se entendía que los actos gravemente culpables —tales como el incesto, la blasfemia, el bestialismo, la práctica de la homosexualidad, etc.— desencadenaban la ira divina sobre la sociedad bajo formas tales como la sequía, la plaga o la derrota en lo militar. Por ende, la sociedad se protegía a sí misma removiendo ese motivo de ira divina, a través de la ejecución o el exilio del reo [Rivas 2010: 61]. Otra categoría de actos graves tales como el homicidio, la violación, el adulterio, la injuria y el robo, la violencia contra el padre, preveían el pago de indemnizaciones y también el castigo máximo. «Un crimen fue concebido como un mal contra otra persona o contra el dios, frente al cual la víctima tenía derecho a la venganza. El papel del tribunal se limitaba a establecer un límite a la venganza humana y a impedir la venganza divina en la sociedad…Determinar el límite correcto de venganza fue la principal tarea de la jurisprudencia mesopotámica» [Westbrook 1992: 555].

Hammurabi (1728-1688) fue rey de Babilonia de la estirpe de los amorreos, sexto de la primera dinastía babilónica y sucedido por Samsu-lluna. El Código se presenta en una gran estela de basalto de 2, 25 m. de alto. En la parte superior, hay un relieve que representa a Hammurabi de pie delante del dios Asmas de Mesopotamia. Debajo aparecen las leyes, inscritas en caracteres cuneiformes acadios. La ley del Talión (latín: lex talionis,), que impone una pena idéntica por el crimen cometido, como criterio de justicia retributiva que pone límite a la venganza, está ya codificado por Hammurabi. Obviamente, la ley del Talión preveía la pena de muerte por el homicidio, pero esta se aplicaba también por otros delitos. En este Código la pena capital se aplicaba a 25 tipos de delitos, tales como el robo, delitos sexuales, daños a la propiedad, etc. En cuanto a la especificidad de las penas, la de muerte aparece como castigo de numerosos delitos, sin que se justifiquen los motivos para la elección del método. Así, por ejemplo, en el Código de Hammurabi, el ahogamiento aparece varias veces; la quema de personas, dos veces; y una, el empalamiento, lo mismo que en las Leyes Asirias [Código de Hammurabi: 108, 110, 129, 133, 143, 153, 155, 157; Leyes Asirias, Tabla A53].

Esta pena también se admitía en los códigos judío, griego y romano. Concretamente, en el derecho romano, eran castigados con la pena capital los crímenes que comportaban alta traición al Estado. Para los delitos cometidos contra privados se aplicaba, según el caso, la ley del Talión. Sin embargo, los ciudadanos romanos gozaban de especiales garantías ante los jueces: el derecho preveía que una condena a muerte de un ciudadano romano, dictada por un magistrado, no podía ser ejecutada sin haber dado al condenado la posibilidad de apelarse a los Comicios Centuriales por medio de la “provocatio ad populum”. Durante la república romana los abusos en contra de este derecho eran castigados duramente. Cicerón, ejerciendo su cargo de cónsul durante la conjuración de Catilina, mandó ejecutar condenas a muerte sin respetar este derecho. Por esta razón, al promulgarse la “Lex Clodia” fue condenado al exilio.

1.2. La tradición religiosa hebrea y la pena capital

El quinto precepto del Decálogo es explícito: “No Matar” (Ex 20, 13). Pero ya en el Génesis 9, 6 se da este principio general: «Quien derrama sangre de hombre, su sangre será desparramada por otro hombre, porque a imagen de Dios El hizo el hombre». El principio que dice que el homicidio es un acto que merece el castigo de la pena de muerte, domina la cultura y la praxis del pueblo hebraico. Éxodo 21, 12-14 establece: «Aquél que hiera mortalmente a otro, morirá; pero si no estaba al acecho, sino que Dios se lo puso al alcance de la mano, yo te señalaré un lugar donde éste pueda refugiarse. Pero al que se atreva a matar a su prójimo con alevosía, hasta de mi altar le arrancarás para matarle. El que pegue a su padre o a su madre morirá…». El delito de homicidio es castigado con la pena de muerte también en Números 35, 16-21, con detallada casuística: «…el homicida debe morir. Si le hiere con una piedra como para causar la muerte con ella, y muere, es homicida. El homicida debe morir…»

La pena de muerte estaba prevista también para los delitos de índole religiosa y moral, como la idolatría. Así Éxodo 22, 19: «El que ofrece sacrificios a otros dioses, será entregado al exterminio». También en Números 25, 5. La blasfemia era igualmente castigada (véase Levítico 24, 16). Similar castigo recibiría la profanación del sábado: «Guardad el sábado, porque es sagrado para vosotros. El que lo profane morirá...» [Éxodo 31, 14]. De igual modo los pecados contra los padres: «El que pegue a su padre o a su madre, debe morir» [Éxodo 21,15]. Los pecados que ofenden el patrimonio deben ser castigados, incluso con la muerte (véase Éxodo 22, 1).

