En boca del último inca
Ya de los blancos el cañón huyendo,
hoy a la falda del Pichincha vine,
como el sol vago, como el sol ardiente.
como el sol libre.
¡Padre sol, oye!, por el polvo yace
de Manco el trono; profanadas gimen
tus santas aras: yo te ensalzo solo,
solo, mas libre.
¡Padre sol, oye!, sobre mí la marca
de los esclavos señalar no quise
a las naciones; a matarme vengo,
a morir libre.
Hoy podrás verme desde el mar lejano,
cuando comiences en ocaso a hundirte
sobre la cima del volcán tus himnos
cantando libre.
Mañana solo, cuando ya de nuevo
por el oriente tu corona brille,
tu primer rayo dorará mi tumba,
mi tumba libre.
Sobre ella el cóndor bajará del cielo.
Sobre ella el cóndor que en las cumbres vive
pondrá sus huevos y armará su nido, ignoto y libre.
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