Cuando era pequeña, una voz siempre me acompañó, eran los consejos y regaños de mi padre.
El me inundaba de pláticas y hojas con reflexiones que compraba en la papelería o encontraba al leer un libro y trataba de transmitírmelas, eso me aburría, pero por cariño lo escuchaba.
Siempre me alentaba y me decía que yo era capaz de lograr todo lo quisiera, que era muy inteligente y soñaba en voz alta lo que esperaba en un futuro de mi.
Hoy, ya soy adulta y esa voz me sigue acompañando.
Es increíble que hasta ahora me de cuenta del valor que esas palabras aburridas en mi niñez crearon en mi.
Hoy valoro el tiempo que mi padre pudo emplear en elevar mi autoestima, ya que a mi edad me considero una triunfadora y que sabe superar problemas y saltar obstáculos.
Si eres madreo padre o algún día Dios te da la fortuna de llegar a serlo, no dudes en darle unos minutos de tu tiempo, así como lo hago ahora yo con mi pekeño y verás los resultados.
Mensaje:
si quieres que tu hijo sea un triunfador, debes de tratarlo como si ya lo fuera. Enséñale a levantarse por si mismo cuando caiga, enséñale a quererse a si mismo, enséñale que el mundo esta lleno de obstáculos los cuales debemos de pasar, enséñale a tener confianza en dios, que el siempre nos apoya en tiempos difíciles, siempre dale palabras de animo, y sobre todo ámalo con todo tu corazón.
la Biblia dice: "Dale buena educación al niño de hoy, y el viejo de mañana jamás la abandonará." Proverbios 22:6
SAB
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