Un fulgor sideral, luz cristalina,
rasga las sombras de la medianoche
y su lumbre en fantástico derroche,
llena el portal de claridad divina.
La paja del pesebre se ilumina
y brilla como el sol – áureo broche –
que arropará a Jesús en esta noche
con su pálida luz alabastrina.
Pastores, panderetas y sonajas.
"Paz a los hombres" es la Buena Nueva
que surca el aire con clamor profundo.
Y en la pobreza de unas frías pajas
y en el silencio de una humilde cueva,
nace en Belén el Salvador del mundo.
José María Zandueta Munárriz