Sentado en la sala de mi casa vieja; mirando mi rostro en el espejo
Pasaron por mi mente recuerdos de antaño, cuando era un niño sin temor a algún daño.
Con mi mente fresca, y mi cuerpo lleno de esas energías que te ofrece la juventud.
Corría por los campos, sintiendo el viento acariciando mi rostro, solía mojar mis pies en la orilla de los ríos que llevaban agua para los arrozales, era libre como el aire, y libre en mis pensamientos.
Corría por los barros de los arrozales
No tenía miedo, ni temor a nada.
Con mis pies descalzos con olor a barro con mi mente limpia sin olor a malo, no conocía la maldad no sabia de engaño.
Hablaba con los árboles, y ellos me escuchaban, les contaba mil cosas de lo que me pasaba.
En fin todo era hermoso mas el tiempo ya pasó. Si me amaron no lo sé, si amé no lo recuerdo. Ahora veo por el espejo que una lágrima corre, por este mi rostro viejo. Y volví a la realidad, di una vuelta a mi silla y sequé mi lágrima con un pañuelo antiguo que me regaló una amiga, si lo guardo no se porque, pero su nombre lo llevo aquí adentro.
Mensaje: hagamos un regreso a nuestra infancia, en esta encontraremos que cuando éramos niños, solíamos no temer, nos encantaban los retos, éramos libres, sin una pizca de maldad en nuestros corazones, piense usted en las locuras que hacia cuando era un niño, vivía el mundo a su manera sin importarle lo demás, por que no rescata esas cosa de su niñez que lo hacían ser libre, agréguele a su vida ese valor de enfrentar retos, agregándole un poco de locura llénese de esa paz y de ese amor por todas las maravillas que la naturaleza le ofrece, vuelva asentirse joven, vuelva a ser niño otra ves…
|