Una montaña de oro vi en horizonte lejano; corrí tras ella...: mi mano tendí, y era aquel tesoro un arrebol de verano.
En una noche muy bella, brillar en la lejanía del espacio, vi una estrella; corrí afanoso tras ella y hallé sólo.. una bujía.
¡Vi arder en tu corazón, por mí, como roja pira la llama de la pasión; mas ¡ay todo fue ilusión: oro, estrella, amor... mentira!
Julio Flórez
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