Las sanciones no se justifican según la moderna teoría penal (retribución, defensa social, corrección, expiación) sino que hay que entenderlas casi únicamente en sentido religioso. Se castiga gravemente la falta a la Ley divina promulgada por Moisés. Por tanto, hay que sospechar de quien quisiera valerse hoy de textos veterotestamentarios para legitimar la aplicación de la pena capital. Sería apelar al texto bíblico sin apreciar justamente el contexto histórico-social en la cual se entiende dicha sanción penal. El nuevo Israel necesitaba de un orden, y Dios estaba allí, ordenando con sus profetas, al inicialmente nómada pueblo de Dios.

No es superfluo señalar que el “No matar” [Éxodo 20, 13] expresado en hebreo con el término “rasah”, ni viene nunca usado «para matar a los animales ni para expresar la matanza del enemigo en la guerra o la muerte decretada en obediencia a una ley divina» [Bonora 1987: 31-32]. Quizá por esto es que la mejor traducción del hebreo podría ser “no asesinar”, o también, “no gravarte con un delito de sangre”. El asesinato expresa no cualquier homicidio, sino aquél que viene perpetrado por odio, venganza, maldad contra una persona inocente y no contra un culpable. Por tanto, el mandamiento “no matarás al inocente o al justo” representa la concretización del “No matar”.

Debemos analizar sucintamente el texto más citado del Antiguo Testamento para justificar la pena de muerte, el ya citado Génesis 9, 6: «El que desparrama sangre de hombre, por el hombre su sangre será desparramada…». En primer término debemos decir que el versículo en sí mismo «no contiene ningún imperativo, sino que describe una situación» [Honecker 1978: 1769]. La situación es la de una sociedad donde existe la violencia, y por ende, la posibilidad de matar a su semejante y necesita de una pena ejemplar. James Megivern dice que este texto «por siglos ha sido tomado como un mandamiento divino, promulgado en la alianza con Noé, que impone la muerte para los asesinos» [Megivern 1997: 15]. Es claro que es instituida así la medida de la venganza de sangre o ley del Talión: quien esparce la sangre de alguien y muere, es digno de recibir el mismo castigo.

Históricamente la ley del Talión ha servido para encauzar la venganza privada e impedir que a un delito le siguiese una cadena de reacciones delictivas de mayores proporciones. En definitiva, este pasaje bíblico, ¿contiene una suerte de promulgación del derecho del hombre de condenar a muerte a un semejante? Parece que no se pueda negar esto, pero con tal de no olvidar que, aún cuando exista la autorización para aplicar una sentencia capital, nunca se podrá llegar a usurpar el derecho soberano e incondicionado de Dios sobre la vida humana[1]. Porque no podemos tampoco dejar de ver cómo en el Antiguo Testamento, ya desde su origen, se manifiesta una particular valoración del don de la vida humana. Después de que Caín cometió el homicidio de su hermano el justo Abel, recibe un castigo por ello, pero luego Dios dice: «Pero quien sea que quiera matar a Caín recibirá venganza por siete veces» [Génesis 4, 15][2].

Las múltiples instancias jurídico-religiosas de pena de muerte que se encuentran en la Biblia hebrea, sobre todo en el Pentateuco, fueron para la mayoría de los rabinos un vínculo muy fuerte, y también un peso. Por una parte querían expresar en sus legislaciones y debates la obediencia incondicionada al Dios de la revelación bíblica. No olvidemos que la concepción del derecho rabínico es teónoma [Herzog 1974]. Pero por otro lado, representaban también exigencias e ideales antropológicos. Los rabinos conocían la justicia inhumana de los ambientes de poder extrajudáicos e incluso la primitiva praxis legal saducea, en muchos casos contraria a la dignidad del hombre. Según L. I. Rabinowitz, de varios textos rabínicos se puede concluir que «en general la tendencia de los rabinos era ir hacia la completa abolición de la pena de muerte» [Rabinowitz 1971: 145-147].

