La bandera de España ha sufrido numerosas variaciones a lo largo del tiempo.
Fue en el
siglo XVI después del matrimonio de Felipe el Hermoso con
Juana de Castilla, cuando se introdujo en España la
Cruz de Borgoña, que formaría parte de la primera bandera de una España unificada. Fue la bandera que alzaron los temidos 'Tercios Españoles' durante los reinados de
Carlos I y
Felipe II. Fue precisamente Felipe, quien introdujo el amarillo por primera vez en sustitución del característico blanco que se había utilizado hasta ese momento. En 1785 fue adoptada por el
Movimiento Carlista tras rebelarse contra
Isabel II en el
siglo XIX.
Más tarde con la llegada de los
Borbones al poder, se sustituyó el anterior diseño por
las armas reales sobre fondo blanco. Pero el blanco tenía un problema. Ese color era también el que usaban las diferentes ramas de los Borbones en
Europa, como por ejemplo
Francia,
Nápoles, Toscana o Sicilia. La dificultad para diferenciar las banderas de estas naciones fue el punto de partida para una nueva modificación.
Carlos III necesitaba una bandera fácilmente identificable, sobre todo en alta mar, donde era más complicado diferenciarlas. Se convocó un concurso y se presentaron varias propuestas. Finalmente se eligieron dos modelos, uno para los buques mercantes y otro para los
buques de guerra. El segundo diseño es el que permanece hasta hoy con excepción del periodo de la
Segunda República, cuando se sustituyó una de las franjas rojas por el color
morado.
El
escudo también ha sufido variaciones. Comenzó utilizándose los escudos de
León y de
Castilla, al que posteriormente se le añadieron los escudos de
Navarra, Aragón y Granada. Más tarde fueron uniéndose otros elementos como los dos pilares con el lema 'Plus Ultra' y la corona. Durante la dictadura se utilizó también el
águila, que estuvo en el escudo hasta
1981 cuando se aprobó el diseño que dura hasta nuestros días.