Autocastigo
Hay en todos nosotros una
vocecita que constantemente nos está riñendo.
Los psicólogos y
los psiquiatras han dado a esa voz varios nombres, entre ellos
los de
"voz crítica", "crítica interna", "la
parlanchina", "el gusanillo de la conciencia"...
Le llamemos como le llamemos
lo cierto es que todos la tenemos.
A veces suena como la voz
de un padre o una madre, o la de un antiguo profesor. A veces
suena como
una parte de nosotros creada por nosotros solos y que no se parece a nadie
más.
Esta voz no nos permite
salirnos con la nuestra en nada. Hagamos lo que hagamos, siempre
hay algo
que le parece criticable. Siembra la duda, incluso en cosas que creemos
correctas.
Cuestiona, critica, riñe.
Nos dice cosas como éstas:
Eres un desastre
Eres demasiado dependiente
Eres un/a fracasado/a
Emplea muchas expresiones
con los "deberías" o "tendrías que..."
Deberías haber sido
más...
Nunca deberías haber dicho...
Deberías haber sido menos exigente...
Ya no tendrías que sentirte así...
Ya deberías haberlo superado...
Deberías ser más amable...
y etcétera, etcétera,
etcétera, ad infinitum....
Es terrible la manera como
nos reñimos a nosotros mismos.
¿Es así como
trataríamos a nuestra/o mejor amiga/o? ¿A un niño?
¿A alguien a quien queremos?
Esa voz interior puede
domesticarse. Podemos optar por no hacerle caso. Y,
sin duda se trata
de una elección deliberada.
Si tu crítico interior
fuera una persona, seguramente le cerrarías la puerta en las narices.
Normalmente, no escogerías pasar todos tus ratos libres con ella.
Con la voz interior sucede
lo mismo, echémosla de nuestra mente.
Adaptación
de un texto de
©Wendy
Bristow
Cómo nos maltratamos,
y sin embargo no lo hacemos con los demás.
¿Por qué
autocastigarnos?
¿Para qué?
Toda esa desaprobación,
esa crítica ataca nuestra autoestima de manera continua y
asi vamos
luego por
la vida sintiendonos menos que otros, poco importantes, poco
valiosos.
Perdemos el amor a la vida,
porque si no nos sentimos importantes o no nos damos
cuenta de nuestro
verdadero valor solo vivimos por vivir.
Dejemos que esa voz hable
pero no para criticarnos, para ofendernos, intentemos
cambiar ese casette,
esa cinta...
Nuestro mejor amigo vive
en cada uno de nosotros, dejemos que nos ayude y
no permitamos nunca más
que nos lastime.
© Graciela
De Filippis
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