1.3. La pena de muerte en las escrituras cristianas

En el Nuevo Testamento no se encuentra una prescripción específica acerca de la pena de muerte. Sin embargo, los sostenedores a ultranza de la pena de muerte buscan fundamentación en prescripciones mosaicas y algunos textos de Pablo, el cual no obstante, no afirma explícitamente la licitud de tal pena. El texto frecuentemente citado era Romanos 13, 4, el cual proclama que la autoridad «está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces el mal, teme, pues no en vano lleva la espada; pues es un servidor de Dios para hacer justicia y castigar al que obra el mal».

Con el símbolo de la espada, ¿se quiere indicar el poder de la pública autoridad de condenar a muerte? Se trata de una cuestión discutida, sobre la cual no hay opinión unívoca. El exegeta Giuseppe Barbaglio, por ejemplo, afirma: «La espada, más que el derecho de condenar a muerte, quiere probablemente indicar el poder de policía… El pasaje se interesa en las relaciones concretas que todo ciudadano tiene con la administración pública, en particular con la magistratura, la policía y los empleados del oficio de las tasas» [Barbaglio 1983: 483].

También el biblista Joseph Fitzmeyr, en su comentario a la carta a los romanos, dice: «La expresión ‘llevar la espada’ podría ser símbolo del poder de infligir la pena capital…, pero se debe recordar que los gobernadores de las provincias romanas gozaban de un poder limitado sobre los ciudadanos romanos que incluso tenían soldados en sus dependencias… La afirmación de Pablo parece tener una mirada más amplia, o bien podría ser una referencia a la policía» [Fitzmeyr 1999: 793.].

Como se puede apreciar, no se ve que Pablo argumente directa o explícitamente a favor de tal pena capital. O sea, el símbolo de la espada no lleva consigo y por sí mismo, el significado de la potestad de aplicación de la pena capital. Con todo, en aras de la honestidad intelectual, hemos de decir con R. H. Stein que «pocos de los originales lectores de Pablo podrían haber pensado que la pena capital no fuese incluida en el significado de esta metáfora» [Stein 1989: 335].

Sin embargo, podríamos decir que el Nuevo Testamento presenta una concepción personalista del hombre, al que reconoce en cada caso individual un valor pleno, que trasciende en ciertos aspectos a la sociedad misma. La persona humana no se ordena a la sociedad como a su fin último —concepción presente entre los griegos— si bien es parte intrínseca de ella y está a su servicio. Para Jesús, el delincuente es un ser humano a redimir y a ganar para la vida eterna. La férrea condena cristiana del delito y el pecado está prevista en función de la redención de la naturaleza herida[3].

1.4. Los primeros cristianos y la pena capital

En los primeros siglos de la era cristiana, la reflexión teológica de los Padres de la Iglesia y de otros escritores cristianos nunca ha afrontado directamente el problema de la pena de muerte. La sociedad romana en la cual el cristianismo se ha difundido en los primeros siglos, y toda la cultura de aquél tiempo, daban por descontada la legitimidad del poder público de llevar a la muerte a quien se manchaba de determinados delitos. Los mismos cristianos, al menos hasta el edicto del emperador Constantino del año 314, que les concedía a los cristianos libertad de culto, han tenido la experiencia de cuánto severas eran las leyes y lo fácil que era ser ajusticiado no sólo por delitos como el homicidio, sino también otros menos graves. El hecho de pasar de ser víctimas a potenciales jueces que dictaban penas capitales, dado el ingreso masivo de los cristianos en la vida pública y la conversión de muchedumbres, había ciertamente traído consigo un cambio de perspectivas.

Podremos esperar entonces en los primeros siglos reservas agudas e incluso críticas y rechazos hacia la pena de muerte, y en los siglos sucesivos una aceptación tranquila de la misma.

1.4.1 Período pre-constantiniano

Tertuliano vive en el tiempo de los emperadores Septimio Severo (193-211) y Antonino Caracalla (211-217), en un período crítico para Roma por la presencia de insurrecciones internas y guerras externas. No faltan persecuciones. Incluso en el propio Cártago se desata una persecución en el 197, probablemente por la llegada de un nuevo procónsul [Siniscalco 1984: col. 3414].

