Querido padre que gritas delante de la pantalla de un televisor.: "Cabrones, hijosdeputa, cerdos. Moríos todos." Querido padre que pegas patadas a los muebles y estampas el mando a distancia contra la PARED. Querido padre que aplaudes los errores del equipo contrario, que insultas a los que no llevan tu bandera, que no admites una derrota, que pegas y portazo y chillas y dejas de hablarle a toda la familia cuando tu equipo pierde...Que desprecias al rival, que le enseñas que insultar y vejar y ultrajar no SÓLO ESTÁ bien sino que es lo que hay que hacer con el contrario...
Querido padre, tengo una mala NOTICIA: tu hijo ESTÁ ahí a tu lado, viéndote, aprendiendo que la violencia es algo inherente al futbol; que las derrotas se celebran con rabia y golpes, que el contrario es el enemigo. Y que el futbol no es futbol sino una guerra.
Querido padre que llamas imbécil al árbitro del partido de tu hijo. Que te peleas con el entrenador porque no ha sacado al campo a tu niño los minutos que tú crees que se merece. Que le sueltas al peque vamos-rómpele-la-pierna-PERO-que-no-pase. Que insultas a los padres de otros jugadores. Que le dices a tu propio hijo que es un gallina ("TIENES que luchar a muerte, estúpido, que eres el más lento del equipo").
Querido padre, tengo otra mala noticia PARA ti: a tu hijo le da vergüenza que vayas a sus PARTIDOS. (Mierda de futbol. Si yo sólo quería jugar unos partidos. Con los chicos, o contra los chicos. Pero al final van a conseguir que me pelee con todos. Mierda de fútbol. O mierda de padres. Si yo sólo quería jugar.)
Así que luego, querido padre, no te preguntes por qué tu hijo se ha convertido en un ultra. Por qué con 15 años ha matado a patadas a un juez de línea (ocurrió el año pasado en Holanda). O por qué se cita para pegarse con la afición rival antes de los partidos.