Reflexiona acerca de lo que has logrado en tu vida;
acerca de tus progresos; acerca de donde empezaste
y en donde estás ahora.
Recuerda esos momentos en los que te parecía que
el mundo se iba a acabar, que no había ninguna salida,
que nunca encontrarías la solución. Luchaste, y hoy no
son más que anécdotas que escasamente recuerdas.
Reconoce lo que has creado en tu vida; de lo que
sientes orgullo y que hace un tiempo te parecía
inalcanzable.
Algunas veces nos decimos: "Yo no he logrado nada
especial." Esto equivale a no reconocer tus esfuerzos,
y, por lo tanto, es tratarte injustamente.
Recuerda el examen que todos tildaban de imposible
para ti; del que decían que no aprobarías. Decidiste
sacarlo adelante y después te llenaste de satisfacción
por haberlo logrado.
Recuerda ese proyecto del que decían que era
demasiado para ti; que te quedaba grande; que nadie
lo había hecho antes; que era para gente especial. Tú
perseveraste, te preparaste, golpeaste en todas las
puertas que se te ocurrieron, no permitiste que los
obstáculos te desanimaran, y, cuando te diste cuenta,
habías superado tus propias metas.
¿Qué cualidades te comprometiste a expresar en esos
momentos? Persistencia, recursividad, creatividad,
templanza, flexibilidad, capacidad de sobreponerte
rápidamente, humildad para reconocer tus equivocaciones,
disposición a aprender de tus errores y a hacer lo
necesario para lograr tus sueños.
Tal vez pensarás que ninguna de estas cualidades es
tuya, pero te prometo que tú las posees, y tú sabes
mejor que nadie que cuando realmente has querido
lograr algo, las has sabido manifestar, las has
utilizado y has logrado tu objetivo.
Por eso apuesto lo que sea que cuando tú quieras algo,
lo conseguirás. Puede que te demores, que te cueste,
que te equivoques mil veces, pero tú ya varias veces
has demostrado que, cuando realmente lo quieres,
tienes la fuerza, la habilidad y la paciencia para
alcanzarlo.
Lo que no has alcanzado se debe a que aun continuas
luchando por ello en el camino correcto; a que decidiste
rendirte; o a que por cualquier razón no estás en
disposición de invertir la energía necesaria para hacerlo
realidad.
Nunca dudes de tu fuerza y de tu capacidad de lograr lo
que quieres. Si no tienes algo, no culpes a las circunstancias
o a los demás porque te llenarás de amargura
y resentimiento. Recuerda que tienes tanta libertad para
usar tu gran fuerza y tu poder, que hasta puedes decidir no
usarlos.