El hombre respondió:
- Bueno, no estoy seguro, pero fue lo que me contaron...
El maestro continúa:
- Entonces, si no tienes esa certeza, tus palabras ya se filtran por los agujeros
del primer filtro y pasamos al segundo, que es el filtro de la BONDAD. Y yo te pregunto:
¿te gustaría que dijeran de ti lo mismo que tienes que contarme?
- ¡De ninguna manera, maestro! ¡Claro que no!
- Entonces tu historia acaba de pasar por los agujeros del segundo filtro,
y pasa al tercer y último, que es el de la NECESIDAD; y te hago la siguiente pregunta:
¿crees que es necesario contarme esa historia? ¿Resolverá algo? ¿Ayudará a alguien?
¿Va a mejorar algo?
- Realmente, maestro, pensando con la luz de la razón, no hay necesidad de ello...
Y el sabio, sonriendo, concluye:
- Si lo que tienes que decirme no es verdadero, no es bueno o
necesario a nadie, es mejor que te lo guardes solo para ti.
- Ahora lo entiendo, sabio maestro. Sólo las buenas palabras tendrán camino en mi boca.
- Si practicas esos principios, tú también serás un sabio.
Y recuerda:
"Las personas sabias hablan sobre ideas; las personas comunes hablan sobre cosas...
y los mediocres hablan sobre personas".