La meditación le hace bien al cerebro
Son
numerosos y variados los estudios científicos que demuestran los
beneficios de la meditación, práctica de origen oriental que, además,
promueve la trascendencia espiritual.
"El
zen es tu rostro original; no hay ningún otro zen que estudiar. Ni
tampoco hay nada que ver o escuchar, la totalidad de este ver y escuchar
es el zen" (Ming-pen, 1263-1323)
La
palabra zen proviene del chino chan, y del sánscrito dhyāna
(meditación). Esto marca el recorrido geográfico y temporal de una
disciplina milenaria fundada por Sidharta Gautama (557-487 a.c.),
conocido como "Buda" -"el iluminado"-, quien abandonó su reino en la
India para buscar una forma de liberarse del sufrimiento humano y
encontrar la verdad espiritual.
Dentro
de la medicina y cultura occidentales, figuras como Carl G. Jung, Karen
Horney o Erich Fromm estudiaron el tema. También, famosos como Steve
Jobs, Richard Gere, David Lynch o Paul McCartney han sido entusiastas
difusores de la meditación.
La
meditación ya ingresó formalmente en la medicina. En 2007, una encuesta
anual de salud del Gobierno de EE.UU. reveló que el 9,4% de los
estadounidenses había practicado la meditación en el último año por
indicación médica.
Quien
lo haya experimentado sabe que el cuerpo no está ajeno a este fenómeno.
El maestro Taisen Deshimaru decía que podía saber el "estado de
espíritu" de una persona con sólo mirar su postura al meditar, y también
hablaba de pensar y percibir con el cuerpo como características de una
correcta meditación.
En
los últimos años, gran parte de las universidades más prestigiosas del
mundo han estudiado la meditación a través de metodologías científicas
estrictas y con resultados sorprendentes.
Un
estudio comparó los efectos preventivos del ejercicio moderado y la
meditación de atención plena (mindfulness) sobre las infecciones
respiratorias, tales como el resfrío y la gripe.
"Los
resultados son notables y observamos una reducción del 40 al 50% en las
infecciones respiratorias", señaló el doctor Bruce Barrett, profesor
asociado de medicina familiar en la Universidad de Wisconsin-Madison y
autor principal del estudio publicado en Annals of Family Medicine.
Investigadores
de la Universidad de Sidney, Australia, analizaron más de 350 personas
que practicaron técnicas de meditación durante más de dos años y
compararon su salud con la de quienes no practicaban. Quienes meditaban
resultaron un 10% más sanos que otros, según lo publicado en la revista
Evidence-Based Complementary and Alternative Medicine.
Un grupo de la Universidad Wakeforest (en Carolina del Norte, EE.UU.) publicó en The Journal of Neuroscience que
unos minutos de meditación, incluso sin ninguna experiencia previa con
esta técnica, pueden tener un amplio efecto contra el dolor (superior en
algunos casos a los de analgésicos y opiáceos clásicos, como la
morfina).
Las
resonancias magnéticas mostraron un descenso de la actividad en un área
implicada en la intensidad del dolor, al tiempo que aumentaba en otras
regiones que procesan la información que llega al cerebro desde el área
dolorida.
Las
ondas cerebrales son constantes cuando estamos mentalmente activos,
descansando o durmiendo; el cerebro siempre tiene algún nivel de
actividad eléctrica.
Un
estudio en el que participó la Universidad Noruega de Ciencia y
Tecnología (NTNU) sobre meditación no dirigida, demuestra que las ondas
theta (ondas lentas) fueron más abundantes en las regiones anterior y
media del cerebro. "Aquí se encuentra una diferencia significativa entre
la meditación y la relajación, sin ninguna técnica específica", subraya
Jim Lagopoulos, autor del estudio.
Las
técnicas de meditación modifican significativamente la proporción de
ondas theta y alfa, más que la relajación regular, de manera similar,
quizás, a los métodos basados en la atención o concentración.
Otras evidencias
Bruce
O'Hara, biólogo de la Universidad de Kentucky, sometió en 2008 a una
serie de voluntarios a pruebas de agilidad mental antes y después de
dormir, meditar, leer y conversar. Sólo los que habían meditado mejoraron su puntuación (un 10%), mientras que los que durmieron obtuvieron peores resultados.
En un estudio publicado en Psychiatry Research:
Neuroimaging, un equipo liderado por investigadores del Massachusetts
General Hospital confirmaron que participar en un programa de meditación
de 8 semanas puede provocar cambios positivos mensurables en la
memoria, la empatía, el estrés y la conciencia de sí mismo.
"Los
cambios en la estructura del cerebro pueden ser la base de los
beneficios cognitivos y psicológicos de la meditación, no sólo por la
relajación", dice Sara Lazar, doctora en filosofía, autora principal del estudio.
Estudios
previos encontraron un engrosamiento de la corteza cerebral en áreas
asociadas con la atención y la integración emocional, un aumento de la
densidad de materia gris en el hipocampo, conocido por su importancia
para el aprendizaje y la memoria, y en las estructuras asociadas a la
auto-conciencia, la compasión y la introspección.
"Se
ha informado que la meditación mejora la recuperación rápida de los
recuerdos", apuntó Catherine Kerr, de la Facultad de medicina de la
Harvard.
Los
que meditaban filtraban las distracciones más rápidamente, lo que
podría explicar su capacidad superior de recordar e incorporar nuevos
datos rápidamente. Modulaban mejor las ondas cerebrales luego de un
curso de ocho semanas, en comparación con un grupo control que no
meditó.
Estos
datos pueden ayudar a la gente a regular mejor los ritmos cerebrales en
el trastorno por déficit de atención y otras afecciones, aseguró en el
comunicado de prensa del estudio que aparece en la revista Brain Research Bulletin.
Ver u "oír" a nuestro cerebro
El
neurofeedback es una técnica que permite enseñar al cerebro a obtener y
mantener un estado deseado. Con la tecnología digital, estos
instrumentos han ido evolucionando y hoy nos permiten evaluar diferentes
patrones de ondas cerebrales en nuestro consultorio.
Con
la ayuda de una computadora, el propio paciente puede ver (u "oír") su
actividad eléctrica y verificar si está haciendo lo correcto.
En un estudio publicado en The Journal of Alternative and Complementary Medicine,
efectuado en el Institute for Frontier Science de Oakland, concluyeron
que la amplitud de las ondas gamma (rápidas) en la corteza prefrontal
involucraría emociones positivas de felicidad y amor, junto con la
reducción del estrés. Y que los meditadores, durante una sesión de
neurofeedback, lograr mayores incrementos en las ondas gamma de la
región prefrontal que los controles.
Aunque
la meditación puede ayudarnos a tener menos dolor, menos resfríos o a
dar mejores exámenes, no olvidemos que en su origen está implícita la
trascendencia.
Vale
recordar la frase de Kao-feng: "El mundo entero es un pozo de fuego;
¿cuál es el estado mental que al alcanzarlo te impide ser abrasado?"
También,
la de Hsueh-yen: "Si la mente no está agitada, eso es la disciplina; si
la mente permanece impasible, eso es la concentración; si la mente no
está obnubilada, eso es la introspección.
El
autor es médico profesor asociado de Epidemiología, en la Universidad
del Salvador, y de Salud Pública, en la Universidad Austral. Desarrolla
estudios y promueve la divulgación científica en Salud y Calidad de
Vida, http://wellnessuptodate.blogspot.com.ar