Ciertamente
nos vamos a encontrar con situaciones en las cuales alguien
va a discutir acaloradamente con nosotros.
En situaciones
así podemos tender a que el enojo nos gane y que una
discusión se convierta en una pelea campal.
El Señor
nos llama a ser mansos como ovejas pero astutos como serpientes,
y en una situación difícil lo menos que podemos
hacer es caer en gritos e insultos, pues solo aquel que no tiene
argumentos, solo aquel que no tiene la razón, solo aquel
quien simplemente sabe que no hay razones para su posición
empezará a gritar para, de esta forma, tratar de callar
al otro ante la falta de argumentos.
La paz del
mundo inicia en nosotros como personas y puede llegar a lugares
donde nunca pensamos, pero tenemos que empezar porque la razón
y nuestro espíritu manden sobre cualquier emoción.
No pierdas
las batallas con gritos, gana la guerra con argumentos, paz
y serenidad.