Según un artículo de una revista
norteamericana, una mujer residente de
Costa Mesa, California, encontró un
pequeño paquete en el escalón de la
puerta que contenía las llaves de un auto
y una nota que decía: "Este regalo es
para ti porque te amo." Además incluía
un versículo de la Escritura y estaba
firmada: "Un ángel del Señor".
En la entrada de su casa había un auto
último modelo, justo lo que necesitaba
para reemplazar su auto ya viejo,
el cual funcionaba mal.
La mujer estaba tan agradecida que
colgó un cartel en la puerta de su garaje
que decía: "GRACIAS DIOS." Un niño
vecino le preguntó: "¿Dejó caer Dios
el auto desde el cielo?" La revista no
informó cuál fue su respuesta, pero
seguramente que ella no creía que el auto
había caído del cielo. Ella simplemente
deseaba comunicar su agradecimiento a
su amigo anónimo, quien a lo mejor pasaba
por allí. Pero su cartel también estaba
haciendo una importante declaración:
toda buena dádiva viene finalmente
de Dios.
David reconoció esta verdad cuando él y
su pueblo celebraban las enormes ofrendas
que se habían dado para la construcción
del templo. Ellos pudieron haberse
dado palmaditas de felicitación en las
espaldas e intercambiar mutuas alabanzas
por la generosidad del otro. Pero no lo
hicieron así. David mostró sabiduría y
madurez como líder de Israel al agradecerle
a Dios todas sus bendiciones. Él sabía
que cuando un regalo viene de manos
humanas, es el Señor quien merece
la alabanza...
Renuevo de Plenitud
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