En un pasaje de su obra De spectaculis —escrito moral contra los juegos de circo, del estadio y del anfiteatro y prohibición de los cristianos de participar en ellos— dice: «Es un bien que sean castigados los culpables. ¿Quién negará esto, si no es el culpable? Pero no es necesario que los inocentes se alegren de los suplicios de los otros, más aún, sería justo que los inocentes sintieran dolor por el hecho que un hombre, su semejante, sea de tal modo culpable para ser sacrificado así tan cruelmente. ¿Y quién me garantiza, después, que sean destinados a las fieras, o a cualquier otro suplicio, siempre a los culpables, de modo tal que no quede herida la inocencia, o sea hecho por una venganza del juez o por la incapacidad del defensor o por la violencia de la tortura? Cuánto es mejor, por tanto, no saber cuándo los paganos sean castigados, así no se tampoco cuándo mueren los inocentes» [De spectaculis, 19 (PL I, 726). Cfr. De idolatria, 17 (PL I, 764)].

Como se ve, hay aceptación tranquila de la pena capital, y por otra parte se deja ver claramente dudas acerca del peligro de llevar a la pena última a un inocente. A la vez Tertuliano, invadido por la sensibilidad evangélica, hace una invitación a los cristianos de no alegrarse cuando alguno es ajusticiado.

Según testimonio de Eusebio y Jerónimo, Hipólito (170-236) era un obispo que se destaca por ser un escritor prolífico. Un texto suyo importante, de la segunda mitad del segundo siglo, es la Tradición Apostólica. En un pasaje dedicado a los oficios que pueden estar permitidos y lo que no, a quienes se presenten para ser catequizados y luego bautizados, se dice: «El soldado subalterno no mate a ninguno. Si recibe tal orden, no la seguirá y no prestará juramento. Se lo rechaza, no sea aceptado. Quien tiene el poder de vida o de muerte, o el magistrado de una ciudad, que viste la púrpura, debe dimitir o será rechazado. El catecúmeno o el fiel que quisiera enrolarse en el ejército, sean rechazados, porque han despreciado a Dios» [Tradición Apostólica, 16 (SC 11bis, 73)].

Hay interpretaciones varias de esta sentencia. Una de ellas nos dice que podría aludir «a la matanza de criminales en conexión con los juegos de gladiadores, las persecuciones, o simplemente la pena capital. Parece claro que la corriente de pensamiento antes y después es reglamentar el quitar la vida en combate, como su verdadero significado» [Helgeland 1985: 36]. De todos modos, se trata de una posición fuertemente radical. Esta posición reflejaría un cierto “extremismo” de la Iglesia de los primeros tiempos, cosa posible incluso porque eran pocos los cristianos que asumieran cargos públicos. Después, con Constantino, cuando la mayor parte de la población se bautiza, las actitudes cambiarán.

Más o menos del mismo período de Hipólito, Clemente de Alejandría (150-211) desarrolla su fecunda actividad. Autor de numerosas obras, entre ellas sobresale el Proteptico, el Pedagogo y los Stromata. En esta última obra, Stromata, en un pasaje interesante se muestra favorable a la pena de muerte con un argumento que será usado posteriormente por Santo Tomás de Aquino: «La ley, teniendo en cuenta aquellos que le obedecen, insta a una piedad estable hacia Dios, indica las cosas que hay que hacer y se aleja de todo pecado, imponiendo penas para los pecados que resultan menos graves. Cuando, después, uno ve que se comporta en modo tal de resultar incurable, lanzándose hacia una grave inmoralidad, entonces, teniendo en cuenta el bien de los otros, para no ser corrompidos por él, como cuando se corta una parte del cuerpo entero, así aquél que se encuentra en tal situación, con sabia decisión, viene condenado a muerte» [Stromata, I, 27 (PG VIII, 919)].

La pena capital se justifica por el así llamado posteriormente, principio de totalidad: por el bien del todo, la sociedad, es lícito suprimir una parte, o sea, un delincuente peligroso para la sociedad misma. Clemente configura la pena capital, puede decirse, como extrema ratio, después de que los intentos medicinales de rescatar al reo han fallado. Clemente sería el primer teólogo cristiano que justifica, en línea argumental directa, a f



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