SIMPLEMENTE PIENSO EN TÍ
Me acostumbré a tus palabras, como el viento a la primavera. Me acostumbré a tus ojos apagados por la desesperanza,
a tu voz con distancia, a tu caricia contenida
en la estela del recuerdo. Al todo o nada y nada y todo.
Me acostumbré a jugarme
la vida en una palabra sin saber de mi mismo,
a preguntarle a mi corazón sin saber si consentía. Me acostumbré a tu ansiada ternura, a tus pasos
para verte y al silencio de las equivocaciones. Me he acostumbrado a pensar, más que a actuar
a vivir, a expresar, sin saber que pasará. Me acostumbré a tí, con tanta paciencia, que la
impaciencia nos dibujó el espanto y a lo lejos
logro sentir tu corazón confuso buscando tu silueta. Me acostumbré a las cláusulas de una letra echar de
menos las noches, que jamás conocí,
de la vidas que jamás viví. A pesar de la costumbre buena o mala,
simplemente pienso en tí.
Francisco Madero Urmeneta
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