Cómo dominar tus sentimientos
La sinceridad no se encuentra en las palabras, sino en los
gestos, conocer el significado de las señales propias y ajenas, las
poses corporales o las caras, es dominar por completo los sentimientos
ocultos de los demás y aprender a explotar los propios.
Aprender
a convivir, a entender, a relacionarnos abiertamente sin desconfianza,
a soportar juicios adversos son algunos requisitos para mejorar
nuestra relación con el resto de la gente.
Para lograr esto te recomiendo los siguientes ejercicios prácticos:
1. Asume la postura mental de mejorar tu capacidad para
hacer frente a los problemas, tomándote el tiempo que sea necesario sin
plazos ni limites.
2. Haz un balance de las necesidades, sentimientos y derechos que le exigen los demás.
3. Mantén una comunicación "pura". No culpes a otros ni critiques.
4. Presta atención, cuando superas un conflicto, ¿Cómo
lo superas? ¿Te importa llegar a la verdad o simplemente te interesa
discutir?
5. Una discusión no es un deporte. No se discute para
ganar, sino para superar un supuesto problema, si al discutir admites
que el otro tiene razón, no lo veas como una derrota, los dos ganaron al
superar el conflicto.
6. Ten en cuenta que el conflicto se afronta mejor
"suavizando" las disputas, siendo complaciente y "cediendo" a las
exigencias de los demás
7. Pídele a alguien que te ayude a practicar la
capacidad para escuchar, deberá relatar algún episodio de su vida un
poco complicado o problemático durante cinco minutos, pon atención con
todos tus sentidos en lo que está diciendo.
Concentra
tu atención no sólo en las palabras, sino también en la entonación que
les da, en las pausas y los movimientos de la cara y el cuerpo.
8. Invierte el papel ahora tu hablarás durante cinco minutos.
Con esto comprobaras que no siempre es fácil estar atento,
que poniendo toda la atención en el otro se descubren cosas
insospechadas de la personalidad; que si uno pone todo lo suyo para
atender al otro, es retribuido de la misma forma; que verbalizando los
problemas muchas veces parecen más solucionables de lo que creías.
Por Lic. Janet Delgado González