En un sólo minuto se puede comprender la vida, no hace falta mucho más. ¡Qué sencillo parece!. ¡Comprensión acerca de la vida!, vida ¡qué experimento es vivir!
¡Cuántas cosas pueden pasar en un sólo segundo, en un sólo minuto!
Nuestra vida gira entorno al tiempo, esa medición que muchas veces hace que no le dejemos tiempo al tiempo y en este comportamiento atropellado es muy normal que nuestra vida se convierta en una espiral acelerada y vertiginosa con dirección a ninguna parte. Lamentablemente, este ritmo de vida nos hace creer que tal vez y de este modo podemos alcanzar y tocar con los dedos ese segundo perdido y robado a la vida, pero esto no es cierto.
Dejemos que la experiencia de la vida se vaya sucediendo día a día, momento a momento, con cierta lentitud, somos en ocasiones tan impacientes que deseamos que todo suceda “ya”, y así se pierde el encanto.
Dejemos que tengan espacio, la risa, las lágrimas, la contemplación de la naturaleza, el amor, las palabras de un amigo, la lectura de unos versos, el paseo por la playa, y así quizás podamos encontrar el minuto preciado, ese que con tanta rapidez pensamos que vamos a reencontrar, y sinceramente en el fuego lento, en el abrazo eterno, es donde podemos saborear los placeres de la vida con su interminable la paleta de colores, de matices, que hacen que todo se vea distinto y con mucha más armonía. Este es un privilegio del que podemos gozar gratuitamente, ¡se te olvidó!, ¿verdad? .Eso es paz, eso es vida y vale todo el oro del mundo.
¿Cuántos minutos hay en los que nos sentimos tan estresados, tan preocupados que nos creemos abandonados, desolados y desconectados de nuestra naturaleza divina?- Es tan tremendo y destructivo este estado que olvidamos que tenemos la solución a todos los problemas. Perdemos la calma, nos invade el desequilibrio y parece que todas las circunstancias adversas salgan a nuestro encuentro como si las imantáramos, y esa cadena de pensamientos negativos se vuelve contra nosotros de manera clara, y cuando estamos desbordados pedimos auxilio y nos excusamos como buscando culpables diciendo: “el trabajo no me deja”, “las obligaciones no me dejan”, “tal o cual cosa no me permite, no me entienden, no puedo” y la espiral del “no” sigue y sigue y pierde la noción de la única realidad, y la única realidad es que eres tú mismo el que no te permites salir del vertiginoso laberinto de la negación, la desesperación y el caos.
¡Sal de ahí! La paz viene de adentro y de adentro viene todo malestar, pero también todo bienestar. Vuelve a encontrar ese minuto para disfrutar de un café, de un amanecer, de una canción que suene en la radio, de lo que te haga ser tu mismo, en fin, de lo que quieras .
En un minuto puedes entender de qué se trata la vida, y entonces sonreirás. ¡Seguro!
Escrito por Luhema.