Esa
Esa quien mal juzgas dormía en mis brazos
la amé mil veces en noches claros de luna
se llevó mi amor y lo dejo hecho mil retazos
como el niño que cuando crece, deja la cuna.
A esa que entrega su amor por fácil dinero
mis labios le piden un soñado dulce beso,
la pienso porque sé que aquí adentro la quiero
y mi corazón se adorna para su regreso.
Esa que se encuentra en cualquier esquina,
esa que vive de manera opulenta pero vacía,
a pesar que me dejó adentro una aguda espina
siento que mi vida sin ella está muy fría.
En sus malos actos aún siento que la amo
que la tengo amarrada a mi débil corazón,
como un embudo que traspasan nada reclamo
y acepto su vida sin ninguna condición.
Amher
Nasca-Perú Angel M. Hernández Rivera