Este truco es muy sencillo.
Simplemente, corta las hierbas,
colócalas en bandejas de cubos de hielo,
vierte aceite de oliva
o mantequilla por encima y congélalas.
Estas porciones individuales de hierbas
te ahorrarán mucho tiempo en la cocina y
le añadirán muchísimo sabor a tus platos.