El padre de la iglesia se acerca a una de las feligresas más buenas:
"Oye, hija, comprenderás que uno es hombre y tiene necesidades, y yo quisiera ver si pudiera haber alguna posibilidad contigo.
"¡Pero, padre, estoy casada!"
"No hay problema, dile a tu marido que vienes a misa de gallo".
"Está bien, vengo a las doce de la noche".
Dan las doce y la mujer está a punto de salir de su casa, después de una ardua pelea con el marido, pero éste no le cree y va con ella a misa. Llegan y como la misa no comienza, el marido solicita:
"No hay ninguna misa, vámonos ya".
"Espera, ya va a empezar".
En eso, se escucha una voz:
"¡Dejen de hacer el amor!"
"¿Oíste eso, vieja?"
Y se sigue escuchando la voz.
"Voy a subir a ver qué pasa o quién grita", dice el esposo.
Cuando el hombre sube, el cura sale y lo hace con la señora. Baja el marido y le comenta a su esposa:
"¡Mi vida, no me lo vas a creer, pero desde allá arriba se ve, claritito, a una pareja haciendo el amor!" |