Hasta parece, Señor, que muchos de tus hijos enloquecieron...
Creyéndose Señores de la tierra y de sus hermanos en humanidad
.
Hay hombres que olvidaron los verdaderos valores del espíritu
y comprometen su patrimonio moral a cambio de dinero,
como si el dinero fuese la única cosa que importa.
Algunos hasta obran como si el dinero fuese su único y poderoso Dios
.
Sabemos, Señor, que el hombre es el único ser capaz de reconocer tu soberanía,
pero a veces da la impresión de que los animales son más dóciles
y ejecutan de manera más eficiente las tareas que les caben en su obra.
Señor, por todo eso queremos rogarte: ayúdanos a construir un mundo mejor,
de donde la guerra sea barrida de una vez por todas
.
Un mundo donde el ser humano sea más valorizado que algunos billetes de dinero.
Un mundo donde el ser humano sea más importante que un cargo, que un pedazo de suelo,
que una papelina de drogas, que otro interés cualquiera
.
He aquí nuestro ruego, Señor.
Ayúdanos a ver un poco más allá de nuestros propios intereses para construir la paz tan anhelada
y tan poco buscada de verdad.
Ayúdanos a quitar de los ojos la venda de la vanidad,
que nos impide ver nuestras deformidades morales y nuestra pequeñez delante de tu grandeza.
Ayúdanos a romper esa concha de egoísmo que nos paraliza las manos
y nos impide de extender los brazos para ayudar a nuestros hermanos.
Ayúdanos a diluir esa máscara de prepotencia para que podamos entender que nada somos sin tu amor...
Ayúdanos, Señor, a elevar la mirada por encima de la propia estatura,
para vislumbrar el horizonte y caminar en tu dirección.
Ayúdanos a abrir la mano de la auto-piedad y lanzar la vista alrededor.
Descubrir a nuestro prójimo y a aproximarnos a el
.
Enséñanos, Padre, a construir puentes de entendimiento, a estrechar lazos de amistad,
a entender al semejante, a amar
.
Ayúdanos, Señor, a admitir la propia fragilidad...
A librarnos de la arrogancia...
A construir járdines....
A esparcir perfume...
A enjugar lágrimas.
A caminar con coraje...
A creer en la vida y en tu incondicional amor...
A diseminar esperanza...
A sonreír siempre...
A perdonar sin condiciones...
Y, por fin, Señor, ayúdanos a volver nuestra mirada para las estrellas,
incluso que nuestros pies aún se encuentren encharcados de lodo.
¡Qué así pueda ser, Señor!
(Texto del Equipo de Redacción del Momento Espírita)