El nuevo Hospital la Fe no deja de sorprender a los trabajadores. El personal que atiende la unidad de quemados se ha encontrado con que los pacientes no tienen timbre para avisar al personal cuando necesitan alguna atención. Ante esta situación, los sanitarios de la unidad han improvisado una «especie de sonajeros» para que puedan llamarles, según ha denunciado el sindicato de enfermería Satse
Tal y como relatan desde la formación sindical, el curioso utensilio está elaborado con un envase de recogida de orina para análisis. En el pequeño recipiente introducen los «taponcitos que se quitan de los goteros». De esta manera, agitando el pequeño artefacto produce un ruido que permite que el personal les oiga y así pueda acudir cuando les llaman.
Desde el Satse destacan que la situación tiene especial trascendencia al tratarse de quemados, ya que los pacientes de esta unidad en muchas ocasiones no pueden estar acompañados porque su estado les hace especialmente susceptibles a las infecciones. «Algunos de estos quemados se quedan sin la piel, que actúa como protección frente a infecciones».
Los trabajadores lamentan las circunstancias en las que se tienen que ver los enfermos y recuerdan que la Fe «ha sido siempre un centro de referencia en la atención a quemados y grandes quemados». Ahora temen que ante «estas deficiencias» el centro sanitario «ponga en entredicho el esfuerzo que se ha realizado a lo largo de los 40 años que ha estado activa la Fe».
La ausencia de timbres para que los pacientes avisen no es el único «problema de funcionamiento» con el que se ha encontrado el personal. En el mismo servicio se han dado cuenta de que las bañeras que se utilizan para asear a los enfermos «son pequeñas y estrechas».
Las dimensiones de las bañeras han llevado al personal a manifestar que al paciente «no se le puede proporcionar una higiene adecuada». Además, han hecho hincapié en que el aseo de estos pacientes es delicado, «requiere unos cuidados especiales».
A estas «deficiencias» se suman las que se han ido dando a conocer en días anteriores. El personal ya denunció que las luces del centro sanitario, que están encendidas toda la noche, no se pueden apagar porque no hay interruptores.
Los trabajadores también denunciaron que en los pasillos previos a los quirófanos, un mes después del traslado, todavía se acumulaban cajas de la mudanza.