Navidad significa nacimiento, y el símbolo de la Navidad es una estrella,
una luz en la obscuridad, que sirvió de guía para encontrar al Salvador,
no veamos más esta estrella fuera de nosotros, sino brillando en nuestro cielo interno, y aceptémosla como símbolo de que ha llegado el tiempo del Cristo,
y el tiempo de reconocer nuestra verdadera identidad...
Dentro de cada uno de nosotros, existe un Salvador,
que conoce nuestra totalidad, nuestra esencia...
Es una sabiduría innata que, si la utilizamos como una guía,
nos conducirá siempre a experiencias de paz, armonía y amor...
Es algo muy especial que está en todos y es para todos; si no sacamos el mayor provecho de ella, es sólo porque no la podemos entender o aceptar...
Esta esencia en nosotros, como a un amigo fiel,
no llegará a donde no se le ha invitado;
por lo tanto, vamos a vivir nuestras fiestas navideñas,
junto a este invitado tan Especial...
No temamos abrirle la puerta y recibámoslo sin expectativas;
Él sabrá orientarnos, sin equivocarse, y nos traerá regalos
que no podremos encontrar en ningún lugar del mundo...
Tan pronto lo recibamos, estaremos listos para la gran fiesta,
pero, ¿cómo va a ser esta fiesta de Navidad?...
Nuestro amigo no pide nada, no exige sacrificios de ningún tipo;
por lo tanto, en esta Navidad, cerremos las puertas a todo sacrificio estéril,
a la culpa, al miedo a la escasez y demos paso a lo único que tiene sentido
en nuestras vidas, a ese regalo del cual derivan su existencia todas las cosas:
el sentimiento del Amor...
Para muchas personas, la Navidad trae sentimientos de gozo y alegría;
para otras, puede ser difícil, solitaria, aumentando los sentimientos de culpa
o de depresión, y podemos sentirnos atrapados, entre lo que queremos hacer,
y lo que debemos hacer...
Nos sentimos culpables, porque deseamos quedarnos en casa,
en vez de salir a visitar familiares por compromiso...
También podemos sentirnos perdidos,
porque no tenemos la familia que quisiéramos tener...
Muchos de nosotros, año tras año esperamos que la mágica Navidad
nos regale una persona que pueda llenar el vacío del solitario corazón,
causando honda desesperación cuando no sucede...
No estamos solos, y hay muchas personas compartiendo tus mismos sentimientos; acéptalos sin juzgarlos como buenos o malos, y trabaja con ellos,
tratando de reafirmarte en el pensamiento más alto, el de Dios, en vez del dolor...