si quieres amor, aprende a amar a los demás;
si quieres atención y aprecio, aprende a
dar atención y aprecio; si quieres abundancia material, ayuda a otros a tener
abundancia.
De hecho, la manera más fácil de obtener
lo que quieres es ayudando a otros a obtener lo que quieren. Este principio
opera para individuo, corporaciones, sociedades y naciones.
Si quieres ser bendecido con todas las
cosas buenas en la vida, aprende a bendecir silenciosamente a todos con las
cosas buenas en la vida.
Hasta pensar en dar, pensar en bendecir,
o una simple oración tiene el poder de influir a los demás. El pensamiento tiene
el poder de transformación.
Cuando aprendes a dar aquello que buscas,
activas y montas la coreografía de la danza con movimientos exquisitos,
energéticos y vitales que constituyen el eterno palpitar de la vida.
La mejor manera de poner en operación la
Ley del Dar y poner todo el proceso en circulación es tomar la decisión de que
en cualquier momento que entres en contacto con otra persona le darás algo.
No tiene que ser algo material; puede ser
una flor, un cumplido o una oración, de hecho, las formas más poderosas de dar
no son materiales.
Los regalos de cuidados, atención,
afecto, aprecio y amor son algunos de los regalos más preciosos que puedes dar,
y no cuestan nada.
Cuando conoces a alguien, puedes
silenciosamente enviarle una bendición, deseándole felicidad, alegría y dicha.
Esta manera de dar silenciosamente es muy poderosa.
Podrías decir “¿Cómo puedo darles a otros
en este momento cuando no tengo suficiente para mi”? Puedes llevar una flor.
Puedes llevar una tarjeta que diga algo sobre los sentimientos que tienes por
esa persona a la que estás visitando. Puedes llevarle un cumplido. Puedes
llevarle una oración.
Toma la decisión de dar a dondequiera que
vayas, a quien sea que visites o veas. Siempre y cuando estés dando, estarás
recibiendo. Entre más das, adquirirás más confianza en los efectos milagrosos de
esta ley.
Al recibir más, tu habilidad de dar más
también aumentará.