Cuando la vecina pasaba, el loro del
peluquero siempre le gritaba sin piedad:
- Buen día, puta!
Hasta que un día ella no aguantó más y
reclamó airadamente al peluquero y este como
... modo de castigar al loro por su mala conducta lo pintó de negro.
Al día siguiente ella pasó por la peluquería
y el loro, ahora pintado de negro, no dijo absolutamente nada.
La mujer, triunfante, lo provocó:
- Ahora estás calladito, no?
A lo que el loro, con aire de olímpico desprecio, respondió:
- Cuando estoy de smoking no hablo con putas
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Mamá, mamá... Me se cae la baba...
-hija, será se me...
-no mamá, de verdad, es baba...