4 personas · Preparación fácil · 0,8 euros/persona · Tiempo de preparación: 60 minutos ·
Ingredientes
Patatas
Sal y pimienta negra recién molida (al gusto)
Aceite de oliva virgen extra AOVE
1 cabeza de ajos
Romero
Vinagre de vino
Pelamos las patatas y las troceamos en dados grandes. Las pasamos por agua para eliminar el almidón y las ponemos a cocer en una cazuela, cubiertas de agua y ligeramente saladas.
Cocinamos las patatas durante 6 o 7 minutos desde el momento en que comience al agua a hervir. Las escurrimos las dejamos que se templen durante 4 o 5 minutos.
Precalentamos el horno a 190º C 10 minutos antes de hornear.
Extendemos las patatas en una fuente apta para horno de tal manera que queden unas al lado de las otras, no apiladas si no bien extendidas.
Regamos con aceite de oliva, salpimentamos y horneamos a 190º C, durante 30 minutos. Las pondremos en la bandeja central del horno con calor arriba-abajo y aire.
Retiramos las patatas del horno y aplastamos muy ligeramente las patatas con un tenedor. Se trata de cascarlas un poco, no de aplastarlas. Así conseguiremos unas patatas mucho más crujientes. No queremos puré de patatas... no os paséis al aplastar.
Mezclamos las patatas con los ajos enteros, chafados y sin pelar u el romero desmenuzado.
Pasamos las patatas a una sartén y las freímos durante 5 minutos con 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra. El punto será cuando veamos que comienzan a dorarse.
Retiramos las patatas de la sartén. Las volvemos a colocar en la fuente de horno.
Regamos con un chorrito de vinagre de vino y volvemos a hornear a 190º C durante 45 minutos.
En este tiempo tendremos unas patatas impresionantes. Son perfectas para utilizar de guarnición de cualquier plato, súper aromáticas, jugosas por el interior y súper crujientes por fuera, buenísimas.Os animo a que visitéis más recetas de tapas, aperitivos y pinchos perfectos para una velada inolvidable con los vuestros.