Es
verdad que solamente cada uno
de nosotros puede decidir realmente
qué hacer luego de una
crisis: podemos quedarnos lamentando
o llorando; o podemos sacar
un verdadero provecho mirando
hacia el futuro.
Cada crisis puede convertirse
para nosotros en una semilla
de algo muy grande: de las grandes
pruebas que verán nuestros
ojos, de las señales
y milagros, de la mano poderosa
y el brazo extendido.
Dios nos saca adelante en cada
prueba, no debemos temer; así
es como, muchas veces, nos ayuda
a decidir para que podamos transformar
un problema, para ayudarnos
en fortalecer nuestro espíritu
y poder arribar a mejores soluciones.
Sin
embargo, también es importante
reconocer que el Creador ha
permanecido siempre junto a
nosotros en las pruebas.
Qué
tontería es en la vida
cuando comenzamos a creer, que
somos los únicos y que
el mundo depende sólo
de nosotros.
En la vida estamos rodeados
de personas y cada uno tiene
un papel vital que desarrollar.
Necesitamos
aprender a considerar al otro
y saber que cada uno es experto
en algo y que cuando nos unimos,
el barco de la vida puede marchar
mejor.
Dios nos ha dado dones y capacidades
a cada uno, pero siempre dejemos
que Él sea el verdadero
capitán del barco.
Desconozco
su autor