Travesías de la vida
Las
oportunidades en la vida son como esasbrisas de las noches ardientes
de verano: Van y vienen;necesitamos aprovecharlas cada minuto
cuando sehacen presentes y prepararnos para después.
Cuántas veces llegan, las vemos, estamos conscientes, pero ¡Nohacemos nada ! Simplemente, ¡Dudamos de nosotros mismos !
Son
nuestras barreras emocionales, la inseguridad, el miedo, lafalta de
fe, las que paralizan nuestras piernas. Pero Dios jamás nos dice que
atravesemossin que él mismo nos provea de los medios para llegar al otro
lado. Si novamos, es porque confiamos demasiado en nuestro lado humano
y muy poco ennuestra parte que más se parece a Dios, nuestro lado
espiritual.
La
guerra que se establece en nuestra cabeza en los momentosde decidir es
muy común y a todos nos pasa, sin exepción. Hay un lado quenos impulsa
hacia adelante y el otro que nos llena de dudas: "¿Y sino resulta ?"
"¿Y si no puedo ?" "¿Y si no fuera eso?" "¿Y si ?"... Las disculpas
que encontramos paradesanimarnos son casi siempre las más evidentes y,
condemasiada frecuencia, muchos se apegan a ellas y se detienen a
mediocamino, o siguen en otra dirección, como le sucedió a Jonás.
Pienso
en Moisés, cuando Dios le pidió que fuera a liberaral pueblo de
Israel. Dudó e intentó disculparse diciendo que teníaproblemas para
hablar. Pero el Señor, con Su infinita sabiduría, respondió queél no
estaría solo. Y no lo estaba realmente. Fue, liberó al pueblo,
locondujo. Cumplió así con su parte y se volvió parte de la historia de
lahumanidad.
Es
nuestra buena relación con Dios lo que hace ladiferencia. Así como en
el amor o en la amistad, mientras más cercaestamos de una persona, más
creemos en ella, más confiamos.
Cuando
las oportunidades llamen a tu puerta, antes de decir nocon un montón
de disculpas que ni tú mismo crees, levanta la vista hacia loalto. Si
una vocecita responde dentro de tu corazón y tu alma se llena de paz,es
que hiciste una buena elección. ¡ Sigue adelante entonces ! No esperes
vertodas las soluciones de una vez, las flores nacen cada una a su
tiempo y hayfrutos para todas las estaciones.
Dios,
que siempre te ve, sembrará en tu camino, te darávalor, te motivará y
dará un empujón cuando sea necesario. Él nunca nosprometió un camino
sin dificultades, un mundo sin aflicciones, pero si nos dijoque
tuviéramos buen ánimo.
Moisés, guiado por Dios, atravesó el mar. No hay ninguna razónpara que no atravesemos la vida siendo vencedores.
Letícia Thompson